¿HIJOS DE LOS NEFILIM?

Buscando al “eslabón perdido”

El término de “eslabón perdido” nació a partir del libro de Thomas Huxley -Evidencias del Lugar del Hombre en la Naturaleza-, allá por el año 1.863, y en pleno apogeo de las teorías que Charles Darwin había dado a conocer al mundo poco tiempo antes. En el trabajo de Huxley, se hacían referencias a unos estudios anatómicos comparativos entre seres humanos y grandes simios como los africanos, y planteaba la hipótesis de que el homo sapiens habría evolucionado con casi toda seguridad, de algún antepasado de los simios actuales. Los sectores más escépticos de la sociedad encabezados por la iglesia que chocaban frontalmente contra la nueva teoría de la evolución de las especies, y más concretamente en el caso del hombre, exigieron de inmediato que se aportaran las pruebas físicas que demostrasen los distintos pasos o eslabones que condujeron a un simio a transformarse en un ser humano. Desde ese momento, la búsqueda de los eslabones perdidos que conectasen a simios y humanos estaba servida.

No faltaron desde entonces, finales del siglo XIX, hasta el mismo día de hoy, quienes se adentrasen en la búsqueda de restos fósiles que demostrasen fehacientemente la evolución del ser humano desde sus orígenes simiescos, no faltando incluso intentos de fraude tan sonados como lo fue el del “Hombre de Piltdown”, un engaño que duró desde 1.912 hasta 1.953. Y es por ello que durante todo este largo proceso de búsqueda, los medios de comunicación ante cada nuevo descubrimiento de evidencias fósiles han hecho referencia a un “nuevo eslabón” dentro del supuesto registro evolutivo del hombre, pero siempre les ha faltado el definitivo y principal. Si bien los científicos ya no utilizan el viejo término victoriano de “eslabón perdido”, sin embargo, y pese a haberse encontrado multad de evidencias fósiles, no se ha logrado establecer ninguna evolución lineal capaz de demostrar la conexión del homo sapiens con aquellos simios a los que Huxley hizo referencia. No aparece el eslabón perdido capaz de unir todos los elementos dispersos localizados hasta el momento. En definitiva, no hay evidencia fósil de que el hombre moderno es producto de la evolución.

Sólo existe un enorme catálogo de nombres (australopithecus, zinjanthropus, pithecanthropus, neardenthales, etc, etc…) diseminados por infinidad de puntos geográficos de medio mundo y catalogados a lo largo de varios millones de años. Se ha intentado una y otra vez establecer puntos de anclaje entre distintos grupos fósiles de homínidos capaces de establecer una conexión con el hombre moderno, pero…, nunca termina de encajar el enorme rompecabezas de nuestros orígenes. Se da además, una circunstancia a tener muy en cuenta, pues si bien poseemos miles de fósiles de nuestros ancestros que abarcan un periodo comprendido entre hace cuatro millones y doscientos mil años, sin embargo, apenas poseemos proporcionalmente registros fósiles de los siguientes cien mil años, que es cuando la ciencia sitúa el momento de la gran o grandes mutaciones genéticas que desembocaron en la aparición del Homo sapiens.

El otro gran evolucionista contemporáneo de Charles Darwin, nos referimos a Alfred Russell Wallace, consideraba que en ningún caso podía aceptarse que las facultades intelectuales y morales del hombre fueran producto de la evolución, es decir, el haber obtenido el grado de “seres humanos” poco a poco. El creía en un único y gran salto cualitativo, en algo sobrenatural. Mayoritariamente se impuso la teoría de Darwin, si bien ni uno ni otro, así como sus herederos intelectuales, han sabido dar las respuestas a las incógnitas planteadas, como es el caso sobre los orígenes de la inteligencia humana, donde la línea aceptada de descendencia del “homo erectus” es tan sólo un modelo posible, pero nunca jamás una prueba clara y precisa.

Un “souvenir” llegado de oriente

Distintos viajeros europeos durante los siglos XVII y XVIII, descubrieron entre las ruinas de Persépolis, ciudad persa construida en tiempos de Darío I (521 – 485 a. C.), gran cantidad de extraños símbolos o inscripciones que les llamó poderosamente la atención. Después de copiarlas o llevarse los fragmentos y tablillas de arcilla donde aparecían las inscripciones, procedieron a trasladarlas a Europa. De estas inscripciones indescifrables se hicieron numerosas copias para su estudio por parte de eruditos, que incluso llegaron a afirmar que no se trataban nada más que de marcas de pisadas de pájaros sobre la arcilla aún húmeda. Pero por suerte, las primeras interpretaciones dirigidas con acierto a la resolución de la incógnita planteada, vinieron gracias a un joven estudiante de filología  alemán de veintisiete años, por una apuesta con unos amigos. Georg Friedrich Grotefend (1.775-1.853), se comprometió ante ellos, a encontrar la clave para descifrar lo que para él sin duda no era más que un antiguo tipo de escritura. Inició su trabajo partiendo de unas copias de mala calidad de las inscripciones halladas tiempo atrás, logrando lo que los mejores especialistas de la época no habían conseguido hasta ese momento. En el año 1.802 presentó a la Academia de Ciencias de Gotinga sus primeros resultados que tituló -Artículos para la interpretación de la escritura cuneiforme persopolitana-.


