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Cronología Anunnaki

A medida que se realizan descubrimientos es preciso actualizar las hipótesis.

Con frecuencia nos encontramos con posturas encontradas, diferencias de pareceres o alteraciones de fechas y sucesos.

En este blog hemos querido dar a conocer las diferentes tendencias y teorías que componen nuestra historia verdadera. Incluso cuando no estaban totalmente en consonancia con las ideas propias personales.

Siempre que se habla de Nefilim, parece que tiene que ser blanco o negro.

Continúo manifestando mis reservas. Creo que en nuestra historia hay muchas más civilizaciones y razas extraterrestres, como ejemplo el post CRONOLOGIA HISTÓRICA DE EXOPOLÍTICA

Cuando se habla de Nefilim parece que no existe nadie más en el universo, sólo ellos.

Este post pretende ser un homenaje póstumo al gran historiador Zecharia Sitchin, muerto el 10 de Octubre de este año.


A continuación Una cronología actualizada a 2010 de los  ANNUNAKIS

(Basado en los trabajos de Zecharia Sitchin).
Última Actualización: 2010.


SHAR: Año o Período Orbital Nibiruano (tradicionalmente 3.600 años terrestres). Para esta Cronología, la cuenta de los Shars se inicia desde la llegada de Alalu a la Tierra (Shar Cero). A partir del Shar 120, la duración del Año Nibiruano se ha ido acortando a unos 3.200 años.

NIGIDA: Período de 60 años. En la Biblia, y sobre todo en el Génesis, se han interpretado erradamente los Nigidas, como años corrientes. Un Shar está compuesto por 60 Nigidas.

AP : «Antes del Presente».


Hace 4.700 millones de años : Se forma el Sol.

Hace 4.650 millones de años: Se forman los Planetas Mercurio y Tiamat.

Hace 4.527 millones de años: Se forma Kingu, el mayor de los 11 satélites de Tiamat.

Hace 4.000 millones de años: El Sistema Solar consta de 8 Planetas: Mercurio, Venus, Marte, Tiamat, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.

Hace 3.900 millones de años: Nibiru, un Planeta Errante formado en otro Sistema Solar, es captado por el Sol. Al adentrarse en nuestro Sistema, arranca uno de los satélites de Saturno (que se convierte en Plutón, el Noveno Planeta), y toma posición como Décimo Planeta, en una alargada órbita de 3.600 años cuyo Perihelio (punto más cercano al Sol) coincide con la órbita de Tiamat.

En su primer Perihelio, Nibiru agrieta a Tiamat, y en el segundo, lo parte en dos. El Hemisferio Sur de Tiamat se destroza formando el Cinturón de Asteroides, mientras el Hemisferio Norte es expulsado, junto a Kingu, a una órbita más cercana al Sol, pasando a convertirse en las actuales Tierra y Luna.

Hace 3.800 millones de años: Las Moléculas de la Vida dejadas por Nibiru en la Tierra, se activan, dando origen a los primeros microorganismos. Mientras tanto, en Nibiru, la Evolución hace mucho que ya ha comenzado.

* * * *

Hace 500.000 años: En Nibiru existe ya una civilización avanzada, a manos de seres humanos de aspecto nórdico, y extraordinariamente longevos. Sin embargo, para estas fechas, esta Humanidad se enfrenta a una lenta extinción al desgastarse la Atmósfera de su Planeta.

Shar -13 (490.000 AP): Los Consejeros Científicos de Nibiru sugieren dos alternativas:

a) Enviar naves al Cinturón de Asteroides para extraer Oro, molerlo hasta el polvo más fino, y suspenderlo en la Atmósfera.

b) Atacar los volcanes con proyectiles, para estimular sus erupciones, y de esta forma, sanar la brecha.

Shar -9 (476.000 AP): Transcurridos 4 Shars (unos 14.400 años terrestres), Lahma, el Octavo Rey Nibiruano, aún no ha tomado una decisión. El Príncipe Alalu lidera una revolución para derrocarlo y, una vez en el trono, ordena la inmediata puesta en marcha del Plan A, pero los Asteroides destruyen todas las naves. El Plan B también resulta un fracaso, al no producirse las erupciones volcánicas requeridas.

En la Tierra, sobreviene una Era Glacial.

Shar 0 (444.000 AP): Alalu, desafiado y derrotado en un torneo de lucha libre por el Príncipe Anu, pierde la Realeza a favor de éste, y huye a la Tierra. Descubre que ésta posee Oro que puede ser usado para proteger la Atmósfera de Nibiru.

Shar 1 (440.000 AP): Conducidos por Enki, el Hijo Primogénito de Anu, 50 «Héroes» Nibiruanos llegan a la Tierra, y fundan la Estación Eridu en el sur de Mesopotamia para extraer Oro de las aguas del Golfo Pérsico. Alalu es nombrado Comandante de la Estación.

Shar 3 (433.000 AP): Abgal lleva el Oro recolectado a Nibiru.

Shar 4 (429.000 AP): En Nibiru se elabora el Polvo de Oro, para diseminarlo a la Atmósfera.

Shar 6 (422.000 AP): El Polvo de Oro es dispersado en la Atmósfera Nibiruana con Rayos de Cristales. La Brecha Atmosférica sana.

Shar 7 (419.000 AP): Al siguiente Perihelio Nibiruano, los Rayos Solares perturban el Escudo Dorado, y la Brecha se reabre.

Shar 8 (415.000 AP): En el sureste de África, en lo que hoy es Zimbabwe, Enki detecta el Abzu («Lugar de Nacimiento del Oro»). Su hermanastro Enlil (Heredero Legal al Trono), se hace presente en la Tierra para verificar el hallazgo y asegurar el éxito de la Misión. Mientras tanto, las grandes placas de hielo comienzan a retroceder y el clima en la Tierra se suaviza.

Fines del Shar 8 (412.000 AP): Anu visita la Tierra y da el visto bueno para la construcción de una mina en el Abzu. Al echarlo a suerte, Enlil logra el mando de la Misión Terrestre, y Enki es relegado al Abzu.

Alalu se molesta por no ser considerado en la repartición y desafía a Anu. El asunto se resuelve con otra Lucha Libre, en la que Anu vuelve a ganar. No obstante, terminada la pelea, Alalu arranca los genitales de Anu con los dientes. En consecuencia, es exiliado a Marte.

Shar 9 (411.800 AP): A principios del Shar, Alalu fallece en la región de Sidonia, en Marte. En su honor, se esculpe en láser la montaña que le sirve de sepultura, dándole la forma de su rostro.

En la Tierra, se construye la Plataforma de Despegue de Baalbek, en el Líbano, para las nuevas Naves «Shem» interplanetarias.

Shar 10 (408.000 AP): Ninmah (Oficial Médico en Jefe, hija de Anu, hermanastra de Enki y Enlil), parte desde Nibiru a Marte y la Tierra, al mando de un equipo de enfermeras. En Marte, salva la vida a Anzu, nieto de Alalu, que se encontraba agonizando.

Shar 11 (404.000 AP): Entra en funcionamiento la Estación de Paso de Sidonia, en Marte, a cargo del Comandante Anzu. En la Tierra, el gran periodo interglacial se expande por todo el globo.

Enki establece rutas marítimas y organiza operaciones mineras de extracción de Oro. El metal en transportado en barco desde África a Mesopotamia; de ahí en Aeronaves «Mu» hasta Baalbek, donde es transferido a Astronaves «Shem» que lo llevan a Marte. Y, finalmente, desde ahí a Astronaves «Shem» que llegan periódicamente desde Nibiru.

Las Tablillas Sumerias llaman Anunnaki («Descendidos del Cielo a la Tierra») al personal de la Tierra, e Igigi («Observadores y Vigilantes») al de Marte.

Shars 12 al 24 (400.000 – 355.000 AP): Enlil viola y embaraza a Sud, una de las enfermeras de Ninmah, pero ambos terminan casándose: Nannar, el hijo de ambos, resulta ser el primer Anunnaki nacido en la Tierra.

Enki trata de engendrar un Heredero Real con Ninmah, pero sólo consigue dos hijas. Damkina, Esposa Oficial de Enki, llega a la Tierra con Marduk, el hijo de ambos. Ella le da a Enki otros 5 hijos varones: Nergal, Gibil, Ninagal, Ningishzidda-Toth, y Dumuzi.

Ninurta, el Primogénito de Enlil, llega a la Tierra. Luego, Enlil engendra a su tercer hijo: Ishkur.

Fines del Shar 24 (355.000 AP): Con el apoyo de los Vigilantes de Marte, Anzu intenta tomarse el poder robando los Paneles de Control en la Tierra. Se inicia la «Guerra de los Dioses Antiguos», en donde Anzu es finalmente derrotado por Ninurta. Pero Anzu ha engendrado un Heredero Real con Ninmah (Ullikummi), al que oculta entre los Vigilantes.

Principios del Shar 25 (354.000 AP): Anzu es ejecutado y sepultado junto a Alalu. Marduk, Primogénito de Enki, toma su lugar como Comandante de Marte.

Shar 28 (343.000 AP): Entra en funcionamiento el Centro Metalúrgico de Bad-Tibira, en Mesopotamia, para refinar el Oro.

Shars 29 a 39 (340.000 – 300.000 AP): Posiblemente durante el Shar 29 (340.000 AP), la mayoría de los antiguos «Vigilantes» de Marte retornan a Nibiru, y son reemplazados por un nuevo contingente, más joven y entusiasta.

Shar 40 (300.000 AP): Los Mineros del Abzu se amotinan. Enki, Ninmah y Toth, crean «Lulus» («Trabajadores Híbridos») mediante la manipulación genética del homínido hembra. Éstos sustituyen a los Anunnaki en los trabajos pesados y tareas manuales. Dado su habilidad para procrear, los Lulus comienzan a multiplicarse.

Shars 40 a 64 (300.000 – 210.000 AP): Los miembros de la Segunda Generación Anunnaki contraen matrimonios, y dan origen a la Tercera Generación. Nannar se casa con Ningal y engendra con ella a los gemelos Utu-Shamash e Inanna-Ishtar. Nergal se casa con Ereshkigal. Ishkur se casa con Shala Ninkashi, una de las hijas de Enki.

Shar 53 (250.000 AP): Los Lulus se propagan por los otros continentes.

Shar 65 (210.000 AP): Ullikummi desafía la autoridad, atacando la ciudad de Kummiya dentro de un Robot Gigante. Finalmente, es derribado y muerto por Ishkur.

Shar 68 (200.000 AP): La vida en la Tierra se retrae durante una nueva Era Glacial.

Shar 80 (156.200 AP): Nibiru arrastra consigo rocas del Cinturón de Asteroides, precipitando una Lluvia de Meteoritos sobre Marte, la Tierra y la Luna. El Cometa «Dragón de Fuego» impacta contra la Luna. Enki y Marduk permanecen durante 12 años terrestres en la Luna para hacer estudios científicos y astronómicos.

Shar 82 (149.000 AP): Entra en funcionamiento el Puerto Espacial de Sippar, en Mesopotamia. Anu hace su segunda vista a la Tierra para verlo.

Shar 83 (145.000 AP): Ninurta va de cacería al Abzu, para llevarse por la fuerza a algunos Lulus al Edin («Casa de los Justos») en Mesopotamia. Durante 7 Shars (unos 25.000 años), hay prosperidad en la Tierra.

Shar 90 (120.000 AP): Debido a la proliferación de Lulus en el Edin, la prosperidad disminuye.

Shar 93 (109.000 AP): El clima vuelve a templarse, pero se agrava la escasez de pesca y caza en la Tierra. Ni Lulus ni Anunnaki quedan satisfechos.

Mediados del Shar 93 (107.600 AP): Pensando en una nueva raza humana, más inteligente, Enki engendra a los primeros híbridos: Adapa y Titi. Adapa es llevado a Nibiru y presentado ante Anu.

Mediados del Shar 94 (104.000 AP): Dumuzi trae a la Tierra cereales, así como ovejas, cabras y otros cuadrúpedos, además de muestras genéticas de estas especies. Se instruye a los Adapitas en la Agricultura y Ganadería. Kaín, hijo de Adapa y Titi, asesina a su hermano Abael. Como castigo, es exiliado a Norteamérica.

Shar 95 (102.000 AP): Adapa y Titi tienen a Sati (llamado Set en el Génesis).

Shar 97 (95.000 AP): Sati engendra a Enshi (Enós en el Génesis).

Shar 98 (91.000 AP): Enshi engendra a Kunín (Cainán), «El de los Hornos», quien trabaja en Bad-Tibira.

Shar 99 (87.000 AP): Kunín engendra a Malalu (Mahalaleel), «El Intérprete»: el primer músico de la Tierra.

Shar 100 (84.000 AP): Malalu engendra a Irid (Jared), «El de las Aguas Dulces».

Finales del Shar 102 (73.400 AP): Irid engendra a Enkime (Enoc o Enoch), «Aquel que tiene el entendimiento de Enki»: el primer superdotado de la Tierra.

69.500 AP: Durante el Shar 103, a la edad de 65 Nigidas (unos 3.900 años terrestres), Enkime engendra a Matushal (Matusalén). Tras esto, «camina con Dios», siendo llevado por Marduk a la Luna, Marte y Nibiru.

58.300 AP: Durante el Shar 106, a sus 187 Nigidas (11.220 años) de edad, Matushal engendra a Lu-Mach (Lamec), «Hombre Poderoso».

Finales del Shar 108 (51.800 AP): Adapa muere a los 930 Nigidas (unos 55.800 años) de edad.

Shar 109 (51.800 AP): Se observa un aumento en las Erupciones Solares, y alteraciones gravitacionales en la Tierra y Marte. En el extremo sur de Sudáfrica se instala un puesto de observación, a cargo de Nergal (hijo de Enki), y de su esposa Ereshkigal.

Ninurta es asignado al Perú para establecer un Centro de Control de Misión a los pies de los Andes.

Ante el enojo de Enlil, Marduk y 200 Vigilantes de Marte toman esposas entre las hijas de los hombres. Marduk escoge a Sarpanit, hija de Enkime. Como obsequio de bodas, reciben las tierras del Norte de África (¿Con el Archipiélago de las Poseidonis?).

Bajo la dirección de Ninurta, Kaín construye en México la Ciudad de Enoch (llamada milenios más tarde Tenochtitlán: la actual Ciudad de México). Mientras construye la ciudad, una piedra le cae en la cabeza, matándolo.

51.500 AP: A sus 365 Nigidas (unos 21.900 años) Enkime es traído de Nibiru a Marte para culpabilizar a los Vigilantes en nombre de Enlil. Luego de esto, se despide de sus familiares en la Tierra, para ser llevado de forma definitiva a Nibiru.

Shar 110 (48.200 AP): Enki engendra a Ziusudra (Noé), en una aventura con la esposa de Lu-Mach. Comienza la «Maldición de la Tierra»: durante 3 Shars (unos 10.800 años), el hambre y las enfermedades azotan la Tierra.

Finales del Shar 112 (37.500 AP): La Raza de Adamu (Hombre de Neandertal), termina desapareciendo durante las migraciones hacia el Norte. Sólo sobrevive la Raza de Adapa (Homo Sapiens) establecida cerca de las costas del Oriente Próximo.

Shar 115 (30.000 AP): Surgen extraños estruendos bajo los hielos de la Antártida, los cuales son estudiados durante 4 Shars (unos 14.200 años), en el Puesto de Observación de Sudáfrica.

Postrados por el hambre, los terrestres caen en un canibalismo desenfrenado.

Shar 116 (26.000 AP): Molesto por los decretos de Enlil, que impiden ayudar a los terrestres, Enki llama a éstos a la desobediencia total hacia los Dioses, y establece un plan de contrabando clandestino de provisiones.

19.400 AP: Durante el Shar 118, Poseidón (¿Enki?), funda la Civilización Atlante en el Archipiélago de las Poseidonis, y gobierna sobre ella, y sobre la tierra de Egipto. En Egipto, Enki será conocido como Ptah.

18.200 AP: A la edad de 500 Nigidas (30.000 años), Noé engendra a Shem, Kam y Yafet.

Shar 119 (15.800 AP): Los científicos nibiruanos dan la voz de alarma: el siguiente paso de Nibiru por la Tierra provocará un inmenso maremoto.

Fines del Shar 119 (13.000 AP): Enlil obliga a los Anunnaki a jurar mantener en secreto el inminente desastre y dejar perecer a la Humanidad. Pese a ello, Enki, siguiendo el mandato de Galzu (un Ultraterrestre que se le aparece en sueños), ordena a Ziusudra-Noé que construya un navío sumergible.

SHAR 120 (10.178 – 6970 AEC)
AEC: «Antes del Presente»

10.178 AEC: El Diluvio arrasa la Tierra, dando súbitamente fin a la Glaciación. Comienza con un gigantesco tsunami que cubre casi toda la tierra, seguido de 40 días de lluvia ininterrumpida. Los Nibiruanos presencian la destrucción total desde una Nave Orbital.

