Fue una de las historias más importantes de 2015: la llegada a Alemania de más de un millón de refugiados e inmigrantes de las regiones azotadas por la guerra en Medio Oriente y África.
Pero Alemania ha estado experimentando silenciosamente una transformación radical con otro tipo de influjo de personas.
En mi barrio, en el antiguo Berlín comunista, hay una tienda italiana que vende las mejores chiabattas de la ciudad.
Las glamurosas meseras italianas del restaurante de enfrente atraviesan a menudo la calle para abastecerse de queso pecorino o parmesano gritando «buongiorno» (buenos días, en italiano) de forma extravagente a los vecinos alemanes.
En la misma calle hay un moderno restaurante catalán y a la vuelta de la esquina otras tres cafeterías italianas y un restaurante español que organiza clases de flamenco.
Bienvenidos a la nueva Alemania.
Estabilidad alemana
Hasta hace unos pocos años nuestras cafeterías locales sólo vendían wurst y sauerkraut (salchichas y col agria).
Pero en 2009 llegó la crisis de la eurozona que condujo al derrumbe de las economías del sur de Europa y a que una nueva generación de griegos, italianos y españoles se trasladara al rico norte para encontrar trabajo y cambiar el rostro y la comida de Alemania.
Hay más extranjeros viviendo en Alemania hoy que en cualquier otro momento de la historia del país.
Una de cada diez personas en Alemania (casi 8,2 millones) no son alemanes. Muchos de ellos son graduados jóvenes provenientes del sur de Europa.
De estos, casi 400.000 provienen de Grecia, España, Portugal e Italia y están empleados en tierras germanas. Muchos otros son estudiantes o empleados que trabajan por su cuenta.
«No había trabajo en Italia, el país estaba muy mal económicamente y con un clima político incierto. Era un momento caótico», explica Luigi Serenelli, joven italiano de 33 años que con dos maestrías se mudó a Berlín en 2012 con la ambición de convertirse en periodista.
«Alemania representaba la estabilidad y una oportunidad de encontrar trabajo y de hacer algo con tu vida», dice.
En España y Grecia el desempleo juvenil alcanza casi 50%. En Italia es de alededor de 40%. En Alemania es de sólo 7%.
La inmigración ha sido recibida positivamente porque muchos empleadores alemanes no pueden llenar sus vacantes, en particular en el campo de la medicina o la ingeniería.
Los jóvenes del sur de Europa a menudo están dispuestos a ocupar los empleos que muchos alemanes no quieren, en especial en el sector de asistencia social en el que el salario es bajo para los estándares del país, pero mucho más alto que en el sur.
País de inmigrción
La migración resultante de la crisis de la eurozona ha cambiado a Alemania de forma irrevocable, según el profesor Alexander Kritikos, economista del influyente instituto de investigación de Berlín DIW, quien creció en Alemania pero es de origen griego.
«Durante los pasados cuatro o cinco años Alemania ha cambiado enormemente. De pronto nos convertimos en ‘un país de inmigración’ sin haberlo notado», asegura.
Esto es radical porque la última vez que los europeos del sur migraron a Alemania en masa no cambiaron el país, ni siquiera se quedaron en él.
En diciembre Alemania marco silenciosamente un aniversario. En 1955 el país firmó con Italia su primer contrato de los llamados de «trabajadores invitados».
Contratos similares se firmaron con Grecia, Alemania y Portugal.
El objetivo era traer a trabajadores manuales para ayudar en la pujante economía alemana.
Se les llamó «invitados» porque se suponía que regresarían a su país. Pero muchos decidieron quedarse. Así fue como llegó a este país la primera generación de restaurantes italianos.
Esta vez, en lugar de trabajadores agrícolas y de manufactura, los que han llegado son médicos, ingenieros y diseñadores de software de Europa del sur que, como ciudadanos de la Unión Europea, tienen los mismos derechos que los alemanes.
«Es una situación que beneficia a Alemania», dice el profesor Daniel Goeler, experto en migración de la Universidad de Bamberg.
«Alemania obtiene más de esta situación que los propios migrantes. Porque vienen por su propia voluntad, en específico a regiones del país que los necesitan».
«Pueden llegar un sábado con un contrato de empleo en el bolsillo, listos para empezar a trabajar el lunes. No necesitan apoyo del Estado, pagan sus impuestos y encuentran su propio hospedaje. Para el Estado alemán es un regalo del cielo».
Por esto son mejor aceptados por la sociedad alemana que los «trabajadores invitados» del siglo XX.
Y con actitudes culturales similares a menudo se integran más fácilmente que los migrantes de África o Medio Oriente.
El hotel de lujo Steigenberger recientemente comenzó a entrenar a 13 jóvenes españoles que están aprendiendo alemán y harán el mismo curso de formación de hotelería de tres años que deben pasar los alemanes.
Roberto Rojas, portavoz de la cadena hotelera, dice que la oportunidad de emplear a trabajadores de otras ciudades europeas en una ventaja.
«Tener personal con otros idiomas y de otras culturas es una verdadera ventaja para nuestros huéspedes que vienen de todo el mundo. La industria hotelera prospera con la diversidad», dice.
El siguiente capítulo
Luigi ya está trabajando como periodista. Un amigo italiano encontró empleo como ingeniero en Bremen. Y otro montó una página web en Alemania con la que obtuvo suficiente experiencia para encontrar trabajo en su nativa Italia.
Y este puede ser el siguiente capítulo de la historia.
A diferencia de generaciones previas de trabajadores del sur de Europa, los nuevos migrantes están educados, pueden viajar y viven en un mundo globalizado que les facilita trasladarse hacia donde están las oportunidades.
Ahora están ayudando a Alemania. Y en muchos casos Alemania los está ayudando. Pero ahora que el crecimiento vuelve lentamente a comenzar en Italia y España, algunos se preguntan si ya es momento de regresar a casa.
http://www.24horas.cl/noticiasbbc/buongiorno-deutschland-los-otros-grupos-de-inmigrantes-que-estan-transformando-alemania-1904891
obviamente no hablamos de «cualquier» modelo de migrante…..
estas personas, JAMAS van a causar problemas…..
mas halla de que se comparten similitudes culturales (historia, religion, persepcion del mundo… vision de si mimso como «Europeo»).-
el problema (no quisiera un juicio moral por usar la palabra «problema»…), son los «otros» tipos de migrante.-
el que no tiene ese nivel cultural, que no comparte una religion similar, que no tiene la misma «vision» del mundo que tiene el Europeo, o bien, el occidental.-
ahi si tenemos un choque de culturas.-
es dificil.-
profesor J