La ex Secretaria de Estado de EE.UU., Condoleezza Rice, dijo que el reciente escándalo en China, léase el derrocamiento del ex jefe de partido de Chongqing Bo Xilai, el intento de deserción de su lugarteniente Wang Lijun y el curso de las repercusiones políticas, plantean preguntas sobre la fuerza del Estado de derecho en el país asiático en el contexto de su sistema político autoritario.

Rice hizo sus observaciones en la Heritage Foundation en Washington, el 13 de abril, después de un discurso acerca del excepcionalismo estadounidense, en respuesta a una pregunta de La Voz de América.

«El caso de Bo Xilai se hace interesante e intrigante», dijo. «Pero realmente creo que la gran pregunta es, ¿qué dice esto sobre la China misma, cómo se hace la política?».

Rice dijo que estaba interesada en «cómo respondería finalmente el pueblo chino a lo que es, en efecto, uno de los mayores escándalos políticos en la historia del país».

Señaló además el animado debate en Internet sobre el escándalo, a pesar de la constante censura. «Está iluminando hasta la blogosfera, según tengo entendido. Y esto sugiere que hay una población china que ansía obtener información acerca de lo que está sucediendo en su país, que está decidida a informarse sobre lo que está pasando en el país», dijo.

Cuando la gente sabe lo que está sucediendo en su país, «empiezan a querer hacer algo acerca de lo que está ocurriendo», dijo.

Rice indicó que esto podría presentar un desafío al liderazgo del régimen mientras se prepara para el Congreso del partido este octubre, donde se supone que tendrá lugar una suave entrega del poder a una nueva generación de miembros del aparato comunista.

El sistema político de China necesita ir más allá de un enfoque de simple prosperidad material, dijo Rice. «La legitimidad basada en la prosperidad tiende a no durar mucho porque las expectativas del pueblo siguen creciendo; la gente comienza a preocuparse por príncipes que conducen a su alrededor en Ferraris, estos son los nietos de la revolución en un estado que se supone de alguna manera estar dedicado a la igualdad social». Por lo que «China tiene muchos retos”, dijo.

«Sospecho que si estuviéramos en el hall de la sala de reuniones, preparándonos para el Congreso del Partido en 2012, la gente podría estar preguntando cómo la estructura política podría acomodar algunas de estas presiones ‘sin llegar a ser Gorbachov’, que por supuesto es el gran temor de todo el mundo: intentar la reforma desde la parte superior y terminar derrumbando el sistema».

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