Tras la catástrofe, Enlil acepta conceder a los supervivientes de la Humanidad herramientas y semillas. Nace la agricultura en las tierras altas. Enki domestica animales.

c. 10.100 AEC: Los hijos de Ziusudra (Shem, Kam y Yafet) reciben 3 regiones para sus descendientes. Ninurta construye represas en las montañas y drena los ríos para hacer habitable la Mesopotamia. Enki reclama el Valle del Nilo. La Península del Sinaí es retenida por los Anunnaki para un Puerto Espacial, cuyo Centro de Control, a cargo de Ninmah, es establecido sobre el Monte Horeb.

c. 10.000 AEC: Se construyen las Pirámides de Gizeh, con una Esfinge, para indicar a las futuras generaciones el quién, cuando y por qué. Un satélite es situado a 4.300 Kms sobre la Gran Pirámide para cartografiar la Tierra (de las copias del mapa resultante, saldrá el futuro y famoso «Mapa de Piri Reis»).

c. 9070 AEC: El gobierno de Egipto y África es entregado a Marduk-Ra.

c. 8200 AEC: Se construyen Instalaciones Espaciales en los Montes Horeb y Moriah (futura Jerusalén). Jericó y otras ciudades son establecidas como puestos fronterizos a la entrada de ellas.

c. 8070 AEC: El gobierno de Egipto y África es entregado a Osiris.

c. 7640 AEC: Seth asesina a Osiris, y asume el gobierno único sobre el Valle del Nilo. Isis, esposa de Osiris extrae semen de su difunto esposo, para inseminarse artificialmente y engendrar un vengador, al que llama Horus.

c. 7280 AEC: Horus venga a su padre Osiris, iniciando la Primera Guerra de las Pirámides. Seth escapa al Asia, y toma la Península del Sinaí y Canaán.

c. 7000 AEC: Ishtar y Dumuzi, el hijo menor de Enki, planean casarse. Ishtar ambiciona para él, el reinado sobre Egipto, e inquieto por esto, Marduk conspira contra Dumuzi. En su huída, Dumuzi muere accidentalmente, resbalando sobre unas rocas y cayendo a un río, donde se ahoga.

c. 7000-6970 AEC: Por instigación de Ishtar, el Clan de Enlil inicia la Segunda Guerra de las Pirámides. El victorioso Ninurta, vacía la Gran Pirámide y se lleva sus Cristales de Poder, mientras Marduk-Ra es encerrado vivo dentro. Liberado luego mediante un túnel de emergencia, marcha al exilio a Norteamérica.

SHAR 121 (c. 6970 – 3761 AEC)

c. 7000 – 6970 AEC: El gobierno de Egipto se transfiere a la Dinastía de Toth y se construye Heliópolis para sustituir a la Gran Pirámide.

6200 AEC: Comienza la Civilización Urbana en Sumeria, cuando los Anunnaki restablecen allí las Ciudades Antiguas, comenzando por Eridu y Nippur.

c. 4000 AEC: Establecimiento de Tiahuanaco como centro para la producción de Bronce. Los primeros usos de Chavín de Huantar y Teotihuacán para el procesamiento de minerales también podrían remontarse a esta Era.

SHAR 122 (3761 – 556 AEC)
Primera Mitad del Shar

3760 AEC: Anu hace su tercera visita a la Tierra para asistir a una serie de demostraciones. Se construye una nueva ciudad, Uruk (Erech), en su honor. Él hace de su Templo, la morada de su querida nieta Ishtar. Anu también perdona a Marduk, y lo absuelve de su pena de exilio.

Se inicia un nuevo Linaje de Reyes-Sacerdotes de Raza Híbrida. Kish es la primera capital, bajo la protección de Ninurta. Enlil entrega el calendario en Nippur.

3450 AEC: La supremacía de Sumeria es transferida a Nannar-Sin. Inanna le roba a Enki los 94 MEs para levantar una Civilización.

Marduk encarga a Nimrod la construcción de una Nave Espacial con su Plataforma de Despegue (la Torre de Babel). La estructura es destruida por Enlil, y se decide crear culturas e idiomas diferentes entre sí, que impidan a la Humanidad entenderse entre sí y unirse.

Al frustrarse sus intenciones golpistas, Ra-Marduk regresa a Egipto y lucha contra Thoth, iniciando un período de 350 años de caos en Egipto, durante el cual se suceden los 10 Reyes de This, que intentan mantener la gobernabilidad.

3114 AEC: Depuesto en Egipto, Thoth se dirige a México a iniciar una Civilización. Como hijo de Enki, lleva la Serpiente como símbolo (Enlil y sus descendientes llevan la Cruz, emblema de Nibiru y la Casa de Anu), y es conocido allá como la «Serpiente Alada» (Kukulcán, Quetzalcóatl…).

Se inicia en México la cuenta del Calendario Tzolkin, mucho más exacto que el Calendario Sumerio de Enlil.

3100 AEC: Egipto y Creta (la Segunda Región) reciben la Civilización. De esta forma, se inicia la Dinastía de Menes, el primer Faraón de la Historia Oficial de Egipto.

2900 AEC: El Valle del Indo (la Tercera Región) recibe la Civilización, bajo el dominio de Ishtar. Enki crea el lenguaje Indoeuropeo. Ishkur-Viracocha, el hijo menor de Enlil, construye un Reloj Estelar en Machu Picchu: inicio del Calendario Andino.

2760 AEC: La realeza en Sumeria es transferida a Ur, la ciudad de Nannar y Ningal. Inanna establece un Gigunu («Casa de Placer Nocturno»).

2730 AEC: En Egipto, el arquitecto Imhotep diseña Zoser, la primera Pirámide terrestre, en un vano intento por emular las Pirámides de los Dioses en Gizeh.

2650 AEC: La capital de Sumeria se mueve de un lado a otro. La autoridad real se deteriora. Enlil pierde la paciencia con las indisciplinadas multitudes humanas.

2500 AEC: Toth construye la Avenida y el Círculo de Sarsen en Stonehenge (y otras estructuras de piedra alrededor del mundo) para Marduk, a fin de que sea utilizado como Reloj Estelar. El Observatorio mide el ritmo de las Eras Zodiacales utilizando un Calendario Lunar.

2371 AEC: Ishtar se enamora de Sargón el Grande, y ambos fundan el Imperio Akadio con capital en Ágade (Akkad).

2316 AEC: Marduk vuelve a Babilonia, y su conflicto con Ishtar vuelve a aflorar. Nergal, hermano de Marduk, viaja desde Sudáfrica, y persuade a éste a marcharse.

2291 AEC: Naram-Sin asciende al Trono de Akkad. Dirigido por la belicosa Ishtar, penetra la Península del Sinaí e invade Egipto.

2260-55 AEC: Ishtar usurpa el poder en Mesopotamia. Naram-Sin profana Nippur. Los Grandes Anunnaki destruyen Ágade. Ishtar escapa. Tropas extranjeras leales a Enlil y Ninurta ocupan Sumeria y Akkad.

2240 AEC: Al iniciarse la Era de Aries, Galzu se aparece en sueños a Enlil para advertirle de la Gran Calamidad que está por ocurrir. Insta a Enlil a elegir a un terrestre para la salvación de la Humanidad.

2220 AEC: La Civilización Sumeria alcanza un nivel más alto bajo los Soberanos Ilustres de Lagash. Thoth ayuda al Rey Gudea a construir un Templo-Ziggurat para Ninurta.

c. 2200 AEC: Tiahuanaco es clausurado. Se produce el incidente de Nazca.

2181 AEC: Marduk-Ra sale de Egipto para convertirse en Amón, «El Oculto». Egipto se divide: partidarios de Marduk-Ra se quedan en el sur. Los Faraones opositores obtienen el trono del Bajo Egipto.

2114 AEC: Enlil confía las Tierras de Sem a Nannar. Ur es declarada capital del Nuevo Imperio. Un Sacerdote de Nippur (Terah, el padre de Abraham) llega a Ur para vincularse con su Corte Real.

2097 AEC: Terah se traslada a Harán.

2081 AEC: Príncipes Thebanos leales a Marduk-Ra avanzan hacia el norte, bajo Mentuhotep I. Nabu, hijo de Marduk, gana adherentes para su padre en Asia Occidental.

2073 AEC: Marduk llama a los Anunnaki a someterse ante su poder.

2056 AEC: Por orden de Nannar, Shulgi, Rey de Ur, envía tropas Elamitas para reprimir la agitación en las ciudades cananeas. Los Elamitas llegan hasta la entrada de la Península del Sinaí y su Puerto Espacial.

2049 AEC: Shulgi muere. Marduk se dirige a la Tierra de los Hititas. Ibruum o Ab-Ram (Abraham) recibe la orden de ir hasta Canaán meridional con un cuerpo de caballería de élite.

2048 AEC: Amar-Sin (el Amrafel bíblico) se convierte en Rey de Ur. Abraham va a Egipto, permanece 5 años, y luego regresa con más tropas.

2042 AEC: Guiado por Ishtar, Amar-Sin forma una coalición de Reyes del Oriente, y envía una campaña militar a Canaán y el Sinaí. Su líder es el Elamita Khedor-Laomer. Abraham bloquea el avance a la entrada del Puerto Espacial.

2025 AEC: Marduk marcha hacia Sumeria, y se proclama Rey en Babilonia. La lucha se extiende hasta la Mesopotamia central. El «Santo de los Santos» de Nippur es profanado.

Cuando Nabu arenga a sus seguidores cananeos a capturar el Puerto Espacial del Sinaí, los Grandes Anunnaki aprueban el uso de Armas Nucleares.

Ninurta y Nergal se encargan de la tarea, desde sus Aeronaves: Ninurta arroja dos Bombas Nucleares sobre las Instalaciones Espaciales, y Nergal arroja las otras 5 sobre Sodoma, Gomorra, Adama, Zeboim y Zoar, las ciudades descarriadas.

Los vientos arrastran la nube radiactiva hasta Sumeria. Los Anunnaki huyen de las ciudades, pero Nannar y Bau (esposa de Ninurta), deciden quedarse, siendo alcanzados por la Radiación. Ambos enferman, y Bau no sobrevive por mucho tiempo.

Mientras tanto, la gente sufre una muerte terrible: los animales perecen, el agua se envenena, la tierra se vuelve estéril. Sumeria y su gran civilización quedan postradas. En cambio, Babilonia queda a salvo de la ruta del «Viento Maligno».

2024 AEC: Las migraciones humanas esparcen la tecnología por todo el Planeta. El legado sumerio pasa a la semilla de Abraham cuando éste concibe (a los 100 años) un heredero legítimo: Isaac.

2018 AEC: Endubsar, Escriba Maestro de Eridú es llevado al Retiro de Enki en la Isla Elefantina (Egipto), donde permanece por 40 días, mientras recibe por dictado el Libro de Enki.

SHAR 122 (3761 – 556 AEC)
Segunda Mitad del Shar

c. 1960: Marduk ordena construir en Babilonia el Esagil, una nueva Torre de Babel, un nuevo Ziggurat cuya cabeza apunta directamente hacia Hamal, la estrella más brillante de la Constelación de Aries.

1955 AEC: Pasados 70 años del Holocausto Nuclear, las cosechas vuelven a crecer, y se reconstruyen las ciudades en Mesopotamia.

1953 AEC: Es reconstruido el Templo de Nippur, exactamente 72 años después del Holocausto Nuclear.

c. 1900 AEC: Por orden del Dios Ashur (Enlil), Ilushuma, el Primer Rey de Asiria conduce una expedición militar para «liberar a Ur y Nippur», y logra arrebatarlas por un tiempo del puño de Marduk.

En el centro norte de Anatolia (hoy Turquía), los hititas, bajo el patrocinio del Dios Teshub (Ishkur), se convierten en un poder militar de importancia, y se unen a la cadena de Estados-Naciones opuestas a Marduk.

c. 1792 AEC: Marduk instala al semidiós Hammurabi como primer Rey de una nueva Dinastía en Babilonia. Los Anunnaki dispersos comienzan a establecer sus nuevos dominios alrededor de Mesopotamia.

c. 1780 AEC: En lo alto de una montaña, Hammurabi recibe de Marduk las leyes del famoso Código de Hammurabi.

c. 1760 AEC: «Mediante el imponente poder de Marduk», Hammurabi ataca, saquea y destruye la Ciudad-Estado de Mari, al Noroeste de Babilonia.

c. 1750 AEC: Bajo los auspicios de Teshub (Ishkur), florece el Reino Hitita.

c. 1660 AEC: El misterioso Pueblo Kassita aparece en Babilonia, y reemplaza la Dinastía de Hammurabi, por una Dinastía Kassita.

1595 AEC: El Ejército Hitita rompe inesperadamente las defensas de Babilonia, penetra en el Esagil y se lleva cautivo a Marduk hasta la ciudad de Hana (aún no excavada arqueológicamente). Esto marca el fin de la Primera Dinastía de Babilonia, y tanto ahí como en Egipto se inicia un período caótico. Tal como ocurrió en Harán, el humillante exilio de Marduk dura 24 años.

1571 AEC: Los Reyes Kassitas toman el control de Babilonia, restauran el Esagil, y llevan a Marduk de vuelta a su ciudad.

1570 AEC: Tras un período caótico en Egipto, el Faraón Amosis I, unifica el territorio y funda la Dinastía XVIII, dando inicio al Nuevo Imperio. Es la Dinastía de Faraones que «no conoció a José» (Éxodo 1:8).

c. 1550 AEC: Según el Mahabharata, libro sagrado de la India, por estas fechas, algunos de los Dioses comienzan a encarnar como humanos terrestres, para pagar el Karma por sus malas acciones pasadas.

1525 AEC: Los nombres de los Faraones eliminan el sufijo Ra o Amón, a favor de Toth. El cambio, que comienza con Thotmes I (o Tutmosis I), marca también el inicio de la opresión de los israelitas. Temiendo su deslealtad y su gran número, Tutmosis I ordena la matanza de los varones israelitas recién nacidos (Éxodo 1:9-16).

1514 AEC: Nace Moisés en Gossén (Egipto). Hijo de esclavos israelitas, su madre lo deposita en una cesta de papiro sobre el Nilo, para salvarlo de la matanza ordenada por Tutmosis I. Es rescatado de las aguas por la Princesa Real Hatshepsut, la hija del Faraón.

1512 AEC: Al segundo año del nacimiento de Moisés, muere Tutmosis I. Le sucede Tutmosis II, esposo y hermanastro de Hatsepsut, a quien no puede darle un hijo. Razón por la cual Moisés sigue recibiendo el trato de un hijo adoptado.

1504 AEC: Tras un corto reinado, muere Tutmosis II. Le sucede su hijo Tutmosis III, hijo de una de las chicas del harem, y yerno de Hatshepsut.

1503 AEC: Hatshepsut arrebata el poder a Tutmosis III, convirtiéndose en gobernante por derecho propio, y dejando al joven Faraón sólo un papel nominal. Moisés tiene 11 años.

1492 AEC: En los Himalaya, Arjuna, hijo mestizo de Indra (Ishkur) se encuentra con su padre. Éste le facilita Armas de Destrucción Masiva para vencer en su pleito con los Kurus, que, con engaños, habían quitado todo el Reino a su Tribu, los Pandavas. Tras recibir las Armas, se hace discípulo de Krishna.

1486 AEC: En el norte de la India, se desata la Guerra del Mahabharata. Arjuna trae la victoria a los Pandavas, gracias a las Armas de Indra y la instrucción espiritual de Krishna. La Tribu de los Kurus es exterminada.

1483 AEC: Hatshepsut muere, y Tutmosis III ordena desfigurar sus monumentos. Luego, con la aprobación de Marduk-Ra, se embarca en una serie de conquistas sin par en la historia egipcia. Sus ejércitos invaden Siria y aniquilan las fuerzas sirias en la llanura de Jezreel. Los sirios se refugian en la ciudad de Meggido.

1483 a 1474 AEC: Ya adulto, y enterado de sus orígenes hebreos, Moisés mata a un egipcio en defensa de un esclavo hebreo. Huyendo de la sentencia de muerte de Tutmosis III, se dirige al desierto del Sinaí. En el exilio, se casa y vive del pastoreo.

1470 AEC: Con la aprobación de Marduk-Ra, Tutmosis III derrota a una coalición de Reyes cananeos en el Valle de Meggido.

1450 AEC: En el Valle del Indo, los Vrishnis (la Tribu de Krishna) estallan en guerra civil y hacen uso de las Armas Nucleares de Indra: Harappa, Mohenjo-Daro y otras ciudades son destruidas. Toda la raza de los Vrishnis y los Andhakas, resulta aniquilada por el fuego nuclear.

Ishtar destruye los Palacios Minoicos de Ninmah en la isla de Creta. Las migraciones humanas causan grandes trastornos a escala mundial. Los isleños de Rapa Nui son rescatados. En Egipto, muere Tutmosis III, sucediéndole Amenofis II.

1434 AEC: Un astro desconocido se acerca a la Tierra. Nannar-Yahwoh ordena a Moisés volver a Egipto. Egipto es azotado sucesivamente por 10 Plagas. Los israelitas son conducidos al Monte Horeb por Nannar, que aterriza en su Kabod para establecer un Pacto con ellos, como Pueblo Elegido.

1394 AEC: Tras 40 años de travesía por el desierto bajo la dirección de Moisés, sufriendo terremotos, plagas, incendios, sequías y guerras con los pueblos nativos de Palestina, los hebreos llegan al fin a Canaán. Moisés divisa la Tierra Prometida, desde la cima del Monte Nebo (en la actual Jordania), y muere.

1391 AEC: En una nueva aproximación a la Tierra, el astro hace que ésta detenga su movimiento de rotación por 20 horas. En Canaán, los israelitas derrotan a una coalición de Reyes Amorreos en el Valle de Ayalón, en un momento en que Nannar-Yahwoh «arrojó grandes piedras desde el cielo sobre ellos. […] Y el Sol se detuvo, y la Luna se paró, hasta que el pueblo se vengó de sus enemigos». Mientras que, en América, «no hubo amanecer durante 20 horas» (Tradición Inca).