Pero tuvieron que pasar varias décadas hasta que diferentes personajes a mitad de camino entre locos aventureros y hombres de ciencia, como lo fue Sir Austen Henry Layard (1.817-1894), quienes desenterrasen entre las arenas del desierto importantes vestigios del pasado en parajes de Mesopotamia, sacando a la luz míticas ciudades e imperios que hasta ese momento solo se creían producto de la fantasía y de las viejas leyendas de los lugareños. Una tras otra, Nínive, Nimrud, Assur, Babilonia, etc…, fueron arrojando parte de sus tesoros y misterios. Y entre ellos miles de tablillas e inscripciones con los mismos o muy  similares extraños signos a los que el joven Georg Friedrich se enfrentase por primera vez años atrás. Sólo en la biblioteca que mandó construir el soberano Asurbanipal (rey asirio quien en el siglo VII a.C. gobernó un imperio que se extendió desde Egipto hasta Persia) en la ciudad de Nínive, fueron localizados unos 25.000 fragmentos tras su descubrimiento a finales del siglo XIX por Sir Henry Layard.

Gracias a los primeros pasos de Georg Friedrich y al descubrimiento de Layard de un texto trilingüe de la época del rey persa Darío, que representó para la comprensión de los caracteres cuneiformes lo que el hallazgo de la piedra Rosetta significó para la lectura de los hieroglíficos egipcios, comenzaron a descifrarse multitud de textos  en los que aparecían entre otros muchos, gran cantidad de leyendas, mitos, epopeyas y toda clase de narraciones que hacían referencia a antiguos dioses de carne y hueso, que convivieron con los hombres, y en donde se explicaba con todo lujo de detalles el cómo, cuándo y por qué apareció el hombre en nuestro planeta.

Todas las referencias de los distintos pueblos y culturas que se fueron localizando en Mesopotamia (Babilonia, Asiria, Akkad) conducían a un primer pueblo como el iniciador de todos los conocimientos, tradiciones, religiones y leyendas; los sumerios. La civilización sumeria está considerada por la arqueología moderna como la primera y más antigua civilización del mundo. La procedencia de sus habitantes, los sumerios, es aún hoy en día incierta y existen numerosas hipótesis que tratan de explicar su repentina aparición prácticamente desde la nada. Desde la rueda a la escritura o, desde la primera agricultura a la domesticación de animales, los sumerios aportaron a la humanidad grandes avances e hicieron gala desde los primeros vestigios de su civilización, de un conocimiento muy superior al de muchas civilizaciones posteriores.

Fueron ellos quienes dejaron escritos para la posteridad hace más de 5.000 años, los acontecimientos claros y concisos que condujeron a la aparición del hombre, y que paleontólogos y genetistas imbuidos en sus piquetas y probetas tratan de esclarecer hoy en día.
Considerados como un simple mito de un pueblo primitivo recién salido del neolítico, la paleoastronáutica de la mano de investigadores como Zecharia Sitchin, experto en lenguas muertas, ha rescatado estos viejos textos olvidados por la ciencia, con el propósito de incorporar nuevas perspectivas al estudio de los orígenes del ser humano, aunque la acogida como no podía ser de otra manera, ha sido bastante despectiva o totalmente ignorada en el mejor de los casos.

El Libro Perdido de Enki

Algunas tablillas describen la creación de la Tierra actual a partir de un planeta primitivo llamado por los habitantes de Nibiru “Tiamat” (dadora de vida) que se partió en dos a raíz del choque cataclísmico con Nibiru, un planeta llegado de muy lejos, que por alguna razón desconocida, se vio atraído por la fuerza gravitatoria del Sol y colisionó con Tiamat partiéndolo en dos.


Uno de los satélites de Tiamat, Kingu, dio origen a la Luna y la otra parte del planeta se extendió en lo que hoy se conoce como el cinturón de asteroides, y los sumerios llamaban “El brazalete repujado”.


Arriba representación de la colisión entre la Tierra Primitiva, “Tiamat” y Nibiru y cómo tras la colisión la Nueva Tierra (“Ki”) pasó a tener otra órbita

Uno de los hallazgos encontrados y que se conserva hoy en el Museo Ashmolean de Oxford son unos prismas de arcilla con la lista de los diez soberanos antediluvianos, período que abarca 432.000 años de reinado (43.200 años de reinado por cada rey de media, lo que nos da la clara idea de que estamos hablando de unos seres con una longevidad pasmosa desde nuestra óptica humana).


