Winnie Byanyima, Directora ejecutiva de Oxfam Internacional dice que: “La desigualdad extrema no es solo moralmente condenable sino que, también, mina el crecimiento económico y, por tanto, supone una amenaza para la actividad empresarial“. Oxfam es una confederación internacional de 17 organizaciones que trabajan en aproximadamente 90 países de todo el mundo para encontrar soluciones a la Pobreza y lo que se considera Injusticia en todo el mundo. En todas las acciones finales de Oxfam, el objetivo final es que las personas puedan ejercer sus derechos y administrar sus propias vidas. Oxfam trabaja directamente con las comunidades y busca influir en la gente más poderosa para asegurar que los pobres, o quienes más lo necesitan, puedan mejorar sus vidas, sus medios de vida y tener voz y voto en las decisiones que les afectan. La organización internacional Oxfam ha advertido, el 19 de enero de 2015, a pocos días de la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, que el próximo año, 2016, la riqueza del 1% más rico de la población del planeta superará la del 99% restante a menos que se revierta la actual tendencia de desigualdad y concentración de riqueza. Esta organización internacional, cuya directora ejecutiva, Winnie Byanyima, copresidirá este año la reunión en Davos, ha advertido de que el aumento descontrolado de la desigualdad está lastrando la lucha contra la pobreza a nivel mundial. A día de hoy, una de cada nueve personas carece de alimentos suficientes para comer y más de mil millones de personas aún viven con menos de 1,25 dólares al día. Byanyima aprovechó la reunión en Davos para hacer un llamamiento para tomar medidas urgentes que frenen el aumento de la desigualdad, empezando por poner fin a la evasión y elusión de impuestos por parte de grandes empresas e impulsar un acuerdo global contra el cambio climático. La investigación que Oxfam muestra cómo la riqueza acumulada por el 1% más rico de la población se ha incrementado, pasando de un 44% en 2009 a un 48% en 2014. A este ritmo, para el año 2016 habrá alcanzado el 50%. En 2014, los selectos miembros de esta élite del 1% mundial tenían de media una riqueza de 2,7 millones de dólares por adulto. Del 52% restante de la riqueza mundial, la mayor parte (el 46%) está en manos del 20% más rico. El 80% restante de la población comparte tan solo el 5,5% de la riqueza mundial, 3,851 dólares de media por adulto, lo que equivale a 1/700 parte de la riqueza media del 1% más rico de la población mundial.
Byanyima ha apuntado: “¿De verdad queremos vivir en un mundo en el que solo un 1% de la población posea tanta riqueza como el resto de nosotros? La magnitud de la desigualdad a nivel global es impactante y, a pesar de todos los problemas que dominan la agenda internacional, debemos tener en cuenta que la brecha entre ricos y pobres se está acrecentando a gran velocidad. En los últimos doce meses hemos visto como líderes mundiales de la talla del presidente Obama o Christine Lagarde han hablado sobre combatir la desigualdad extrema, pero aún estamos esperando que muchos de ellos prediquen con el ejemplo. Ha llegado el momento de que nuestros líderes se enfrenten a los intereses creados que impiden lograr un mundo más justo y próspero. Que la élite más poderosa siga actuando como hasta ahora es una opción que supone un elevado coste para el resto. Si no combatimos la desigualdad, la lucha contra la pobreza podría retroceder décadas. El aumento de la desigualdad perjudica doblemente a las personas pobres: no sólo tienen menos, sino que hay menos que repartir puesto que la desigualdad extrema frena el crecimiento mundial“. Lady Lynn Forester de Rothschild, directora ejecutiva de E.L. Rothschild y presidenta de Coalition for Inclusive Capitalism, que participó en un evento sobre desigualdad, organizado conjuntamente por Oxfam y la Universidad de Oxford, ha hecho un llamamiento a los líderes empresariales presentes en Davos a que asuman su responsabilidad en la lucha contra la desigualdad extrema y ha señalado: “El informe de Oxfam es solo la última de la evidencias que muestran como la desigualdad ha alcanzado extremos preocupantes y continúa aumentando. Es hora de que los líderes mundiales en esta era del capitalismo moderno trabajen junto a todos los Gobiernos para cambiar el sistema y hacerlo más inclusivo, equitativo y sostenible. La desigualdad extrema no es solo moralmente condenable sino que, también, mina el crecimiento económico y, por tanto, supone una amenaza para la actividad empresarial. Todos los participantes en Davos que ambicionen un mundo más estable y próspero deben hacer de la lucha contra la desigualdad su principal prioridad“. De todos modos, resulta curioso que una miembro de la familia Rothschild haga estas observaciones. El año 2014, durante el Foro Económico Mundial, Oxfam denunció que las 85 personas más ricas del mundo poseían la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, 3.500 millones de personas. Esta cifra es ahora de tan solo 80 personas; una disminución impresionante si tenemos en cuenta que en 2010 eran 388 personas las que concentraban la misma riqueza que la mitad más pobre. En términos netos, la fortuna de las 80 personas más ricas se ha duplicado entre 2009 y 2014.
La organización internacional ha hecho un llamamiento a los Gobiernos a adoptar un plan de siete puntos para luchar contra la desigualdad: Frenar la evasión y la elusión fiscal por parte de grandes empresas y los más ricos; Invertir en servicios públicos gratuitos y universales, como la educación o la sanidad; Distribuir el esfuerzo fiscal de forma justa y equitativa, trasladando la carga tributaria del trabajo y el consumo al patrimonio, el capital y las rentas; Fijar un salario mínimo para que todos los trabajadores alcancen un nivel de vida digno; Lograr la igualdad salarial y promover políticas económicas a favor de las mujeres; Garantizar sistemas de protección social adecuados para las personas más pobres incluido un sistema de garantía de ingresos mínimos; Hacer de la lucha contra la desigualdad un objetivo internacional. El informe evidencia cómo la riqueza extrema se transmite de generación en generación y cómo los las élites dedican enormes recursos y esfuerzos a que los estándares globales se diseñen a su favor. Más de un tercio de los 1.645 milmillonarios incluidos en la lista Forbes heredaron gran parte o toda su fortuna. El 20% de los milmillonarios tiene intereses en los sectores financiero y de seguros, y vieron cómo su riqueza aumentó un 11% en los doce meses anteriores a marzo de 2014. En 2013, estos sectores de actividad emplearon 550 millones de dólares en financiar ejércitos de lobistas para influir sobre las políticas que se deciden desde Washington y Bruselas. Durante el periodo electoral de 2012 en Estados Unidos, el sector financiero realizó contribuciones por valor de 571 millones de dólares a las campañas electorales. El valor neto de la riqueza de los milmillonarios con intereses en los sectores farmacéutico y sanitario aumentó un 47%. En 2013, estos destinaron más de 500 millones a financiar ejércitos de lobistas para influir sobre las políticas de Washington y Bruselas. Oxfam muestra su preocupación por que el poder de los grupos de presión de estos sectores puede suponer una barrera significativa para reformar el sistema fiscal internacional y garantizar que las leyes de propiedad intelectual no impidan el acceso de las personas más pobres del mundo a medicamentos vitales. Existen cada vez más evidencias, tanto del Fondo Monetario Internacional como de otros organismos, de que la desigualdad extrema no sólo perjudica a los más pobres, sino que también daña el crecimiento económico.
