La industria del automóvil está viviendo un momento como no se había visto hasta ahora. La crisis derivada de la escasez de semiconductores, los problemas logísticos y un cambio de paradigma que apunta a una conversión al coche eléctrico en Europa en la próxima década ha puesto patas arriba la producción y distribución de automóviles. El último ejemplo lo encontramos en un precio del litio disparado.
La mayor producción de baterías para coches eléctricos, donde el litio es un elemento químico esencial, ha provocado que su precio esté alcanzando máximos históricos. De hecho, la consultora S&P Global Platt’s ya ha calificado este precio como consecuencia de «compras de pánico», aquellas que se producen con el objetivo de conseguir reservas ante un posible desabastecimiento.