Prisma Weld-Blundell,Oxford

El texto de la lista más completa escrito en cuneiforme sobre un pequeño prisma de barro (Prisma WB, 1923.444, hoy atesorado en Oxford) y conocido con el nombre de Lista real sumeria pertenece a la colección Weld-Blundell y ha sido traducida por Thorkild Jacobsen.

Ciudad / Rey
Eridu /A-lulim
Eridu / Alalgar
Bad-tibira/ En-men-lu-Anna
Bad-tibira/ En-men-gal-Anna
Bad-tibira/ Dumu-zi
Larak/ En-sipa-zi-Anna
Sippar/ En-men-dur-Anna
Shuruppak/ Ubar-Tutu

Se conocen más de una docena de ejemplares de Listas de Reyes Sumerios, encontrados en Babilonia, Susa, y en la Biblioteca Real Asiria de Nínive, del siglo VII a. C. Se cree que todos proceden de un original que probablemente fue escrito durante la tercera dinastía de Ur o un poco antes.

El ejemplar mejor conservado de la Lista de Reyes Sumerios es el llamado Prisma de Weld-Blundell.

La lista comienza así:

“Tras descender el Reinado del Cielo, Eridú (lugar donde según la Biblia estuvo el Jardín del Edén) se convirtió en la sede del Reino”.

La Lista de los Reyes Sumerios, al igual que la Biblia, habla acerca del Diluvio:

“Después de que las aguas cubrieran la tierra y que la Realeza volviera a bajar del Cielo, la Realeza se asentó en Kis”.

Tanto las Tablillas de Nippur como el Prisma de Weld dan los nombres y reinados como siguen:

REY / REINÓ EN/ DURACIÓN

Alulim /Eridú /28.000 años
Alalmar /Eridú /36.000 años
Emenluanna /Badgurgurru /43.000 años
Kichunna /Larsa /43.000 años
Enmengalanna /Badgurgurru /28.000 años
Dumuzi /Badgurgurru /36.000 años
Sibzianna /Larak /28.000 años
Emenduranna /Sippar /21.000 años
Uburrato /Shuruppak /18.000 años
Zinsuddu /Utnapishtim /18.000 años

La primera ciudad que se fundó fue Eridú.

Su santuario inicial allí, una maravilla de la arquitectura en aquellos primitivos días, se elevaría y crecería con el tiempo hasta convertirse en un magnífico templo-morada, el E.EN.GUR.RA («Casa del Señor Cuyo Retorno Es Triunfante»), adornado con oro, plata y metales preciosos del Mundo Inferior, y protegido por el «Toro del Cielo».


Arriba representación de la morada E.EN.GUR.RAen la ciudad sagrada de Eridú.



Arriba actual posición de la antigua Eridú en Irak actual.

Estos textos sugieren que un testigo presencial de todos los acontecimientos, y quien dictó a un escriba los más importantes de entre ellos, de una importancia extraordinaria fue EA (en sumerio, Aquel cuyo hogar es agua).

Uno de esos libros, inscrito en catorce tablillas, (la última con la nota del traductor) explican la llegada a la Tierra de seres procedentes de Nibiru hace algunos cientos de miles de años con el objeto de buscar oro necesario para el restablecimiento de la atmósfera dañada en aquel entonces de Nibiru, su planeta de origen, el cual completa un Shar (una vuelta a nuestro Sol) cada 3600 años y el cual se acerca, en ocasiones de forma peligrosa, a nuestro Sistema Solar para completar cada órbita, provocando situaciones peligrosas y eventos geológicos y climáticos, tanto en la Tierra, como en Nibiru.


Arriba representación de EA también llamado Enki, que tuvo una importancia crítica en la “Misión en la Tierra” de los Anunnaki


Por supuesto, los llegados pertenecen a la casa real de Nibiru, son nobles, cuyas normas de sucesión y herencia, y las disputas por el mandato y el lugar en la jerarquía, ocasionan a lo largo de los cientos de miles de años, que narra el Libro mencionado, conflictos enconados y violentos donde hay asesinatos, destierros, castigos, diferencias de opinión y algunos conflictos bélicos con la Tierra con armas nucleares incluidas.

Estos seres provenientes de Nibiru, privilegiados que tuvieron la ocasión de conquistar un planeta aparentemente no habitado hasta entonces por vida inteligente, pero al mismo tiempo, y al parecer víctimas de un exilio forzoso motivado por el hecho de seguir proveyendo del oro necesario para la supervivencia de la atmósfera de su planeta amado de origen, no son representados como “malos” ni “buenos”.

Son capaces de una entrega extraordinaria, de hazañas increíbles, la culminación de las cuales es la creación de seres inteligentes, concebidos como “ayudantes” en la dura tarea de extraer el tan ansiado oro, a riesgo de saltarse algunas normas y leyes existentes en el Universo y convirtiéndose de esa forma en “creadores”, pero también conocedores de la envidia, la codicia, la ambición, la insatisfacción, la venganza, el odio y otros sentimientos considerados por nosotros como “humanos” y los cuales provocan divisiones entre dos clanes durante cientos de miles de años, el encabezado por Enki y el liderado por Enlil, su hermanastro.