1350 AEC: Las hazañas de los israelitas en Canaán llegan a oírse hasta en Egipto, donde un nuevo Faraón, Amenofis IV, se cambia el nombre por el de Akhenatón, siendo Atón la representación del Dios Uno.

1334 AEC: Tutankhamón, hijo de Akhenatón, sucede a éste en el poder, y restablece el antiguo panteón de Dioses egipcios.

1296 AEC: El ejército egipcio, siempre arremetiendo contra la región de Harán, sufre una derrota decisiva frente a los hititas en la Batalla de Kadesh (Líbano), y emprende la retirada. Respondiendo a los ruegos de Ramsés II, Marduk-Ra desciende al campo de batalla y salva al Faraón, que se había quedado sólo frente a 2.500 carros hititas. Bajo la influencia del dios, los hititas se debilitan y bajan los brazos, mientras Ramsés II rompe entre las tropas enemigas, matando a diestra y siniestra, para escapar.

1194 AEC: Los Dioses instigan la Guerra de Troya, entre los Aqueos griegos y los Troyanos. La declaran los griegos, para obligar a los troyanos a devolver a la hermosa Helena a su esposo legítimo. Mil barcos son lanzados contra Troya, en una contienda en la que hombres, dioses y semidioses luchan hombro con hombro.

1184 AEC: Cuando Aqueos y Troyanos acuerdan posponer las hostilidades con el fin de que sus líderes puedan decidir la cuestión en un combate singular mano a mano, los dioses, disgustados, envían a Minerva con la misión de prolongar el conflicto. Para que la terrible guerra no se detenga por la noche, Minerva convierte la noche en día, iluminando el campo de batalla.

Siglo 12 AEC: Mientras Babilonia se mete con los países del sur y del este, los asirios extienden sus dominios hacia el norte y el oeste, por mandato de los dioses Ninurta y Adad (Nannar). Por orden de Nannar, el Rey Tiglat-Pilasar II, va hasta el Líbano y corta vigas de cedro para sus Templos. Tiglat-Pilasar asume el título de «Rey del Mundo, Rey de las 4 Regiones de la Tierra», desafiando directamente a Babilonia.

954 AEC: Se comienza a construir el Templo de Nannar-Yahwoh en Jerusalén, mismo que será terminado 7 años más tarde (946 AEC).

854 AEC: Con las armas de Ashur (Enlil) y Nergal, el Rey asirio Salmanazar III, marcha contra Acad, entrando en Kutha, Babilonia y Borsippa, continuando río abajo hasta Caldea. En una guerra con Adini, el enemigo huye al ver «el aterrador Fulgor de Ashur». Salmanazar III llega a representar al rey israelita Jehú postrado ante él, en una escena dominada por el Disco Alado, símbolo de Nibiru.

840 AEC: El Profeta hebreo Elías es arrebatado por un «Carro de Fuego» delante de un testigo presencial: su discípulo Eliseo.

722 AEC: El Rey asirio Salmanasar V marcha contra el Reino del Norte (Israel), captura su capital, Samaria («Pequeño Sumer»), y exilia a su rey y a sus nobles.

720 AEC: El siguiente Rey asirio, Sargón II, exilia al resto del pueblo, dando nacimiento al misterio de las 10 Tribus Perdidas de Israel y terminando con la existencia independiente de aquel estado.

704 AEC: El trabajo de extender los territorios y la «orden» del dios Ashur de tomar la Casa de Yahwoh recae sobre Senaquerib, el hijo de Sargón II y su sucesor.

701 AEC: Con proyectiles y «El Fulgor de Ashur», Senaquerib arrasa 7 ciudades de Fenicia y Filistea. En Judea, destruye 46 fortalezas y ciudades amuralladas, toma como esclavos más de 200.000 personas, y obliga a Ezequías a pagar un fuerte tributo.

690 AEC: Senaquerib lanza otra expedición contra Judá, pero, antes de que pueda atacar, Mikael, el «Ángel de Yahwoh» (Primogénito de Nannar), mata a 185.000 asirios en su campamento.

689 AEC: Cuando Marduk se enfurece con su Rey y con su pueblo, decretando que «70 años será la medida de su desolación», Babilonia es finalmente saqueada por Senaquerib, quien asume el ansiado título de «Rey de Sumer y Acad».

681 AEC: Senaquerib es asesinado por dos de sus hijos, cumpliendo la profecía de Ezequías. El «Oráculo» (un Radiotransmisor) que los dioses Utu-Shamash y Adad dieran a Senaquerib, designa a otro de los hijos de éste (el más joven), como heredero del trono: Asaradón, quien presta solemne juramento en presencia de los Dioses Ashur, Nannar-Sin, Utu-Shamash, Nebo y Marduk.

678 AEC: Por mandato de los Dioses, Asaradón va a la guerra. Cuando las fuerzas de sus hermanos salen de Nínive para repeler su ataque a la capital, «Ishtar, la Dama de la Batalla […] rompió los arcos de ellos, y dispersó su orden de batalla». Entonces, Ishtar se dirige a las tropas dispersas en nombre de Asaradón, y éstas lo reconocen como Rey.

675 AEC: Tras tres años de guerra, Asaradón ocupa Egipto, cumpliendo la profecía de Isaías.

c. 618 AEC: En la antigua Persia el Profeta Zoroastro recibe en el Monte Sabalan las leyes del dios Ahura-Mazda (Ashur).

614 AEC: Nannar-Yahwoh, disgustado con la soberbia del Rey de Asiria, permite que los babilonios rebeldes del sur se reúnan a los invasores del norte y del este para hacer caer a Ashur, la capital religiosa, cumpliendo la profecía bíblica.

612 AEC: Nínive, la capital política de Asiria, es tomada por Nabopolasar, que rompe las represas del río para inundar la ciudad, exactamente como había predicho el profeta Nahum.

610 AEC: Nannar-Sin «se enfureció con la ciudad y con su pueblo», en Harán, y se eleva a los cielos. Los Umman-Manda (hordas escitas, proto-medas, o una combinación de ambas) toman Harán, donde se refugian los restos del ejército asirio, y consiguen el control de la vital encrucijada.

605 AEC: Aprovechando la desintegración del Imperio Asirio, el Faraón Nekao, marcha (como Tutmosis III había intentado antes del Éxodo) para alcanzar y capturar Naharin, en el Alto Éufrates. Pero una fuerza combinada de babilonios y de Umman-Manda lo derrotan en la Batalla de Karkemish, cerca de Harán. Sucede tal como lo profetizara Jeremías.

598-97 AEC: Nannar-Yahwoh se enfurece con Jerusalén y su pueblo, y los abandona. Por orden de Nabu y Marduk, Nabucodonosor II marcha a Jerusalén y depone al Rey Joaquín (proegipcio), sustituyéndolo por su tío Sedequías. Miles de nobles, sacerdotes y otros líderes de Judea, entre ellos el Profeta Daniel, son capturados y llevados al exilio.

592 AEC: Ezequiel presencia el Kabod de Nannar-Yahwoh (un módulo espacial de despegue vertical) a orillas del río Jabur, en Harán. Nannar comunica a Ezequiel que Jerusalén será atacada de nuevo, y esta vez será totalmente destruida, con Templo y todo.

587 AEC: Nabucodonosor II, desconfiando de Sedequías (el Rey que él mismo había puesto en el trono de Judea), asedia de nuevo Jerusalén.

586 AEC: Tras un asedio de 16 meses, Jerusalén cae, siendo incendiada y dejada en ruinas por Nabuzaradán, capitán de la guardia de Nabucodonosor II. El Templo de Yahwoh es saqueado, y los judíos son deportados a Babilonia, dando cumplimiento a la profecía de Ezequiel. Nannar-Yahwoh promete a su pueblo que esta desolación durará sólo 70 años.

572 AEC: Ezequiel es llevado por Nannar-Yahwoh a su Templo de Marand (Cachemira).

566 AEC: En las estribaciones inferiores del Himalaya, Maya, una mujer con votos de castidad, es preparada por los Dioses para concebir de modo artificial un precioso embrión que vendrá a ser el Buda.

562 AEC: Con la muerte de Nabucodonosor II, estallan rivalidades internas en el Imperio Babilónico.

c. 560 AEC: El Templo de Chavín de Huantar (Perú) es destruido, lo cual produce hostilidades entre terrestres y Anunnaki. Se inicia el Culto del Jaguar en las Américas.

SHAR 123 (556 AEC – c. 2650 EC)

556 AEC: Tras ser invocado y aplacado en su ira por la Sacerdotisa Adda-Gupi, Nannar-Sin regresa a Harán.

555 AEC: Nabunaid, hijo de Adda-Gupi, se convierte en Rey de un nuevo Sumer y Acad en circunstancias poco normales: no por la habitual elección del dios Marduk, sino como resultado del pacto entre su madre y Nannar-Sin.

552 AEC: Thoth-Quetzalcóatl abandona México y llega a Nepal.

549 AEC: Ciro II asciende al trono de Anshan (Persia). Marduk, que quería recuperar su posición como dios nacional de Babilonia, encuentra en él al soberano justo y dispuesto a ser dirigido, que buscaba.

539 AEC: Marduk ordena a Ciro II a marchar contra su propia ciudad, Babilonia, yendo él a su lado. Acompañado por el dios, Ciro II desvía el caudal del río Éufrates, y conquista la ciudad, donde termina siendo recibido como un libertador, sin derramamientos de sangre.

538 AEC: El 20 de Marzo, Ciro «sostuvo las manos de Bel Marduk» en el Esagil, recinto sagrado de Babilonia. El día de Año Nuevo (21 de Marzo), su hijo, Cambises, oficia la restaurada festividad en honor a Marduk.

Ese mismo año, Ciro II, «encargado para ello por Yahwoh, el Dios del Cielo», dicta un edicto que permite el regreso a Judea de los deportados judíos y la reconstrucción del Templo de Yahwoh.

529 AEC: Ciro II fallece y deja a sus sucesores un imperio que abarca en uno a prácticamente todos los primitivos imperios y reinos de la región. Todos bajo la soberanía de un Rey y un Dios Supremo, Ahura-Mazda (Ashur). La única tierra que continúa siendo independiente con sus dioses independientes es Egipto.

525 AEC: Cambises II, hijo y sucesor de Ciro II, lleva a sus tropas a lo largo de la costa mediterránea de la Península del Sinaí y derrota a los egipcios en Pelusium. Pocos meses después entra en Menfis, la Capital Real de Egipto, y se proclamaba Faraón.

Aceptando el dominio de los Dioses de Egipto, Cambises se postra ante sus estatuas. A cambio, los Sacerdotes Egipcios legitiman su poder con el título de «Descendiente de Ra».

El mundo antiguo se halla ahora unido bajo un único rey, elegido por el «Gran Dios de la Verdad y la Luz» y aceptado por los Dioses de Egipto. Al fin, ¡Paz en la Tierra!

516 AEC: Termina la reconstrucción del Templo de Yahwoh, bajo el liderazgo de Esdras y Nehemías: 70 años después de su destrucción, tal como lo había profetizado Jeremías. Sin embargo, no se puede incluir el Arca de la Alianza, ya que los Sacerdotes que la habían escondido han muerto, llevándose con ellos el secreto de su paradero.

c. 500 AEC: Los griegos van creciendo en riquezas, poder y ambición, y los conflictos no tardan en reiniciarse.

c. 357 AEC: Un Faraón egipcio al que los griegos llaman Nectanebo, seduce en secreto a Olimpia, Reina de Macedonia. El Faraón es en realidad Marduk-Ra, que va hasta ella, haciéndose pasar por Nectanebo. De esta unión nace Alejandro Magno (356 AEC).

336 AEC: A la muerte de Filipo II, esposo de Olimpia, y con 20 años de edad, Alejandro Magno es coronado como Rey de Macedonia.

332 AEC: Durante el asedio de la ciudad fenicia de Tiro por parte de los ejércitos de Alejandro, irrumpen 5 Naves Anunnaki con forma de «Escudos Volantes», en formación triangular. La Nave principal dispara un Rayo de Luz que abre un gran agujero por donde logran entrar las tropas de Alejandro.

331 AEC: Tras unas exitosas campañas militares contra los persas, Alejandro se encamina a Egipto, donde es recibido como un libertador. Luego se dirige al Gran Oasis de Siwa, sede del Gran Templo y Oráculo de Amón-Ra (Marduk), en el noreste de Egipto. Allí, el mismo dios, a través del «Oráculo», lo reconoce como su hijo y, así reafirmado, los Sacerdotes Egipcios lo deifican como Faraón.

329 AEC: Cuando Alejandro se encuentra cruzando el Río Jaxartes en la India, aparecen en el cielo dos «Escudos Brillantes Plateados», que se introducen repetidas veces entre las columnas de soldados, provocando el pánico y desbande general de soldados, caballería y elefantes.

323 AEC: Pese a todos sus esfuerzos por alcanzar la inmortalidad, Alejandro muere en Babilonia, a los 33 años. Sus generales se reparten el imperio, dando origen a dos Dinastías, que se enfrentarán por el control de Palestina, convertida en tierra de paso y lugar de confrontación de sus ejércitos.

200 AEC: Los Anunnaki abandonan el Viejo Mundo, trasladándose a América.

METALES Y MINERALES DE OTROS MUNDOS

Es difícil rastrear los restos que existen en la Tierra de metales supuestamente procedentes de otros ámbitos no terrestres o cuya composición química no está determinada por los científicos. Y es difícil porque hay pocos y además están teñidos de leyendas. Pero, por sorprendente que parezca, quedan algunos testimonios materiales que a veces nos dejan perplejos, tanto si nos remitimos a épocas pretéritas como a las actuales. Y no hablamos de la “piedra de Marte” de Alberto Sanmartin que encontró en 1954 en la Ciudad Universitaria de Madrid y que el diario El Alcázar tituló como: “Los marcianos han colocado su primera piedra en Madrid”. Hay materiales, minerales, sustancias y metales de los que se han hecho estudios y cuyos informes determinan que algo raro hay en su estructura interna.

«La piedra de Marte».

El oricalco atlante

El oricalco atlante es uno de esos metales. Lo malo es que no nos quedan muestras. La más completa referencia a la Atlántida que existe en la antigüedad aparece recogida en los Diálogos de Timeo y Critias de Platón, bajo la forma de una serie de acontecimientos comunicados al ateniense Solón por los sacerdotes griegos de Sais. En el segundo Diálogo, llamado Critias o La Atlántida, se hace una alusión a un material que hoy ha desaparecido totalmente, el oricalco, del que podemos sacar dos conclusiones: que no era oro y que tan sólo se extraía de aquella mítica isla. Se lee textualmente en el Critias que: Era extraído de la tierra en diversos lugares de la isla; era, luego del oro, el más precioso de los metales que existían en aquel tiempo.

Todas las obras de la legendaria Atlántida (puentes, palacios, monedas) se construían con materiales exclusivos procedentes de la isla. Se usaba principalmente piedras de color blanco, negro y rojo. Recubrieron de estaño fundido el recinto interior del muro y el que rodeaba a la misma Acrópolis: lo cubrieron de oricalco, que tenía reflejos de fuego. El interior del santuario mismo de Poseidón estaba cubierto de marfil y adornado en todas partes de oro, plata y de ese extraño metal. «Todo lo demás, los muros, las columnas y el pavimento, lo adornaron con oricalco».

Orichalcum: El metal más valioso para los Atlantes

¿Se ha encontrado alguna pieza con este material? Si hemos de creer al increíble Paul Schliemann, nieto del descubridor de Troya, su abuelo encontró auténticas piezas de oricalco a las que sometió a un examen químico y microscópico él mismo. Escribió un artículo titulado «Cómo descubrí la Atlántida, fuente de toda civilización» en el que describe objetos presuntamente heredados del abuelo, como un ánfora con cabeza de búho,  algunos documentos y monedas cuadradas de oricalco. El metal desconocido estaba compuesto de platino, aluminio y cobre, aleación que no se encuentra entre los vestigios del pasado. Ni que decir tiene que el ánfora y las monedas nunca fueron mostradas a los arqueólogos ni al público. Todo un listillo.

Pero hay un caso más actual y con la misma verosimilitud del anterior. Robert Charroux es quien nos cuenta, en El libro de los dueños del mundo (1967), que conoció a un arqueólogo -Christos Mavrothalassitis- el cual le confesó haber encontrado monedas oricálquicas en la isla de Djerba, en Túnez, en 1947. Descubrió unas tumbas con objetos de alfarería y «monedas blancas de metal desconocido» que, según él, pertenecían a una necrópolis atlante en Tripolitania. Estas piezas inoxidables y únicas, constituyen auténticos documentos históricos grabados que, según Mavrothalassitis, representaban escenas de la vida de los atlantes. En ellas aparecen imágenes de caballos, bridas y… ¡artefactos idénticos a nuestros cohetes espaciales! Demasiado bonito para ser real. En la actualidad dice que se encuentran custodiadas en un Banco de Marsella. A saber.

Moneda hecha del presunto metal Oricalco

Piedras que emiten luz

En relación con esta mineralogía desconocida hay que situar también las piedras que, según la tradición y algunos exploradores, dicen haber visto emitiendo una intensa luz perenne. En el viaje que hizo Apolonio de Tiana por la región transhimaláyica en el siglo I d.C., tanto él como su guía Damis pudieron admirar pozos que proyectaban rayos de una brillante luz azulada, así como las piedras fosforescentes que irradiaban tal claridad «que la noche se trocaba día». Piedras similares, consideradas como milagrosas y procedentes de otros mundos, fueron vistas en el Tibet por el padre Huc en el siglo XIX y descritas en sus Recuerdos de un viaje por la China.

