El hallazgo se ha fechado entre 5.000 y 19.100 años de antigüedad, y se han conservado en material volcánico petrificado
Una vez más, la casualidad ha querido regalarnos con la conservación de lo efímero. En Tanzania, marcadas en el lodo volcánico procedente del volcán Ol Doinyo Lengai, más de 400 pisadas de Homo sapiens (sobre todo mujeres y niños) han descansado bajo el suelo durante milenios para ser descubiertas en los últimos años. La datación ha sido muy compleja, por lo que finalmente se les ha atribuido un amplio arco cronológico entre los 5.000 y los 19.100 años de antigüedad. Esta foto del pasado nos muestra a un variado grupo de Homo sapiens en distintas actitudes, desde unos pasos rápidos que se mueven a 6 minutos por kilómetro hasta los correteos de niños que se desplazan con mujeres en dirección suroeste. Hay tal cantidad de huellas que una zona del yacimiento ha sido denominada por los investigadores como el «salón de baile». Auque ahora las huellas son vulnerables por haber sido puestas al descubierto, el detallado escaneado 3D de la zona permitirá reproducirlas en cualquier caso.
Fuentes de información digital utilizadas
National Geographic
Fuente de las imágenes
National Geographic
Palabras clave:
prehistoria, paleolítico superior, neolítico, Engare Sero, Tanzania, pisadas, Homo sapiens, gente
Bibliografía científica, publicación original
Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology
El sitio arqueológico de Engare Sero, al norte de Tanzania, es el yacimiento de huellas de ‘Homo sapiens’ más abundante y mejor conservado que se conoce hasta ahora en África.
Más de 400 pisadas humanas, y también huellas de cebras y de bóvidos, han sido halladas en la orilla sur del lago Natron, cerca del poblado de Engare Sero, en el norte de Tanzania. Los investigadores creen que las pisadas «se originaron en el material volcánico del Ol Doinyo Lengai, un volcán activo situado en las proximidades, y después fueron transportadas fluvialmente al sitio actual», según indican en un estudio publicado en Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.
Algunos de los rastros muestran a gente corriendo a través del lodo, a un paso de 6 minutos el kilómetro. Otras huellas fueron hechas por una persona con un dedo gordo del pie algo extraño, posiblemente roto.
Otros trazados sugieren que en torno a una docena de personas, la mayoría mujeres y niños, viajaron a través de la planicie de lodo juntos, moviéndose hacia el suroeste a lugares desconocidos. El lodo lo registró todo, incluyendo los pegotes de barro que caían de sus pies a cada paso.
La datación de las huellas ha entrañado ciertas dificultades, pues no estaba claro de qué época era el lodo que las conservó, pero finalmente, tras establecer que el lodo volcánico fue arrastrado por el agua hasta este lugar, se pudo fechar una concha que había en el lodo con una antigüedad mínima de 5.000 años y una máxima de 19.100 años, a finales del Pleistoceno. «Puesto que los humanos modernos (Homo sapiens) han estado presentes en África desde hace unos 200.000 años, Engare Sero representa el yacimiento de huellas de Homo sapiens anatómicamente modernos más abundante y mejor conservado que se conoce hasta ahora en África«, señala el estudio, coordinado por Cynthia Liutkus-Pierce, de la Universidad Estatal de los Apalaches (Estados Unidos).
Hay huellas que desaparecen de la orilla del mar en cuestión de segundos y otras que permanecen para la posteridad. Las huellas fosilizadas de nuestros antepasados remotos son «una instantánea en el tiempo, que registra un comportamiento en un momento específico de la historia», en palabras de los investigadores. «La primera vez que las vi recuerdo que salí del vehículo y se me caían las lágrimas», expresa Liutkus-Pierce en un artículo publicado en la edición internacional de National Geographic. «El origen de la humanidad es de un gran interés para mí: de dónde venimos y por qué somos lo que somos. Fue realmente emocionante ver nuestra propia historia ahí«, añade. Las primeras pisadas fueron detectadas por el lugareño Kongo Sakkae antes de 2006 y fue el conservacionista Jim Brett quien le comunicó el hallazgo a Liutkus-Pierce pocos años después.
Las huellas de Engare Sero se suman a un catálogo muy exclusivo de huellas humanas que han resistido el paso del tiempo. El yacimiento australiano de Willandra Lakes, por ejemplo, tiene 700 huellas fósiles hechas hace unos 20.000 años. Y dos yacimientos de la costa de Sudáfrica tienen huellas de Homo sapiens datadas en 120.000 años de antigüedad.