Tres hermanos,

  • Ea (luego llamado Enki)
  • Enlil (señor de Mandato, a quien se asigna la Misión de la Tierra)
  • Ninki,

son los protagonistas principales de esta historia, los tres hijos de Anu, soberano de Nibiru.

El relato sencillamente narrado resume la historia de cientos de miles de años desde la Llegada de los Anunnaki a la tierra hasta el ascenso de Marduk, el primogénito de Enki, al poder en Egipto.

Ellos fueron los primeros “Anunnaki” que “del Cielo a la Tierra llegaron”.

Su Misión y la de sus descendientes en la Tierra comenzó a complicarse seriamente cuando decidieron crear al “Trabajador Primitivo”, no sin antes sortear muchos obstáculos éticos, políticos y técnicos.

Lo importante sobre el origen de la humanidad es que es un hecho absolutamente único. Aparentemente, a juzgar por la crónica de Enki, nunca se había oído hablar del hecho de crear un ser de la nada ya que “todos los seres descienden de una simiente evolucionada a lo largo de eones”.

Pero la necesidad de forjar un Trabajador Primitivo, motivó que se diera vía libre a una idea de Ea (o Enki) basada en poner la señal de los Anunnaki a una simiente ya existente en la Tierra, homínidos que caminaban erectos en dos piernas hace 300.000 años, y que vivían entre los animales de las estepas.

Enki convenció a su hermano, Enlil, quien dirigía la “Misión en la Tierra” de llevar a cabo semejante idea con un argumento importante: no se trataba de crear esclavos, ya que la esclavitud había sido abolida en su propio planeta miles de años atrás, sino de crear “un ayudante”. No se trataba de crear un ser de la nada, algo en manos únicamente del Creador del Todo, sino de favorecer la evolución poniendo la marca de los Anunnaki en seres homínidos propios de la Tierra.

La idea de Enki no era crear una nueva criatura, sino “hacer más a su imagen y semejanza a una ya existente” con una sola gota de la existencia de los Annunaki.

No fue una decisión fácil.

Se preguntaron si era Hado o Destino llevar a cabo tal plan y el Dios Creador de Todo daría el visto bueno a un plan para salvar de la destrucción a Nibiru o no. Pero al final se puso manos a la obra y de esta forma Enki, Ninki, su hermana y Ningishzidda, el hijo de Enki, comenzaron el proyecto. Se trataba de mezclar una hebra de la esencia del ser ya existente en la Tierra con la otra hebra de ADN del Anunnaki.

Estos relatos tienen 6000 años de antigüedad y hablan claramente de un proceso de manipulación genética en el que se planeó el primer bebé probeta de la historia, empleando un óvulo de una madre homínida y fertilizando el óvulo con material genético (medido en proporciones exactas con objeto de conferirle la imagen, pero no todas las capacidades ni ciclo vital), para después insertarlo en una matriz Anunnaki.

Tal y como se narra en el Libro Perdido de Enki, colocaron un óvulo de la hembra bípeda en un recipiente (probeta) de arcilla (de la Tierra, después de varias pruebas fallidas empleando material de cristal) y se mezcló con “objetos diminutos” con fórmulas que contenían la simiente Anunnaki (en una clara referencia al ADN) y posteriormente, una vez fecundado el óvulo de la hembra bípeda lo colocaron en una matriz Anunnaki, concretamente en la matriz de Ninki, la hermanastra de Enki, tras lo cual hubo concepción y ésta dio a luz un varón sano, sin pelo en el cuerpo, con los sentidos perfectos y capacidad para hablar, al que llamaron Adamu (el Adán del Antiguo Testamento).

Posteriormente Ninki se reunió con siete sanadoras Anunnaki de la ciudad y les pidió que aceptaran la tarea de ser “matrices” para otros óvulos fecundados de la misma forma.

Pero esta vez, colocaron óvulos de hembras bípedas y los fecundaron con la esencia (material genético) de Adamu, pronunciando una frase de encantamiento enlazando de esa forma la esencia del Cielo y de la Tierra por parentesco sanguíneo. Insertó los óvulos en matrices Anunnaki y las Anunnaki dieron a luz a siete trabajadores primitivos más.

Viendo que la tarea de crear un ejército de esta manera era demasiado ardua, decidieron crear a la contraparte femenina, a la que llamarían “Tiamat ” (con el mismo nombre de la Tierra primitiva antes del cataclismo) y esta vez cambiaron las esencias Anunnaki para ajustarlas a este fin de creación de una fémina. La matriz de Tiamat esta vez fue la esposa de Enki, Ninti, quien estuvo encantada con esta tarea.

