«Lo maravilloso es una necesidad del alma humana y lo que se llama irreal, es una verdad completamente real, más real de lo que se tiene la costumbre de considerar como la realidad. ¡ Cuántas personas, si son sinceras, deben reconocer que los cuentos de hadas les sumergen, por un momento al menos, en una especie de encantamiento! ¿Por qué? Porque en ellos no sólo todo está vivo, sino también animado y dotado de palabra: las rocas, las flores, los árboles, los animales… Y las fuerzas de la naturaleza actúan a menudo no solamente con sabiduría sino también a veces con amor. Pero sobre todo, más allá de su ingenuidad aparente, lo que describen estos cuentos son realidades de nuestra vida interior.
Cuando, en ciertas circunstancias muy particulares, lo sutil, lo irreal, lo mágico irrumpen en nuestra vida, nos sentimos como un árbol que, habiendo sido arrancado antaño de su tierra para ser trasplantado en un medio hostil, de repente volviese a encontrarse en su bosque natal donde puede de nuevo enraizar y revivir.»
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