El griego Luciano (180-120 d.C.) menciona maravillas admiradas por él en el curso de un viaje a Hierápolis, en la Siria septentrional. Allí le mostraron una alhaja engarzada en una cabeza de oro de la diosa Hera de la cual «emanaba una gran luz» y tan impresionado debió quedar que, no sin cierta exageración, escribió: «el templo resplandecía como si hubiese estado iluminado por una miríada de cirios». Aunque insistió, los sacerdotes se negaron a revelarle el secreto de este prodigio.

Los misterios del templo de Hadad o de Júpiter en Baabelk están ligados a estas misteriosas piedras luminosas. La existencia de tales materiales que proporcionaban, en la antigüedad, la luz en las horas nocturnas no puede ser puesta en duda por haber sido descritas por numerosos autores clásicos. Posiblemente estarían relacionadas con las míticas «lámparas perpetuas» que iluminaban diversos templos egipcios, tibetanos y romanos durante años sin consumirse.

Los habitantes de las islas de Torres Strait (Vanuatu, Nuevas Hébridas), en el Océano Pacífico, se decían poseedores de los buia, o sea, de piedras redondas que proyectaban una luz penetrante de la que brotaba una luminosidad azul verdosa que no dejaba de asombrar a los conquistadores blancos.  Ahora bien, para sorprendente lo relatado por los comerciantes de Nueva Guinea que descubrieron a mediados del siglo XX un valle en la selva, próximo al monte Wilhelmina, poblado por mujeres amazonas. Con gran sorpresa vieron unas grandes piedras redondas, con un diámetro de 3,5 metros, puestas sobre columnas que radiaban una luz semejante a la del neón.

Chintamani

He hecho referencia a Apolonio y su viaje al extremo oriente, aunque no tenemos que remontarnos a tan lejanas fechas para encontrar experiencias similares, incluso en el siglo XX. Cuando Nicolás Roerich viajó hasta el Tibet también él vio resplandores y columnas de luz en plena noche. Al preguntar qué era aquello, algunos lamas le respondieron que se trataba de los «rayos luminosos que emite la Torre de Shambhala» y le dijeron que procedían de una piedra colocada en la torre que brillaba como el diamante. En sánscrito lleva el nombre de Chintamani.

En el Tibet creen que durante el reinado de Tho-tho ri, en el 331 d.C., cayó de los cielos un cofre en el que había cuatro objetos sagrados, entre ellos esta prodigiosa piedra. Le aseguraron a Roerich que la materia de la que está compuesta proviene de otro planeta, uno de los que orbitan en la constelación de Can Mayor, probablemente de la estrella Sirio. La mayor parte de la piedra se conservaría en la Torre de Shambala, mientras que pequeños fragmentos de la misma han sido repartidos a ciertos puntos del planeta. La tradición oculta de Asia nos dice que muchos reyes y jefes poseyeron esta piedra mágica en épocas históricas: Tazlavu, emperador de la Atlántida, Akbar, en la India, y Salomón, en Judea, son citados en la lista de los poseedores temporales de tan excepcional pedrusco.

El cetro que cayó de los cielos

A veces hay que fijarse en determinados símbolos de la tradición religiosa porque su historia encierra un enigma. Los libros budistas del Tibet explican que uno de sus símbolos más queridos y emblemáticos, el Dordie o Dorje (el «bastón o varita del porvenir»), cayó milagrosamente del cielo en Lhassa, cerca del monasterio de Sera. Este cetro, de apariencia metálica, se halla bajo la custodia del Dalai Lama, que tiene el título de «Portador Dorje» y «poseedor del Rayo», ya que se atribuye a este artefacto el poder de dominar el fuego. Aparte el bastón original, existen numerosas réplicas hechas en plata.

Andrew Thomas, en su libro Shambala, refiere que durante un tiempo vivió en una ciudad en la que se decía que otro Dorje había caído también del cielo. Se llama Dordieeling, el «lugar del Dordie». Se han visto brillantes luces parecidas a las de los tubos de neón o pequeños resplandores brotar del Dorje en manos de los grandes lamas en el curso de ceremonias sagradas o de iniciaciones. Aunque las dos bolas o botones de loto que llevan en sus extremidades sugieren los polos positivo y negativo, el Dorje no parece de naturaleza eléctrica. En la mayor parte de las lamaserías tibetanas se encuentran copias del original en plata, bronce y hierro. Thomas se pregunta: ¿no será un instrumento científico dejado por antiguos astronautas?

Un metal de dureza 500

Hasta hoy, la dureza de los minerales se establece según la escala de Mohs, que va de 1 (el talco) al 10 (el diamante). Por encima de la dureza 10 no se conoce ningún material en el planeta Tierra, salvo la vidia o diamante sintético, cuyo nivel de dureza sería 11. Pero, ¿y dentro de nuestro Sistema Solar? O mejor aún, ¿y fuera de nuestra galaxia?… Al parecer, sí.

Según el lingüista norteamericano Robert K. Temple, autor de El misterio de Sirio: «Al cabo de siete años de trabajo, los resultados me han llevado a demostrar que la información que poseen los dogones tiene realmente más de cinco mil años de antigüedad y la poseían ya los egipcios antiguos en los tiempos predinásticos de antes del año 3.200 a.C.» Las leyendas dogón hablan de una extraña «arca de luz” que vino del cielo y de ella salieron unos seres mitad pez, mitad hombre, llamados nommos o «instructores». Decían venir de una estrella llamada Po Tolo, transmitiendo a los humanos una serie de conocimientos astronómicos que no estaban al alcance ni siquiera de los más reputados sabios. Una de estas informaciones sería la existencia del sagala, metal un poco más brillante que el hierro y tan pesado «que todos los seres de la tierra juntos no podrían levantarlo», según afirman las tradiciones del pueblo dogón (que hoy viven en los montes Hombori y en la meseta de Bandiagara, en la actual República de Mali). De sagala estaría compuesto la estrella «Po Tolo» (conocida por la astronomía oficial como Sirio B, una enana blanca extraordinariamente pesada), compañera de Sirio A.

Dogones con sus tipicas máscaras.

El antropólogo francés Marcel Griaule

 

Según la información recogida por el antropólogo francés Marcel Griaule, sus informes verbales contaban que en ese sistema estelar había una estrella de gran magnitud llamada Digitaria (Sirio A) y que Po Tolo rotaba al rededor de Digitaria en un tiempo de 50 años. También decían que una simple cucharada de la estrella Po Tolo pesaba más que todo nuestro planeta. Los dogón conocían exactamente el sistema estelar binario de Sirio, cuando este se descubrió por primera vez en el año 1824 y se pudo observar en 1864 con un telescopio. Por otro lado, en 1972, se comprobó que en efecto, la estrella Sirio B, tiene un periodo de 50 años alrededor de Sirio A. Y para mayor asombro se pudo analizar, mediante un sistema espectral, la densidad que tendría la estrella Sirio B, dando casualmente una «dureza 500».

Por tanto, sería un material de dureza 500 (en una hipotética escala de Mohs que llegara hasta esta magnitud) que pudo servir, según algunos modernos y atrevidos investigadores, para tallar y pulir piedras como el coridón (dureza 9), la diorita o la andesita en el antiguo Egipto. Para el físico argentino José Álvarez López, el análisis del torno con que los antiguos egipcios tallaban la diorita confirma la necesidad de una punta de diamante y de un avance de la herramienta por engranajes. Esto trae como consecuencia, según él, que debieron tener tornos impulsados por motores eléctricos y que los taladros para piedras, para alcanzar su grado de penetración, deberían tener una dureza muy superior a 10.

El Shamir

¿Esta tecnología existió alguna vez, desapareció de repente o pudieron tenerla otras culturas? Ardua cuestión. Al parecer -y sólo al parecer- una máquina similar la poseyeron los judíos de la época de Salomón (siglo X a.C.). Pruebas no hay ninguna, normal, aunque sí leyendas que aseguran que este rey obligó al demonio Asmodeo a trabajar en la edificación del Templo y lo terminó sin usar nunca martillos ni otros instrumentos de hierro, «utilizando tan sólo cierta piedra que cortaba las otras piedras como el diamante el vidrio».

 

Templo de Salomón.

Curioso comentario que nos deja in albis, a no ser que…

Si consultamos en las fuentes talmúdicas-midrásicas se puede leer que Moisés había dicho a los israelitas que no «utilizasen ninguna herramienta de hierro en la construcción de lugares santos» (El Deuteronomio, 27-5 dice: Alzarás allí un altar a Yavé, un altar de piedras que no hayan sido trabajadas por el hierro). Salomón ordenó que no se usaran mazos, hachas o cinceles para cortar o labrar los grandes bloques de piedra con que fueron construidos los muros exteriores y el patio del Templo. En lugar de ello, proporcionó a los albañiles un útil que databa de la época de Moisés. Se conocía a esta herramienta con el nombre de Shamir y podía cortar los materiales más duros sin fricción ni calor.

El Shamir también era llamado «la piedra que parte rocas». Louis Ginzberg, en «The legens of the Jews», (1909) escribe:

No puede ser guardado en una vasija de hierro ni de ningún otro metal: haría pedazos un receptáculo así. Se conserva envuelto en un paño de lana, colocado a su vez en una cesta de plomo llena de salvado de cebada… Con la destrucción del templo, el Shamir desapareció.

El Shamir también tenía la «notable propiedad de cortar los diamantes más duros» y además no hacía el menor ruido mientras era utilizado. No sólo estamos hablando de tecnologías avanzadas, sino de extraños materiales con los que debieron fabricar estos instrumentos, cuya dureza era muy superior al diamante.

Las tradiciones masónicas aseguran que las dos columnas principales del Templo de Salomón, llamadas Jaquin y Boaz, estaban huecas y dentro de ellas se guardaron antiguos documentos referentes al pasado del pueblo judío, así como el secreto del Shamir mágico y la historia de sus fabulosas propiedades. Su búsqueda y captura sería tan importante y trascendental como encontrar el Arca de la Alianza o la Mesa de Salomón, tres artefactos tecnológicos que, por cierto, proceden de la misma época.

Lo que dejan las naves extraterrestres

Cuando se habla de esta clase de extraños materiales, a algunos investigadores les viene a la cabeza la idea de que tal vez no provengan de la Tierra.

Abbiate Guazzone es un arrabal de la pequeña ciudad de Tradate, a unos kilómetros de Varese (Lombardía), que en abril de 1950 fue escenario de uno de los fenómenos ufológicos más célebres ocurridos en Italia. El caso reviste un interés considerable puesto que presenta la rara característica de haber dejado unas pruebas tangibles: los fragmentos de un metal misterioso. En aquella época, el testigo del OVNI y sus tripulantes, el obrero Bruno Facchini, había remitido uno de los fragmentos al comandante Renato Vesco, que había ido a verlo para hacer unas preguntas sobre el fenómeno sin obtener ninguna respuesta. Remitió otros fragmentos a un instituto de investigaciones para el estudio de los metales en Novara (Piamonte) y sólo le dijeron que se trataba de un metal antifricción. El metal en cuestión tiene la apariencia del hierro corriente, pero es inoxidable, no magnetizable y mal conductor del calor.

 

Sello conmemorativo de la explosión de Tunguska de 1.908, donde aparece Leonid Kulik, el primer cinetífico que investigó el extraño suceso.

No fue hasta el año 1.927, que la Academia de Ciencias de Rusia envió una expedición al mando de Leonid Kulik, secretario del Comité Investigador de Meteoritos, a petición del propio Kulik, dado el total y absoluto desinterés que el gobierno de Rusia mostró por el suceso, quien con un rudimentario equipo de investigación partió a la zona del siniestro.

Tanto en el 2008 como en el 2009 aparecen noticias en la prensa relacionadas con el doctor Yuri Labvin, presidente de la fundación estatal siberiana “Fenómeno Espacial Tunguska” que intenta dar una explicación a lo que ocurrió el 30 de junio de 1908. Ha dicho más de una vez que los extraterrestres salvaron en aquella ocasión a los humanos al asegurar que un ovni kamikaze se estrelló deliberadamente contra un meteorito o cometa para evitar que éste impactara contra la Tierra. Aún así, la catástrofe fue considerable (arrasó unos 2.200 kilómetros cuadrados de la taiga siberiana), pero mucho menor de lo que se avecinaba. Labvin ofrece como prueba diez cristales de cuarzo con unas cavidades que encajan y hacen que se puedan conectar unos con otros formando una especie de cadena, con extraños grabados e inscripciones, hallados todos ellos durante una expedición cerca del poblado de Vanavara, a 65 kilómetros de donde se produjo la explosión.

Para Labvin, no existe una tecnología que pueda imprimir o grabar tales dibujos en un cristal así, y dice también haber encontrado silicato de hierro:“que no puede ser producido en ningún lugar, excepto en el espacio”. Para él no hay duda de que serían restos de la nave extraterrestre que se autoinmoló contra el cometa.

DÉCIMO PRIMERA CONCLUSIÓN 2ª parte

Siguiendo el post http://maestroviejo.wordpress.com/2010/09/02/decimo-primera-conclusion-1%C2%AA-parte/

seguimos analizando los focos de civilización post diluvianos.

6.2 Sumeria

La civilización sumeria (La primera que acepta la historia oficial) comenzó sobre el 3.800 a C. según el Libro “ El 12 planeta” de por Zecharia Sitchin:

15 – EL REINO EN LA TIERRA

El Diluvio, una experiencia traumática para la Humanidad, no lo fue menos para los «dioses», los nefilim.

Tal como decían las listas de reyes sumerios, «el Diluvio había arrasado», y el esfuerzo de 120 shar’s había desaparecido de la noche» a la mañana. Las minas del sur de África, las ciudades en Mesopotamia, el centro de control de Nippur, el espaciopuerto de Sippar;(De nuevo se confirma una expansión mínima antes del diluvio y máxima después de él) todo estaba enterrado bajo el agua y el lodo. Cerniéndose en sus lanzaderas por encima de la ahora devastada Tierra, los nefilim esperaban pacientemente a que las aguas se apaciguaran para poder poner el pie de nuevo en tierra firme.


¿Cómo iban a vivir en la Tierra a partir de ahora, cuando ciudades e instalaciones habían desaparecido, incluso cuando la mano de obra -la Humanidad- había sido totalmente destruida?


Cuando los asustados, exhaustos y hambrientos grupos de nefilim aterrizaron por fin en los picos del «Monte de la Salvación», debieron sentir cierto alivio al descubrir que el Hombre, así como los animales, no habían perecido por completo. Incluso Enlil, enfurecido al principio al descubrir que sus objetivos se habían frustrado en parte, no tardó en cambiar de opinión.


La decisión de la deidad era una decisión práctica. Enfrentados con su propia situación extrema, los nefilim dejaron a un lado sus inhibiciones con respecto al Hombre, se arremangaron y se pusieron de inmediato a enseñar al Hombre las artes del cultivo de la tierra y de la cría del ganado. D
ado que la supervivencia, claro está, dependía de la rapidez con la cual se desarrollaran la agricultura y la domesticación de animales para sustentar a los nefilim y a una Humanidad que se iba a multiplicar rápidamente, los nefilim pusieron su avanzado conocimiento científico en el empeño.


Sin ser conscientes de la información que se podía recoger de los textos bíblicos y sumerios, muchos científicos que han estudiado los orígenes de la agricultura han llegado a la conclusión de que ésta se «descubrió» hace unos 13.000 años gracias al clima neotérmico (<<nuevamente cálido») que siguió al fin de la última glaciación. Sin embargo, mucho antes que los expertos modernos, la Biblia ya había situado los comienzos de la agricultura inmediatamente después del Diluvio.


«Sementera y Siega» se citan en el Génesis como dones divinos concedidos a Noé y a sus descendientes como parte de la alianza posterior al Diluvio entre la Deidad y la Humanidad:

Mientras haya días en la Tierra,
no cesarán
Sementera y Siega,
Frío y Calor,
Verano e Invierno,
Día y Noche.

Después de ser concedido el conocimiento de la agricultura, «Noé se dedicó a la labranza y plantó una viña»; es decir, se convirtió en el primer labrador postdiluviano que se involucró en la deliberada y complicada labor agrícola.


Los textos sumerios también atribuyen a los dioses la concesión de la agricultura y de
la domesticación de animales a la Humanidad.


Siguiendo el rastro de los comienzos de la agricultura, los expertos modernos han descubierto que ésta apareció en Oriente Próximo,
pero no en los fértiles llanos y valles de fácil cultivo, sino en las montañas que bordean en semicírculo las llanuras bajas. ¿Por qué aquellos primitivos agricultores evitaron los llanos y limitaron sus labores a los difíciles terrenos montañosos?


La única respuesta plausible es que las tierras bajas eran, en el momento en el que comenzó la agricultura, inhabitables. Hace 13.000 años, después del Diluvio, las zonas bajas aún no estaban suficientemente secas. Pasaron milenios antes de que llanos y valles se secaran lo suficiente como para permitir que la gente bajara de las montañas que rodean Mesopotamia y se establecieran en las llanuras. Y esto es, ciertamente, lo que nos cuenta el Libro del Génesis: muchas generaciones después del Diluvio, la gente llegó «desde oriente» -desde las zonas montañosas al este de Mesopotamia- «hallaron una vega en el
país de Senaar [Sumer] y allí se establecieron».