De esta forma, crearon más hembras posteriormente para que éstas se reprodujeran de forma natural con los varones ya creados; sin embargo observaron que no había procreación entre hombres y mujeres primitivos.

Ninguna de ellas tenía descendencia; volvieron a repasar las “esencias” Anunnaki empleadas (las hebras y componentes genéticos empleados para el proceso) y vieron que las esencias estaban dispuestas como 22 ramas en un Árbol de la Vida, pero no incluían la capacidad de procrear.

Se puede inferir, por lo que viene a continuación, que se estaba produciendo un rechazo que impedía la procreación. Sin embargo, la presión por crear a “trabajadores primitivos” para extraer el oro de África era cada vez mayor.

¿Qué harían en este momento después de tanto trabajo empleado y de que Enlil aprobara a regañadientes la operación?.

Ningishzidda, el hijo de Enki, experto en estos temas, tenía la solución; tal y como se describe en “El Libro Perdido de Enki” durmió a Enki, Ninki, Adamu y Tiamat y extrajo de la costilla de Enki y Ninki su esencia vital y en la costilla de Adamu insertó la de Enki y en la de Tiamat la de Ninki, añadiendo al Árbol de la Vida dos ramas más con fuerzas procreadoras.

Sin duda, todo ello tiene relación con el relato de la costilla de Adán y Eva conocido por el Génesis y que muchos entendíamos como “mito” o “leyenda”.

Parece estar describiendo algún tipo de implante que permitió que ese rechazo inmunitario que impidió la original descendencia fuera superado por medio de la inserción de material genético de dos seres productivos a dos seres sin capacidad de procreación.

Al igual que en el Antiguo Testamento, el texto sumerio recoge la idea de que a partir de ese momento, en que Adamu y Tiamat se “encontraron” y tomaron conciencia de su desnudez y de su feminidad y virilidad algo cambió por completo. Todo ello horrorizó a Enlil que creyó que se les había dado a esos seres creados, las últimas porciones de la “esencia vital” Anunnaki y que quizás se les había conferido incluso sus ciclos vitales (de miles de años de vida) y la capacidad de autocuración y auto-regeneración.

Fue entonces cuando el hermano de Enki, Enlil, inseguro con el proyecto humano desde el principio, decretó que Adamu y Tamat se marcharan del Edin, donde hasta entonces estaban alejados del duro trabajo, pues el objetivo original era que permanecieran como “moldes” perfectos de la creación humana, sólo dedicados a la procreación.

Fue Enlil quien decidió que fueran exiliados allí donde se les necesitaba, al Abzu (África Sudoriental) dedicados de pleno al trabajo de extraer el oro, como todos los demás humanos creados.

De esta forma fueron expulsados del Edin.

Las alusiones a una “serpiente” maligna hacen una clara referencia al símbolo con que se representaba el propio Enki, conocedor de los secretos de la manipulación genética y director de todo este proyecto de la creación del Trabajador Primitivo.

Y de esta forma la humanidad comenzó a proliferar; Adamu y Tiamat tienen tres hijos, y el relato de los acontecimientos que siguieron en gran medida están recogidos con mayor o menor fidelidad en el Antiguo Testamento, sin embargo, no eran los únicos que procreaban.

Enki siempre había sido conocido por sus dotes amorosas y la incontinencia de sus apetitos sexuales.

Una de las tablillas describe cómo Enki encuentra en el Edin dos hembras de gran atractivo y ambas procrean de él dando a luz uno cada uno de ellas:

  • Adapa
  • Titi

Adapa, sumamente inteligente, se convierte en el primer hombre civilizado. Adapa y su hermanastra Titi a su vez se emparejan dando a luz a Kain y Abael (en clara referencia a Caín y Abel).

En el Antiguo Testamento podemos encontrar multitud de casos en los que el varón tiene por esposa a su hermanastra (es el caso de Abraham y Sara). Esto está íntimamente relacionado con la Ley de herencia de los Anunnaki, así llamada, de la Simiente, que convierte en herederos legítimos a los hijos de la hermanastra, antes que al primogénito, si éste ha sido concebido por una mujer de otra clase social.

Esta ley Anunnaki marcó el destino de toda la Misión de la Tierra multitud de veces.


Arriba, la zona en amarillo es el origen de la civilización humana y el lugar donde los Anunnaki crearon Eridú y el Edin.

Enki tuvo otro hijo más con otra terrestre, al que llaman Ziusudra (Noé).

Después del gran Diluvio producido, tal y como describe una de las tablillas, por la cercanía de Nibiru y las inestabilidades creadas en la atmósfera de la Tierra, Enlil decreta el final de la Misión en la Tierra (en la forma en que se había llevado a cabo hasta el momento) y se niega a salvar a la humanidad; nunca había visto con buenos ojos el proyecto de creación humana y aprovecha el momento para obligar a todos por juramento a que ningún humano sea salvado de la catástrofe.