El economista francés Thomas Piketty, en su libro El Capital en el siglo XXI, nos dice que el crecimiento económico moderno y la difusión del conocimiento han permitido evitar el apocalipsis marxista, pero no han modificado las estructuras profundas del capital y las desigualdades-o en todo caso no tanto como uno podría haber imaginado en las décadas optimistas tras la Segunda Guerra Mundial. Cuando la tasa de rendimiento del capital supera la tasa de crecimiento de la producción y los ingresos, como lo hizo en el siglo XIX, y parece muy probable que lo haga de nuevo en el siglo XXI, el capitalismo genera automáticamente desigualdades arbitrarias e insostenibles que socavan radicalmente los valores meritocráticos en que se basan las sociedades democráticas. No obstante, hay maneras democráticas para recuperar el control sobre el capitalismo y garantizar que el interés general prevalezca sobre el interés privado, preservando al mismo tiempo la apertura económica y evitar reacciones proteccionistas. Piketty también nos dice que desde comienzos de la década de 1970 no sólo se ha producido un cambio en la distribución del crecimiento que genera el capitalismo, sino que se ha producido un cambio en el propio sistema y estamos volviendo a un capitalismo de rentistas. En los últimos 30 o 40 años se ha venido produciendo una creciente concentración de los beneficios en pocas manos. Pero a diferencia de lo que pensábamos hasta ahora, nos dice Piketty, la razón de esa concentración no está en las rentas salariales sino en las rentas del capital. Éstas no serían tan malas noticias si lo ocurrido entre 1970 y 2010 fuera algo más o menos excepcional. Pero las malas noticias que nos anuncia Piketty son realmente muy malas, porque lo que muestran sus series históricas es que lo ocurrido en los últimos años es la norma y que lo excepcional es el “capitalismo inclusivo” o de bienestar del periodo 1945-1970, que fue generado básicamente por la destrucción de capital físico provocada por las dos guerras mundiales. Asimismo, dado que en los próximos años lo más probable es que la tasa de rendimiento del capital sea mayor que la tasa de crecimiento económico, la desigualdad seguirá aumentando, salvo que los gobiernos adopten medidas para impedirlo.
Las novelas del siglo XIX están llenas de información detallada sobre los estándares relativos de riqueza y de vida de los diferentes grupos sociales, y en especial sobre la estructura profunda de la desigualdad y su impacto en las vidas individuales. De hecho, las novelas de Jane Austen y Honoré de Balzac hacen retratos sorprendentes de la distribución de la riqueza en Gran Bretaña y Francia entre 1790 y 1830. Ambos novelistas estaban íntimamente familiarizados con la jerarquía de la riqueza en sus respectivas sociedades. Comprendieron los contornos ocultos de la riqueza y sus consecuencias inevitables para la vida de hombres y mujeres, incluyendo sus estrategias matrimoniales, esperanzas y decepciones. Estos y otros novelistas representan los efectos de la desigualdad con la verosimilitud y el poder evocador que ningún análisis estadístico o teórico puede igualar. Para solucionar las desigualdades se proponen dos estrategias. La primera es la vía impositiva y encaja bien con el igualitarismo socialdemócrata. En lo esencial, consiste en gravar la riqueza y las transmisiones patrimoniales. La segunda es redistribuir el valor del capital a través de un dividendo social, que encaja bien con el libertarismo de izquierdas. Su justificación es que la Tierra es propiedad común de todos y por consiguiente todo aquel que haga uso de alguno de sus recursos comunes ha de pagar un canon o cuota de usuario, que luego se distribuye igualitariamente en forma de dividendo social. Una renta básica sería la forma de repartir igualitariamente entre todos el valor de una herencia institucional que, como el petróleo de Alaska para los residentes allí, nos pertenece a todos. Pero, siendo importante, la propiedad no lo es todo. Y la renta básica es una propuesta que aspira a dispersar no sólo la propiedad del capital, sino también el poder. Daniel Raventós dice: “Todos los partidos están interesados en la Renta Básica hasta que llegan al Gobierno“. Daniel Raventós Pañella (Barcelona, 1958) es doctor en Ciencias Económicas, profesor titular del departamento de Teoría Sociológica, Filosofía del Derecho y Metodología de las Ciencias Sociales en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, y miembro del grupo de investigación GREECS (Grup de Recerca en Ètica economicosocial i Epistemologia de les Ciències Socials).
A finales de la década de 1980, Daniel Raventós dirigió la revista política Demà. Perteneció al Consejo Editorial de la revistaViento Sur hasta el año 2003. Es uno de los fundadores, en el año 2005, y miembro actual del comité de redacción de la revista política internacional Sin Permiso de la que es editor general Antoni Domènech, con quien tiene una estrecha relación personal, política y académica. Ambos han escrito y firmado conjuntamente varios textos filosóficos y políticos sobre republicanismo y renta básica, así como artículos de análisis político en distintos medios de comunicación. Actualmente son los directores del diploma de posgrado “Análisis económico y filosófico-político del capitalismo contemporáneo” que empezó a impartirse en el año 2010. Me he basado en las ideas de Daniel Raventós y en la webhttp://www.redrentabasica.org/, que recomiendo leer, para escribir este artículo. Actualmente Daniel Raventós es el presidente de la Red Renta Básica, sección oficial de la Basic Income Earth Network (BIEN), y coordinador de la web de esta asociación. También es miembro del Consejo Científico de ATTAC, de varias fundaciones, entre ellas, Nous Horitzons eInstituto de Cultura del Sur, así como del International Board de la BIEN y del International Advisory Board de la Basic Income Studies. Daniel Raventós ha sido conferenciante invitado en universidades europeas y americanas, y uno de los introductores de la propuesta de la renta básica, tanto social como académicamente. Su tesis doctoral, defendida en 1998, estuvo dedicada a un tratamiento normativo y técnico de la renta básica. Posteriormente, ha realizado diversos estudios sobre los aspectos normativos, técnicos y económicos de esta propuesta. Ha escrito diversos trabajos sobre teoría normativa republicana, conocida también como republicanismo. Parte de su actividad la dedica a la promoción pública de la renta básica, así como a la edición y organización de la revista Sin Permiso. Ha colaborado en diversos libros editados en Gran Bretaña, Argentina, Turquía, Uruguay, Italia, Colombia, Estados Unidos, España y México. Entre sus trabajos cabe citar el libro introductorio El derecho a la existencia (Ariel, 1999), el estudio La Renda Bàsica de Ciutadania: una proposta viable per a Catalunya (Mediterrània, 2005), elaborado con otros autores. En el año 2007, publicó el libro en inglés Basic Income: The Material Conditions of Freedom (Pluto Press, 2007), que también se editó en castellano con el título Las condiciones materiales de la libertad (El Viejo Topo, 2007). Ha editado conjuntamente con David Casassas La renta básica en la era de las grandes desigualdades (Montesinos, 2011). En este último libro han participado 15 autores y autoras. Más recientemente, se ha publicado el libro ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012).
