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El despliegue de misiles balísticos con capacidades nucleares en el enclave ruso de Kaliningrado este fin de semana ha encendido las señales de alarma en los países del Báltico así como entre los otros miembros de la OTAN. ¿Qué busca Moscú con la medida?
El despliegue por parte de Rusia de misiles con capacidades nucleares en Kaliningrado, que se confirmó este fin de semana, encendió las señales de alarma en la OTAN y especialmente entre los países del Báltico.
No se trata de la primera vez que Rusia despliega su sistema de misiles de medio alcance Iskander-M en el enclave, ubicado entre Polonia y Lituania y seguramente no será la última.
De hecho, algunos expertos creen que el plan ruso es eventualmente desplegar las armas de forma permanente en la zona.
Pero tanto los misiles como la decisión de desplegarlos en Kaliningrado son objeto de controversia.
El sistema Iskander-M es relativamente moderno y fue adoptado por las fuerzas armadas rusas en 2006.
Es altamente móvil: un par de misiles SS-26 -llamados «Stone» por la OTAN- transportados en una lanzadera portátil pesada.
Dichos misiles están equipados con varios mecanismos para tratar de penetrar las defensas enemigas y, desde Kaliningrado, podría alcanzar a todas las repúblicas del Báltico y probablemente dos tercios del territorio polaco.
Y, además debido a su alcance, también son controversiales porque pueden cargar tanto explosivos convencionales como ojivas nucleares.
En ese último caso, su alcance de aproximadamente 500 kilómetros los pondría en violación del tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias de 1987 que prohíbe el desarrollo y despliegue de ese tipo de armas.
EE.UU. está convencido de que Rusia ya ha violado ese tratado en su trabajo de desarrollo, pero el despliegue regular de los Iskander parece un clavo más en el ataúd de los tratados de control de armas heredados de la Guerra Fría.
«Ejercicios rutinarios»
Rusia ha insistido en que su actual despliegue es parte de unos ejercicios rutinarios, pero en el pasado ya los ha utilizado para responder a los planes de la OTAN de desplegar sistemas de defensa anti-misiles en Europa.
Moscú varias veces ha amenazado con apuntar con armas nucleares a los países que desplieguen elementos de cualquier sistema de defensa anti-misiles.
Y la doctrina militar del país también fue modificada para permitir usar más y más temprano armas nucleares en caso de conflictos regionales.
Por lo pronto, Polonia y Estonia ya expresaron su preocupación por el despliegue de los Iskander.
El jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Estonia, Teniente General Riho Terras, ve a los Iskander como instrumentos de un viejo deseo ruso: «llevar al Mar Báltico y a los pasajes que llevan al mismo cada vez más bajo su control ycontrolarlos tanto como hace con el Mar Negro«.
Kaliningrado
- Koenigsberg, como alguna vez se conoció a la ciudad de Kaliningrado, fue fundada por caballeros teutones en el siglo XIII. Alguna vez fue la capital de Prusia.
- Rusia se la quitó a Alemania y la anexó después de la Segunda Guerra Mundial. Los pobladores alemanes huyeron o fueron expulsados.
- Está a más de 300 kilómetros de Rusia, y para llegar a ella hay que atravesar territorio de la Unión Europea.
- Alberga a la Flota Rusa del Báltico y es el único puerto ruso en Europa completamente libre de hielo.
- El filósofo Enmanuel Kant pasó toda su vida en la ciudad y murió ahí en 1804.
Todo esto es parte de una estrategia que está siendo desarrollada por Rusia y que la OTAN caracteriza como de «anti-acceso y negación de área».
La misma consiste en desplegar sistemas y sensores militares de cada vez mayor alcance -o, en el caso de Kaliningrado, en ubicaciones donde se puedan utilizar equipos de relativamente corto alcance- para mantener a las tropas de la OTAN lejos del área.
Los radares de largo alcance y las defensas anti aéreas que Rusia tiene en Siria, por ejemplo, alcanzan fácilmente el Mediterráneo y el espacio aéreo de Turquía.
Y los comentarios sobre el Mar Negro del general estonio son pertinentes en cuanto los expertos de la NATO ya han expresado su preocupación de que en la práctica se esté convirtiendo en un lago controlado por Rusia.
La perspectiva de Moscú
Visto desde Moscú, sin embargo, el panorama es completamente diferente.
Rusia ha visto como la OTAN se ha ido expandiendo para acercarse cada vez más a sus fronteras al punto que las repúblicas bálticas, cuyo territorio alguna vez fue parte de la Unión Soviética, ahora son miembros activos.
Y esa es una tendencia que el presidente Vladimir Putin -quien ve el colapso del poder soviético como una tragedia- no va a aceptar ni a olvidar.
Actualmente la OTAN está reforzando su presencia militar en el Báltico y Polonia como respuesta a la creciente confianza rusa provocada por su exitosa anexión de Crimea y su participación en el conflicto en el este de Ucrania.
Y esto probablemente es uno de los motivos para el despliegue de los misiles Iskander.
El debate, por supuesto, puede parecerse a veces al del huevo y la gallina: ¿cuándo y quién empezó el ciclo de escalamiento?
Para Rusia, el pecado original es la expansión de la OTAN, empeorada ahora por el sistema de defensa anti misiles balísticos y los despliegues militares de la organización hacia el este, por más pequeños que sean.
Para la OTAN, la culpa es de los resentimientos rusos, sus amenazas nucleares y, sobre todo, la invasión y anexión de partes de un país soberano: Ucrania.
El despliegue de los Iskander por parte de Rusia cumple además con varios objetivos estratégicos, además de los puramente militares.
Por un lado le recuerdan al público occidental -y en especial a los habitantes de las repúblicas bálticas- del costo nuclear de enfrentarse con Moscú.
En ese sentido, es parte de una guerra de información más amplia entre Rusia y la OTAN, en la que Moscú trata de dividir a la alianza atlántica y garantizarse el derecho de hacer lo que quiera en su patio trasero.
Fuerzas apoyadas por Rusia ya controlan partes de Georgia, Moscú se anexó Crimea y apoya a las milicias pro-rusas en el este de Ucrania.
Y para la OTAN no deja de ser un problema que las repúblicas bálticas, que alguna vez fueron socialistas, ahora son claramente parte del campo occidental.
Eso significa que tiene que tomar medidas claras para confrontar la influencia de Rusia al tiempo que trata de que la crisis no siga escalando.