Equilibrio, según el diccionario de la RAE, es el «estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente». En política podría asociarse con el logotipo del PNV. El azar o la habilidad política han querido que este miércoles el mismo partido que, en Vitoria, ha aprobado con EH Bildu el que será el preámbulo del futuro Estatuto vasco, un documento netamente soberanista –que habla de Euskal Herria como nación y proclama el derecho a decidir– haya salvado por la tarde, en Madrid, al Gobierno del PP, cuyos presupuestos de 2018 ha apoyado sin que, como había prometido, se hubiese desactivado antes la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya.
Los nacionalistas, para cuadrar el círculo, gobiernan plácidamente en Euskadi, las tres diputaciones forales y los principales municipios vascos, incluidas las capitales, con un PSE-EE que ni respalda ese nuevo Estatuto ni las cuentas de Mariano Rajoy pero que sigue viendo satisfactoria la alianza y está «cansado» de que se cuestione. Como guinda, el diario ABC ha revelado una conversación entre el portavoz peneuvista en el Congreso, Aitor Esteban, y la futura consejera de ERC Teresa Jordá, pendiente del 155, que se mostraba comprensiva con el papel del PNV: «Es una faena para vosotros. Nosotros lo tenemos claro». «Estoy seguro de que la sociedad vasca lo entenderá perfectamente», ha asegurado Esteban sobre este ejercicio de equilibrismo.
La mañana «soberanista»
«Tenemos al PNV más soberanista», coincidían en el Parlamento vasco los portavoces de Elkarrekin Podemos, PSE-EE y PP al analizar el documento aprobado en la ponencia de autogobierno. Lander Martínez, portavoz de la coalición que encabeza Podemos y que había negociado hasta la pasada semana un documento más matizado y transversal, ha ido un paso más allá y ha asegurado que el PNV ha buscado deliberadamente «blanquear» sus pactos en Madrid con esa fotografía con la izquierda abertzale. Pero la sonrisa con la que Maddalen Iriarte ha presentado este pacto pronto se ha transformado en seriedad en la rueda de prensa de la diputada de EH Bildu Marian Beitialarrangoitia al confirmarse que el mismo partido era capaz de retratarse con el PP… y con Ciudadanos.
En las Cortes Generales, la «agenda vasca» ha pesado más que la «agenda catalana» en la decisión final del PNV de apoyar los presupuestos generales del Estado. No ha sido una decisión sencilla: «Con el 155 no se juega», clamaba Andoni Ortuzar en el Aberri Eguna o Día de la Patria Vasca de hace un par de meses. Todavía hoy el importante sector soberanista encabezado por el portavoz en el Parlamento vasco y líder de Gipuzkoa Joseba Egibar aseguraba tener «opinión» sobre la arriesgada operación política del Euzkadi Buru Batzar, la sala de mandos del centenario partido con sede en Sabin Etxea. Por una lealtad hacia el Partido (con mayúscula) inexistente en otras organizaciones esas «opiniones» han quedado de puertas para adentro, también entre los cinco diputados del Congreso. Hallarán los matices en los lazos amarillos que los guipuzcoanos –y algunos alaveses– portan en la solapa de sus chaquetas.
La tarde evitando el «desastre» para España
La «agenda vasca» ha pesado, efectivamente, pero también el temor a una nueva «España ciudadana». No han sido pocas las declaraciones extremadamente duras de Ortuzar y otros portavoces del PNV contra Albert Rivera, curiosamente la tercera pata del acuerdo presupuestario. No es que Ortuzar tenga «miedo» a los extraparlamentarios Ciudadanos – «sería hasta bueno» electoralmente en Euskadi un cuerpo a cuerpo, opina– pero «hay que tener un poco más altura de miras». Sin presupuestos, en Sabin Etxea no veían otra alternativa que las elecciones anticipadas en España «y el triunfo del partido Ciudadanos y de lo que hoy conocemos como el fenómeno Rivera sería un desastre para Euskadi, pero, sobre todo, para España». Ortuzar, que viene del periodismo, mantiene con Rajoy una interlocución a la altura de la que el hoy lehendakari, Iñigo Urkullu, mantuvo con José Luis Rodríguez Zapatero, a quien también sostuvo el nacionalismo vasco en su segunda y complicada legislatura.
¿En qué consiste la «agenda vasca» que ha hecho irrechazables las cuentas de Rajoy? El pasado año, con el primer acuerdo, se tradujo principalmente en un calendario de inversiones en infraestructuras y en desatascar dos viejos litigios entre Madrid y Vitoria, la actualización del Concierto Económico y de la aportación vasca a las arcas comunes –»Cuponazo», lo llama Rivera– y unrefuerzo a la condición de «Policía integral» vasca de la Ertzaintza.
En 2018, consciente el Gobierno del PP de la incomodidad para el nacionalismo vasco de repetir una fotografía con el presidente del 155, el proyecto ya recogió una suculenta propuesta en forma de inversiones para Euskadi. De 385 millones en 2017 se proponían 509 millones. La continuidad de la financiación de las obras del AVE –singularmente el diseño de los accesos a las tres capitales– de nuevo era el plato fuerte. Pero, además, en el trámite de enmiendas el denominado Grupo Vasco –aunque sean del PNV sólo cinco de los 18 electos en Euskadi– ha arrancado 70 millones más. Se beneficiarán de ello, por ejemplo, el aeropuerto de Vitoria – referencia en el tráfico de carga pero olvidado hasta hace poco en materia de pasajeros– o la reforma del entorno del Memorial de Víctimas del Terrorismo que el Ministerio del Interior construye en el centro de la capital vasca.
El as en la manga de las pensiones
Sin embargo, el as en la manga del PNV –que rompe la imagen de insolidaridad trasladada por Rivera cuando alude a la «agenda vasca»– ha sido arrancar al Gobierno del PP lo que teóricamente era imposible financieramente: una subida general de las pensiones conforme al IPC y una mejora más profunda de las prestaciones mínimas. Es «para todo el Estado», ha remarcado este miércoles para justificar su ‘sí’ a Rajoy el Euzkadi Buru Batzar, ubicado muy cerca de las calles de Bilbao que se han colapsado con las movilizaciones de pensionistas y que han contagiado al resto de España. ¿Habría sido mucho más complicado explicarles a todos ellos que ya no había mejora a final de mes porque Quim Torra aún no tiene ‘consellers’?
Estos movimientos se siguen con expectación en Ajuria Enea, sede de la Presidencia vasca. Allí, el lehendakari Iñigo Urkullu acumula en una carpeta con una ‘senyera’ en el lomo un amplio dossier sobre Catalunya. También varios documentos de asuntos pendientes de tratar con el Estado. Ahora «la estabilidad» permitiría abordarlos tras unos meses en que la crisis catalana ha cerrado los canales abiertos el pasado año tras el primer acuerdo PP-PNV. «Veremos si a partir de ahora se pueden despejar algunas cosas», indican en el entorno del lehendakari, desde la constatación de que «con una votación en sentido contrario no habría ninguna posibilidad de nada», más que nada porque se abriría un escenario de incertidumbre e incluso de elecciones anticipadas.
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