Troy Davis, ejecutado tras rechazar el Supremo un recurso 'in extremis'

La pena de muerte significa el último vestigio de los tiempos del oeste americano. Cuando la amenaza de la muerte era  el único castigo, que solucionaba los problemas rápidamente, en un territorio sin ley ni derechos.

¿Quiénes somos nosotros para quitar una vida en pos de la justicia?

Sobre todo en el país donde existe un mayor desequilibrio social, una injusticia institucionalizada, que mira para otro lado ante los problemas de la sociedad y recurre al fácil castigo que encima disuade a los demás.

¿Es eso justicia? O quizás una muestra  de esclavitud, de impotencia o hasta desinterés????

Troy Davis.

Troy Davis.

Troy Davis, de 42 años, un negro estadounidense sentenciado por matar a un policía blanco en 1989, fue ejecutado el miércoles por la noche, tras un pulso de último minuto entre sus abogados y el Tribunal Supremo de Estados Unidos.

La ejecución, por inyección letal ocurrió a las 11:08 de la noche locales (4:08 GMT) escasos 40 minutos después que el Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó impedir la ejecución de Davis, un hombre cuyo caso se transformó en una causa célebre que involucró pedidos de clemencia de personalidad como el Papa Benedicto XVI.

«Que Dios tenga piedad de vuestra alma. Yo no maté a vuestro hijo, no estaba armado, no hice eso. No tenia un arma esa noche, no he sido responsable de eso», fueron las últimas palabras de Davis, dirigidas a la familia del policía Mark MacPhail, el que asesinó el año 1989, en Savannah, Georgia.

Después, dirigiéndose a su familia, apenas pidió que rezaran por su alma, dijo un periodista de Associated Press que asistió a la ejecución.

Davis estuvo acompañado hasta el último momento por uno de sus abogados, declinó su última comida y no pidió tratamiento especial, como tener asistencia de un padre o ver a su familia. Ningún miembro de su familia presenció la ejecución.

Horas antes, tan pronto se supo la decisión del Tribunal Supremo, se instaló un silencio entre los miles de seguidores de Davis, presentes en los terrenos delante de la cárcel de Atlanta, Georgia, donde se encuentra.

«Estoy contento, aceptamos la decisión, quiero tener paz ahora. Esto tenia que acabar», dijo Anneliese MacPhail, la madre del policía que Davis asesinó en Savannah, Georgia, en 1989.

Los abogados de Davis presentaron una apelación de último momento el miércoles por la tarde, tras un rechazo en escuchar el caso por parte del Tribunal Supremo del estado de Georgia.

Pero el Tribunal Supremo lo rechazó en una sentencia de una línea que decía apenas: «La apelación para suspender la ejecución de Troy Davis es denegada».

El caso de Davis fue presentado por su defensa como el prototipo del negro condenado injustamente por la muerte de un blanco, y ha reabierto el debate en torno a la pena de muerte en EEUU y cientos de personas se congregaron a las afueras de la cárcel de Jackson (Georgia) para pedir clemencia.

Siete de los nueve testigos que declararon en su contra en el juicio posteriormente se retractaron, según su defensa. El propio Davis estaba dispuesto a someterse este miércoles a un detector de mentiras para probar su inocencia.

Sin embargo, los fiscales se apoyaron en un informe de balística que sostiene que había similitudes suficientes entre los casquillos de bala encontrados en el sitio del homicidio y los hallados en el lugar de otro tiroteo ocurrido más temprano como para demostrar que podrían haber provenido de la misma pistola.

Según la Fiscalía, Davis primero hizo disparos durante una fiesta en torno a una piscina en el barrio Cloverdale de Savannah e hirió a un hombre en la cara, y luego disparó y mató a MacPhail.

https://selenitaconsciente.com

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.