La Ouija es un tablero dotado de letras y números con el que supuestamente se puede entablar contacto con los difuntos. En los países latinoamericanos también es conocido como el «juego de la copa».
Según sus partidarios, la ouija tiene como objetivo el contacto de las personas que participan en el juego con supuestos espíritus o «almas en pena» y, aunque de forma menos frecuente, con extraterrestres o demonios.
La ouija no es más que un tablero en el que generalmente se encuentran grabadas las letras del alfabeto, los números del 0 al 9, el “Si”, y el “No”. Sobre este tablero se coloca una pequeña tablilla acabada en punta para señalar una letra. Aunque también es corriente encontrar versiones caseras en las que la tablilla es sustituida por un vaso colocado boca abajo.
Se aconseja un mínimo de cuatro participantes, aunque en ocasiones se puede hacer con menos gente, que deben colocar cada uno un dedo sobre la tablilla o el vaso. Seguidamente, y de la forma más relajada posible, se inicia la sesión preguntando si hay alguien ahí. Se trata del establecimiento de contacto. Si la respuesta es afirmativa el vaso se deslizará aparentemente pos sí mismo hacia el sí. A partir de ahí se pueden hacer preguntas y las respuestas serán deletreadas mediante movimientos de la tablilla sobre el tablero.
Un espíritu de esos quería que le hiciera un favor y me comunicara con la mamá y le dijera que él estaba bien, al comienzo yo creía que para qué me iba a poner en esas cosas si eso era puro cuento, pues que siempre que invocábamos, el mismo espíritu una y otra vez se nos metía en la tabla y era difícil para echarlo fuera, era muy rebelde hasta que un día ya cansados de su insistencia le pedimos pues el teléfono y los datos de la mamá. Efectivamente llamé personalmente al teléfono proporcionado por el espíritu y efectivamente contestó una señora, pregunté por el nombre que me dió el espíritu y era la mamá, pues no sabía cómo preguntarle nada y menos decirle vea saludes de su hijo muerto, pues que le dije a la última que había un espíritu que se nos metía en la ouija y se llamaba así y así y así y me dió el teléfono y que le dijera que estaba bien, la señora lloró mucho y estuvo muy nerviosa y preguntaba insistente si nosotros sabíamos quién lo había matado, ni idea, pero confirmamos que el tipo lo habían matado en una discoteca y que sí era la mamá, la mamá terminó por agradecer y quedó más tranquila de saber que el hijo se había comunicado. La cosa quedó de ese tamaño, hasta que a mí me comenzaron a desaparecer mis cosas, pequeñeces, que el lapicero, que el lápiz, ya luego eran mis cuadernos del colegio, mis libros, ya luego fueron cosas más grandes, prendas de vestir y lo peor, mi ropa interior, siempre yo buscaba y me ponía furiosa creyendo que mi hermana o mi mamá se ponían a esconder mis cosas, luego ya fueron cosas más físicas, cuando yo me duchaba sentía una mano que tocaba mis nalgas, pero solo cuando yo me duchaba, lógico que no era yo restregando mi trasero, ya luego fueron cosas muy dramáticas, mientras hablaba yo con amigos, sentía que algo se sentaba en mis piernas, era traumático y me levantaba a los gritos, tanto que todo mundo creía que me estaba enloqueciendo y efectivamente era el espíritu del muerto que me quería llevar con él seguramente. Ya luego sentía cómo una presencia se acostaba en mi cama, perfectamente sentía ese humor frío que se posaba en el colchón, eran momentos horribles para mí, ya ni leer la biblia ni ponerla al lado de mi cama eran suficientes para espantar ese espíritu.
Luego conocí a un amigo que es clarividente, yo no sabía que lo era y él no sabía nada de mi situación, inmediatamente descubrió al muchacho muerto y me dijo que estaba siempre a mi lado y bueno, cosas muy terribles de su muerte, yo le pedí que me dejara en paz y mi amigo con sus poderes extrasensoriales logró convencer a ese espíritu de molestarme. Muchos días después, claro que seguimos jugando a la ouija y para desfortunio mío, se le metió a mi mejor amiga, fué una experiencia que nos dejó marcados a los que la vivimos y por eso les recomiendo que nunca se metan con eso, es una puerta dimensional que apenas la abres no hay cómo cerrarla.
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ES VERDAD…LES RECOMIENDO QUE NUNCA LO HAGAN,YO HE TENIDO EXPERIENCIAS AL RESPECTO,CUANDO ENTRAN ES DIFICIL DESHACERSE DE ESTOS SERES,
Conozco el caso de una chica que jugó a la ouija, y a ella le marca el número 33.
Después de muchos años, cuando ella tenía 33 años, muere por una infección que nadie le pudo controlar. Esto es real, cercano a mi familia.
Creo que mejor no abrir esas puertas, incluso en la Biblia se prohíbe. Saludos.
La ouija es como abrir una puerta para que las almas atormentadas hagan de las suyas, rara vez aparece almas benevolas ya que no suelen necesitar comunicarse y cuando lo hacen es para responder a sus familiares.
Lo peor de todo es que la mayoria de las personas que hacen estas sesiones, no saben cerrar la puerta que han abierto y se llevan almas consigo o las dejan en el lugar que es aun peor.
No es bueno meterse en el mundo de los seres desaparecidos porque los unicos que vendrán son los que aún vagan sin encontrar su camino por alguna razón. Dejemos a los muertos en paz, si ellos quieren manifestarse ya encontrarán el modo de decirnos que están bien.
Como bien habeis comentado la ouija es un portal y no se debe de abrir, la falta de desconocimiento en este tema es lo que lleva a que en ocasiones ocurran cosas similares a las que se han comentado, en mi humilde opinión debemos preocuparnos mas de los vivos que de los fallecidos.
Hay puertas que nunca deberian ser abirertas.