Aunque las más famosas seguramente sean las huellas de Laetoli (Tanzania), a unos 120 kilómetros al suroeste de Engare Sero, tienen la asombrosa antigüedad de 3,6 millones de años y fueron hechas por individuos de Australopithecus afarensis.
Engare Sero resulta emocionante por la abundancia y diversidad de huellas, que ofrecen una instantánea sorprendentemente detallada de cómo era la vida de nuestros ancestros en África.
«Es un yacimiento muy complicado», dice William Harcourt-Smith, un paleoantropólogo de la City University of New York, y miembro del equipo de Liutkus-Pierce. «Hay un área donde hay tantas huellas, que la hemos denominado el «salón de baile», porque nunca he visto tantas huellas en un solo lugar. Es una locura».
Más de 400 pisadas humanas, y también huellas de cebras y de bóvidos, han sido halladas en la orilla sur del lago Natron, cerca del poblado de Engare Sero, en el norte de Tanzania. Los investigadores creen que las pisadas «se originaron en el material volcánico del Ol Doinyo Lengai, un volcán activo situado en las proximidades, y después fueron transportadas fluvialmente al sitio actual», según indican en un estudio publicado en Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.
Algunos de los rastros muestran a gente corriendo a través del lodo, a un paso de 6 minutos el kilómetro. Otras huellas fueron hechas por una persona con un dedo gordo del pie algo extraño, posiblemente roto.
Otros trazados sugieren que en torno a una docena de personas, la mayoría mujeres y niños, viajaron a través de la planicie de lodo juntos, moviéndose hacia el suroeste a lugares desconocidos. El lodo lo registró todo, incluyendo los pegotes de barro que caían de sus pies a cada paso.
La datación de las huellas ha entrañado ciertas dificultades, pues no estaba claro de qué época era el lodo que las conservó, pero finalmente, tras establecer que el lodo volcánico fue arrastrado por el agua hasta este lugar, se pudo fechar una concha que había en el lodo con una antigüedad mínima de 5.000 años y una máxima de 19.100 años, a finales del Pleistoceno. «Puesto que los humanos modernos (Homo sapiens) han estado presentes en África desde hace unos 200.000 años, Engare Sero representa el yacimiento de huellas de Homo sapiens anatómicamente modernos más abundante y mejor conservado que se conoce hasta ahora en África«, señala el estudio, coordinado por Cynthia Liutkus-Pierce, de la Universidad Estatal de los Apalaches (Estados Unidos).
Hay huellas que desaparecen de la orilla del mar en cuestión de segundos y otras que permanecen para la posteridad. Las huellas fosilizadas de nuestros antepasados remotos son «una instantánea en el tiempo, que registra un comportamiento en un momento específico de la historia», en palabras de los investigadores. «La primera vez que las vi recuerdo que salí del vehículo y se me caían las lágrimas», expresa Liutkus-Pierce en un artículo publicado en la edición internacional de National Geographic. «El origen de la humanidad es de un gran interés para mí: de dónde venimos y por qué somos lo que somos. Fue realmente emocionante ver nuestra propia historia ahí«, añade. Las primeras pisadas fueron detectadas por el lugareño Kongo Sakkae antes de 2006 y fue el conservacionista Jim Brett quien le comunicó el hallazgo a Liutkus-Pierce pocos años después.
Las huellas de Engare Sero se suman a un catálogo muy exclusivo de huellas humanas que han resistido el paso del tiempo. El yacimiento australiano de Willandra Lakes, por ejemplo, tiene 700 huellas fósiles hechas hace unos 20.000 años. Y dos yacimientos de la costa de Sudáfrica tienen huellas de Homo sapiens datadas en 120.000 años de antigüedad.
Aunque las más famosas seguramente sean las huellas de Laetoli (Tanzania), a unos 120 kilómetros al suroeste de Engare Sero, tienen la asombrosa antigüedad de 3,6 millones de años y fueron hechas por individuos de Australopithecus afarensis.
Engare Sero resulta emocionante por la abundancia y diversidad de huellas, que ofrecen una instantánea sorprendentemente detallada de cómo era la vida de nuestros ancestros en África.
«Es un yacimiento muy complicado», dice William Harcourt-Smith, un paleoantropólogo de la City University of New York, y miembro del equipo de Liutkus-Pierce. «Hay un área donde hay tantas huellas, que la hemos denominado el «salón de baile», porque nunca he visto tantas huellas en un solo lugar. Es una locura».