Sin embargo, Enki, su hermano y creador intelectual del “trabajador primitivo” tiene una visión o sueño que le dice que debe salvar a Ziusudra, su hijo, dándole instrucciones claras sobre cómo construir una barcaza cerrada y sellada con pez, donde se colocan algunos pequeños animales (las esencias de otros mamíferos y plantas ya habían sido extraídas y conservadas por Enki para evitar el fin de la vida de la Tierra y poder reconstruir la vida tras el Diluvio).

De esta forma, Ziusudra, así como algunos descendientes de Kain en otra parte del mundo, ya que habían sido desterrados del Edin tras el asesinato de Abael a manos de su hermano, se salvan del Diluvio.

¿Se han podido encontrar la prueba de alguno de estos hechos narrados en las tablillas sumerias? Sorprendentemente sí y además no una ni dos, sino múltiples pruebas.

He aquí sólo algunos de ellos:

  1. Los descubrimientos de objetos estelares como satélites o planetas de nuestro Sistema Solar que se produjeron a finales del siglo XX ya se mencionaban en tablillas de miles de años de antigüedad (ver referencias “El Génesis Revisado”) demostrando que el conocimiento sumerio de nuestro Sistema Solar era muy superior al nuestro.
  2. La naturaleza física y aspecto de algunos de los planetas de nuestro Sistema Solar, así como su composición, como es el caso de Urano, Neptuno o Júpiter ya se mencionaban en las tablillas sumerias (ver referencias “El Génesis Revisado”).
  3. Hechos asombrosos como el descubrimiento del ADN mitocondrial han demostrado que todos provenimos de una misma “Eva” primitiva.
  4. El laboratorio genético en el que Enki y su hermana Ninki trabajaron en el diseño de un trabajador primitivo que pudiera reproducirse se situó en el Abzu (África Suboriental) que fue el territorio que Anu, padre de Enki y Enlil le concedió para el mandado a Enki en la Tierra, después de darle e Enlil el honor de ser “El Señor del Mandato” y gobernar en Eridú, ciudad donde se situó el primer Edén.

El Abzu es el territorio de África Sudoriental que corresponde a Kenia, Etiopía y Somalia. Los últimos hallazgos científicos sitúan al primer Homo Sapiens Sapiens en África, en la región de Etiopía, hace unos 200.000 años.


¿Contradice todo esto plenamente a los conocedores del Antiguo Testamento que defienden el origen histórico de los hechos que narra?.

No exactamente.

En realidad, los primeros interesados en conocer el contenido e información de las tablillas sumerias deberían ser los propios defensores de la Biblia (en particular el Antiguo Testamento) y de la idea de que ésta refleja hechos históricos, especialmente en su versión hebrea, menos manipulada por posteriores interpretaciones lingüísticas y religiosas.

El mismo Sitchin asegura que “un día” de la Biblia equivale a 1000 años y que al margen de este hecho particular, relacionado con la cuenta sumeria, y a tener en cuenta, los hechos mencionados en el Antiguo Testamento son literales y son reflejo de acontecimientos ya recogidos en crónicas y tablillas sumerias.

Un ejemplo de mala interpretación que ha dado origen a muchos problemas es que la Biblia Hebrea recoge la palabra “Elohim” o “Dioses” (es una palabra plural), algo que no se respeta en las posteriores versiones cristianas y que modifica completamente el sentido original.

¿Quiere todo esto decir que Dios o Creador del Todo no existe?.

En absoluto, quiere decir lo que quiere decir, que nosotros no somos fruto de la evolución homínida, sino de una inteligencia superior, superior a la nuestra, no a la de Dios Creador del Universo. Eso lo tenían claro, y así lo reflejan las propias tablillas, hasta los propios protagonistas de esta historia, los Anunnaki, que en muchas ocasiones se plantean si sus acciones serán del agrado de “Dios Creador de Todo”.

Por supuesto, lo que contradice plenamente el contenido de las tablillas sumerias es la naturaleza de la “autoría” de la obra en la Tierra o la naturaleza del “autor” o “autores”, tal y como la interpretan las tradiciones religiosas, es decir todo aquello que ha sido introducido en la mente religiosa a golpe de dogma de fe.

Uno de los pensamientos que me rondaron al leer esto es que, teniendo en cuenta esta crónica, nuestros orígenes iniciales, por lo tanto, son más Anunnaki que terrestres.

Si tenemos en cuenta que pocos sobrevivieron al Diluvio Universal y que sólo Ziusudra y su prole (Noé, hijo de Enki con una terrestre que a su vez se había creado de Anunnaki y bípeda homínida) entre muy pocos y contados pudo hacerlo, nos viene a decir, que el Padre Genético de toda la Humanidad es Enki, un ser Anunnaki de una inteligencia y capacidades extraordinarias .(recomiendo leer los libros para darse cuenta de hasta dónde llegaban/llegan estas capacidades de Enki en particular y en general en la raza Anunnaki), y que nuestro componente de “mamífero bípedo” es menor desde el punto de vista de la composición genética.

