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Casi todos estamos atemorizados y que el temor impide la iniciativa porque hace que nos aferremos a la gente y a las cosas como una enredadera se aferra a un árbol. Nos aferramos a nuestros padres, a nuestros maridos, a nuestros hijos e hijas, a nuestras esposas y a nuestras posesiones. Ésa es la forma exterior del temor. Estando internamente atemorizados, tenemos miedo de estar solos. Podremos poseer muchos saris, joyas y otras propiedades, pero internamente, psicológicamente, somos muy pobres. Cuanto más pobres somos en lo interno, tanto más tratamos de enriquecemos exteriormente apegándonos a las personas, a la posición, a la propiedad.
Cuando estamos atemorizados nos aferramos no sólo a las cosas externas sino también a las internas, tales como la tradición. Para la mayoría de las personas de edad avanzada y para las que en lo interno son insuficientes y vacías, la tradición importa muchísimo. ¿Han notado esto entre sus amigos, sus padres y maestros? ¿Lo han notado en sí mismos? En el momento en que hay temor, temor interno, tratan de ocultarlo bajo la respetabilidad, siguiendo una tradición, y así pierden la iniciativa. A causa de que les falta iniciativa y sólo siguen a otros, la tradición se vuelve muy importante, la tradición de lo que dice la gente, la tradición de lo que ha sido transmitido desde el pasado, la tradición que carece de vitalidad, del sabor de la vida, porque es una mera repetición sin significado alguno.
Cuando uno tiene miedo, hay siempre una tendencia a imitar. ¿Han notado eso? Las personas que tienen miedo imitan a otras; se aferran a la tradición, a sus padres, a sus esposas o maridos, a sus hermanos. Y la imitación destruye la iniciativa. ¿Saben?, cuando dibujan o pintan un árbol, no imitan el árbol, no lo copian exactamente como es, lo cual sería una mera fotografía. A fin de tener la libertad necesaria para pintar un árbol o una flor o una puesta del sol, tienen que sentir lo que estas cosas les comunican, el significado, el sentido que tienen. Esto es muy importante: que traten de comunicar el significado de lo que ven y no que meramente lo copien, porque de ese modo están abiertos al proceso creativo. Y para esto tiene que haber una mente que sea libre, que no esté cargada con la tradición, con la imitación. ¡Miren nada más que sus propias vidas y las vidas de quienes los rodean, vean lo tradicionales, lo imitativas que son!