Los textos sumerios dicen que Enlil fue el primero en sembrar cereales «en los terrenos de las colinas» -en las montañas, no en los llanos- y que hizo posible el cultivo en las montañas manteniendo a distancia las aguas de la inundación. «Él cerró el paso a las montañas como con una puerta». El nombre de esta tierra montañosa al oriente de Sumer, E.LAM, significaba «casa donde germinó la vegetación». Después, dos de los ayudantes de Enlil, los dioses Ninazu y Ninmada, extendieron el cultivo de cereales a las llanuras para que, con el tiempo, «Sumer, el país que no conocía el grano, conociera el grano».


Los expertos, que han dejado establecido que la agricultura comenzó con la domesticación de una variedad silvestre de trigo -el Triticum dicoccum- como origen del trigo y la cebada, no pueden explicar cómo puede ser que los cereales más antiguos (como aquellos encontrados en cueva de Shanidar) fueran ya uniformes y estuvieran altamente especializados.
Se necesitan miles de generaciones de selección genética a través de la naturaleza para conseguir siquiera un modesto grado de sofisticación. Sin embargo, el período, el tiempo o el lugar en el cual pudo tener lugar un proceso tan gradual y prolongado no se encuentra por ninguna parte en la Tierra. No existe explicación para este milagro botánico-genético, a menos que el proceso no fuera de selección natural, sino de manipulación artificial.


En la escanda, una clase de trigo de grano duro, hay un misterio aun mayor, pues resulta ser el producto de «una mezcla inusual de genes botánicos», no del desarrollo de una fuente genética ni de la mutación de una fuente. Es, con toda seguridad, el resultado de la mezcla de genes de varias plantas. Y, por otra parte, también resulta cuestionable la idea de que el Hombre, en unos cuantos miles de años, pudiera transformar a los animales a través de la domesticación.
Los expertos no tienen respuestas para estos misterios, ni tampoco para la pregunta general de por qué el semicírculo montañoso de Oriente Próximo se convirtió en una fuente constante de nuevas variedades de cereales, plantas, árboles, frutas, verduras y animales domesticados.


Los sumerios conocían la respuesta. Ellos decían que las semillas fueron un regalo de Anu a la Tierra desde su Morada Celeste. El trigo, la cebada y el cáñamo bajaron a la Tierra desde el Duodécimo planeta. La agricultura y la domesticación de animales fueron regalos que Enlil y Enki, respectivamente, hicieron a la Humanidad.


No sólo la presencia de los nefilim, sino también las llegadas •periódicas del Duodécimo Planeta parecen encontrarse detrás de las tres fases cruciales de la civilización postdiluviana del Hombre: la agricultura, alrededor del 11000 a.C; la cultura neolítica, alrededor del 7500 a.C; y la repentina civilización del 3800 a.C, todas tuvieron lugar con intervalos de 3.600 años.


Parece que los nefilim le pasaron conocimiento al Hombre en dosis medidas, según intervalos que se corresponden con los periódicos retornos del Duodécimo Planeta a las inmediaciones de la Tierra. Era como si una inspección sobre el terreno, una consulta cara a cara, sólo posible durante el período de «ventana» que permitía los aterrizajes y los despegues entre la Tierra y el Duodécimo Planeta, hubiera tenido lugar entre los «dioses» antes de que se diera otro «empujón».


«La Epopeya de Etana» proporciona una vislumbre de las deliberaciones que tenían lugar. En los días que siguieron al Diluvio, dice:

Los grandes Anunnaki que decretaban el destino
se sentaron para intercambiar opiniones respecto a la tierra.
Ellos, que habían creado las cuatro regiones,
que levantaron los asentamientos, que supervisaron la tierra,
eran demasiado elevados para la Humanidad.

Ya hemos dicho que los nefilim llegaron a la conclusión de que necesitaban un intermediario entre ellos y las masas de seres humanos. Ellos eran, así lo decidieron, los dioses -elu en acadio, que significa «los nobles», «los elevados». Así pues, como puente entre ellos, los señores, y la Humanidad, introdujeron la «Realeza», el «Reino» en la Tierra, nombrando un soberano humano que asegurara el servicio de la Humanidad a los dioses y canalizara las enseñanzas y las leyes desde los dioses hasta el pueblo.


Hay un texto que trata de este tema y que describe la situación antes siquiera que tiara o corona alguna se hubieran puesto sobre cabeza humana, o cetro se hubiera transmitido; todos estos símbolos de la Realeza -más el cayado del pastor, símbolo de la justicia- «estaban puestos delante de Anu en el Cielo». Sin embargo, cuando los dioses tomaron la decisión, «el Reino descendió desde el Cielo» a la Tierra.


Tanto los textos sumerios como los acadios dicen que los nefilim retuvieron el «señorío» sobre las tierras, e hicieron que la Humanidad reconstruyera primero las ciudades antediluvianas exactamente donde habían estado originalmente, y tal como habían sido planificadas: «Que los ladrillos de todas las ciudades se pongan en los lugares que les corresponden, que todos [los ladrillos] descansen en lugares sagrados». Eridú, por tanto, fue la primera en ser reconstruida.


Después, los nefilim ayudaron a los humanos a planificar y construir la primera ciudad real, y la bendijeron. «Que la ciudad sea el nido, el lugar donde la Humanidad repose. Que el Rey sea un Pastor».


La primera ciudad real del Hombre, nos dicen los textos sumerios, fue Kis. «Cuando el Reino volvió a bajar del Cielo, el Reino estuvo en Kis». Desgraciadamente, las listas de reyes sumerios están mutiladas, precisamente, en el lugar donde estaba inscrito el nombre del primer rey humano. Sin embargo, sabemos que aquel hombre dio inicio a un largo linaje de dinastías cuya sede real cambió de Kis a Uruk, Ur, Awan, Hamazi, Aksak, Acad y, más tarde, a Assur, Babilonia y otras capitales más recientes.


La bíblica «Tabla de las Naciones» listaba del mismo modo a Nemrod -e
l patriarca de los reinos en Uruk, Acad, Babilonia y Asiría- como descendiente de Kis, y documenta la propagación de la Humanidad, de sus tierras y Reinos, con la expansión de las tres ramas en las que se dividió el género humano después del Diluvio. Estas tres ramas las compusieron los descendientes de los tres hijos de Noé: los pueblos y las tierras de Sem, que habitaron Mesopotamia y las tierras de Oriente Próximo; los de Cam, que habitaron África y parte de Arabia; y los de Jafet, los indoeuropeos de Asia Menor, Irán, India y Europa. (Aquí se ve la expansión, del sur de Africa a la totalidad de Africa y además Europa)


Estas tres grandes agrupaciones fueron, sin lugar a dudas, tres de las «regiones» sobre cuyo asentamiento discutieron los grandes anunnaki. A cada una de las tres se le asignó una de las divinidades principales. Una de éstas fue, cómo no, la misma Sumer, la región de los pueblos semitas, el lugar donde surgió la primera gran civilización del Hombre.


Las otras dos también se convirtieron en focos de civilizaciones florecientes. Alrededor del 3200 a.C. -unos quinientos años después del surgimiento de la civilización sumeria- estado, Reino y civilización hicieron su primera aparición en el valle del Nilo, que llevaría, con el tiempo, a la gran civilización de Egipto.


Hasta hace unos cincuenta años, no se sabía nada de la primera civilización indoeuropea importante. Pero, en estos momentos, está plenamente aceptado que, en tiempos muy antiguos, hubo una avanzada civilización en el valle del Indo, con grandes ciudades, una agricultura desarrollada y un floreciente comercio. Según creen los expertos, esta civilización apareció unos mil años después del comienzo de la civilización sumeria.
(Fig. 161)


Tanto los textos antiguos como las evidencias arqueológicas atestiguan los estrechos lazos culturales y económicos que había entre estas dos civilizaciones de valles fluviales por una parte y la civilización sumeria por otra. Además, existen evidencias, tanto directas como circunstanciales, que han convencido a muchos expertos de que las civilizaciones del Nilo y el Indo no sólo estaban conectadas entre sí, sino que eran, además, descendientes de la civilización más antigua, la mesopotámica.


Se ha descubierto que los monumentos más impresionantes de Egipto, las pirámides, son, por debajo de su «piel» de piedra, imitaciones de los zigurats mesopotámicos, y existen razones para creer que el ingenioso arquitecto que diseñó los planos de las grandes pirámides y supervisó su construcción era un sumerio al que se veneraba como un dios.
(Fig. 162) (Sobre este particular, si lo zigurats son la base y la pirámides la copia, parece que la copía es claramente mejor que el original)


El antiguo nombre de Egipto en su propio idioma era el de «Tierra Levantada» y en su memoria prehistórica se afirmaba que «un dios muy grande apareció en tiempos antiguos» y encontró aquella tierra bajo el agua y el lodo. Este dios llevó a cabo grandes obras de restauración, levantando literalmente a Egipto desde debajo de las aguas. La «leyenda» describe con pulcritud el bajo valle del Nilo después del Diluvio; este dios de antaño, se puede demostrar, no fue otro que Enki, el ingeniero jefe de los nefilim.


Aunque se sabe aún relativamente poco de la civilización del valle del Indo, sabemos que ellos también veneraban el doce como número divino supremo, que representaban a sus dioses como seres de aspecto humano que llevaban tocados con cuernos, y que reverenciaban el símbolo de la cruz -el signo del Duodécimo Planeta.
(Figs. 163,164)


Si estas dos civilizaciones eran de origen sumerio, ¿por qué son diferentes sus lenguajes escritos? La respuesta de los científicos es que los lenguajes no son diferentes. Esto se reconoció ya en 1852, cuando el reverendo Charles Foster (The One Primeval Language) demostró hábilmente que todas las lenguas antiguas descifradas entonces, incluido el chino primitivo y otras lenguas del lejano oriente, provenían de una única fuente primitiva -que, después, resultaría ser el sumerio.


Los pictogramas similares no sólo tenían significados similares, lo cual podría ser una coincidencia lógica, sino que también compartían los mismos significados múltiples y los mismos sonidos fonéticos -cosa que sugiere un origen común. Recientemente, los expertos han demostrado que las primeras inscripciones egipcias empleaban un lenguaje que indicaba una elaboración escrita previa; y el único lugar donde se había desarrollado previamente un lenguaje escrito era Sumer.


Así pues, tenemos un único lenguaje escrito que, por algún motivo, se diferenció en tres lenguas: mesopotámica, egipcia/camita e indoeuropea. Es posible que esta diferenciación acaeciera por sí misma con él tiempo, la distancia y la separación geográfica, pero los textos sumerios afirman que ocurrió como consecuencia de una decisión deliberada de los dioses; una decisión auspiciada, una vez más, por Enlil. Las historias sumerias sobre el tema se corresponden con la bien conocida historia bíblica de la Torre de Babel, en la cual se nos cuenta «que toda la Tierra era de un mismo lenguaje y de las mismas palabras». Pero, después de que la gente se estableciera en» Sumer, de que aprendiera el arte de hacer ladrillos, de construir ciudades y de levantar altas torres (zigurats), planearon hacerse un shem y una torre para lanzarlo. De ahí que «el Señor embrollara la lengua de la Tierra».



La deliberada elevación de Egipto desde debajo de las fangosas aguas, las evidencias lingüísticas y los textos bíblicos y sumerios apoyan nuestras conclusiones de que las dos civilizaciones satélites no se desarrollaron por casualidad. Al contrario, fueron planificadas y puestas en marcha de forma deliberada por los nefilim.


Temiendo, evidentemente, una especie humana unificada en cultura y objetivos, los nefilim adoptaron una política imperialista: «Divide y vencerás». Pues, mientras la Humanidad alcanzaba niveles culturales entre los que se daban, incluso, los esfuerzos aeronáuticos -tras lo cual «nada de cuanto se propongan les será imposible»-, los nefilim eran un grupo en declive. Hacia el tercer milenio a.C, hijos y nietos, por no decir nada de los humanos de parentesco divino, se aglomeraban entre los grandes dioses de antaño.


La agria rivalidad entre Enlil y Enki la heredaron sus hijos principales, y con ello sobrevinieron feroces luchas por la supremacía. Hasta los hijos de Enlil -como vimos en capítulos anteriores- luchaban entre sí, al igual que los hijos de Enki. Al igual que sucediera en la historia humana que conocemos, los señores intentaban mantener la paz entre sus hijos dividiendo la tierra entre sus herederos, y, en al menos un caso conocido, un hijo de Enlil (Ishkur/Adad) fue apartado deliberadamente por su padre de aquel ambiente enrarecido enviándolo como deidad local al País de la Montaña.


Con el transcurso del tiempo, los dioses se convirtieron en señores, guardando celosamente cada uno de ellos el territorio, la industria o la profesión sobre la cual se les había dado dominio. Los reyes humanos eran los intermediarios entre los dioses y una humanidad que seguía creciendo y expandiéndose. Las demandas de los antiguos reyes para que fueran a la guerra, conquistaran nuevas tierras o sojuzgaran a pueblos distantes «por orden de mi dios» no se podían tomar a la ligera. Los dioses conservaban los poderes para dirigir los asuntos exteriores, pues estos asuntos involucraban a otros dioses en otros territorios, de modo que tenían la última palabra en materias de guerra o paz.


Con la proliferación de pueblos, estados, ciudades y villas, se hizo necesario encontrar fórmulas para recordarle al pueblo quién era su señor o «elevado» particular. En el Antiguo Testamento resuena el problema de hacer que la gente se adhiera a su dios y no «se prostituya con otros dioses». La solución consistió en establecer muchos lugares de culto, y en poner en cada uno de ellos los símbolos y la semejanza de los dioses «correctos». La era del paganismo había comenzado.

Los textos sumerios nos dicen que, después del Diluvio, los nefilim sostuvieron prolongadas reuniones para sopesar el futuro de los dioses y del Hombre en la Tierra. Como resultado de estas reuniones, «crearon cuatro regiones». En tres de ellas -Mesopotamia, el valle del Nilo y el valle del Indo- se instaló el Hombre.


La cuarta región era «sagrada» -un término cuyo significado literal original era «dedicado, restringido». Dedicado sólo a los dioses, era una «tierra pura», una zona a la que sólo se podía acceder con autorización; entrar en ella sin permiso podía llevar rápidamente a la muerte, propiciada por fieros guardianes con «armas terroríficas». A esta tierra o región se le llamó TIL.MUN (literalmente, «el lugar de los misiles»). Era la zona restringida donde los nefilim habían vuelto a construir su base espacial después de que la de Sippar hubiera sido arrasada por el Diluvio.


Una vez más, la zona se puso bajo el mando de Utu/Shamash, el dios encargado de los cohetes ígneos. Los héroes de la antigüedad, como Gilgamesh, se esforzaron por encontrar este País de Vida, para ser llevados en un shem o un Águila hasta la Morada Celeste de los Dioses. Recordemos la súplica de Gilgamesh a Shamash:

Déjame entrar en el País, deja que me eleve en mi Shem…
Por la vida de mi madre diosa que me dio a luz,
del puro y fiel rey, mi padre-¡dirige mis pasos hacia el País!

Los relatos antiguos -incluso la historia escrita- recuerdan los incesantes esfuerzos de los hombres por «alcanzar la tierra», por encontrar la «Planta de la Vida», por lograr la dicha eterna entre los Dioses del Cielo y la Tierra. Es éste un anhelo que se encuentra en el núcleo de todas las religiones cuyas raíces se encuentran en Sumer: la esperanza en que el ejercicio de la justicia en la Tierra vendrá seguido por una «vida después de la vida» en una Divina Morada Celeste.


Pero, ¿dónde se encontraba esta esquiva tierra del contacto divino?


Se puede responder a esta pregunta. Las pistas están allí. Pero, más allá, aparecen otras preguntas. ¿Se ha vuelto a encontrar a los nefilim desde entonces? ¿Qué sucederá cuando se les vuelva a encontrar?


Y, si los nefilim fueron los «dioses» que «crearon» al Hombre en la Tierra, ¿fue solamente la evolución en el Duodécimo Planeta la que creó a los nefilim
?

6.3 LA INDIA.-

Se desarrolló a partir de 2.900 a. C.  y a lo que parece, y tal y como se indica en el libro del 12Planeta, los Nefilim pugnan unos con otros por la preponderancia, guerrean entre ellos hasta convertirse en unos señoríos (tipo edad media).

En este blog ya tratamos el tema de los Vimana

Ramaiana

En las páginas del Ramaiana —gran poema épico hindú atribuido el poeta Valmiki— se encuentran alusiones a carros voladores que habrían sido utilizados en el curso de las guerras entre los dioses del panteón hindú.

Mientras se iban desarrollando estas cosas, Rama, el Kakutsida, le dijo a Vibhishana: «Ocúpate de procurarme un pronto regreso a mi ciudad. El camino a Ayodhyá es muy difícil de recorrer». A lo que respondió Vibhishana: «Hijo de monarca de la Tierra, yo cuidaré que te conduzcan a tu ciudad. Hay un carro llamado pushpaka, carro incomparable, resplandeciente como el Sol y que marcha por sí mismo. Montado sobre ese carro, él te conducirá sin inquietud hasta Aiodhiá.
Tras estas palabras Vibhishana llamó urgentemente al carro parecido al Sol, acompañado por su hermano y por la ilustre videhana, encendida de rubor. El raghuida, ya montado, le dijo a Sugriva: «Apresúrate a subir en el carro con tus generales, Sugriva. Sube también con tus ministros, Vibhishana, monarca de los rakshasas. Al instante, Sugriva con los reyes de los simios, y Vibhishana con sus ministros, llenos de alegría, montaron en el gran carro pushpaka. Cuando todos estuvieron embarcados, Rama ordenó al vehículo que partiese y el incomparable carro de Kuvera se elevó hacia el mismo seno de los cielos. El carro volaba como una gran nube empujada por los vientos. Desde allí paseando su mirada por doquier, el guerrero descendiente de Raghú, dijo a Sita la mithiliana, la del rostro bello como el astro de la noche: «Mira, ya veo el palacio de mi madre… ¡Ayodhyá! ¡Inclínate ante ella, Sita, mi videhana, hete aquí de regreso!

