Los tripulantes de los ovnis son descritos como de piel gris, gran cabeza y grandes ojos rasgados. ¿Sabías que podrían tener ese aspecto por culpa de Aleister Crowley?
Aleister Crowley
Los “alienígenas grises”, estas criaturas de cuerpo delgado, gran cabeza, dotados de ojos rasgados, negros y prominentes, son un icono pop del fenómeno extraterrestre. A menudo, los escépticos han sugerido que esta imagen proviene de los cómics de ciencia ficción de los años 50 pero lo cierto es que cuesta reconocerlos en sus páginas.
En efecto, la mayoría de los «marcianos» de los 50 eran hombrecillos verdes, con antenas o trompetas. Seres con muchos ojos, muchos brazos y/o muchas piernas (tipo pulpo). En el mejor de los casos eran robots destinados a asustar a los lectores. Es evidente que los grises no bebieron de este sustrato cultural propio de la Guerra de los Mundos o de Mars Attack.
En la vida real, basándose en 230 casos de encuentros con humanoides, el investigador brasileño Jader U.Pereira, publicó en marzo de 1991, un catálogo de seres divididos en catorce tipos. Los del Tipo 3 encajarían con seres macrocéfalos de corta estatura y calvos, pero van vestidos, tienen mentón puntiagudo y un pequeño orificio en lugar de boca. De hecho no hay rastro de los grises hasta finales de los años 70 cuando Steven Spielberg los incorpora en la película Encuentros en la Tercera Fase. Luego adquirirán vida propia en los Estados Unidos con la publicación de dos libros sobre abducciones de alcoba o visitantes de dormitorio a mediados de los ochenta.
Estos episodios, pese a aparentar secuestros extraterrestres, no acontecen en ninguna carretera solitaria, sino en la intimidad de nuestra casa, cuando estamos apunto de dormirnos o de depertar, sugiriendo una conexión casi onírica. Esto nos lleva a reflexionar sobre la génesis de este arquetipo.
Sí, un arquetipo porque de acuerdo a la teoría de Carl G. Jung, constituyen un patrón ejemplar del cual derivan otros objetos, ideas o conceptos.
De hecho, de acuerdo a esta idea podríamos retrasar el origen de los grises a principios del siglo XX, mucho antes de que Kenneth Arnold avistara los primeros platillos volantes de la era moderna en un contexto nada ufológico.
Fue en 1918 cuando el célebre esoterista Aleister Crowley estableció contacto con una entidad llamada Lam. Este ser «interrdimensional» guarda -como veremos- un inquietante parecido con los grises que aterrorizaron al escritor Whitley Strieber, que ilustraron la portada de su libro Comunión.
Crowley incluyó el retrato de Lam en su exhibición de Almas Muertas sostenida en Greenwich Village, New York, en 1919.
Debajo del cuadro rezaba la siguiente inscripción: “LAM es la palabra tibetana para Camino o Sendero, y LAMA es Aquel que Va, el título específico para los Dioses de Egipto, Aquel que pisa el Camino, en fraseología budista. Su valor numérico es 71, el número de este libro.”
Lam decía ser una entidad de Andromeda que habría llegado de forma interdimensional a nuestro mundo. Ahora: ¿Cómo se produjo ese contacto?
Extraterrestres y la magia sexual
Conviene primero conocer a Aleister Crowley, un influyente ocultista, místico y mago negro de origen británico.
Tras pasar por distintas sociedades secretas, Crowley se convirtió en el líder de la Ordo Templi Orientis (O.T.O.), una sociedad secreta que practiba en sus orígenes el Rito of Memphis-Mizraim de la francmasonería. Crowley escribió ochenta libros a lo largo de su vida, la mayoría relacionados con la magia, la cábala, el esoterismo y el yoga. Su ángel de la guarda, un ser llamado Aiwass, mensajero, a su vez, del dios egipcio Horus, le reveló mediúmnicamente el Libro de la Ley, sobre el que fundó un credo que denominó Thelema. Hasta tuvo su propia abadía en Cefalú (Sicilia) donde se decía que tenían lugar orgías y ritos sexuales que terminaron haciendo que Mussolini le expulsara de Italia.
Entonces se trasladó a Nueva York donde comenzó a practicar magia sexual, primero con Alice Richardson, una intérprete de música india casada a la que dejó embarazada y abortó espontáneamente y, posteriormente, con Roddie Minor una modelo de artistas que vivía separada de su marido. Juntos se enfrascaron en los Trabajos de Amalantrah (The Amalantrah Workings) a través de la magia ceremonial sexual y, fruto de estos trabajos, tanto Crowley como Minor desarrollaron una serie de visiones y comunicaciones mediúmnicas con Lam.
No hay más comentarios sobre Lam, salvo el que publicaron sus discípulos, como Kenneth Grant reconocido como su sucesor quien, por cierto, heredó el dibujo de Crowley en 1945.
Sin embargo, la experiencia había despertado el interés de los simpatizantes de Crowley. En 1987 Grant, llegó a formalizar el Culto de Lam. Paralelamente, un manuscrito llamado The Lam Statement (La declaración de Lam) circuló entre los iniciados de la OTO para “regularizar el modo de vinculación y construyendo una fórmula mágica para establecer comunicación con Lam”.
Los seguidores consideran a Lam una entidad más que un ser individual y que Crowley abrió un portal de comunicación que permitía a otras entidades similares poder entrar en el universo conocido, y particularmente en nuestro mundo.
Quienes creen en esta posibilidad creen, también, que el portal ha permanecido abierto desde entonces permitiendo que toda clase de entidades interdimensionales ingresen en la Tierra.
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