6 mecanismos de acción de los antibióticos: el último os sorprenderá
La medicina convencional tiene en los antibióticos químicos la misión de eliminar cualquier bacteria presente en el organismo. Se usa cuando hay evidencias de una presencia masiva que provoca trastornos en el funcionamiento del cuerpo. El mecanismo de acción delos antibióticos químicos se basa en 6 vias:
1-Inhibir la fabricación de la membrana externa
La pared exterior de la bacteria cumple una función protectora. Al impedir que la bacteria pueda fabricarla, repararla, renovarla, se fragiliza de tal manera a la bacteria que ésta no puede sobrevivir. Se deforma y finalmente explota.
Entre estos antibióticos se encuentran:
Penicilina
Cefalosporina
Isoniacida
Etambutol
Cicloserina
Vancomicina
2- Disolver las membranas
Actúan tanto en la membrana externa y sobre todo en la interna mediante una degradación progresiva de la misma. El resultado es parecido al anterior ya que sin membrana la bacteria no puede subsistir.
En este grupo se encuentran se encuentran las polimixinas
3-Perturbar la síntesis de proteínas
Atacan al ribosoma de la célula bacteriana mediante la perturbación de sus instrucciones genéticas. El ribosoma es el encargado de la síntesis de proteínas. Atacándolo, éste no es capaz de realizar su función correctamente y produce proteínas inadecuadas alterando todo el metabolismo celular. Con la consecuente inhabilitación y muerte de la célula.
En este numeroso grupo se encuentran entre los más habituales:
Tetraciclinas
Cloramfenicol
Estreptomicina
Gentamicina
Kanamicina
4-Bloquear la síntesis de proteínas
Alteran el ARN de la bacteria y ésta deja de producir proteínas. La bacteria muere sin su fuente de proteínas.
Entre éstas se encuentra la Rifampicina
mecanismo de accion delos antibioticos
5-Perturbar toda la estructura genética de la bacteria
Alteran el ADN de la bacteria. La vuelven inoperante y provocan la muerte de la misma
En este grupo encontramos a la Nofloxacina y al Metronidazol
6-Bloquear la síntesis del ácido fólico
Las bacterias utilizan el ácido fólico para multiplicarse. Al inhibir su fabricación se impide su desarrollo. No se mata a la bacteria pero se impide su propagación.
En este grupo se clasifican las sulfamidas y el trimetropin .
Y hasta aquí la exposición académica. Ahora viene la reflexión:
Esta muy bien fulminar al “malo”, acabar con el “villano”, librarnos del “enemigo”. Pero el fin difícilmente justifica los medios. Somos un 70% agua, del 30% restante, un 9% son bacterias, y sólo el 1% son células humanas. El mecanismo de acción de los antibióticos despliega hasta 6 maneras distintas de acabar con este 9% que nos compone. Pero los “malos” no son este 9 %. Los tratamientos con antibióticos reproducen en nuestro cuerpo todos los pesares de las batallas a campo abierto, con sus muertos (las bacterias), sus bajas (los fragmentos de ADN, ARN, proteínas, etc, diseminados por el cuerpo y los peligros que conllevan), sus daños colaterales (el genocidio de poblaciones enteras de bacterias ajenas al conflicto), y la creación de monstruos (bacterias resistentes) y traumas de por vida (“atrofia” del sistema inmunitario).
En el micromundo de las bacterias no es justo que paguen justos por pecadores. Y encima nos quedemos faltos de mano de obra y nuestra fábrica, que es nuestro cuerpo, dé signos de mal funcionamiento a causa de ello. O peor aún quede desamparado frente a vándalos de otra índole como virus u hongos, colonizadores de esa tierra quemada fruto de la batalla “victoriosa”.
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