Pero, ¿qué es la Renta Básica Universal? La renta básica universal (RB) o ingreso ciudadano (IC), según la define la Red Renta Básica, es un ingreso pagado por el estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad, incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quién conviva. La renta básica (RB) se define como el derecho de todo ciudadano y residente acreditado a percibir una cantidad periódica que cubra, al menos, las necesidades vitales sin que por ello deba contraprestación alguna. En su concepción de Renta Básica Universal actúa, por medio de una distribución uniforme de renta, al mismo tiempo como mecanismo de control del valor del dinero, y como impuesto negativo de cuantía progresiva automáticamente variable en función de los ingresos adicionales de cada ciudadano, sin necesidad de calcular explícitamente su valor, y con un máximo que tiende al infinito, en el caso de no existir ingresos adicionales. La también llamada “Renta Básica” (no Universal), aplicada en forma de ayudas a sectores concretos de la sociedad, se inscribe dentro de los mecanismos de redistribución de la renta encaminados a la eliminación de la pobreza. Sus partidarios afirman que: Mejoraría la situación de las personas con un nivel adquisitivo bajo; Se evitaría, o al menos dificultaría, la desvalorización de nuestra capacidad de trabajo. Nadie se vería obligado a aceptar condiciones deplorables porque no estaría obligado por la necesidad; Los trabajos desagradables serían mejor pagados; Los trabajadores estarían en mejores condiciones para negociar los contratos de trabajo; No habría que “vigilar” que los parados trabajasen ilegalmente, como pasa con la ayuda por desempleo; Como no se perdería la Renta Básica al encontrar trabajo, sería menos probable que se trabajase de forma ilegal, de modo que no se gastaría dinero en investigar el fraude; El autoempleo sería menos arriesgado y mayores sus posibilidades de aumentar; Los sueldos mayores, que también recibirían la renta universal, estarían más gravados por impuestos directos y, como resultado, el estado recuperaría el dinero que reciben dichos grandes sueldos.
Sus detractores afirman que: Generaría inflación creciente en la economía hasta anular el valor real del dinero obtenido a través de la renta básica; Trabajaría mucha menos gente; Dañaría el prestigio social de la educación y el esfuerzo, con consecuencias muy nocivas para la movilidad social; Erosionaría los valores cívicos y debilitaría las instituciones democráticas, ya que muchas personas que normalmente serían perfectamente capaces de ganarse la vida por sus propios medios pasarían a ser dependientes del Estado; Los trabajos desagradables o poco remunerados, lejos de desaparecer, pasarían a ser realizados por personas que no posean la ciudadanía o que no sean elegibles para recibir el subsidio por cualquier otro motivo, Si poseer la ciudadanía no fuera un requisito para percibir la renta básica universal, atraería a inmigrantes que tratarían de conseguirla sin contribuir con ninguna actividad productiva; Supondría un gasto considerable con el que podrían financiarse programas de demostrada eficacia a la hora de promover la igualdad de oportunidades, como la educación pública; Se destinarían recursos que pudieran generar más empleos y atraer inversiones. Pero la Renta Básica Universal no debe confundirse con las rentas de inserción y demás subsidios condicionados, propios del Estado de Bienestar, ni con el Impuesto Negativo sobre la Renta. Que la definición de la RB sea tan clara como cualquiera de las ofrecidas no ha impedido que a lo largo de estos últimos años hayan proliferado dos tipos de confusiones. En primer lugar, bajo diferentes denominaciones, diversos autores se han referido a lo mismo. Así, el mismo concepto de la RB ha recibido nombres como los de “subsidio universal garantizado”, “ingreso básico universal”, “ingreso ciudadano” o “ingreso mínimo”, entre otros. En cualquier caso, lo que importa no son los nombres, sino lo que se entiende realmente por cada una de las denominaciones que se utilicen. El segundo tipo de confusión es el contrario: bajo la misma denominación se ha querido expresar, a menudo, conceptos muy diferentes. En primer lugar, no debe confundirse la RB con los diversos subsidios condicionados existentes, propios del Estado de Bienestar, en los que la percepción de los beneficios fiscales, más generosos o menos, está condicionada a la verificación, por parte del sector público, de la suficiencia de los ingresos recibidos en el mercado laboral. Un ejemplo de ello lo representa el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, en España, que aprobó, a finales de 2000, una ley que introducía una “RB” que consistía en algo harto diferente, pues se hacía efectiva precisamente bajo determinadas condiciones, no de forma universal. Hay, en definitiva, claras diferencias entre la Renta Básica Universal y las rentas mínimas de inserción (PIRMI), que en el Reino de España son pagadas por la mayoría de las Comunidades Autónomas y que en la República Francesa ofrece la administración central.
En general, este tipo de medidas (las rentas mínimas) son mecanismos, más o menos generosos, de lucha contra la pobreza y de inserción social, propios de determinados Estados de Bienestar. Por el contrario, se postula que la Renta Básica no es sólo un mecanismo de lucha contra la pobreza, sino que supone un mecanismo que incrementa la libertad efectiva de las personas. Por ello, aunque otras diferentes propuestas puedan ser similares en su concreción, en su fundamento y justificación son realmente diferentes. Además, tampoco debe confundirse la RB con el llamado “Impuesto Negativo sobre la Renta” (INR). El INR, que es un crédito impositivo uniforme y reembolsable, y garantiza un nivel mínimo de ingresos mediante la política fiscal. En efecto, si en la declaración de ingresos se supera ese mínimo, se pagan los impuestos correspondientes; si, por el contrario, no se supera o se carece de ingresos, el estado abona la diferencia hasta alcanzar el mínimo establecido. El INR, propuesto inicialmente por el economista Milton Friedman con el objetivo de recortar el Estado de Bienestar, fue explorado con mayor profundidad por James Tobin como forma de luchar contra la pobreza sin eliminar los incentivos al empleo. Éticamente, la Renta Básica Universal ha sido justificada por sus defensores de maneras distintas, estando las justificaciones principales referidas al problema de la libertad individual. La justificación de la libertad real distingue entre las sociedades formalmente libres y las realmente libres. Según Philippe Van Parijs, filósofo y economista belga, una sociedad realmente libre es aquella que satisface las tres condiciones siguientes, en este orden de prioridad: seguridad, ya que existe una estructura de derechos y libertades básicas bien articulada; propiedad de uno mismo, en que cada persona es propietaria de las decisiones sobre su vida; y ordenamiento leximin de la oportunidad, en que cada persona cuenta con la mayor oportunidad posible para hacer cualquier cosa que pudiera querer hacer; en una sociedad realmente libre. Todo ello define una sociedad realmente libre, puesto que formalmente libre lo es una sociedad que cumpla sólo las dos primeras condiciones. Van Parijs justifica la Renta Básica Universal argumentando que sin duda en una sociedad con una Renta Básica Universal los que tuviesen menos oportunidades tendrían más que en cualquier otra sociedad.
