La muerte de Laquan McDonald parecía otro caso más de un policía que le disparaba a un joven en Estados Unidos, hasta que un informante hizo una llamada telefónica. Un año después, la ciudad recién se está recuperando del estremecedor caso.
En una tarde de 2014, Craig Futterman, un profesor de la escuela de Derecho de la Universidad de Chicago, recibió una llamada.
El misterioso informante, alguien «dentro de los cuerpos de seguridad de Chicago» de acuerdo con Futterman, quería hablar sobre un incidente que había sucedido semanas antes, el 20 de octubre de 2014, cuando un policía de Chicago le disparó y mató a un joven de 17 años llamado Laquan McDonald.
Futterman ha advertido que no dirá quién lo llamó ni siquiera develará dónde se encontraba cuando recibió la llamada. «Quiero ser muy cuidadoso para no decir nada que pudiera identificarlos», indicó.
Después de la muerte del joven, un vocero de la oficina local de la Orden Fraternal de la Policía (Fraternal Order of Police) indicó que McDonald había pinchado los neumáticos de una patrulla de policía con un cuchillo, había dañado el parabrisas y después se abalanzó sobre los funcionarios antes de que le dispararan un tiro en el pecho para derribarlo.
«Los funcionarios le están respondiendo a alguien con un cuchillo en una condición trastornada, que pinchó los neumáticos de un vehículo y los neumáticos de una patrulla», el vocero le dijo a un canal de televisión local.
«Era una amenaza muy seria para los agentes y no les dio otra opción en ese punto que defenderse a sí mismos«.
Otro más
Se trataba de una historia común en Chicago. De acuerdo con la Asociación por un mejor gobierno (Better Government Association), la policía de Chicago les disparó a 240 personas en un periodo de cuatro años, es decir, a una persona cada semana.
Setenta de esas personas murieron y de ellas, 66% eran afroamericanos. La Autoridad independiente que supervisa las actuaciones de la policía (Independent Police Review Authority) investigó 400 casos en los que la policía había disparado desde 2007 y encontró que solo un incidente era injustificado.
Parecía que el caso de McDonald entraría entre los casos en que se justificaba el uso de fuerza letal.
Pero la persona en el teléfono le dijo a Futterman una historia muy diferente.Aseguró que la muerte del joven había sido grabada por la cámara que estaba en el tablero de la patrulla policial.
«Me dijo que parecía una ejecución y que temía que a (la grabación) la fueran a enterrar», recuerda Futterman. «El video sería enterrado y nada pasaría».
Futterman llamó a Jamie Kalven, fundador de Instituto Invisible (Invisible Institute), una organización sin fines de lucro ubicada en el sur de Chicago.
Los dos habían trabajado juntos por varios años en denuncias sobre abusos y brutalidad contra el departamento de la policía de Chicago.
Esa reputación fue la que llevó al informante a contactarlos.
«Tuvieron mucho coraje por el solo hecho de buscarme confidencialmente«, indicó Futterman. «Es algo que podría poner su trabajo y sus vidas en peligro».
La autopsia
Usando información que proporcionó el informante y lo que él mismo investigó, Kalven pudo rastrear y llegar a dos testigos del incidente, un motorizado que pasaba por esa zona y un camionero que estaba estacionado cerca.
Ambos dieron una versión de lo que sucedió que coincidía con la del informante.
Siete semanas después de la muerte de McDonald, Kalven y Futterman emitieron un comunicado conjunto en el que pedían que se diera a conocer la grabación.
«Sin una aparente provocación, el muchacho estaba huyendo y no lanzándose hacia ellos (los policías). Un policía blanco le disparó a Laquan, quien cayó en el suelo«, escribieron. «Después de una pausa, mientras el joven se retorcía en el suelo, el funcionario le disparó repetidamente en el cuerpo«.
«Eso atrajo mucha atención localmente», recordó Kalven. «Columnistas escribieron sobre eso».
Dos meses después de eso, Kalven obtuvo una copia del reporte de la autopsia de McDonald. El documento ponía en duda seriamente la versión de la policía sobre lo que había sucedido.
«El aspecto más sobresaliente era que habían 16 heridas de bala independientes de frente y de espaldas», señaló Kalven. «No había manera de cuadrar esa información con la explicación oficial».
La grabación
Kalven publicó sus hallazgos en el sitio web de noticias Slate.
Para entonces, muchas personas en Chicago seguían su trabajo en el caso, entre ellas se encontraba Jeff Neslund, un abogado de la familia McDonald.
Mientras que preparaba una demanda contra las autoridades de la ciudad en nombre de la familia McDonald, Neslund citó y obtuvo una copia de la cinta, así como también una memoria cache de la información sobre la investigación.
«Teníamos dos opciones. Podíamos ofrecer una rueda de prensa, el circo (mediático) podía llegar a la ciudad y lo dejaríamos volar», señaló Neslund. «O llamar a (las autoridades de) la ciudad, y ver si ellos se querían reunir y resolver el caso».
