«En las obras de los poetas, de los místicos, algunos ven solamente productos de su imaginación o incluso de su delirio. No, estos poetas, estos místicos, sólo entraron en otra dimensión de la realidad. A esta otra dimensión podemos llamarla sueño, siempre que no la confundamos con un simple vagabundeo del pensamiento o con estas aventuras que vivimos mientras dormimos. El sueño, tal como lo comprende la Ciencia iniciática, es el germen de toda realidad. El mundo material, el mundo físico es la cristalización de un sueño, el sueño del Creador, y aunque este mundo desapareciese, el sueño subsistiría, porque únicamente él es real, es él quién engendra todas las formas sensibles de la creación.
Esforzaos cada día en abrir conscientemente en vosotros las puertas del sueño. Ahí es donde encontraréis los elementos indispensables para reconstruir vuestra vida y darle un sentido. Entonces, incluso vuestro rostro reflejará algo de este mundo de luz, de belleza y de gozo inalterable y sentiréis que vivís la verdadera vida.»

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