La mitad de nuestra genética, a tenor de todo esto, es cien por cien Anunnaki y la otra mitad es Anunnaki en un porcentaje superior al cincuenta por ciento.

Sin embargo, es cierto que no somos ni el pálido reflejo de lo que fueron los primeros humanos creados que, si bien no habían heredado la longevidad Anunnaki, vivían, como bien atestigua el Antiguo Testamento cientos de años. Abraham vivió más de 900 años, sus hijos un poco menos y en cada generación el número de años hasta llegar a nuestros días ha sido menor.

¡Qué ironía que digamos a menudo que cada vez vivimos más años, gracias a los adelantos de la Ciencia!.

La duodécima tablilla habla de la designación, por parte de los líderes de la Misión Tierra, de tres regiones de civilización para la Humanidad.

  • La primera región e instalaciones espaciales eran tierras de Enlil. La primera civilización del hombre comienza en la Primera Región, Sumeria.
  • A Innana, nieta favorita de Anu, se le concede la tercera región, Valle del Indo.
  • Marduk se apodera de la Segunda Región, el Antiguo Egipto, depone a Ningishzidda (Thot) y se declara a sí mismo Ra, o dios supremo, dando inicio a una nueva religión, e inicia los reinados de los faraones.

¿Es entonces cuando comienza el reinado de la mentira en la Tierra con objeto de encerrar al humano creado en una concepción falsa de la realidad?

Sabemos que los misterios que atesoran las sociedades secretas de la masonería tienen su raíz en el Antiguo Egipto y la época de los faraones y es sencillo poder imaginar que la clave de los misterios se encuentra en lo que ellos saben y los demás desconocemos, nuestro origen y la realidad que sin embargo nos gritan los protagonistas de todo esto desde el pasado plasmado en las tablillas sumerias.

Arriba representación en la cumbre de su gloria de Marduk/Ra

El Libro Perdido de Enki termina en sus últimas páginas con esta crónica:

“Babili, donde Marduk declaró la supremacía, se libró del Viento Maligno. Todas las tierras al sur de Babili fueron devoradas por el Viento Maligno; también alcanzó al corazón de la segunda región. (..) Enki le hizo considerar a Enlil el libramiento de Babili como un augurio divino.

“El libramiento de Babili confirma que Marduk ha sido destinado para la supremacía” , así le dijo Enki a Enlil.


Babili es por supuesto Babilonia, y la tablilla marca el final de la crónica que comienza con la era de la supremacía de Marduk, que no era el heredero designado inicialmente para la Tierra en Babilonia y en la Tierra, sino Ninurta, hijo de Enlil, pero que el destino (¿Hado o Destino? se preguntaban los propios protagonistas) quiso que fuera finalmente el Heredero de la Misión.

El Viento Maligno es la traducción sumeria de las también llamadas “armas del terror” que fueron empleadas hace miles de años, como resultado de las disputas entre dos bandos y las múltiples ambiciones de unos y otros, armas nucleares, ni más, ni menos.

Las tablillas sumerias que hablan de los dioses Anunnaki no son las únicas en mencionar el uso de armas nucleares en la antigüedad.

Una gran capa de cenizas radioactivas fue encontrada en Rajasthan, India en 1992, cubriendo un área de unos ocho kilómetros cuadrados, a 16 kilómetros al oeste de Jodhpur. La radiación es tan intensa que aún contamina la zona.

El Mahabharata describe con precisión un acontecimiento de este tipo:

“Un único proyectil cargado con todo el poder del Universo… Una columna incandescente de humo y llamas tan brillante como 10.000 soles se elevó en todo su esplendor… era un arma desconocida, un rayo de hierro, un gigantesco mensajero de muerte que redujo a cenizas a una raza entera”.

Marduk y su ciudad Babili, no se vieron afectadas por esta catástrofe nuclear lo que originó su designación como heredero de la Misión en la Tierra.

Muy probablemente la esposa de Lot no fue convertida en sal por el castigo de “Dios” al desobedecer su orden, sino que fue convertida en polvo como consecuencia de una explosión nuclear. El Libro de Enki refleja que más bien los “dioses” se lamentaron amargamente de la suerte que habían corrido las ciudades de la Tierra civilizada por las deflagraciones nucleares que nunca tuvieron que haber ocurrido.

De hecho, no fueron resultado de una decisión consciente o meditada, sino que se produjo un error de cálculo con unas armas que nunca debieron haberse encontrado en la Tierra y que estaban aquí como consecuencia del mismo origen de la Misión en la Tierra.

Durante cientos de miles de años estuvieron escondidas para que no fueran usadas, y como puede imaginarse, quien lo hizo finalmente no era plenamente consciente de los efectos que aquello iba a acarrear.

Cuando vemos a algunos líderes mundiales, asociados a altos grados de la masonería y las sociedades secretas, rezar ante el Antiguo Testamento nos preguntamos qué es lo que realmente les cruza por la mente.