Apenas la muchedumbre, presurosa, les vio llegar como un segundo sol y con tan rápida marcha, el aire fue rasgado con potentes gritos de alegría, lanzados por ancianos, mujeres y niños. Todos gritaban: «¡Aquí está Rama!». Bharata, pasando de la tristeza a la alegría, se acercó, con las manos juntas y honró a Rama: «Sé bienvenido», pronunció, con el respeto que le merecía su hermano. Pero éste se apresuró a alzarlo, lo apretó contra su pecho y lo estrechó entre sus brazos con alegría

Majábharata

En el Majábharata no se nombra a los vímanas, pero sí el uso de armas míticas, como el brahmāstra (‘arma de el dios Brahmā’).

Otras menciones en textos sánscritos

En los Vedas dice que el dios del Sol viaja en un carruaje vímana luminoso (que sería el propio Sol), y otros dioses vuelan carruajes vímanas con ruedas, empujados por animales, generalmente caballos (aunque el carruaje del dios védico Pushan es empujado por cabras).
Según el Rāmāyana, el demonio Rávana volaba en un pushpaka (vímana de flores).
El nau-vímana que aparece en el Raghu Vamsa 16.68 podría ser un vímana con forma de nave.
Textos de la India tardíos: otros vehículos voladores, y a veces se utiliza como una manera poética de mencionar vehículos comunes terrestres.
En algunos lenguajes modernos de la India, por ejemplo en guyaratí, la palabra vimania significa ‘avión’.
A principios del siglo XX, un médium hindú escribió en sánscrito un texto supuestamente antiguo (aunque lleno de errores de concepto y anacronismos): el Vaimanika shastra.

6.4 CIVILIZACIONES PRECOLOMBINAS.-


Ya vimos en post recientes, la Historia de estas civilizaciones

En las Tierras americanas y siguiendo el libro de Los reinos perdidos de Sitchin, leemos entre lineas.

1º La primera época antidiluviana muestra un territorio dominado por los Atlantes. Tomemos por ejemplo al Dios Viracocha y su religión la adoración a la madre tierra y al fuego.

2º Posteriormente los Nefilim (Barbudos, altos y gigantes) intentan conquistar el continente pero, son rechazados por los Atlantes que de nuevo renuevan su domínio sobre este territorio.

3º después del Diluvio, quedan las ruinas de Machu pichu, inicialmente atlante. Fue el final del Imperio Antiguo, como ya vimos. El pueblo realiza una huida al reducto de las montañas Machupichu y abandona la capital que cae en manos de los Nefilim. Se olvida entonces la escritura.

4º Posteriormente los Nefilim hacen bajar a los hombres de la ciudad refugio, nombran a la realeza que sirva de intermediario con ellos.

La siguiente etapa que habíamos completado en “La Historia Verdadera” Era la de las Religiones, teniendo de referencia el antiguo testamento. Sin embargo hay nueva documentación que es preciso analizar

Para no hacer más largo este post, dejamos en este punto de los focos culturales. Para ir tratando más detenidamente las siguientes etapas, más adelante.




10.000 años antes del Diluvio 2ª PARTE

¿Existió un Tampu-Tocco, y sería un lugar identificable a partir de las señales que diera Montesinos? Esta pregunta ha intrigado a muchos. En 1911, Hiram Bingham, de la Universidad de Yale, buscando las ciudades perdidas de los incas, encontró el lugar; en la actualidad, se le llama Machu Picchu. Bingham no estaba buscando Tampu-Tocco cuando puso en marcha ésta su primera expedición; pero después de volver una y otra vez y de las exhaustivas excavaciones que se realizaron durante más de dos décadas, llegó a la conclusión de que Machu Picchu era en realidad la perdida capital provisional del Antiguo Imperio.

Sus descripciones del lugar, que siguen siendo las más completas, se encuentran en sus libros Machu Picchu, a Citadel of the Incas y The Lost City of the Incas. La razón principal para creer que Machu Picchu es la legendaria Tampu-Tocco es la pista de las Tres Ventanas. Montesinos anotó que «en el lugar de su nacimiento, el Inca Rocca ordenó que se hicieran unas obras consistentes en un muro de albañilería con tres ventanas, que eran el emblema de la casa de sus padres, de los cuales descendía». El nombre del lugar al cual la casa real había ido desde la afligida capital, Cuzco, significaba «refugio de las tres ventanas».No debería de sorprender que un lugar se llegara a reconocer por sus ventanas, dado que ninguna casa en Cuzco, desde la más humilde hasta la más grandiosa, tenía ventanas.

Que un lugar se reconociera por un número concreto de ventanas -tres- sólo podía ser como consecuencia de su singularidad, antigüedad o santidad de tal construcción. Esto es lo que sucedía con Tampu-Tocco, en donde, según las leyendas, había una construcción con tres ventanas que jugó un importante papel en la aparición de las tribus y en el inicio del antiguo imperio en Perú, una construcción que debía de ser, por tanto, «el emblema de la casa de sus padres, de los que [el Inca Rocca] descendía».

La leyenda y el legendario lugar aparecen en el relato de los hermanos Ayar. Según lo cuenta Pedro Sarmiento de Gamboa (Historia general llamada Yndica) y otros de los primeros cronistas, los cuatro hermanos Ayar y sus cuatro hermanas, después de que los creara el dios Viracocha en el lago Titicaca, llegaron o fueron llevados por el dios a Tampu-Tocco, en donde «salieron de dicha ventana por orden de Tici-Viracocha, declarando que Viracocha los creó para que fueran señores».

El mayor de los hermanos, Manco Capac, llevaba un emblema sagrado con la imagen de un halcón, y llevaba también una varilla de oro que el dios le había dado para que localizara el lugar exacto de la futura capital, Cuzco. El viaje de las cuatro parejas de hermanos-hermanas comenzó pacíficamente; pero no tardaron en aparecer los celos. Con el pretexto de haber olvidado ciertos tesoros en una cueva en Tampu-Tocco, se envió al segundo hermano, Ayar Cachi, para que los recuperara. Sin embargo, esto no fue mas que un ardid de los otros tres hermanos para encerrarlo en la cueva, en donde se convirtió en piedra. Por tanto, según estos relatos, Tampu-Tocco data de tiempos muy antiguos:

«El mito de los Ayar -escribía H. B. Alexander en Latín American Mythology-, nos remonta a la época megalítica y a las cosmogonías relacionadas con el Titicaca».


Cuando los exiliados abandonaron Cuzco, fueron a un lugar que ya existía, un lugar en donde una construcción con tres ventanas había jugado ya un importante papel en acontecimientos aún más antiguos. Sabiendo esto es como podemos pasar ahora a hablar de Machu Picchu, pues es allí donde se encontró una construcción con tres ventanas en una de sus paredes, detalle que no se ha visto en ninguna otra parte del antiguo Perú.

«Machu Picchu, o Gran Picchu, es el nombre quechua de un agudo pico que se eleva a más de tres mil metros sobre el nivel del mar y a más de mil doscientos metros sobre los rugientes rápidos del río Uru-bamba, cerca de la sierra de San Miguel, a dos días de duro viaje hacia el norte de Cuzco -escribió Bingham-.

Al noroeste del Machu Picchu existe otro hermoso pico, rodeado de magníficos precipicios, llamado Huayna Picchu, o Pequeño Picchu. En la estrecha cresta que se extiende entre los dos picos se encuentran las ruinas de una ciudad inca cuyo nombre se ha perdido entre las sombras del pasado… Es posible que representen a dos antiguos lugares, Tampu-Tocco, el lugar de nacimiento del primer Inca, y Vilcabamba Viejo.»

En la actualidad, el viaje de Cuzco a Machu Picchu, que se encuentra a una distancia de 120 kilómetros en línea recta, no precisa de dos días de duro viaje, como necesitó Bingham para llegar aquí. Un tren que traquetea montañas arriba y abajo, atravesando túneles y cruzando puentes, y ciñéndose a las laderas que flanquean el río Urubamba, llega allí en menos de cuatro horas. En otra media hora, un aterrador autobús lleva desde la estación del tren hasta la ciudad. La sobrecogedora panorámica es tal como la describió Bingham.

En la ensilladura que hay entre los dos picos se levantan casas, palacios y templos -ya todos sin techo-, rodeados de bancales que cuelgan sobre las laderas, dispuestos para el cultivo. El pico del Huayna Picchu se eleva en el noroeste como un centinela; más allá de él y a su alrededor, los picos compiten entre sí hasta donde alcanza la vista. En el fondo, el río Urubamba forma una garganta en forma de herradura que circunda en parte la alta posición de la ciudad, recortando sus abundantes aguas un sendero blanquecino en el verde esmeralda de la selva.

Como le corresponde a una ciudad que, según creemos, sirvió al principio como modelo para Cuzco y después la imitó, Machu Picchu estaba compuesta también por doce distritos o grupos de construcciones. Las agrupaciones reales y sacerdotales están al oeste, y las residenciales y funcionales (ocupadas en su mayor parte por las vírgenes y las jerarquías del clan) al este, separadas por una serie de amplias terrazas.

El pueblo llano, que trabajaba y cultivaba las laderas abancaladas, vivía fuera de la ciudad y en los campos de los alrededores (muchas de estas aldeas se han encontrado desde que Bingham llegara a Machu Picchu).


Los diferentes estilos de construcción, al igual que en Cuzco y en otros emplazamientos arqueológicos, sugieren diferentes fases de ocupación. Las viviendas están construidas en su mayor parte con piedras del campo sujetas con argamasa. Las residencias reales están construidas con sillares colocados en hileras, tan finamente tallados y desbastados como en Cuzco. Después, hay una construcción en donde la obra es tan perfecta que no tiene igual; y también están los bloques megalíticos poligonales. En muchos casos, los restos de la primitiva época megalítica y de los tiempos del Antiguo Imperio han permanecido como estaban; en otros, es obvio que se construyó con posterioridad sobre las primitivas hiladas.

Mientras que los distritos orientales ocupaban cada metro cuadrado disponible de la cima de la montaña y se extendían desde la muralla de la ciudad por el sur hasta el norte, en la medida en que el terreno lo permitía, y hacia el este en bancales agrícolas y de enterramientos, el grupo de distritos occidental, que también comenzaba en la muralla, se extendía hacia el norte sólo hasta los límites de una plaza sagrada, como si una línea invisible demarcara el terreno sagrado que no podía ser invadido. Más allá de esa línea invisible de demarcación, y frente a la gran plaza aterrazada que hay al este, están las ruinas de lo que Bingham identificó como la Plaza Sagrada, principalmente «porque en dos de sus lados están los templos más grandes», uno de los cuales muestra las tres ventanas cruciales.

Es aquí, en la construcción de lo que Bingham llamó el Templo de las Tres Ventanas y, junto a él, en la Plaza Sagrada, el Templo Principal, donde los bloques megalíticos poligonales se utilizaron en Machu Picchu.


La forma en la que se tallaron, se modelaron, se desbastaron y se encajaron, sin argamasa, los sitúa junto con los bloques ciclópeos de piedra y las construcciones megalíticas de Sacsahuamán; y, sobrepasando cualquier poligonalidad vista en Cuzco, uno de los bloques de piedra de Machu Picchu tiene 32 ángulos. El Templo de las Tres Ventanas se levanta en el extremo oriental de la Plaza Sagrada; los ciclópeos bloques de piedra de su muro oriental se elevan muy por encima del nivel de la terraza que hay al oeste, permitiendo una amplia visión en esta dirección a través de las tres ventanas . De forma trapezoidal, sus alféizares se recortan en las piedras ciclópeas que forman la pared misma.

Al igual que en Sacsahuamán y en Cuzco, el tallado, el modelado y la angulación de las duras piedras de granito se hizo como si se tratara de suave masilla; también aquí, los bloques de piedra de granito blanco tuvieron que ser traídos desde grandes distancias, a través de terreno escabroso y ríos, bajando valles y subiendo montañas.

El Templo de las Tres Ventanas sólo tiene tres paredes, estando su lado occidental completamente abierto; hay allí un pilar de piedra de algo más de dos metros de alto. Bingham supuso que podría haber soportado un techo, pero admitió también que habría sido «un dispositivo que no se había encontrado en ningún otro edificio». Según nuestra opinión, aquel pilar, junto con las tres ventanas, cumplía algún fin de orientación astronómica.

Frente a la Plaza Sagrada, por el norte, se encuentra la construcción que Bingham llamó el Templo Principal; tiene también sólo tres paredes, de algo más de 3,5 metros de altura. Descansan sobre bloques de piedra ciclópeos o están construidas con ellos; la pared occidental, por ejemplo, está construida con sólo dos bloques de piedra gigantes, sujetos con una piedra en forma de T. Un enorme monolito, que mide 4,2 por 1,5 por 1 metros, descansa contra la pared central norte, en la cual hay siete hornacinas que imitan ventanas trapezoidales, aunque no lo son (Fig. 75).Una sinuosa escalinata lleva desde el límite septentrional de la Plaza Sagrada hasta una colina cuya cima se allanó para que sirviera como plataforma del Intihuatana, una piedra tallada con gran precisión para observar y medir los movimientos del Sol.

El nombre significa «lo que ata al sol», y se supone que ayudaba a determinar los solsticios, cuando el Sol se mueve muy al norte o al sur, momento en el cual se celebraban ritos para «atar al Sol» y hacerlo volver, no fuera que siguiera yéndose y desapareciera, devolviendo a la Tierra a una oscuridad que ya había sufrido en una ocasión anterior, según las leyendas.

En el extremo opuesto de esta parte -sagrada y real- occidental de Machu Picchu, justo al sur del distrito real, se eleva otro magnífico (e inusual) edificio de la ciudad. Llamado el Torreón por su forma semicircular; está construido con sillares -piedras talladas, modeladas y desbastadas- de una perfección nunca vista, sólo pareja a la de los sillares del muro semicircular que rodeaba el Santo de los Santos de Cuzco.

El muro semicircular, que se alcanza a través de siete escalones, crea su propio recinto sagrado, en cuyo centro hay una roca tallada y modelada con incisiones de ranuras. Bingham encontró evidencias de que esta roca y las paredes cercanas sufrían los efectos de fuegos periódicos, y llegó a la conclusión de que tanto la roca como el recinto se utilizaban para sacrificios y otros rituales relacionados con la veneración de la roca.

(Esta roca sagrada en el interior de una construcción especial nos trae a la cabeza la roca sagrada que forma el corazón del Monte del Templo en Jerusalén, así como la Kaaba, la piedra negra oculta en el interior de la mezquita de La Meca.)La santidad de la roca de Machu Picchu no proviene de su protuberante extremo superior, sino de lo que se encuentra debajo. Es una enorme roca natural en cuyo interior existe una cueva, ampliada y modelada artificialmente con formas geométricas precisas que, aunque no lo son, parecen escaleras, asientos y antepechos

Además, el interior se mejoró con sillares de granito blanco del color y el grano más puros. Bingham supuso que la cueva natural original se amplió y se realzó para conservar momias reales, traídas allí por la sacralidad del lugar. Pero, ¿por qué era sagrado, y tan importante como para albergar a los reyes fallecidos?

Esta pregunta nos lleva de vuelta a la leyenda de los hermanos Ayar, uno de los cuales fue encerrado en una cueva en el Refugio de las Tres Ventanas. Si el Templo de las Tres Ventanas era aquel lugar legendario, y la cueva también lo era, las leyendas confirmarían el lugar como la legendaria Tampu-Tocco. Sarmiento, uno de los cronistas españoles que a su vez fue también un conquistador, daba cuenta en su Historia de los incas de una leyenda local según la cual el noveno Inca (hacia el 1340 d.C.), «teniendo curiosidad por las cosas de la antigüedad y deseando perpetuar su nombre, fue personalmente hasta la montaña de Tampu-Tocco… y entró en la cueva en la que se tiene por cierto que Manco Capac y sus hermanos entraron cuando iban hacia Cuzco por vez primera… Después de hacer una inspección minuciosa, veneró el lugar con rituales y sacrificios, y puso puertas de oro en la ventana de Capac Tocco, y ordenó que, de entonces en adelante, aquel sitio debiera ser venerado por todos, convirtiéndolo en un lugar sagrado de oración para sacrificios y oráculos. Después de esto, volvió a Cuzco.»

El sujeto de esta historia, al noveno Inca, se llamaba Titu Manco Capac; se le dio el título adicional de Pachacutec («reformador») porque, tras su regreso de Tampu-Tocco, reformó el calendario. Así es como las Tres Ventanas y el Intihuatana, la Roca Sagrada y el Torreón confirman la existencia de Tampu-Tocco, el relato de los hermanos Ayar, los reinados preincaicos del antiguo imperio y los conocimientos de astronomía y calendáricos, elementos clave en la historia y cronología que compiló Montesinos.

