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Al este se encuentra el monte Tai, «Monte de la Suprema Paz», se asocia con la salida del sol, lo que significa renacimiento y renovación; esta es la cabeza de Pangu. Aquí numerosos emperadores han realizado sacrificios al cielo. Es la más importante de estas cinco montañas.
Heng Shan
El monte Heng, en Hunan, el Monte del Equilibrio corresponde al brazo derecho y al sur.
Hua Shan
Al oeste el monte Hua Shan, el Monte del Esplendor, corresponde a los pies.
Heng Shan
Al norte el monte Heng en Shanxi, el Monte de la Constancia, corresponde al brazo izquierdo.
Song Shan
El monte Song en Henan, el Monte de la Nobleza, corresponde al centro y al ombligo.
Debe mencionarse que existen diversas otras montañas importantes en China, sedes también de peregrinaciones, como Wudang, la montaña del tai-chi o la cordillera de montañas Kunlun, las cuales con consideradas a veces como la región geográfica correspondiente a la montaña sagrada mitológica del mismo nombre en la que residen el Emperador de Jade, la divinidad máxima del taoísmo y la Reina Madre del Oeste. El monte Kunlun corresponde también al Monte Sumeru, el axis mundi del hinduismo y al paraíso y es también en la anatomía microcósmica un acupunto en el tobillo, el cual está ligado a la cabeza y es utilizado para tratar las jaquecas.
Según Joan Qionglin Tan: «En China, las montañas están dotadas de un sentido de lo sagrado debido a su asociación con el cuerpo del creador, su proximidad con la región celestial y la larga tradición que tienen como lugares de culto y ritual… es por ello que la montaña es un vehículo adecuado para la trascendencia espiritual en las ‘tres enseñanzas chinas’ (confucianismo, taoísmo y budismo)». El ascenso de una montaña también simboliza el camino espiritual de un practicante, empezando desde su primera instrucción religiosa hasta la iluminación. En el caso del taoísmo esto es conseguir el estado de inmortal, mayormente practicando alquimia interna (nei-dan) para revertir la energía creativa, regresando la esencia vital hacia el espíritu y el espíritu hacia el vacío. Los antiguos maestros taoístas enseñaron que las montañas y en general la vida retirada de la sociedad permitía el sosiego necesario para consagrarse a prácticas espirituales. Es por esta visión que a lo largo de las montañas en China existen muchos de los monasterios más importantes y eremitas, habiendo florecido una notable tradición de ermitaños que renuncian al mundo terrenal y se resguardan en las montañas, mas cerca de la pureza del cielo.
Chuang-tse describe a la «persona verdadera» como aquella «cuyo espíritu asciende a las más altas montañas sin detenerse y una fuente profunda sin mojarse, y vive en cuevas sin enfermarse. Su espíritu llena todo el universo. Ayuda a las demás personas y así tiene más abundancia
Paralelo a las montañas sagradas también existen diversos cielos-grutas. Se considera que el yang de la montaña con el yin del agua forma un estado de perfecta armonía y de hecho la refinada pintura de los maestros budistas y taoístas representaba comúnmente a una montaña junto con un cuerpo de agua.