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China ha advertido a Japón de que está «jugando con fuego» al intentar unirse a las patrullas y maniobras navales encabezadas por EE.UU. en las disputadas aguas del mar de la China Meridional, donde Tokio «no tiene nada que hacer».
A mediados de septiembre, Japón anunció que tiene planes para aumentar las actividades militares conjuntas con Washington en el sudeste asiático, además de prestar ayuda militar a países como Filipinas y Vietnam, que mantienen disputas territoriales en esa región con el gigante asiático.
«Si Japón quiere llevar a cabo cualquier patrulla conjunta o ejercicios conjuntos en aguas administradas por China, es como jugar con fuego y las Fuerzas Armadas chinas no van a quedarse de brazos cruzados», dijo este jueves el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Yang Yujun.
‘Perdido’ en «aguas turbulentas»
Además aclaró que el país del sol naciente a pesar de encontrarse «fuera de la región del mar de la China Meridional, siempre ha intentado estropear la situación» en esa zona, «tratando de obtener un porcentaje en aguas turbulentas».
Pekín y Tokio mantienen disputas territoriales en el mar de la China Oriental por las islas Senkaku/Diaoyu, pero en el mar de la China Meridional Japón no tiene ninguna reclamación, aunque está preocupado por la creciente influencia del gigante asiático en esa región, por donde pasan anualmente 5.000 millones de dólares en comercio marítimo, gran parte hacia y desde puertos japoneses.
Por su parte, EE.UU. a lo largo del año en curso ha intensificado maniobras militares cerca de las islas artificiales construidas por Pekín en el mar de la China Meridional. Washington insiste en navegar por las aguas asiáticas en disputa aferrándose a la premisa del principio de libertad de navegación, lo que ha provocado numerosas quejas de China, que tacha estas incursiones de «provocaciones». Este principio está contenido dentro del convenio de 1982 de la ONU sobre el Derecho del Mar, que no ha sido ratificado por la nación norteamericana.
Durante los últimos meses, China ha reforzado su presencia militar naval en la región, algo que sus vecinos y Estados Unidos, en alianza con estos, han realizado igualmente como contramedida, lo que ha desembocado en una militarización sin precedentes de las aguas en el Extremo Oriente