los defensores de la Renta Básica Universal, que son seguidores de la milenaria tradición republicana, como Daniel Raventós, parten de la noción de la libertad como autogobierno típica de esta tradición política representada por autores y pensadores tan distintos como Aristóteles, Cicerón, Maquiavelo o Robespierre. Núcleo básico de esta noción de libertad es la tesis que afirma que aquel que no dispone de una base material suficiente para garantizarse una existencia social autónoma tendrá que sobrevivir pidiendo permiso a terceras personas y, por lo mismo, se verá en mayor o menor medida sometido a la voluntad de estas. El autogobierno de aquellos que no disponen de esta base material es, pues, imposible, y por tanto sólo cabe considerarlos no libres. Para los republicanos democráticos, todo el mundo debe ser libre, y por ello mismo todo el mundo debe tener derecho a una base material mínima que garantice su derecho a la existencia y, por tanto, a la libertad. La Renta Básica seria, para estos autores, esa base material mínima. También tenemos la justificación económica, ya que es una medida que permite la adaptación de la economía a la nueva realidad definida por la globalización, el progreso tecnológico que hace que disminuya la necesidad del empleo, la pujanza de la economía financiera y la necesidad de conseguir un desarrollo sostenible. De esta manera se va a evitar que se hagan inversiones con el fin de crear empleo que implican la destrucción del medio ambiente. Como derecho económico se convierte en el eje fundamental de la sostenibilidad. Asimismo, hay la justificación post-obrerista. En la medida que vivimos en una sociedad basada en el conocimiento, el saber y la cooperación, es necesario pensar una forma de distribución de la renta que no pase por el mero salario. Si la producción es cada vez más social, entonces la remuneración por el trabajo tiene que ser social, tiene que pasar por la distribución de renta y no de un simple salario vinculado a una actividad concreta de trabajo. Otra justificación se basa en el derecho a la propiedad privada originaria. La renta básica es la derivación natural de un alegado derecho a la propiedad privada originaria o derecho universal a la propiedad privada, esto es, la idea de que a toda persona debe reconocérsele un cierto derecho de propiedad sobre determinada porción de riqueza.
En el 2013, la Comisión Europea aprobó el recogimiento de firmas por parte de una iniciativa de ciudadanos europeos. Si la iniciativa llega al millón de firmas y se aprueba, la comisión europea incentivara a los países europeos para explorar el concepto de Renta Básica Universal. Técnicamente existen visiones muy diferentes sobre cómo financiar una Renta Básica estable. Generalmente, las propuestas sobre la financiación de la misma se suelen basar en el establecimiento de un determinado tipo impositivo sobre las rentas individuales. Existe, sin embargo, otro tipo de propuestas que no toman en cuenta el tipo impositivo sobre las rentas individuales. Aparte de estas cuestiones, hay otros aspectos técnicos muy importantes que no tienen que ver con la financiación de la propuesta, y que han sido estudiados y debatidos tanto por defensores como por detractores de la RB. Así, por ejemplo, se ha discutido sobre los efectos que la RB podría tener, o no, sobre la inflación; sobre si la RB supone una amenaza para el Estado de Bienestar o, por el contrario, una excelente vía para hacerlo más justo y eficaz; sobre si se fomentaría el parasitismo o, por el contrario, fomentaría la autoocupación y el desempeño de labores no-remuneradas pero beneficiosas para la sociedad; sobre los efectos que podría tener en la emancipación de la mujer; etc. Se han estudiado nuevos modelos fiscales basados en el ajuste de la nueva economía que proponen disminuir al máximo el tipo impositivo sobre las rentas individuales y los impuestos de sociedades, para aumentar el IVA, con el fin de equilibrar los costes de importación y exportación, así como hacer que quien más gaste tribute más. Lo que se complementa con una tasa de RB, que consiste en una ampliación de la Tasa Tobin, aplicada a todo incremento de valor, para establecer un impuesto a la especulación, impuesto monetario de valor añadido (IMVA), lo que permite financiar la Renta Básica sin poner en peligro las prestaciones sociales (sanidad, educación, seguridad, etc.) y mantener la inversión pública (infraestructuras). Entre los defensores de la renta básica se encuentran economistas, filósofos, sindicalistas, políticos y, anecdóticamente, algunos empresarios. Precursores de la Renta básica fueron, entre otros, Thomas Paine (1737 – 1809), político, escritor, filósofo, intelectual radical y revolucionario estadounidense de origen inglés. Fue promotor del liberalismo y de la democracia. Es considerado uno de los Padres fundadores de los Estados Unidos. Fue autor de Justicia agraria y promotor del dividendo de ciudadanía. Actualmente son defensores de la renta básica, sin perjuicio de diferencias en cuanto a su implementación y respecto de su justificación filósofico-política: Daniel Raventós, Osmo Soininvaara, Jeremy Rifkin, Bruce Ackerman, Florent Marcellesi, Philippe Van Parijs, Gabriel Stilman, Juan Carlos Monedero, Ramón Espinar y Alejandro Bonet.
En 2014 se presenta en España una Iniciativa Legislativa Popular por la Renta Básica. Por otro lado, en España se ha creado la Plataforma por la Renta Básica y la Coordinadora por la Renta Básica de las Iguales. La Renta básica universal en Brasil surgió en 1991 con el Programa de Garantía de Renta Mínima. Tal programa beneficiaría a todos los residentes mayores de 25 años con ingresos mensuales inferiores a 45.000 cruceiros. En el 2001, el Programa de Garantía de Renta Mínima se asoció con la educación y la administración del programa se concedió a los municipios. Tienen derecho al beneficio aquellas familias con hijos de 6 a 15 años, que estén asistiendo a la escuela y tengan una renta per cápita de hasta medio salario mínimo en 2001. En Argentina se implementó a partir de noviembre de 2009 la denominada Asignación Universal por Hijo. Es un beneficio que le corresponde a los hijos/as de las personas desocupadas, que trabajan en el mercado informal o que ganan menos del salario mínimo, vital y móvil. Consiste en el pago mensual de $664 para niños/as menores de 18 años y de $2100 para niños/as discapacitados sin límite de edad. Con la misma, el Estado busca asegurarse de que los niños y adolescentes asistan a la escuela, se realicen controles periódicos de salud y cumplan con el calendario de vacunación obligatorio, ya que éstos son requisitos indispensables para cobrarla. Se paga hasta el quinto hijo, siendo hasta el momento menos de 2% de los casos. Sin embargo, estos dos casos no pueden ser considerados como aplicaciones de la Renta Básica Universal, puesto que no todos los ciudadanos tiene derecho a ella. El Programa para la Seguridad Social en Canadá fue implementado en 1951. Paga una pensión universal a todas las personas al cumplir 65 años. Los requisitos son cumplir esta edad y no tiene más restricciones que ser ciudadano canadiense o residente legal.
