De un tiempo a esta parte, cada vez más personas se sienten ansiosas por decir lo que piensan. Experimentan la necesidad de disculparse de antemano por decir algo sensato. Temen que las excluyan por no apegarse al discurso normativo. Que malinterpreten sus palabras y las marquen de por vida. Que las pongan en la lista negra de los enemigos de cualquier grupo minoritario convencido de que el mundo debe y tiene que girar a su alrededor.
Como resultado, la autocensura que crece como la mala hierba.
Sin embargo, la autocensura y lo políticamente correcto llevado al extremo suele asumir la forma de una “rectitud opresiva”. La justicia opresiva se produce cuando percibimos que no podemos compartir nuestra perspectiva porque esta desafía los principios en boga en ese momento. Así terminamos midiendo al milímetro cada palabra antes de proferirla, valorándola desde todas las aristas posibles para convertir el acto de comunicar en un ejercicio de malabarismo sobre una cuerda floja, arrebatándole toda autenticidad. Seguir leyendo ¿Qué es la autocensura y por qué no deberíamos ocultar lo que pensamos?