Publicado por Josep Pàmies
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Nos escandalizamos de la muerte provocada hoy en Francia y anteriormente en Estados Unidos, Inglaterra, Rusia y en España por los islamistas, cuando las armas con las que nos matan a los occidentales proceden de nuestras fábricas.
Es curioso no, que busquemos el enemigo fuera, cuando la causa material e ideológica procede de nuestra sociedad occidental, ávida de petróleo, alimentos y demás riquezas que hay que controlar y consumir como locos por encima de nuestras necesidades.
El dolor provocado por nuestras armas, cuando son usadas en territorios enemigos islamistas, ya no nos producen escalofríos, y las muertes inocentes provocadas son centenares de veces superior a las que provocan los islamistas en occidente.
El odio al occidental y el odio al islamista se retroalimentan.
Seguro que quien mueve los hilos detrás de las bambalinas son los mismos descerebrados, que quieren hacernos vivir aquí y allí con el miedo en el cuerpo, para que no seamos libres y seguir manejando el rebaño humano a su antojo.
Lo mismo ocurre con el terrorismo alimentario. Según la OMS, el 59% de las muertes en el mundo son provocadas por la comida basura de multinacionales alimentarias que veneramos, comprando como borregos en los supermercados sus productos, y nuestros queridos representantes políticos, cínicamente mirando para otro lado.
Los mismos capitales invierten en armamento y en industrias alimentarias mortíferas.
Pero estos capitales provienen también del pequeño ahorrador que deja en manos de grandes bancos sus ahorros, para que le den la máxima rentabilidad y lógicamente invirtiendo en armas,alimentación basura y farmacéuticas, es como nos pueden dar un “poquito” más de rendimiento.
O sea que las armas más letales son por este orden:
1º- Industria alimentaria: 56 millones de muertes al año
2º- Armamento: Solo niños, 200.000 muertos por año y 600.000 heridos gravemente y/o discapacitados de por vida.
3º- Industria Farmacéutica. Los efectos secundarios ya son la tercera causa de muerte. Datos recogidos del libro “medicamentos que matan y crimen organizado”.
Que cada cual juzgue si el enemigo está fuera de nosotros o lo tenemos dentro de nuestra casa.
Somos Sociedades enfermas y nosotros mismos nos estamos eliminando.
¿Hay solución? Sí que hay solución. Pero empieza, no delegando responsabilidades en humanos (políticos) que están igual o más enfermos que nosotros, comiendo menos y más sano, no invirtiendo en bolsa ni dejando el dinero en los bancos, para que inviertan en lo que les da la gana y consumiendo menos medicamentos y más plantas medicinales y otras terapias de bajo coste inocuas, tal y como propone laDulceRevolución.
Fuente: Josep Pàmies blog