Pero la Renta Básica es un ingreso pagado por el estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quien conviva. Una Renta Básica Universal no debería reemplazar el estado de bienestar sino completarlo y transformarlo desde uno compensatorio a uno emancipatorio. La Renta Básica Incondicional se define por los cuatro criterios siguientes: universal, individual, incondicional y suficiente para garantizar una existencia digna y la participación en la sociedad.Universal implica que, en principio, cada persona, independientemente de la edad, ascendencia, lugar de residencia, profesión, etc. tendrá derecho a recibir esta asignación. Por lo tanto, se reclama una Renta Básica Incondicional en todo el mundo. Individual implica que cada mujer, cada hombre, cada niño tiene derecho a una Renta Básica de forma individual, y no en base a un hogar o núcleo familiar. La Renta Básica Incondicional será independiente de sus circunstancias: estado civil, convivencia del hogar, ingresos o propiedad de otros miembros del hogar o de la familia. Esta es la única forma de garantizar la privacidad y evitar el control sobre otros individuos. Permite que las personas tomen sus propias decisiones.Incondicional implica que consideremos la Renta Básica como un derecho humano que no podrá depender de condiciones previas, ya sea la obligación de aceptar un empleo remunerado, participar en servicios a la comunidad, o comportarse de acuerdo a los roles de género tradicionales. Tampoco será objeto de ingresos, ahorros o límites de propiedad. Suficienteimplica que la cantidad a recibir debe prever un nivel de vida digno, que cumpla con los estándares culturales y sociales del país en cuestión. Debe evitar la pobreza material y ofrecer la oportunidad de participar en la sociedad. Esto significa que la renta neta debe, como mínimo, situarse por encima de la línea de la pobreza según los acuerdos de la Unión Europea, en el caso de Europa. En pleno siglo XXI es inaceptable, pero además completamente innecesaria, la muerte de miles de personas por malnutrición. Nuestra tecnología permite producir alimentos para el doble de la población mundial actual. El principal problema es el acceso al dinero mediante el empleo. Sabemos que no habrá empleo en el futuro para todas las personas. El rápido cambio tecnológico ha estado destruyendo trabajos a un ritmo mayor del que los está creando, pero casi nadie es consciente o quiere reconocerlo. Un estudio de Oxford concluye que el 47% de los empleos serán automatizados en los próximos 20 años.
La disminución de las desigualdades entre las personas trae consigo mayores progresos sociales, menor criminalidad, menor violencia, menor abuso de drogas, así como mejoras en la salud física y mental de los individuos, mayor educación y por tanto, una sociedad más sana y en permanente evolución. Después de 200 años de capitalismo queda demostrado que es incapaz de satisfacer las necesidades elementales de la especie humana. Es el momento de desligar el empleo de una vida digna para todas las personas. Porque es justo y es posible. Los cientos de ayudas y subsidios de los Estados son lentos e ineficaces. La Renta Básica Universal sustituiría la mayoría de estas ayudas o subsidios gracias a su incondicionalidad, reduciendo al mínimo la pesada carga burocrática destinada a controlar minuciosamente las condiciones de los subsidios actuales. Esto también redunda en ahorros económicos. Incluso las ONG’s más eficientes destinan una cantidad enorme de tiempo y dinero a la captación de recursos y su administración. Una transferencia directa de renta elimina intermediarios y se asegura de llegar a quien más lo necesita. Dejarían de ser necesarios los Bancos de Alimentos y otras organizaciones destinadas a paliar la falta de recursos básicos. El voluntariado podría entonces concentrarse en actividades educativas sobre igualdad, democracia y cooperación que cohesionen y empoderen a la ciudadanía. Según Nelson Mandela: “La pobreza no es natural, es creada por el hombre y puede superarse y erradicarse mediante acciones de los seres humanos. Y erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia”. Lo que se propone es una paga básica para todos. Por el mero hecho de ser ciudadanos y sin condiciones de ningún tipo. Se tenga o no trabajo. Por ejemplo y en el caso español, unos 600 euros todos los meses, por cuenta del Estado. Serviría para atender las necesidades más acuciantes, escapar de las garras de la pobreza y abrirse paso en la vida con una mínima cobertura económica.
La idea puede parecer revolucionaria, pero lo cierto es que lleva siglos dando vueltas. Thomas More, Thomas Paine, Charles Fourier o James Tobin ya lo propusieron en cierta manera. La Renta Básica, que aspira a garantizar un ingreso mínimo a cada miembro de pleno derecho de la sociedad, vuelve ahora a la palestra. La mecha ya ha prendido en países como España, Portugal, Grecia, Bulgaria o Eslovenia. En Alemania y en Francia, el debate se remonta a hace casi tres décadas, al igual que en otros países europeos donde ha sido más activa la red BIEN, creada en 1986. El ejemplo más cercano lo tenemos a las puertas de la UE, en Suiza, que celebrará en los próximos meses un referéndum sobre la Renta Básica. Cuesta creerlo, pero en la privilegiada Suiza la RB se ha convertido en uno de los temas candentes. Mientras las políticas de austeridad y el desmantelamiento del estado del bienestar gana terreno en los países en crisis, los ciudadanos suizos arremeten contra sus políticos y descargan ante el Parlamento un camión lleno de calderilla para reclamar su “paga” básica, que en su caso ascendería a 2.500 francos suizos, unos 2.000 euros mensuales. En Alaska, las familias reciben ya una renta “incondicional” por cuenta de los dividendos de petróleo. Esa pequeña paga anual (900 dólares) ha bastado para convertir este estado norteamericano en el más igualitario y en lograr notables mejoras en los indicadores sociales. En el pueblo canadiense de Dauphin, en Manitoba, se llevó a cabo en los años setenta un experimento similar, el “mincome“. Los cheques del Gobierno local a más de mil familias sirvieron para erradicar temporalmente la pobreza, disminuir drásticamente los ingresos en los hospitales y mejorar el rendimiento escolar. La Renta Básica (RB), que hasta ahora se veía como una medida más o menos utópica para tiempos de bonanza económica, vuelve a aflorar sin embargo en tiempos críticos y como respuesta a tres de los problemas más acuciantes a los que se enfrenta la sociedad: la pobreza, el desempleo y la desigualdad económica. “La RB se hace aún más perentoria no sólo por la crisis, sino por las medidas de política económica que han hecho estragos en la mayoría de la población“, sostiene Daniel Raventós, economista y profesor de la Universidad de Barcelona, al frente de la Red Renta Básica. “Todas las reformas que se han hecho desde hace lustros han sido para beneficiar a los ricos. Y es razonable pensar que una política económica distinta, que beneficie a la mayoría, no venga precisamente de la mano de los partidos políticos que han gobernado en las últimas décadas“. Raventós reconoce que hay que hacer un esfuerzo mayor por calar en la opinión pública y en el debate político. En su opinión, la iniciativa ciudadana europea no ha cumplido ese objetivo, aunque “sí ha servido para llevar la reivindicación de la Renta Básica a muchos más sectores sociales“.
