Durante el partido entre Inglaterra y Francia, en Londres, se cantó “La Marsellesa”. Foto: AFP.
A raíz de los atentados ocurridos en París durante la noche del viernes 13 de noviembre, todo el mundo, y en especial la Europa Occidental, ha quedado sacudido por la catástrofe.
Las consecuencias de los conflictos político-religiosos se expanden más allá de esas esferas para terminar con la muerte de personas inocentes, motivar el pánico en los vivos y sembrar el caos en la sociedad occidental, enemiga del autodenominado Estado Islámico, que ni es un Estado ni defiende el Islamismo.
El fútbol, orgullo deportivo-cultural del viejo continente, ha pasado a convertirse en blanco “ideal” para ataques suicidas.
Dos importantes partidos de la última jornada FIFA se suspendieron por estar rodeados de “un ambiente inseguro” y las afectaciones podrían extenderse hasta la Eurocopa-2016, que deberá inaugurarse dentro de siete meses, nada menos que en París.
Los encuentros amistosos cancelados fueron el Bélgica-España y el Alemania-Holanda. En el caso del primero estaba programado en el estadio Rey Balduino, en Bruselas; mientras que el segundo iba a disputarse en el HDI-Arena de Hannover.
En Bélgica, justo el día antes se había anunciado que, pese al estado de alerta, el partido se efectuaría. Decisión celebrada por la prensa deportiva europea, que lo consideró como una manifestación de coraje y rechazo firme a las intenciones del Estado Islámico. Para los europeos seguir jugando al fútbol es ratificar su estilo de vida, es no dejarse intimidar.
Pero aun así el choque se suspendió poco antes del inicio cuando Salah Abdeslam, quien estuvo involucrado en los ataques de París, fue captado por una cámara de seguridad en las inmediaciones del estadio.
Automáticamente, informó el Viceprimer Ministro, Didier Reynders, la alerta de amenaza pasó de “probable” a “posible” y se anuló el encuentro entre dos de las escuadras favoritas para alcanzar los primeros puestos en París-2016.
A 450 kilómetros de allí, en Hannover, el duelo frente a Holanda sufrió similar destino, pero en este caso debido a “una amenaza de bomba”. La situación fue todavía más alarmante, pues la señora Angela Merkel había confirmado su presencia en el palco del HDI-Arena.
En tanto, en Wembley, estadio nacional de Inglaterra, los británicos y franceses, enemigos acérrimos durante los siglos del medioevo y rivales futbolísticos desde que existe este deporte, se unieron para cantar La Marsellesa, previo al partido en que los locales vencieron 2×0 a los visitantes. Primera vez que un himno rival resonaba tanto en las paredes del estadio londinense, acto de solidaridad, de respuesta y de confirmación.
Sin embargo, el partido también estuvo a punto de suspenderse, pero se dice que la alta política radicada en París, habría pedido expresamente la celebración del mismo.
A la víspera del Clásico de España, el Madrid-Barça, el partido de clubes más importante del mundo, celebrado ocho días después del fatídico día, el Jefe de la Policía Española explicó: “no podemos garantizar una seguridad absoluta porque la amenaza es muy real, pero no podemos dejar que los terroristas se salgan con la suya”.
Para evitar que se “salieran con las suyas” agregaron dos mil agentes más de seguridad a los 500 que habitualmente velan los Clásicos y cerraron el Museo del estadio en aras de concentrar el control en la menor cantidad de áreas posibles.
Otros que desde ahora han tomado medidas son los rusos, organizadores del Mundial de 2018. Con bastante cautela, y quizás producto de un sobredimensionamiento de la situación debido al contexto actual, el Ministro de Deportes, Vitaly Mutko, expuso esta semana que el plan de seguridad para el evento al que le restan más de dos años “ya ha sido aprobado y las medidas serán intensificadas”.
Las circunstancias que rodean a Europa y al fútbol, como es lógico, han puesto la mira en la cita continental de junio próximo. El ministro de Deportes francés, Patrick Kanner, también ratificó que la Eurocopa se celebrará, que están “sobradamente preparados” y que reforzarán la seguridad; pero lamentablemente los próximos siete meses podrían ser demasiado largos. “Vengan a Francia sin miedo”, dijo Kanner. Todavía existe incertidumbre al respecto.
Recordemos que una parte de los atentados del viernes 13 estaba dirigida contra al Stade de France, donde 80 mil aficionados disfrutaban plácidamente de la victoria de su equipo 2×0 sobre Alemania. Donde también estaba el máximo mandatario del país, en este caso, François Hollande. Gracias al buen funcionamiento de las fuerzas de seguridad de las que presume el ministro galo, las explosiones sólo se escucharon en la cancha y no se produjo ningún acto terrorista, que de lo contrario hubiera aumentado el número de víctimas considerablemente.
Donde sí se produjo una matanza a gran escala fue en el teatro Bataclan. De allí escapó con vida la hermana del delantero atlético, Antoine Griezman. Pero no corrió con igual suerte la prima de Lass Diarra, quien murió esa noche.
Para colmo, Lass, ex del Arsenal, Chelsea y Real Madrid, y actual centrocampista del Marsella; había sido acusado hace pocos años de formar parte de una banda terrorista en un video falso circulado por varios medios en internet.
¿Pero será posible repetir la seguridad lograda en el Stade de France durante un torneo a gran escala como la Eurocopa?
Una competición en la que intervendrán 24 naciones, que jugarán en 10 ciudades diferentes. Repito, existe incertidumbre al respecto.
Aunque me gustaría pensar diferente, quisiera tener la certeza de que no se producirá ningún otro atentado, no sólo en Europa sino en todo el mundo, pero la realidad es distinta.
La realidad es que París, es la Nueva York del Estado Islámico, sobrino de la desecha Al-Qhaeda. Ambas organizaciones terroristas financiadas por sus víctimas.
Las bombas occidentales caen sobre Raqqa, ahora parece que sí va en serio (aunque los estadounidenses avisan de algunos ataques 45 minutos antes). Pero detrás de estasguerras no convencionales están los mismos intereses de Afganistán, Iraq, Libia…
Y los inocentes, con más o menos portadas, siguen muriendo. El fútbol asoma como nueva víctima del terrorismo, como lugar predilecto para asesinar en masa.
Todo el ambiente alrededor del fútbol europeo se está tiñendo de gris y ambas partes, los terroristas y los líderes políticos, lo están utilizando para crear estados de opinión.
Los primeros intentan desestabilizar el funcionamiento social y suscitar el caos a través de uno de los mayores intereses del pueblo.
Los segundos ven en el fútbol la oportunidad de transmitir seguridad y elevar el patriotismo, de reivindicar el estilo de vida que defienden, de encolerizar a los seguidores para que apoyen sus campañas.
Por medio están las víctimas europeas y musulmanas. Por medio siguen las bombas en Siria y las amenazas en Europa.
El Ministro de Deportes de Rusia, Vitaly Mutko, declaró que reforzarán la seguridad para el Mundial de 2018. Foto: AP.
El Stade de France, luego de los atentados en las inmediaciones de la cancha. Foto tomada de Sport You.
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