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«Perdónanos por haber llegado tarde».
La emotiva carta escrita por un bombero a Giulia Rinaldo, una niña de 9 añosque murió en el terremoto del sábado en Italia, fue colocada sobre el féretro de la menor.
Giulia fue encontrada sobre su hermana menor, Georgia, quien fue rescatada con vida luego de permanecer 16 horas entre los escombros en la localidad de Pescara del Tronto.
La niña es una de las 35 víctimas del sismo cuyo funeral conjunto tuvo lugar este sábado en la capital provincial, Ascoli Piceno.
Al servicio, el primer acto oficial tras el terremoto que dejó al menos 290 muertos según un nuevo recuento, asistieron el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, y el presidente italiano, Sergio Mattarella, entre otras autoridades.
El funeral de Estado, el primer acto oficial tras la tragedia, tuvo lugar en un polideportivo adyacente a un hospital donde se colocaron los féretros con los restos de las 35 víctimas.
Algunos familiares siguieron la ceremonia en el suelo abrazados a los ataúdes.
También fue decretado un día de duelo nacional, con banderas a media asta en todo el país.
«Adiós, Guilia»
La historia de Giulia fue mencionda por el obispo de Ascoli Piceno, Giovanni D’Ercole, quien presidió el funeral.
El texto completo de la carta dejada sobre el féretro blanco de Giulia, firmada simplemente «Andrea», reza:
«Hola pequeña. Sólo di una mano para rescatarte de una prisión de escombros.»
«Perdónanos por haber llegado demasiado tarde. Tu ya habías dejado de respirar cuando te hallamos, pero quiero que sepas que hicimostodo lo que pudimos para sacarte de las ruinas».
«Cuando vuelva a mi casa en L’Aquila, sabré que hay un ángel que me mira desde el cielo y tu serás una estrella luminosa en la noche».
«Adiós, Guilia. Te amo aunque nunca me hayas conocido».
«Sólo un milagro»
La mayor parte de los fallecidos, 230, se encontraban en Amatrice, en la región del Lacio, a unos 140 kilómetros al noreste de Roma, la localidad más afectada por el sismo de magnitud 6,2 en la escala de Richter.
En su homilía, D’Ercole pronunció los nombres de 35 de los fallecidos y aseguró que los campanarios de las localidades golpeadas por el terremoto «se han caído, no suenan más», pero «volverán a tocar, recuperarán el sonido de la mañana de la Pascua».
El departamento de Protección Civil actualizó a 290 el número de muertos, tras los últimos rescates. El mismo Departamento informó qué más de 380 personas están siendo tratadas por lesiones.
Cerca de 2.500 pobladores quedaron sin hogar por el sismo, el más letal en Italia desde 2009.
Las esperanzas de encontrar más sobrevivientes se desvanecen, cuatro días después del terremoto.
Perros rastreadores y equipos de emergencias siguen registrando pilas de escombros en Amatrice, pero no ha habido nuevas señales de vida.
«Sólo un milagro sacaría vivos a nuestros amigos de los escombros, pero continuamos buscando porque muchos están desaparecidos», dijo el alcalde del pueblo, Sergio Pirozzi, a la prensa.
Pirozzi dijo el viernes que unas 15 personas, entre ellas varios niños, no han sido halladas.
En pueblos cercanos, como Pescara del Tronto, los rescatistas suspendieron su trabajo luego de hallar a todas las personas que estaban desaparecidas.
Las zonas afectadas han sido sacudidas por más de 1.050 réplicas que han causado daños adicionales a las estructuras aún en pie.
«No puedo encontrar palabras»
Entre los extranjeros que murieron en el desastre había seis rumanos, una mujer española, un canadiense y un albano. Tres turistas británicos, incluido un niño de 14 años, también fallecieron.
El primer funeral para una de las víctimas se realizó el viernes en Roma. Marco Santarelli, el hijo de 28 años de un funcionario estatal, falleció en la casa de vacaciones que la familia tiene en Amatrice.
«No puedo encontrar las palabras para describir la pena de un padre que sobrevive a sus propios hijos. Tal vez no hay palabras», dijo el padre de Marco, Filippo Santarelli, al diario Corriere della Sera.
El viernes también tuvo lugar el funeral de otras seis víctimas, entre ellas un niño de 8 años y dos niñas adolescentes de 14 y 15, en su pueblo natal de Pomezia, al sur de Roma.
Reconstrucción
«Amatrice tendrá que ser echado abajo», dijo Pirozzi, quien instó a los jóvenes a no abandonar el área porque eso sería el fin de sus comunidades destruidas casi por completo.
«Ninguna noche puede durar tanto que el sol nunca salga de nuevo. Estoy convencido de que Amatrice se levantará de nuevo. Se lo debemos a las personas que murieron aquí«, agregó.
El primer ministro, Matteo Renzi, declaró estado de emergencia en la región, permitiendo al gobierno liberar más de US$50 millones para las tareas de auxilio.
El gobierno italiano prometió que las localidades destruidas serán reconstruidas «como eran».
«La reconstrucción de las localidades afectadas, de los centros habitados, deberá ser como eran, desde luego más seguras, pero manteniendo intactas la tradición y las raíces», declaró el subsecretario de la presidencia del Consejo de Ministros, Claudio De Vincenti.
Pirozzi pidió que el pueblo se reconstruya donde siempre ha estado.
Responsables de localidades afectadas pidieron que se evite repetir el modo de realojamiento de habitantes que se practicó en la vecina L’Aquila, que hace siete años sufrió un terremoto similar, cuyo centro histórico sigue sin reconstruir y muchos de cuyos habitantes siguen alojados en viviendas temporales, según la agencia Reuters.