Raventós admite que la situación actual es un arma de doble filo y no se cansa de enumerar razones a favor de la RB en estos tiempos críticos: “Una de las primeras consecuencias sería la mitigación de la pobreza, que ha crecido de manera impensable. Ante niveles masivos de desempleo como el que tenemos, una renta básica sería una manera de afrontar la situación de una manera menos apremiante”. La Renta Básica, según Raventós, podría servir también como herramienta para que la población joven pudiera ahorrar y planificar el acceso a la vivienda o al crédito. En última instancia, sería también “una medida estabilizadora del consumo” en la mayoría de la población, fundamental para sostener la demanda en tiempos de crisis. La principal crítica a la Renta Básica es: “¿Si a todos nos dan una paga por no hacer nada, no estamos acaso desincentivando el trabajo y creando una sociedad de desocupados?“. Daniel Raventós asegura, sin embargo, que hay numerosos estudios que demuestran justo lo contrario: “Con una Renta Básica habría precisamente más motivación para buscar trabajos asalariados en función de la formación profesional o de lo gustos. Y también un estímulo a la auto-ocupación y a la organización cooperativa. La gente sería en el fondo más libre para poder encontrar trabajo. Y los empleos peor pagados estarían posiblemente mejor remunerados“. Y finalmente la pregunta incómoda: “¿Cómo se financia?“. Raventós sostiene que la renta básica podría financiarse con el sistema actual, desviando partidas de otras prestaciones sociales que quedarían suprimidas. Se eliminarían en cualquier caso todos los subsidios monetarios inferiores a la renta básica y se mantendrían los superiores, como las pensiones. La educación y la salud se quedan igual. Para demostrar su viabilidad, Daniel Raventós, Jordi Arcarons y Lluís Torrens hicieron un estudio de financiación concretado para Cataluña y en el 2010, en plena crisis. Estipularon una Renta Básica anual de 7.968 euros anuales, tomando como referencia la “renta de suficiencia” que fijan por ley los Presupuestos de la Generalitat. La financiación era posible con una reforma del IRPF y con el ahorro de las prestaciones suprimidas, sin necesidad de tocar la sanidad y la educación públicas. En España, una estimación de 640 euros al mes de Renta Básica se hace a partir del umbral de la pobreza, que se calcula en la mitad de la renta per cápita de cada región. Se trata, en cualquier caso, de un cálculo aproximado. Raventós sostiene que la RB es “económicamente viable“, aunque reconoce que hace falta un giro para hacerla “políticamente viable“. Sería la puesta en marcha de “medidas favorables para la mayoría de la población no rica“.
Según Stanislas Jourdan: “En el 2014 se iniciarán peticiones en otros países, como España y Portugal. La idea es crear una organización paneuropea y reclamar a la UE que examine la manera de poner en marcha la Renta Básica Incondicional como programas piloto“. La propuesta de la renta básica está más viva que nunca para gran descontento de los neoliberales. Daniel Raventós se sometió a una entrevista sobre si son preferibles los trabajos miserables que tener una existencia material garantizada con la libertad de poder realizar otras tareas sociales. Incluimos un resumen de sus respuestas. La renta básica es una asignación monetaria incondicional a toda la población. No tiene nada que ver con lo que actualmente existe en el artículo 23 del Estatuto de Autonomía de Andalucía o en Extremadura, que son rentas para pobres. También existen subsidios para pobres en Catalunya, en Asturias… En todas las comunidades autónomas españolas, aunque con diferentes nombres, tales como renta ciudadana, salario social o renta de inserción, entre otros. La diferencia es que en Andalucía y Extremadura, estas asignaciones condicionadas se han llamado renta básica a pesar de que no responden a su definición. No son, por tanto, rentas básicas propiamente dichas.La Red Renta Básica se integra a nivel internacional en la BIEN [Basic Income Earth Network]. Empezó en Europa. Por entonces, BIEN significaba Basic Income European Network, pero el nombre fue cambiado en un congreso que se celebró en Barcelona en el año 2004. La E de BIEN pasó a significar Earth [Tierra] en lugar de European [Europea]. Actualmente hay alrededor de 20 países: Italia, Suiza, Reino Unido, España, Estados Unidos, Brasil, México, Argentina. También en Japón, en Corea del Sur y en algunos países africanos como Sudáfrica. Precisamente, en Suiza va a votarse la aplicación de la renta básica. Actualmente solo se aplica en Alaska desde hace unos 30 años. Pero hay una diferencia muy importante: nosotros hablamos de una reforma fiscal para aplicar la renta básica, mientras que en Alaska, los ciudadanos la reciben a través de una fundación que depende del petróleo y de algunas otras cosas, pero fundamentalmente de éste. Por eso, la asignación está, entre otras cosas, en función del precio internacional del barril. Tal y como está ahora, probablemente la cuantía bajará el próximo año. Actualmente, una familia de cuatro personas recibe en Alaska unos 10.000 dólares anuales. Esta cantidad, aun sin ser mucho, tampoco es poca cosa. Los resultados allí han sido tan positivos que nadie se ha atrevido a reabrir el debate sobre la renta básica, y eso que, antes de instaurarla, recibía las mismas críticas que hoy en día escuchamos aquí. Actualmente, nadie la pone en duda, ni siquiera lo hicieron fenómenos como el de Sarah Palin, política estadounidense, miembro del Tea Party y del Partido Republicano, así como Gobernadora de Alaska entre 2006 y 2009. Hoy en día, Alaska es el Estado menos desigualitario de Estados Unidos. Esto no es gran cosa, debido a las enormes desigualdades de Estados Unidos, pero la renta básica ha tenido un papel fundamental para que Alaska encabece esa clasificación de Estado más igualitario.