La veracidad de los datos de Montesinos puede recibir un apoyo adicional si se demuestra que tenía razón en lo referente a la existencia de escritura en los tiempos del imperio antiguo. Y nos encontramos con que Cieza de León sostiene el mismo punto de vista, afirmando que «en la época precedente a los emperadores incas existió escritura en Perú... sobre hojas, pieles, tejidos y piedras».Muchos expertos sudamericanos se unen ahora a los antiguos cronistas en la creencia de que los nativos de aquellas tierras tenían una o más formas de escritura en la antigüedad. En numerosos estudios se habla de petroglifos («escritos en la piedra»), que se han encontrado por todas partes, en donde se observan diversos grados de escritura pictográfica o jeroglífica. Rafael Larco Hoyle, por ejemplo (La escritura peruana preincaica), sugería, con la ayuda de imágenes, que el pueblo de la costa hasta Paracas estaba en posesión de una escritura jeroglífica similar a la de los mayas.

Arthur Posnansky, el destacado explorador de Tiahuanacu, presentó voluminosos estudios en los que demostraba que los grabados que aparecían en los monumentos eran de una escritura pictográfica-ideográfica -un paso anterior a la escritura fonética. Y un famoso descubrimiento, la Piedra de Calango, que se exhibe actualmente en el Museo de Lima (Fig. 79), sugiere una combinación de pictogramas con una escritura fonética, quizás incluso alfabética.

Uno de los mayores exploradores de América del Sur, Alexander von Humboldt, trató de este tema en su principal obra, Vues des cordilléres et monuments des peuples indigenes de l’Amerique (1824).


«Recientemente, se ha puesto en duda -escribió-, que los peruanos tuvieran, además de Quippus, conocimientos de una escritura de signos. Hay un pasaje en El origen de los indios del Nuevo Mundo (Valencia, 1610), página 91, que no deja lugar a dudas a este respecto».

Después de hablar de los jeroglíficos mexicanos, el padre García añade: «Al principio de la Conquista, los indios de Perú se confesaban pintando caracteres que hacían una relación de los Diez Mandamientos y de las transgresiones cometidas contra ellos».

Es posible concluir que los peruanos estaban en posesión de una escritura de imágenes, pero que sus símbolos eran más burdos que los jeroglíficos mexicanos, y que, en términos generales, la gente hacía uso de los quippus. Humboldt también contó que, estando en Lima, oyó hablar de un misionero llamado Narcisse Gilbar que había encontrado, entre los indios panos del río Ucayali, al norte de Lima, un libro de hojas plegadas, similar a los que habían utilizado los aztecas en México; pero nadie en Lima podía leerlo. «Se decía que los indígenas le contaron al misionero que el libro hablaba de antiguas guerras y viajes.»

En 1855, Ribero y Von Tschudi dieron cuenta de otros descubrimientos y concluyeron que en realidad había existido otro método de escritura en Perú además de los quipos. En una obra que Von Tschudi hizo por separado hablando de sus propios viajes (en Reisen durch Südamerika), éste habla de la emoción que sintió cuando le enseñaron una fotografía de un pergamino de piel con marcas jeroglíficas. El pergamino real lo encontró en el museo de La Paz, en Bolivia, e hizo una copia de la escritura que figuraba en él.

«Estos símbolos me provocaron el mayor de los asombros -escribió-y estuve durante horas delante de este pergamino de piel», intentando descifrar «el laberinto» de su escritura.

Determinó que la escritura comenzaba por la izquierda, después continuaba en la segunda línea desde la derecha, en la tercera línea volvía a comenzar desde la izquierda, y así sucesivamente, serpenteando. Concluyó también que estaba escrito en la época en que se adoraba al Sol; pero no pudo ir más lejos. Localizó el lugar de origen de la inscripción en las costas del Lago Titicaca. El padre de la misión eclesiástica del pueblo lacustre de Copacabana confirmó que aquélla era una escritura conocida en la zona, pero la atribuyó al período posterior a la Conquista.

Claro está que la explicación no resultaba satisfactoria, dado que, si los indígenas no hubieran tenido su propia escritura, habrían adoptado la escritura latina de los españoles para expresarse. Aun cuando esta escritura jeroglífica evolucionara después de la Conquista, dice Jorge Cornejo Bouroncle (La idolatría en el antiguo Perú), «su origen debe de haber sido mucho más remoto».Arthur Posnansky (Guía general ilustrada de Tiahuanaco) descubrió más inscripciones sobre las rocas de dos islas sagradas del lago Titicaca, y señaló que eran muy similares a las enigmáticas inscripciones descubiertas en la Isla de Pascua, conclusión con la que, en la actualidad, suelen coincidir los expertos. Pero se sabe que la escritura de la isla de Pascua pertenece a la familia de las escrituras indoeuropeas del Valle del Indo y de los hititas.

Un rasgo común a todas ellas (incluidas las inscripciones del Lago Titicaca) es su sistema «como de arado de buey»: la escritura de la primera línea comienza por la izquierda y termina por la derecha; en la segunda línea es al revés, terminando por la izquierda; en la tercera es igual que en la primera, y así sucesivamente.

Sin querer entrar ahora en la cuestión de cómo llegó al lago Titicaca una escritura que imita a la de los hititas, parece que queda confirmada la existencia de una o más formas de escritura en el antiguo Perú. Así pues, también a este respecto, la información proporcionada por Montesinos demuestra ser correcta. Si, a pesar de todo esto, al lector le resulta todavía difícil de aceptar la inevitable conclusión de que hubo una civilización del tipo del Viejo Mundo en los Andes hacia el 2400 a.C, entonces aportaremos algunas evidencias más. Los expertos han ignorado por completo como pista válida la reiterada afirmación de las leyendas andinas de que hubo una terrorífica oscuridad en tiempos remotos.


Nadie se ha preguntado si no sería ésta la misma oscuridad -la no aparición del sol en el momento en que debería de haberlo hecho- de la cual hablan las leyendas mexicanas en el relato de Teotihuacán y sus pirámides. Pues, si de verdad sucedió este fenómeno, que el sol no salió y la noche se hizo interminable, debió de ser algo que se pudo observar en todo el continente americano. Los recuerdos colectivos mexicanos y los andinos parecen corroborarse entre sí en este punto, apoyando así la veracidad de ambos, como dos testigos ante un mismo acontecimiento. Pero, por si esto no fuera lo suficientemente convincente, podemos recurrir a la Biblia en busca de evidencias, y podemos recurrir nada menos que a Josué como testigo.

Según Montesinos y otros cronistas, un acontecimiento de lo más inusual tuvo lugar durante el reinado de Titu Yupanqui Pachacuti II, decimoquinto monarca del Imperio Antiguo. Fue en el tercer año de su reinado, en que «las buenas costumbres se olvidaron y la gente se entregó a todo tipo de vicios», cuando «no hubo amanecer durante veinte horas». Es decir, la noche no terminó cuando tendría que haberlo hecho, y la salida del Sol se retrasó durante veinte horas. Después de un gran lamento, de confesiones de los pecados, sacrificios y oraciones, el Sol apareció finalmente. Esto no pudo ser un eclipse: no fue que el Sol se viera oscurecido por una sombra. Además, ningún eclipse dura tanto, y los peruanos eran conocedores de estos eventos periódicos.

El relato no dice que el Sol desapareciera; dice que no salió -«no hubo amanecer»-durante veinte horas. Fue como si el Sol, dondequiera que estuviera escondido, se hubiera parado de pronto. Si los recuerdos andinos son ciertos, en algún otro lugar -en la otra parte del mundo-, el DÍA tuvo que ser igual de largo, y no debió terminar cuando debería de haber terminado, por ser un día veinte horas más largo. Increíblemente, este acontecimiento está registrado, y en ningún sitio mejor que en la misma Biblia. Fue cuando los israelitas, bajo el liderazgo de Josué, acababan de cruzar el río Jordán y de entrar en la Tierra Prometida, después de tomar las ciudades fortificadas de Jericó y Ay. Fue cuando todos los reyes amorreos formaron una alianza para crear una fuerza combinada contra los israelitas. Una gran batalla tuvo lugar en el valle de Ayyalón, cerca de la ciudad de Gabaón.

Comenzó con un ataque nocturno de los israelitas, que puso a los cananeos en fuga. Al amanecer, cuando las fuerzas cananeas se reagruparon cerca de Bet Jorón, el Señor Dios, «arrojó grandes piedras desde el cielo sobre ellos… y murieron; hubo más de ellos que murieron por las piedras, que los que murieron por la espada de los israelitas».

Entonces Josué le habló a Yahveh, el día en que Yahveh entregó a los amorreos a los Hijos de Israel, diciendo: «A la vista de los israelitas, que el Sol se detenga en Gabaóny la Luna en el valle de Ayyalón.» Y el Sol se detuvo, y la Luna se paró, hasta que el pueblo se vengó de sus enemigos. Cierto es, pues todo esto está escrito en el Libro de Jashar: el Sol se detuvo en mitad de los cielos y no se apresuró en bajaren casi un día entero.

Los expertos han estado pugnando durante generaciones con este relato del capítulo 10 del Libro de Josué. Algunos lo han descartado como mera ficción; otros ven en él los ecos de un mito; y otros más intentan explicarlo en términos de un eclipse de Sol inusualmente prolongado. Pero no sólo es que estos eclipses de Sol son desconocidos, sino que, además, el relato no habla de la desaparición del Sol. Al contrario, relata un acontecimiento en el cual el Sol continuó viéndose, colgado en los cielos, durante «casi un día entero» -¿digamos veinte horas?

El incidente, cuya singularidad se reconoce en la Biblia («no hubo un día como aquél, ni antes ni después»), al tener lugar en el lado opuesto de la Tierra con respecto a los Andes, describiría por tanto un fenómeno que sería el inverso al sucedido en América. En Canaán, el Sol no se puso durante unas veinte horas; en los Andes, el Sol no salió durante el mismo lapso de tiempo. ¿Acaso no describen los dos relatos el mismo acontecimiento y, por provenir desde dos lados diferentes de la Tierra, atestiguan su veracidad? Lo que pudo suceder todavía es un enigma.

La única pista bíblica es la mención de las grandes piedras que cayeron del cielo. Dado que sabemos que lo que los relatos describen no es la detención del Sol (y la Luna), sino una alteración en la rotación de la Tierra sobre su eje, una explicación posible sería la de que un cometa hubiera pasado demasiado cerca de la Tierra, desintegrándose en el proceso. Y, dado que algunos cometas orbitan el Sol en dirección opuesta a las manecillas del reloj, que es la inversa a la dirección orbital de la Tierra y el resto de planetas, su fuerza cinética podría haber contrarrestado temporalmente la rotación de la Tierra, provocando una ralentización.

Sea cual sea la causa exacta del fenómeno, lo que nos interesa ahora es su ubicación temporal. La fecha generalmente aceptada para el Éxodo es la del siglo XIII a.C. (hacia el 1230 a.C), y los expertos que propugnan una fecha anterior en unos dos siglos se encuentran en franca minoría. Sin embargo, en nuestras obras anteriores (véase Las Guerras de los Dioses y los Hombres), nosotros hemos llegado a la conclusión de que el año 1433 a.C. encajaría a la perfección este acontecimiento, así como los relatos bíblicos de los patriarcas hebreos, con los acontecimientos contemporáneos conocidos y las cronologías de Mesopotamia y Egipto.

Después de la publicación de nuestras conclusiones (en 1985), dos eminentes arqueólogos y expertos bíblicos, John J. Bimson y David Livingstone, llegaron, tras un exhaustivo estudio (Biblical Archeology Review, Septiembre/Octubre 1987) a la conclusión de que el Éxodo tuvo lugar hacia el 1460 a.C. Además de sus propios descubrimientos arqueológicos y de un análisis de los períodos de la Edad del Bronce en el Oriente Próximo de la antigüedad, los datos bíblicos y el proceso de cálculo que emplearon fue el mismo que utilizamos nosotros dos años antes.

(También explicamos entonces por qué habíamos decidido reconciliar las dos líneas de datos bíblicos fechando el Éxodo en el 1433 a.C. en vez de en el 1460 a.C).Dado que los israelitas erraron por los desiertos del Sinaí durante cuarenta años, la entrada en Canaán tuvo lugar en 1393 a.C; y el acontecimiento observado por Josué tuvo que ocurrir poco después. La pregunta ahora es la siguiente: el fenómeno opuesto, la noche interminable, ¿ocurrió en los Andes al mismo tiempo? Desgraciadamente, la forma en que los escritos de Montesinos han llegado hasta los expertos actuales deja algunas lagunas en los datos relativos a la duración del reinado de cada monarca, y esto nos obligará a obtener la respuesta dando un rodeo.

El acontecimiento, según nos informa Montesinos, tuvo lugar en el tercer año del reinado de Titu Yupanqui Pachacuti II. Para determinar este momento, tendremos que calcular desde ambos extremos. Se nos dice que los primeros 1.000 años desde el Punto Cero se cumplieron durante el reinado del cuarto monarca, es decir, en el 1900 a.C; y que el trigésimo segundo rey reinó 2.070 años después del Punto Cero, es decir, en el 830 a.C. ¿Cuándo reinó el decimoquinto monarca? Los datos de los que disponemos sugieren que los nueve reyes que separan al cuarto del decimoquinto monarca remaron un total de unos 500 años, colocando a Titu Yupanqui Pachacuti II en los alrededores del 1400 a.C. Y calculando hacia atrás desde el trigesimosegundo monarca (830 a.C), llegamos al 564 como número de años transcurridos, dándonos la fecha de 1394 a.C. para Titu Yupanqui Pachacuti II.

De ambos modos llegamos a una fecha para el acontecimiento andino que coincide con la fecha bíblica y la fecha del acontecimiento en Teotihuacán. La impactante conclusión es evidente:

EL DÍA EN QUE EL SOL SE DETUVO EN CANAÁN FUE LA NOCHE SIN AMANECER EN LAS AMÉRICAS.
El acontecimiento, así verificado, se levanta como una prueba irrefutable de la veracidad de los recuerdos andinos de un Imperio Antiguo que comenzó cuando los dioses concedieron a la humanidad la varita de oro en el lago Titicaca.

10.000 años antes del Diluvio 1ª PARTE

Después de que “El libro perdido de Enki”, nos diera una cronología y hechos que diferían de lo marcado hasta el Momento en el apartado de este blog “La Historia Verdadera”.

Resultaba necesario acudir a otras fuentes, y sobre todo tener pruebas arqueológicas y escritas, de que algunos de los testimonios del libro de Enki, suponen un punto de vista partidista y sesgado de la historia, actitud esta muy común entre los vencedores (Nefilim).

Hoy vamos a Tomar El libro Los Reinos Perdidos de Zecharía Sitchin. Y dentro de ese libro, un capítulo basado en otra documentación, “Memorias Antiguas Historiales del Peru” escrita por Fernando Montesinos en 1628.

Dado lo extenso del tema he decidido dividir el capítulo en dos partes.

En la primera se detallan las etapas de las civilizaciones del Perú. Con muchas similitudes, a tener en cuenta (letra morada).

Fue en la década de los 70′ cuando se dio a conocer El Doceavo Planeta. Su autor, Zecharía Sitchin, un respetado lingüista de origen israelí, saltó a la fama por éste trabajo, que provocó una verdadera conmoción entre los estudiosos. Su investigación sobre la supuesta conexión sumeria con antiguos habitantes estelares, hizo correr ríos de tintas, y le granjeó una legión de fanáticos seguidores que hicieron del nombre Annunakis una marca registrada.


El Doceavo Planeta fue continuado por otros escritos del mismo estilo, desarrollando una verdadera saga que prosigue en la actualidad. La tesis de Sitchin es que los sumerios, fueron la cultura madre de la cual todas las demás civilizaciones luego se desarrollaron.


En esta oportunidad vamos a enfocar nuestra atención en uno de sus mejores libros,  hablamos de «Los Reinos Perdidos», donde Sitchin magistralmente da su visión sobre el pasado de las antiguas civilizaciones americanas, poniendo su acento como ya es su costumbre en la influencia sumeria sobre estas culturas. El capítulo elegido para este post, trata sobre un extraño suceso, enigmático e intrigante acaecido en este bendito continente que nunca deja de sorprender.


EL DÍA EN QUE EL SOL SE DETUVO


La avaricia inicial de los españoles por el oro y los tesoros oscureció su asombro por encontrar en Perú, esa tierra desconocida de los confines del mundo, una avanzada civilización con ciudades y caminos, palacios y templos, reyes y sacerdotes -y religiones. La primera oleada de sacerdotes que acompañaron a los conquistadores se inclinaron por destruir todo lo que tuviera que ver con la «idolatría» de los indígenas. Pero los sacerdotes que les siguieron -que, en aquella época, eran los eruditos de su país- se vieron expuestos a las explicaciones de los ritos y creencias nativas a través de los nobles indígenas que se habían convertido al cristianismo.

La curiosidad de los sacerdotes cristianos se agudizó al darse cuenta de que los indígenas andinos creían en un Creador Supremo y que sus leyendas daban cuenta de un Diluvio. Y resultó que muchos detalles de aquellos relatos locales eran extrañamente similares a los relatos bíblicos del Génesis. De ahí que fuera inevitable que, entre las primeras teorías referentes al origen de los «indios» y sus creencias, emergiera como idea principal una relación con las tierras y el pueblo de la Biblia.

