La función principal de los guías espirituales es la de ayudarnos a conectar con el corazón, para que aprendamos a escuchar la voz del alma y a hacerle caso.
En el alma se encuentra toda la información que necesitamos para avanzar en armonía con nosotros mismos y con el entorno en el que vivimos. Es el alma quien conoce el plan de ruta, el camino por el que decidió transitar antes de encarnar. Por eso, cuando la atendemos, todo se reordena. Recuperamos la paz interna y la alegría.
Los guías saben que, cuando eso sucede, nuestras vidas se transforman en gratas experiencias de evolución, llenas de momentos de luz que nos ayudan a vibrar alto. Entonces emitimos ondas concéntricas de plenitud que ayudan a los demás a conectarse consigo mismos.
El mayor objetivo de tu guía espiritual es el de ayudarte a cumplir tu propósito de vida: todo lo que decidiste aprender; todo lo que deseabas aportar.
La comunicación consciente con tu guía espiritual es una poderosa herramienta evolutiva, porque eso que lo decidiste aprender es justo lo que tu alma necesita. Es también un gran remedio contra la depresión o la desgana, porque lo que deseabas aportar tiene que ver con tu misión de vida, la que te conecta de verdad con la plenitud, la ilusión y la alegría.
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