Con respecto a sí los extranjeros podrían disfrutar de la renta básica, Raventós dice que si no está regularizada, es muy difícil. Los beneficiarios deberían ser la ciudadanía y los «residentes acreditados». Es una ley la que define quiénes son los residentes acreditados. Esta ley puede ser justa o no, dependiendo claro está de las opiniones políticas y sociales de cada uno. Pero difícilmente podría ser beneficiaria una persona que no esté legalmente, porque el Estado no tendría capacidad de saber adónde va el dinero y sería muy difícil de controlar. Se argumenta que en caso de aplicarse, provocaría apatía a la hora de buscar empleo. Esta argumentación viene de la derecha y de alguna izquierda. Las críticas que hacen tendrían sentido si fueran a los subsidios condicionales. Pero las críticas que se realizan a la renta básica universal son de una gran incorrección. Lo bueno de ésta, precisamente, es que es incondicional. Hace 12 ó 13 años se realizó un estudio en Bélgica con respecto al seguimiento de 70 premiados en una lotería que premiaba con mil euros mensuales de por vida. La mayoría de ellos no abandonó su trabajo. Además, aquellos que lo dejaron, buscaron otro tipo de empleo más acorde con sus gustos e intereses. Generalmente nos preocupamos mucho con lo que hacen los pobres, no con lo que hacen los ricos. Muchos ricos no hacen nada. No todos, seguramente una minoría. Pero no nos preguntamos por lo que hacen ellos, sólo por los pobres, como si fueran tendencialmente vagos. Otro tema es que ocurriría con empleos poco agradecidos o poco vocacionales. Las consecuencias de aplicar la renta básica universal serían fantásticas en este aspecto. este tipo de trabajos desaparecerán o tendrán que incrementarse los salarios. La Universidad de Oxford en el año 2013 realizó un estudio en el que se medía en una escala entre cero [mínimo] y uno [máximo] las posibilidades de que algunos trabajos fueran mecanizados. Por encima de 0,9, es decir con altísimas probabilidades de robotización, había empleos como operador telefónico, camarero, contable o vendedor de seguros. Entonces, aún se perderían más puestos de trabajo. Una renta básica acabaría con la pobreza de forma inmediata, mientras que el pleno empleo, si se consigue, es muchísimo más lento. Ningún economista serio puede defender hoy en día la posibilidad de conseguirlo en menos de veinte años, si es que se consigue. Esos trabajos poco agradecidos prácticamente sólo son aceptados por los jóvenes. En España hay un 52% de tasa de paro juvenil, eso es lo que provoca que se acepten trabajos de muy baja calidad. ¿Son preferibles los trabajos miserables que tener la existencia material garantizada con la libertad de poder realizar otras tareas sociales?
Con una renta básica esto no sucedería. Los trabajadores adquirirían un poder de negociación mucho mayor que el actual. Tras un detallado estudio, y con la premisa de que la cuantía debería rondar 640 euros, cifra que marca el umbral actual de la pobreza en España, analizamos distintas consideraciones de carácter económico y también político; pues, recordamos, fue Podemos la organización que, en el apartado 1.12 de su programa para las elecciones europeas, puso la cuestión en el disparadero. Pero «ahora se están echando atrás» gracias al programa de los economistas Torres López y Navarro, que siempre han sido doctrinalmente contrarios a la renta básica. Pablo Iglesias, de Podemos, ha dicho que la renta básica se ha convertido en un objetivo a largo plazo para ellos. Ahora hablan de renta de inserción para pobres, pero condicionada. Expertos constitucionalistas dicen que no existen incompatibilidades legales en la Unión Europea. Para que un país europeo aplique la renta básica universal, sólo tiene que querer hacerlo. Si La Renta Básica se convirtiera en una realidad, se extinguiría otras ayudas sociales que actualmente se disfrutan. Habría que eliminar todas las asignaciones monetarias inferiores a la Renta Básica. No se tocarían, sin embargo, ni la sanidad ni la seguridad social, sólo las asignaciones monetarias inferiores a la renta básica. Por ejemplo, si ganas 800 euros por el paro, te mantienes en la misma cantidad, ya que no se sumarían a los 640 euros de renta básica. Ésas son las asignaciones superiores. Por el contrario, a quienes cobran 400 euros, pasarían a ganar 640, pero no los 400 más 640, sino sólo 640 euros. Por eso decimos que se eliminarían las ayudas inferiores a la renta básica, pero no las superiores, aunque se suprimiría la parte equivalente a la cantidad de la renta básica. Según Raventós, se ha efectuado un estudio en España (salvo País Vasco y Navarra, por sus particularidades fiscales) y se sabe cómo repercutiría la puesta en marcha de la Renta Básica Universal en la población. El 20% más rico, pierde, el siguiente 10% se mantiene y el restante 70% más pobre gana. No cabe duda, por tanto, de que provocaría una gran redistribución de la riqueza, tal y como los economistas Jordi Arcarons, Lluís Torrens y Daniel Raventós han cuantificado. La última vez que se debatió sobre la renta básica en el Parlamento español fue hace cuatro o cinco años. La derecha hizo mucha demagogia: «La gente no va a buscar trabajo, nadie se va a mover, no existirán motivaciones, etc.». Incluso hubo un diputado que preguntó si alguno de los presentes en el hemiciclo iría a trabajar cobrando la renta básica. Nadie le respondió. Y él contestó: “Ven, ¡nadie trabajaría!”. Fue un ejercicio de demagogia, especialmente teniendo en cuenta que el salario de un diputado es considerablemente superior a la cuantía propuesta como renta básica.
El candidato a la presidencia del Gobierno por Izquierda Unida, Alberto Garzón, menciona, entre otras, su propuesta de trabajo garantizado frente a la renta básica universal cuando le preguntan por sus diferencias con Podemos. Pero, ¿ambas medidas son incompatibles? Si comparamos, el trabajo garantizado es una medida que tiene notables desventajas frente a la renta básica, pero no son incompatibles entre sí. “La vía más efectiva y a la vez económicamente más racional para acabar con tanto sufrimiento y privación de libertades humanas fundamentales es la renta básica“. Hace diez, nadie sabía qué era la Renta Básica Universal, pero ahora es cada vez más conocida y, desde la crisis, se está hablando de ella en más sectores sociales. Pero se necesita una mayoría social. En el momento actual hay aún bastante confusión sobre la renta básica. Pero, aun así, la propuesta es mucho más conocida que hace una década. A quienes dicen que la Renta Básica (RB) “va a hacer que nadie quiera trabajar“, se les podría responder que hay tres tipos de trabajo: remunerado, doméstico y voluntario. La RB no es un incentivo para no trabajar de manera remunerada, puesto que a diferencia de los subsidios condicionados, es una base a partir de la que cada uno puede evaluar la posibilidad de tener otras fuentes de renta. La ciudadanía no rica gana en libertad con una RB. Libertad de elegir qué hacer con su vida. Para una filosofía política, la republicana, nadie es libre si no tiene la existencia material garantizada. La RB puede posibilitar esta existencia material. En paralelo hay que recomendar medidas contra el fraude fiscal que desde hace años recomienda el sindicato de trabajadores de la Hacienda española, Gestha. Stiglitz dijo al comienzo de la crisis que la misma no terminaría sin poner antes a los banqueros en la cárcel. Digamos que sin perseguir duramente a los grandes defraudadores fiscales, no podremos utilizar estos inmensos recursos sustraídos a la riqueza pública. La renta Básica es viable y universal. Debe cubrir, al menos, por encima del umbral de la pobreza. La RB sería un freno a cierta criminalidad, lo que supondría un ahorro en otros gastos públicos. Y a su vez una RB tendría efectos positivos sobre la salud mental de una parte importante de la población. En Alaska lleva implantada 30 años y ha conseguido que este Estado sea el menos desigualitario de EEUU. Hay otras experiencias parciales muy positivas en la India y Namibia. Una de las grandes virtudes de la RB es su incondicionalidad. Lo que se está estudiando es una financiación no según un umbral de la pobreza de todo España sino para cada Comunidad Autónoma, para ajustarla al máximo al coste de la vida.