  • ¿Son éstos ajenos a todo esto que relatan las tablillas sumerias?
  • ¿Se trata sólo de hipocresía o están elevando oraciones en honor a seres inteligentes que han marcado nuestro pasado y presente hasta un punto difícil de asumir, pero que no son El Dios Creador de Todo, y cuya historia recoge en parte de el Antiguo Testamento y cuya clave de lectura tienen aquellos que conocen los misterios?
  • ¿Son estos, parte de los secretos que desvelan determinados niveles y ritos de la masonería?

Algunas reflexiones personales:

  • Si la datación y el origen sumerio de las tablillas sumerias es incontestable
  • Si ninguna autoridad científica, versada en idiomas de la antigüedad ha contradicho jamás una coma de las traducciones de Sitchin
  • Si jamás se ha negado el origen milenario de las tablillas sumerias, que hoy están expuestas en algunos prestigiosos museos del mundo
  • Dado que multitud de hechos que narran las tablillas han sido posteriormente verificados y encontrados correctos por nuestros conocimientos científicos

¿Acaso no estamos obligados a considerar esta visión sobre nuestro origen y el pasado de la Tierra?

La dificultad para asumirlos en su totalidad ciertamente es inmensa, en particular el hecho de asumir que podríamos ser producto de la manipulación genética por parte de seres más inteligentes, y diseñados “a imagen y semejanza” de seres superiores en inteligencia, desarrollo tecnológico y civilización y con conocimiento profundo de la genética y la naturaleza.

Si tenemos en cuenta la capacidad que tenemos de modificar nuestra propia genética con nuestro pensamiento o campo informático a nuestro alrededor, y el hecho de que, como consecuencia, se produzca una selectiva impresión de nuestros genes a partir de nuestras propias creencias, me atrevo a concluir que la humanidad está “atrayendo” o “expresando” su parte más homínida en detrimento de otras menos animales y más interesantes en cuanto al potencial de creación y creatividad innatas, y que sin embargo están presentes en nuestros genes desde el comienzo de la humanidad, ya que nada se crea ni se destruye, solamente se transforma, de manera que ese potencial inconmensurable está ahí.

¿No es este también el objetivo de Matrix?.

Por otro lado, ¿resulta todo esto más difícil de asumir que el hecho de que somos producto de una evolución de seres homínidos con los que aun compartimos espacio en la Tierra, incapaces de hablar o de destreza digital, por simpáticos y “monos” que nos parezcan?.

Todo depende del cristal con que se mire.

Pero estamos en el momento exacto en que merece la pena que consideremos todo esto para nuestro bien ya que el conocimiento ha sido desvelado y está a nuestro alcance. No podemos seguir ignorándolo.

Incluso si asumimos todo esto, me parece evidente que tampoco esta verdad refleja Toda la Verdad, sino que estos hechos históricos se enmarcan en otra Verdad de una dimensión aun superior.

Como dice B. Marciniak en “Mensajeros del Alba”:

“Los planificadores originales de la Tierra pertenecían a la Familia de la Luz (que es información) y decidieron que la Tierra fuese una biblioteca cósmica. Civilizaciones nacieron en la Tierra hace 500.000 años y yacen bajos los hielos de la Antártica.

Ciertos dioses creadores (en clara referencia a los Anunnaki) llegaron para apoderarse de esta biblioteca viviente hace 300.000 años, hubo lucha y ganaron.

Estos nuevos dueños no querían que la especie humana tuviera acceso a la información. La humanidad es un experimento.

Fue diseñada como casi todo lo que existe en la Creación. El Creador hizo brotar de sí energías, a quienes dotó de los mismos dones que poseía. Estas energías, que llamaremos ‘dioses’, empezaron a probar sus dones.

Estos nuevos dueños eran conocedores de la ingeniería genética, y sabían que la conciencia existe en todas las cosas, así que ajustaron las energías electromagnéticas de la conciencia para que vibrara a cierta frecuencia. Los nuevos dueños se nutrían del temor y del caos.

Reestructuraron el ADN para que el hombre funcionara dentro de una escala limitada; el ser humano original tenía doce filamentos, contribución de doce civilizaciones, estos nuevos dueños lo redujeron a dos.

Se rodeó al planeta de un cerco desde el cual se controlaba la frecuencia de los humanos para ser modificados. Este cerco impedía que la Luz llegara como antes.

Y cuando lograban pasar la barrera no había respuesta en la Tierra, pues los humanos estaban desconectados. La mayor tiranía en una sociedad no es el control por la ley marcial, sino la manipulación psicológica de la conciencia, de manera que los que viven dentro de esa realidad ni se dan cuenta que están prisioneros.

Ni saben que existe otra cosa fuera de ellos.

Ustedes han estado controlados como ovejas en el redil por quienes se sienten vuestros dueños, desde el gobierno y el establecimiento de los que están en el espacio.”

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