Pocos mitos han perdurado tanto en la memoria colectiva como el del famoso monstruo marino llamado kraken. Leyendas allende los mares en todos los pueblos oceánicos del mundo hablan de sus colosales dimensiones, su voraz apetito y su extraño gusto por percutir y hundir todo aquel navío que osara acercarse a sus proximidades.
En los últimos años se han conseguido pescar ejemplares tremendos y sus tamaños siguen acrecentándose, en un enigma de lo más real que cada año va batiendo records con respecto a losespecímenes más grandes que van trayendo tanto los buques científicos como los casi ya desaparecidos viejos lobos de mar. ¿Sería posible que alguno de estos avistamientos de calamares gigantes se asemejara a las leyendas de los monstruos mitológicos por su tamaño?
Hoy en ufopolis vamos a ver un caso asombroso de avistamiento de uno de estos cefalópodos imposibles ocurrido en una época nada dada a historias de este estilo: la Segunda Guerra Mundial. Eran tiempos de guerra y muerte, necesidad, hambruna, héroes y villanos en una conglagración mundial que llevó la guerra hasta los confines del mundo.
En aquel tiempo, un arrastrero británico llegó a las islas Maldivas algo ajeno a todo el drama que se vivía en Europa y al frente del mismo se encontraba un hombre de nombre A.G.Starkey. Según pudo saberse posteriormente el testigo se encontraba de pie en la cubierta del barco una noche cuando de repente observó algo en el agua. Algo gigantesco e imposible que tenía una gran fuerza por el repentino oleaje que de pronto apareció de la nada.
Starkey decidió coger una pequeña antorcha que había en su barco para dar algo de lumbre en la soledad de la noche y según declaro, quedó fascinado mirando aquello: un círculo de color verde brillaba por debajo del mar iluminando todo. Era redondeado, de color verdoso y tenía una luz propia tan potente que apenas se podía mirar directamente.
El marino entendió que podía ser quizá el único ojo de un cefalópodo gigante, de un gran kraken y mientras observa hipnotizado a aquello, la superficie del agua comienza a oscilar con una extraña perturbación ajena y anormal en aquellos mares y que, por supuesto, no coincidía con el oleaje normal que había habido en las horas anteriores.
Poco a poco el marino se fue cerciorando de que efectivamente se hallaba ante un gran calamar gigante que no pestañeaba y, entre maravillado y aterrorizado fue hasta la parte trasera del barco en donde dijo ver los tentáculos de la criatura, inmensos ellos, y su descomunal cabeza.
Lo que pasa es que según las descripciones originales del bueno de A.G. Starkey, su barco medía ni más ni menos que 175 pies de largo, es decir 53 metros, con un tamaño tres veces mayor que el calamar gigante más grande que jamás se haya registrado. Curiosamente, el avistamiento solo duró unos minutos y el testigo fue el único que juró y perjuró haber visto tamaña maravilla de bicharraco, si me permiten la expresión.
Una de las cosas que más llaman la atención del caso Starkey es que el supuesto animal se presenta con iluminación propia, algo más dado a aparecer en animales bioluminiscentes en otras partes del mundo, básicamente en los alrededores de las grandes dorsales y fosas oceánicas, que se producen oleajes extraños y repentinos, como si hubiese alguna alteración temporal en el incidente y, si entendemos que el testigo decía la verdad, la acotación del fenómeno en donde solo él puede verlo, algo que también ocurre en el fenómeno de los deslizamientos del tiempo asociados al tema ovni.
¿Fue acaso aquel incidente una representación del inconsciente de aquel individuo, deseoso de dar una explicación ante aquellas luces inmensas que rodeaban su barco por los cuatro costados? ¿Sería posible que realmente aquel kraken fuera un objeto submarino no identificado realizando algún tipo de actividad y distorsionando la percepción del testigo hasta hacerle creer que estaba ante un animal mitológico? ¿Qué tipo de criaturas son tan grandes y tan capaces de iluminar por debajo y desde el agua un barco de 53 metros?
El enigma de las apariciones imposibles tanto de las criaturas croptozoológicas que tanto nos gustan como del fenómeno ovni, esta vez subacuático parece que no tiene fin y podemos llegar a pensar que hay tantos casos que parece muy difícil crear un patrón. Seguiremos estudiando, en todo caso, tan fascinantes incidentes. Si os ha gustado el artículo, os recomendamos ver estos programas también con desconcertantes criaturas. Esperamos que sean de su agrado.
Ufopolis.com 2016
Son ganas de liar las cosas. Ahora resulta que los ovnis tienen tentáculos.