Actualmente la RB es mucho más aceptada entre una parte considerable de la población. Esta conocimiento y aceptación, más o menos amplio, era impensable hace tan solo 4 o 5 años. La RB es para mañana, si se quiere, mientras que el trabajo garantizado es para, tal vez, dentro de 10 años. Hay leyes como la del Salario Mínimo, que impiden a los empresarios pagar, en teoría, menos de un determinado límite. Los trabajadores, con una RB, tendrían un mayor poder de negociación que ahora. En la actualidad, muchos trabajadores sufren lo que el gran economista Michael Kalecki denominó “efecto disciplinador” del paro. Los trabajadores aceptan, en situación de mucho desempleo, condiciones de vida y trabajo peores. La RB rompe eso de raíz. Muchos trabajadores se sentirían más protegidos que ahora para negarse a aceptar condiciones de trabajo casi de esclavos. La RB no se añadiría a las pensiones mayores que la RB, ya que quedarían igual. Para las pensiones menores a la RB, recibirían la RB y, por tanto, ganarían más. Si se tiene una pensión de 1000 euros, se seguirían cobrando estos 100 euros. Si se tiene una pensión de 500, y la RB pongamos que es de 650, se pasaría a cobrar 650. A las becas y todas las prestaciones monetarias inferiores a la RB, se les aplicaría el mismo criterio. Y para las superiores, también el mismo criterio. Los trabajadores que emigran de sus países lo hacen porque no tienen la existencia material garantizada en sus lugares de origen. Mientras esta situación persista, seguirán emigrando o intentándolo. Por esta razón hay quien propone RB en estos países para que su juventud no deba emigrar. Al menos la RB debería ser igual al umbral de la pobreza. Con ello se podría garantizar la existencia material de toda la población y acabar con la pobreza, ya que un pobre no puede ser libre. La productividad depende de muchos factores. Precisamente la RB incentiva mucho menos al trabajo en negro que los subsidios condicionados incompatibles con otras fuentes de renta como un salario. La RB es incondicional. La RB no solamente no es incompatible con unos buenos servicios públicos sino que son perfectamente complementarios. Los servicios públicos como la sanidad, la educación son irrenunciables. Podemos prescindir de muchas partidas públicas, pero no de los mencionadas. Ocurre que la RB, además, tiene otras virtudes, como el aumento de la libertad de la población no estrictamente rica, poder de negociación de los trabajadores, etc. Pero que nadie confunda la RB con una política económica completa. La RB formaría parte de una política económica que tuviera la voluntad de favorecer a la mayoría no rica. Y otras medidas económicas que formarían parte de la mencionada política económica serán necesarias. Aunque, para qué negarlo, la RB debería ser una de las medidas principales de esta política económica.
El bienestar no es una limosna, ni un favor que se hace, es una forma de retornar a la sociedad lo que ella misma produce para sostener a la vida. No es un expolio fiscal al súper rico. Al contrario, significa hacer efectivo a todos el acceso a los bienes comunes. En su ataque a la universalidad, quieren destruir una sociedad que cuente con mecanismos de solidaridad compartida para equilibrar las desigualdades. “Hay que ser responsables, tenemos derecho a elegir”, son slogans neoliberales. Aluden al modelo de la jungla y de la sociedad enfrentada a la sociedad, donde solo hay espacio para el individuo aislado, responsable de su capacidad para ser lo suficientemente competitivo. Para salir de dudas, como explica el economista Alberto Montero: es más decente y progresivo un sistema, si quien tiene menos, paga menos y recibe más y viceversa, más regresivo, si quienes más tienen, pagan menos y reciben más. Existen muchas formas de concebir un mismo concepto, de ahí que, como nos recuerda Aristóteles, “el que es ciudadano en una democracia con frecuencia no es ciudadano en una oligarquía”. La Renta Básica puede arreglar lo que puede arreglar. Ella sola no resuelve todos los problemas. Hay especialistas en la Renta Básica que la vinculan con el reparto del trabajo, con la reducción de las horas de trabajo. Pero, efectivamente, la Renta Básica sería una de las medidas importantísimas de otra política económica. La Renta Básica resuelve muchos problemas de forma inmediata. Sería una medida casi inmediata para asegurar la existencia material de toda la población. Pero quienes controlan el sistema financiero no están muy interesados en el éxito de la Renta Básica o de lo que suponga mejorar la situación de una parte de la población que no es estrictamente rica. Esto ha ocurrido históricamente con todo. Cuando se discutían las vacaciones pagadas de los trabajadores, los empresarios decían que se alcoholizarían. Fue el Frente Popular quien las implantó en Francia. El salario mínimo interprofesional fue muy criticado por la patronal. Como ahora. Intentan que se suprima con excusas tan peregrinas como que muchos jóvenes no pueden trabajar porque las empresas no pueden ofrecer un salario inferior al salario mínimo interprofesional. ¿La conclusión es hacer trabajo esclavo? Poco interesante para la mayoría de la población. Alemania acaba de implantar el salario mínimo con una oposición frontal de su empresariado y a regañadientes de la propia canciller. Es aquella frase del novelista Arthur Clarke: Toda nueva y buena idea pasa por tres fases. La primera es: “Imposible, no me hable de tonterías”. La segunda es: “Se puede hacer, pero hay cosas más importantes que hacer”. Y la tercera: “Ya hace tiempo que venía diciendo que era interesante.
¡por favor!, ¿hasta cuando seguiremos petrificados en los establecimientos unilaterales?, ¿hasta cuando seguiremos pensando que «NOSOTROS» (cada individuo) podemos cambiar el mundo?, ¿hasta cuando seguiremos dormidos sin despertar a la realidad de que esta sociedad tal cual nos la inculcaron nunca (reitero) nunca puede hallar una solución mientras dependamos del dinero?, ¿no nos ponemos a pensar que una sociedad «sin dinero» sería la solución instantánea de todos los problemas que hoy enfrenta la sociedad?, llámese delincuencia, o tráfico, o tratado de blancas, o revoltosos, etc. etc. porque ¿que podría robar un delincuente si nadie fuera propietario de nada, sino que todo sería de «LA COMUNIDAD HUMANA», y todo se compartiría de forma solidaria, amorosa y sobre todo «desinteresada».
Todas estas «soluciones» de «personajes ilustres» me parecen MÁS DE LO MISMO, nunca podremos disfrutar de un mundo más homogéneo, más humanitario, más armonioso, en síntesis más amoroso, mientras sigamos esclavos del dinero y de aferrarnos a cosas que no nos pertenecen (Y NUNCA NOS PERTENECIERON), de lo contrario «cuando nos toca abandonar este plano no lo llevaríamos todo ¿no es así?», pero cuando nos vamos NADA NOS LLEVAMOS AL OTRO LADO, solo y únicamente lo que hemos logrado individualmente como desarrollo espiritual, lo demás pasa a ser olvido!!!