El Pozo de Monsacro es un complejo minero situado cerca de Oviedo que creó la Empresa Nacional Siderúrgica en los años sesenta, tras adquirir las minas de montaña de la zona a la Sociedad Hulleras de Riosa, consciente de la calidad de los carbones para la fabricación del cok siderúrgico.
Las minas de carbón son un entorno altamente peligroso. Su atmósfera es muy contaminante y fácilmente explosiva debido al gas grisú que produce el carbón, formado por metano y oxígeno. Si la ventilación no es la adecuada no son infrecuentes los envenenamientos, la asfixia o las explosiones.
En diciembre de 1998 se produjo uno de estos accidentes en el Pozo de Monsacro y se cobró dos vidas. Explicaba El País en su momento que los efectos de una explosión son mortíferos: quemaduras, asfixia y traumatismos. Por suerte, los avances realizados en los sistemas de ventilación y las medidas de seguridad han eliminado prácticamente este tipo de accidentes. En el pasado, el método utilizado por los mineros para detectar el peligro consistía en bajar con un pájaro enjaulado y ver si se asfixiaba. A principios de 2015 la mina del Pozo de Monsacro cerró definitivamente.
No parece un lugar donde sea agradable pasar demasiadas horas, ¿verdad? Pues el Pozo de Monsacro ha sido el escenario del rodaje de la película La Mina (The Night Watchman). El equipo se desplazó con la intención de descubrir por sí mismo qué se siente al rodar 400 metros bajo tierra.
Uno de los protagonistas, Matt Horan explica con detalles la experiencia: “Nos recibió un ingeniero de la explotación y nos dio una charla sobre la historia de la mina, desde cuando se explotaba, la calidad de la hulla que se sacaba… y que lo íbamos a ver con nuestros propios ojos porque íbamos a rodar en un pozo, bajar a 400 metros de profundidad y entraríamos en las profundidades de la tierra. Pero ahí no quedó todo, porque al momento viene el director de la explotación con unos papeles, los cuales debíamos firmar. En ellos ponía que si durante nuestra estancia en el interior de la mina se producía algún tipo de accidente la empresa no se hacía responsable de nuestras vidas y que bajábamos por voluntad propia y sabiendo todos los problemas que podían ocurrir una vez dentro. Acojonante”.
“Solo oía mi respiración y la lámpara no me dejaba ver en la distancia”
El resultado: un thriller de terror psicológico que cuenta la historia de Jack, que tras sus devaneos con las drogas y su paso por la cárcel es un hombre nuevo. Acepta sin rechistar la oferta de trabajo de su hermano mayor Mike, el predicador del pueblo: Jack será el nuevo vigilante nocturno de la vieja mina. Un lugar que guarda un profundo e inquietante secreto que marcará sus vidas para siempre.
¿Te atreves a bajar a 400 metros bajo tierra?