Neslund dice que la madre de McDonald no quería que la grabación se diera a conocer y optó por acudir a las autoridades.
En abril de 2015, solo días después de que se celebrara una polémica campaña que terminó en la reelección del alcalde Rahm Emanuel, las autoridades acordaron pagarle a la familia US$5 millones en un acuerdo estructurado que incluía que no dieran a conocer su copia de la grabación.
Pero el hecho de que tanto la familia como la policía coincidieran en no querer que la cinta se difundiera, no lo hacía un acto legal.
Periodistas y activistas estuvieron demandando que se diera a conocer el contenido de la cinta en el marco de lo que permite el Acta por la libertad de información de Illinois (FOIA, por sus siglas en inglés: Illinois’ Freedom of Information Act), la cual establece que los ciudadanos tienen el derecho de ver los registros gubernamentales.
El periodista
Brandon Smith, un periodista independiente, era uno de los más de doce reporteros que pidieron la cinta.
Pero, como un reportero local que ha repetidamente luchado con las autoridades de la ciudad por la retención de registros, fue el único que introdujo una demanda en contra del departamento de la policía por negarse a la solicitud de «liberar» la grabación.
«Hice el pedido porque todo me olía muy mal», dijo. «Pienso que las autoridades de la ciudad tienen un problema real de transparencia».
Tres meses después, el 19 de noviembre, un juez dictaminó que el departamento de la policía no había podido demostrar que con la publicación del video se obstaculizaría significativamente la investigación que estaba en marcha.
El juez ordenó que la grabación se diera a conocer en una semana.
Las autoridades de la ciudad se movieron rápidamente. El día antes del plazo dado, el 25 de noviembre, el oficial Jason Van Dyke fue arrestado y acusado de homicidio en primer grado.
En la conferencia de prensa, el alcalde Emanuel y el superintendente de la policía Garry McCarthy enfatizaron que los disparos fueron el acto de un solo agente, quien «tenía que rendir cuentas».
Horas después, la grabación fue «liberada». Mostraba exactamente lo que el informante le describió a Futterman 13 meses antes.
McDonald camina por el medio de una calle cargando una cuchilla de tres pulgadas en una mano.
Se encuentra de frente con unos policías, pero se aleja de ellos cuando Van Dyke le dispara a McDonald 16 veces.
«Encubrimiento»
La publicación de la grabación provocó protestas y demandas para que se diera a conocer qué funcionario dentro del departamento de policía había intentado mantener la cinta alejada de la opinión pública.
Hubo denuncias de que otros funcionarios que estuvieron presentes en el incidente habían tratado de frustrar la investigación a propósito.
El New York Times calificó lo que había sucedido como un «encubrimiento» y «un escándalo».
En respuesta a las demandas por una mayor rendición de cuentas, el alcaldeEmanuel pidió esa semana la renuncia de McCarthy. También formó una nueva fuerza especial para mejorar las investigaciones de los casos de mala conducta policial y establecer «mejores prácticas para dar a conocer videos de incidentes en los que están involucrados policías».
Algunos habitantes en Chicago están pidiendo la renuncia de la Fiscal del condado de Cook, Anita Álvarez, por no remplazar a Van Dyke antes.
La oficina de Álvarez culpó al alcalde Emanuel diciendo que la decisión de retener la cinta provino de la alcaldía.
«Eso hace ver todo este episodio como un intento de (las autoridades de la ciudad), la policía y los fiscales de mantener el video en secreto, a sabiendas de los problemas políticos que desataría«, escribió en un editorial la junta editorial de The New York Times.
Tanto Álvarez como Emanuel han dicho que no renunciarán.
La investigación sigue
Mientras tanto, Smith ha introducido otra demanda en el marco de la FOIA.
La solicitud pide los nombres de los otros funcionarios que estuvieron en el lugar de los hechos, los correos electrónicos sobre el caso entre la policía y la alcaldía, y «todas las comunicaciones internas del departamento de la policía relacionadas con el caso».
Neslund cree que podrían haber revelaciones adicionales de una investigación federal por el FBI y la Fiscalía general de Estados Unidos, la cual está «activa y en marcha».
«Tuvimos acceso a muchas cosas que no se publicaron«, señaló.
A medida de que la tormenta sigue, Kaleven indicó que está «asombrado» por cómo un trabajo que comenzó con una sola llamada telefónica terminó con el despido de uno de los principales policías en Estados Unidos.
Y sobre el informante, ni Kalven ni Futterman saben si su identidad se llegará a conocer algún día.
«Todavía está en el gobierno, seguramente está saboreando el desenlace», dijo Kalven. «Espero el día en que su papel pueda ser totalmente reconocido y su historia pueda ser contada«.
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/12/151203_chicago_policia_mcdonald_disparos_joven_muerto_mr