La noción de que la música es medicina es tan vieja como nuestra cultura y por ello ha sido utilizado en todo tipo de rituales sagrados como interfase con lo divino. En la antigüedad se creía que las enfermedades eran castigos por desobediencias a las leyes cósmicas y de igual manera la curación venía de los dioses.
Tenemos en Pitágoras, el sabio griego que acuñó el término “filósofo”, al gran antecedente del uso terapéutico de la música y no sólo como un medio de acceder a lo sagrado, sino como un regulador del hombre e incluso de las ciudades. De ahí que luego Platón pensara en su visión política que la música podía utilizarse para regular el comportamiento de los ciudadanos. La vida de Pitágoras está envuelta en leyendas, una de las principales es que podía escuchar la armonía de las esferas. Es a esta concepción de la música como algo que existe en el cosmos y refleja su orden que debemos en gran medida la innovación, que hoy forma parte del saber común, de que la música es una estructura matemática.
Se dice que Pitágoras utilizaba cantos para curar y también para llevar a sus discípulos a un estado mental propicio para la enseñanza filosófica. Sabemos también que Pitágoras recitaba versos homéricos para tratar a personas trastornadas. En todo esto, los griegos seguían la tradición de Orfeo, el gran héroe antiguo de los cultos de mistéricos, cuyos vientos musicales podían sanar e incluso conmover a los dioses.
En el Renacimiento, el médico y astrólogo Marsilio Ficino retomó esta idea de la música como terapia y la combinó con lo que podemos llamar una medicina astrológica. Ficino consideraba que ciertos sonidos estaban ligados a ciertos planetas y por lo tanto capturaban su esencia. Así algún melancólico podía alegrarse si escuchaba cierta música jovial o alguna música solar. Ficino consideraba que la música era necesaria para el alma de la misma forma que el alimento lo era pare el cuerpo. Su alumno protegido Pico dell Mirandola escribió: “La medicina sana al alma por el cuerpo, mas la música sana al cuerpo por el alma”.
Ya en la época moderna son numerosas las investigaciones que muestran que la música puede usarse para fomentar la concentración y mejorar el desempeño cognitivo. Se ha difundido la idea del “efecto Mozart” que sugiere que escuchar música de este compositor mejora el desempeño cognitivo. Existe información contradictoria en este sentido y parece que no es específicamente la música de Mozart sino la atención concentrada que genera casi cualquier música que satisfaga al escucha. Aunque evidentemente se podría argumentar con fundamentos que cierta música, por su armonía y ritmo, debe de favorecer cierto tipo de pensamiento; alguna relaja más que otra; otra energetiza más.
Otro estudio realizado por la Universidad de Utah concluyó que la música es capaz de aliviar la sensación de dolor. Por estudios previos se sabe que la música libera dopamina, uno de los químicos más importantes y poderosos tanto para el cerebro como para el sistema nervioso en general, asociado con el buen humor, el bienestar y la sensación de placer.
Un estudio reciente mostró que las canciones que están compuestas en acordes mayores y que tienen una velocidad mayor al promedio en beats por minuto son favorables para alzar el estado de ánimo.
La posibilidad de la música como medio para acceder ya no sólo a la concentración sin hasta la creatividad fue mostrada por este estudio que sugiere que la música puede usarse para despertar el inconsciente, incluso se cita el caso de una niña que salió de un coma luego de que escuchara su canción favorita.
En su libro Natural Prozac, Joel C. Robertson cita una investigación que sugiere que escuchar Bach ayuda a generar serotonina en el cerebro, el neurotransmisor ligado con los estados de ánimo. Así que la música tal vez puede considerarse un antidepresivo natural.
Al parecer la clave es probar con ciertos de música que resulten agradables al escucha y que tengan ciertas bases rítmicas; los beneficios pueden ser enormes.
http://pijamasurf.com/2015/12/como-puedes-usar-la-musica-para-concentrarte-y-hasta-para-curarte/
No es de extrañar. Elementos como la armonía y el ritmo son fácilmente mimetizables por los humanos a nivel físico y psíquico. Más aún, se ha estudiado y probado su influencia en animales e incluso plantas.
La música no sólo genera estados de ánimo sino que provoca una serie de consecuencias físicas medibles en los organismos vivos. Probablemente tiene mucho que ver su semejanza con el movimiento. La vida es cambio, movimiento, y la música recrea esa sensación. Nos acelera, nos mece o acuna, nos eleva, nos ralentiza………. es como si participase del movimiento vital.
Además nos sincroniza, nos une. Cantar ( o danzar ) sincronizadamente con otros realza los lazos de unión con el grupo. Todas las comunidades humanas poseen algún tipo de ritual musical y/o danzante. Nos une en la armonía generando una identidad común, un estado alterado de conciencia.
Bailar con nuestra pareja es acoplar ritmos vitales. Es unirse en algo común. Sincronizar los cuerpos ( y mentes ) a través del ejercicio físico del baile.
Sobre el tipo de música efectivo para determinadas cosas, dependerá de gustos y características personales. No existe una música determinada que funcione igual para todos. Lo que para unos es estimulante, para otros será insufrible; lo que para unos es relajante, para otros será soporífero. Es cuestión de encontrar la música que nos funcione en determinadas ocasiones.
Por último señalar que la conexión entre Pitágoras y la música no resulta muy extraña ya que el solfeo es básicamente matemáticas. Para Pitágoras las matemáticas eran la base ( el fundamento ) de todo; y cosas como el solfeo, el ritmo, la armonía poseen un sustrato fundamentalmente matemático. No sorprende que ambas le pareciesen manifestaciones diversas de lo mismo. El orden, el ritmo y la armonía.
El articulo me hace recordar algo que se observa ya desde hace tiempo… es muy raro escuchar música en alguna casa , se a perdido ese hábito de escuchar música, hay mucha apatía en las personas .
Todo lo sanamente placentero se va dejando de lado y nos involucramos en la automatización ,y lo no placentero … y bue parece que nos gusta sufrir .
La musica , una de las maravillas de la vida,no me imagino vivir sin ella