Desde las primeras etapas de la guerra, Rusia está perdiendo la batalla de las comunicaciones via satélite en el este de Ucrania frente a la constelación Starlink, propiedad del Pentágono. El ejército ruso no ha consiguido bloquear internet en Ucrania y todos sus intentos de limitar o interceptar los flujos de datos han fracasado.
El nuevo sistema de satélites que Starlink ha puesto en el espacio para el Pentágono incluye tecnologías clasificadas que permiten a los nazis atrapados en la acería de Mariupol tener acceso a las redes e internet incluso bajo tierra.
Que una potencia como Rusia no haya recurrido a la ciberguerra en Ucrania o no haya podido competir con el Pentágono es otra de sus muestras de debilidad y atraso tecnológico en lo que a inteligencia artificial concierne.
Starlink y SpaceX evidencian las limitaciones de Rusia en telecomunicaciones.
Desde las primeras horas de la operación rusa, las estaciones de repetición, las torres de transmisión y toda la infraestructura de telecomunicaciones ucraniana fueron blancos militares de la artillería rusa con sistemas de armas de alta precisión. El sistema de telecomunicaciones ucraniano fue aniquilado en muy pocas horas, hasta que el Pentágono puso en marcha su último y más novedoso recurso: Starlink. En menos de veinte minutos, todo el este de Ucrania estaba conectado a la red más rápida que ha existido desde la aparición de internet. Esta red se expandió gradualmente y coexistió sin ninguna interferencia con la red rusa.
En el oeste de Ucrania, donde Starlink no se ha activado del todo, la conexión a internet deja mucho que desear. En el este, el Pentágono ofrece una nueva red que parece superar en prestaciones a las mejores redes actualmente en funcionamiento.
Starlink proporciona acceso a las telecomunicaciones a los ucranianos y también a los rusos, por una razón obvia: permite detectar, localizar e identificar en tiempo real de todos los soldados, vehículos y equipos rusos conectados a internet, lo que incluye, además de los sistemas dedicados, todos los teléfonos móviles en posesión de personas en el este de Ucrania y el oeste de Rusia.
Starlink ha sustituido así la infraestructura que tenía un país por su propia infraestructura digital en la órbita terrestre baja. Gracias a Starlink, el Batallón Azov ha vencido los potentes sistemas de interferencia electromagnética de Rusia y sigue conectado con los cuarteles generales de la OTAN en Polonia, Rumanía y otros lugares.
Los equipos Starlink ofrecidos a Ucrania forman parte de la ayuda militar de Estados Unidos a ese país. Dado el carácter secreto de la red de satélites militares, resulta extremadamente difícil, si no imposible, neutralizar las telecomunicaciones de la OTAN y de Ucrania. Hasta ahora los rusos no han logrado encontrar las claves y los códigos del protocolo Starlink. Sólo los chinos son capaces de cartografiar la red satelital, lo que explica que el Pentágono considere a China como el rival más formidable para la hegemonía estadounidense, y no a Rusia.
Rusia está pagando el precio de no haberse liberado antes de los gigantescos monopolios de internet (Google, Microsoft, Apple, Facebook) que, como se ve, no son otra cosa que maquinarias de guerra electrónica.
Rusia está perdiendo la ciberguerra en Ucrania frente a Starlink