Al igual que en México, tras tomar en consideración a diversos pueblos de la antigüedad, la teoría de las Diez Tribus Perdidas de Israel pareció la más plausible, no sólo por la similitud de las leyendas nativas con los relatos bíblicos, sino también por algunas costumbres de los indígenas peruanos, como la de la ofrenda de los primeros frutos, una Fiesta de Expiación a finales de septiembre, que se corresponde por su naturaleza y fechas con el Día de la Expiación judío, y otros mandatos bíblicos, como el del rito de la circuncisión, la abstención de la sangre en la carne de los animales y la prohibición de comer peces sin escamas.


En la Festividad de los Primeros Frutos, los indígenas entonaban las místicas palabras Yo Meshica, He Meshica, Va Meshica; y algunos de los sabios españoles discernieron en el término Meshica la palabra hebrea «Mashi’ach» -el Mesías.(En la actualidad, los expertos creen que el componente Ira en los nombres divinos andinos es comparable al mesopotámico Ira/Illa, del cual proviene el bíblico El; que el nombre Malquis, por el cual los incas veneraban a su ídolo, es el equivalente de la deidad cananea Molekh («Señor»); y que, del mismo modo, el título real inca Manco se deriva de la misma raíz semita que significa «rey».)

A la vista de tales teorías sobre el origen bíblico israelita, la jerarquía católica en Perú, después de aquella primera ola de destrucción, se puso en marcha para registrar y preservar el legado indígena.


A clérigos locales, como el padre Blas Valera (hijo de un español y de una indígena), se les animó a plasmar por escrito lo que sabían y habían escuchado. Antes de que finalizara el siglo XVI, se hizo un esfuerzo concertado y patrocinado por el obispo de Quito para compilar historias locales, evaluar todos los lugares antiguos conocidos y reunir en una biblioteca todos los manuscritos relevantes. Gran parte de lo que se ha sabido desde entonces se basa en lo que se aprendió en aquel momento. Intrigado por estas teorías, y aprovechándose de los manuscritos reunidos, un español llamado Fernando Montesinos llegó a Perú en 1628 y consagró el resto de su vida a la recopilación de una amplia historia cronológica de los peruanos.

Alrededor de veinte años más tarde, finalizó una obra maestra titulada Memorias antiguas historiales del Perú, y la depositó en la biblioteca del convento de San José de Sevilla. Allí estuvo, olvidada y sin publicar durante dos siglos, hasta que se incluyeron fragmentos de ella en una historia francesa de las Américas. El texto español íntegro vio la luz ya en 1882 (P. A. Means lo tradujo al inglés en 1920, y fue publicada por Hakluyt Society en Londres, Inglaterra).

Tomando un punto de partida común tanto de los recuerdos bíblicos como de los andinos -el relato del Diluvio-, Montesinos siguió la repoblación de la Tierra en línea con los registros bíblicos, desde el Monte Ararat en Armenia pasando por la Tabla de los Pueblos del capítulo 10 del Génesis. En el nombre de Perú (o Piru/Pirua en lengua indígena), vio una interpretación fonética del nombre bíblico Ophir, nieto de Héber, antepasado de los hebreos, que a su vez fue biznieto de Sem.


Ofir también era el nombre de la famosa Tierra del Oro de la cual los fenicios trajeron oro para el templo de Jerusalén que el rey Salomón estaba construyendo. El nombre de Ofir en la Tabla de los Pueblos está justo delante del de su hermano Javilá, que le dio nombre a la famosa tierra del oro de la que se habla en el relato bíblico de los cuatro ríos del Paraíso: Y el nombre de uno era Pisón; es el río que rodea toda la tierra de Javilá, donde hay oro.


Montesinos sostenía que fue mucho antes de la época de los reinos de Judá e Israel, mucho antes del exilio de las Diez Tribus a manos de los asirios, que este pueblo bíblico había llegado a los Andes. Y sugería que no era otro que el mismo Ofir el que había liderado a los primeros colonos en el Perú, cuando la humanidad comenzó a extenderse por la Tierra después del Diluvio.


Los relatos incas que reunió Montesinos atestiguaban que, mucho antes que la más antigua dinastía inca, había existido un antiguo imperio. Tras un período de crecimiento y prosperidad, unos fenómenos repentinos asolaron el país: aparecieron cometas en los cielos, la tierra tembló con los terremotos, se iniciaron las guerras. El soberano que reinaba en aquel momento abandonó Cuzco y llevó a sus seguidores a un lugar apartado, a un refugio en unas montañas llamadas Tampu-Tocco; sólo unos cuantos sacerdotes se quedaron en Cuzco para mantener su santuario. Y fue durante esta calamitosa época cuando se perdió el arte de la escritura.

Pasaron los siglos. Los reyes iban periódicamente desde Tampu-Tocco a Cuzco para consultar los oráculos divinos. Pero un día, una mujer de noble linaje anunció que a su hijo, Rocca, se lo había llevado el dios Sol. Días después, el muchacho volvió a aparecer vestido con prendas doradas. Dijo que había llegado el momento del perdón, pero que el pueblo debía observar determinados mandatos: la sucesión real se establecería sobre un hijo del rey nacido de una hermanastra suya, aun cuando no fuera el primogénito; y no se debía retomar la escritura. El pueblo acató las órdenes y volvió a Cuzco, con Rocca como nuevo rey; a él se le dio el título de Inca -soberano. Al darle el nombre de Manco Capac a este primer Inca, los historiadores incas lo asimilaron al legendario fundador de Cuzco, Manco Capac, el de los cuatro hermanos Ayar.


Montesinos separó y distanció correctamente a la dinastía inca contemporánea de los españoles (que comenzó a reinar ya en el siglo XI d.C.) de la de sus predecesores. Su conclusión, de que la dinastía inca estaba compuesta de catorce reyes, incluidos Huayna Capac, que murió cuando llegaron los españoles, y sus dos belicosos hijos, ha sido confirmada por todos los expertos. Concluyó que Cuzco había sido realmente abandonada antes de que la dinastía inca reinstaurara la realeza en la capital.

Montesinos creía que, durante el tiempo de abandono de Cuzco, habían reinado 28 reyes desde un refugio secreto en las montañas llamado Tampu-Tocco. Y, antes de aquello, había existido de hecho un antiguo imperio que tuvo a Cuzco por capital. Allí se sentaron en el trono 62 reyes; de ellos, 46 fueron reyes-sacerdotes y 16 fueron soberanos semidivinos, hijos del dios Sol. Y, antes de todo aquello, los mismos dioses habían gobernado el país.

Se cree que Montesinos había encontrado una copia del manuscrito de Blas Valera en La Paz, y que los sacerdotes jesuitas le permitieron hacer una copia. También se basó en gran medida en los escritos del padre Miguel Cabello de Balboa, cuya versión relataba que el primer soberano, Manco Capac, no había llegado a Cuzco directamente desde el lago Titicaca, sino desde un lugar secreto llamado Tampo-Toco («lugar de descanso de las ventanas»). Fue allí donde Manco Capac «abusó de su hermana Mama Occllo» y tuvo un hijo de ella.

Montesinos, tras confirmar esto en el resto de fuentes de las que disponía, aceptó la información como basada en hechos reales. Así, comenzó las crónicas de la realeza en Perú con el viaje de los cuatro hermanos Ayar y de sus cuatro hermanas, que fueron enviados a encontrar Cuzco con la ayuda de un objeto de oro. Pero él registró una versión en la que el primero en ser elegido jefe fue un hermano que llevaba el nombre de un antepasado que había llevado al pueblo hasta los Andes, Pirua Manco (y de ahí el nombre de Perú).



Él fue quien, al llegar al lugar elegido, anunció su decisión de construir allí una ciudad. Llegó acompañado de esposas y hermanas (o esposas-hermanas), una de las cuales le dio un hijo al que se llamó Manco Capac. Fue éste el que construyó en Cuzco el Templo del Gran Dios, Viracocha; y, por tanto, fue éste el momento que se dio para la fundación del antiguo imperio y el del comienzo de las crónicas de las dinastías. Manco Capac fue aclamado como Hijo del Sol, y fue el primero de 16 reyes así considerados.

En su época, se veneraban otras deidades, una de las cuales fue la Madre Tierra, y otra un dios cuyo nombre significaba Fuego; se le representaba con una piedra que Pronunciaba oráculos. La ciencia principal de aquella época, según Montesinos, era la astrología; y se conocía el arte de escribir, sobre hojas procesadas de llantén o sobre piedras. El quinto Capac «renovó el cálculo del tiempo» y comenzó a registrar el paso del tiempo y los reinados de sus antepasados. Fue él quien introdujo la cuenta de un millar de años como un Gran Período, y de siglos y períodos de cincuenta años, equivalentes al bíblico Jubileo.


El Capac que instauró este calendario y esta cronología, Inti Capac Yupanqui, fue el que terminó el templo e instauró en él el culto del gran dios Illa Tici Vira Cocha, que significa «brillante iniciador, creador de las aguas».En el reinado del duodécimo Capac, llegaron a Cuzco las noticias del desembarco en la costa de «unos hombres de gran estatura… gigantes que poblaron toda la costa», que disponían de herramienta-s de metal y estaban arrasando la tierra.

Después de un tiempo, comenzaron a entrar en las montañas; afortunadamente, provocaron la ira del Gran Dios y éste los destruyó con un fuego celeste.

Liberado de los peligros, el pueblo se olvidó de los mandatos y los ritos del culto. Se abandonaron «buenas leyes y costumbres», pero esto no pasó desapercibido para el Creador. Como castigo, ocultó el sol a aquella tierra; «no hubo amanecer durante veinte horas». Hubo un gran lamento entre el pueblo y se ofrecieron oraciones y sacrificios en el templo, hasta que (después de veinte horas) el sol volvió a aparecer. Inmediatamente después de aquello, el rey reinstauró las leyes de conducta y los ritos del culto. El cuadragésimo Capac en el trono de Cuzco fundó una academia para el estudio de la astronomía y la astrología, y determinó los equinoccios.

El quinto año de su reinado, según calculó Montesinos, fue el que hacía 2.500 desde el Punto Cero que, supuso él, marcaba el Diluvio. También fue el 2.000 desde que comenzara la realeza en Cuzco; para celebrarlo, se le concedió al rey un nuevo título, Pacha-cuti (Reformador). Sus sucesores promoverían también el estudio de la astronomía; uno de ellos introdujo un año con un día de más cada cuatro años, y un año extra cada cuatrocientos años.


Durante el reinado del quincuagésimo octavo monarca, «cuando se completó el Cuarto Sol», se llevaban 2.900 años desde el «Diluvio». Montesinos calculó que fue el año en que nació Jesucristo. Aquel primer imperio de Cuzco, comenzado con los Hijos del Sol y continuado con unos reyes-sacerdotes, tuvo un amargo final durante el reinado del sexagésimo segundo monarca. En su tiempo, ocurrieron «maravillas y portentos».

La tierra tembló con terremotos interminables, los cielos se llenaron de cometas, augurio de una inminente destrucción. Tribus y pueblos comenzaron a correr de un lado a otro, entrando en conflicto con sus vecinos. Llegaron invasores desde la costa, incluso desde más allá de los Andes. Hubo grandes batallas; en una de ellas, el rey cayó bajo una flecha, y su ejército huyó presa del pánico; sólo sobrevivieron a las batallas quinientos guerreros.


«Así se perdió y se destruyó el gobierno de la monarquía de Perú -dice Montesinos-, y se perdió el conocimiento de las letras.»

Los pocos que quedaron abandonaron Cuzco, dejando tras de sí tan sólo a un puñado de sacerdotes para que cuidaran del templo. Se llevaron con ellos al joven hijo del rey muerto, aún un niño, y encontraron refugio en un escondrijo de las montañas llamado Tampu-Tocco; aquél era el lugar donde, desde una cueva, partió la primera pareja semidivina para fundar el imperio andino. Cuando el muchacho alcanzó la edad adecuada, se le proclamó como primer monarca de la dinastía de Tampu-Tocco, dinastía que se prolongaría durante casi mil años, desde el comienzo del siglo n hasta el XI d.C. Durante todos aquellos siglos de exilio, los conocimientos fueron disminuyendo y la escritura se olvidó.

En el reinado del septuagésimo octavo monarca, cuando se alcanzó el hito de los 3.500 años desde el Comienzo, alguien comenzó a revivir el arte de la escritura. Entonces, el rey recibió una advertencia de los sacerdotes referente a la invención de las letras. En su mensaje explicaban que había sido el conocimiento de la escritura el que había causado las pestes y las maldiciones que habían llevado a su fin la monarquía de Cuzco.


El deseo del dios era «que nadie se atreva a utilizar las letras o a resucitarlas, pues de su empleo vendrían grandes males [de nuevo]». Por tanto, el rey ordenó «por ley, bajo pena de muerte, que nadie traficara en quilcas, que eran los pergaminos y las hojas de árboles sobre los que se solía escribir, ni utilizara ningún tipo de letras». En su lugar, introdujo el uso de quipos, los ramales de cuerdas de colores que se utilizaron a partir de entonces con fines cronológicos. En el reinado del nonagésimo monarca se culminó el cuarto milenio desde el Punto Cero.

Para entonces, la monarquía en Tampu-Tocco era débil e ineficaz. Las tribus leales a ella eran objeto de incursiones e invasiones de sus vecinos. Los jefes de las tribus dejaron de pagar tributo a la autoridad central. Las costumbres se corrompieron, proliferaron las abominaciones. En tales circunstancias, apareció una princesa de la sangre original de los Hijos del Sol, una tal Mama Ciboca.

Anunció que su joven hijo, que era tan hermoso que sus admiradores le apodaron Inca, estaba destinado a reconquistar el trono de la antigua capital, Cuzco. De forma milagrosa, desapareció y volvió vestido con ropajes dorados, afirmando que el dios Sol se lo había llevado a lo alto, instruyéndole en los conocimientos secretos y diciéndole que llevara al pueblo de vuelta a Cuzco. Su nombre era Rocca; él fue el primero de la dinastía Inca, dinastía que llegó a tan ignominioso fin a manos de los españoles.

Intentando situar estos acontecimientos en un marco temporal ordenado, Montesinos afirmaba cada cierto intervalo que un período llamado «Sol» había pasado o comenzado. Aunque no se sabe con seguridad cuál consideraba él que era la longitud de un período (en años), parece ser que tenía en mente las leyendas andinas de varios «soles» en el pasado del pueblo. Si bien los expertos sostenían -no tanto en nuestros días- que no había habido contacto de ningún tipo entre las civilizaciones de Centroamérica y de América del Sur, las de estos últimos sonaban bastante diferentes de las nociones azteca y maya de los cinco soles.

De hecho, todas las civilizaciones del Viejo Mundo tenían recuerdos de épocas pasadas, de eras en las que los dioses reinaban solos, seguidos por semidioses y héroes y, más tarde, sólo por mortales. Los textos sumerios llamados las Listas de los Reyes registraban un linaje de señores divinos seguido por semidioses, que sumaron un total de 432.000 años antes del Diluvio; después, hacían una relación de reyes que reinaron a partir de entonces a través de tiempos que consideramos históricos, y cuyos datos se han podido verificar, resultando ser exactos.

En las listas de los reyes egipcios, tal como las plasmó el historiador y sacerdote Manetón, se habla de una dinastía de doce dioses que comenzó unos 10.000 años antes del Diluvio; fue seguida por dioses y semidioses hasta los alrededores del 3100 a.C, en que los faraones ascendieron al trono de Egipto. Una vez más, hasta donde sus datos se pueden contrastar con los registros históricos, todo ha resultado ser exacto. Montesinos se encontró con estas ideas en la tradición popular colectiva de Perú, confirmando los informes de otros cronistas de que los incas creían que la suya era la Quinta Era o Sol.

· La Primera Era fue la de los viracochas, unos dioses que eran blancos y con barba.

· La Segunda Era fue la de los gigantes; algunos de ellos no eran benévolos, y hubo conflictos entre los dioses y los gigantes.

· Después vino la Era del hombre primitivo, de los seres humanos aculturizados.

· La Cuarta Era fue la era de los héroes, hombres que eran semidioses.

· Y después llegó la Quinta Era, la era de los reyes humanos, de los cuales los incas fueron los últimos del linaje.

Montesinos ubicó también la cronología andina en el marco europeo relacionándola con determinado Punto Cero (él pensaba que debía tratarse del Diluvio) y, más concretamente, con el nacimiento de Cristo. Comentó que las dos secuencias temporales coincidían en el reinado del quincuagésimo octavo monarca: 2.900 años después del Punto Cero fue el «primer año de Jesucristo».

Las monarquías peruanas comenzaron, según él, 500 años después del Punto Cero, es decir, en el 2400 a.C. El problema que tienen los expertos con la historia y la cronología de Montesinos no es, por tanto, el de la escasez de claridad, sino su conclusión de que la realeza y la civilización urbana comenzaran -en Cuzco- casi 3.500 años antes de los incas. Aquella civilización, según la información que amasara Montesinos y aquellos sobre los que basó su trabajo, disponía de escritura, incluyó la astronomía entre sus ciencias y tuvo un calendario lo suficientemente largo como para requerir unas reformas periódicas.

De todo esto (y mucho más) disponía también la civilización sumeria, que floreció hacia el 3800 a.C, y la civilización egipcia, que le siguió hacia el 3100 a.C. Otro vástago de la civilización sumeria, la del valle del Indo, llegó hacia el 2900 a.C. ¿Por qué no iba a ser posible que este triple despliegue no tuviera una cuarta ocurrencia en los Andes? Imposible, si no hubiera habido contactos entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

Posible, si los que habían concedido todos los conocimientos, los dioses, fueran los mismos y estuvieran presentes por toda la Tierra. Afortunadamente, por increíbles que puedan sonar, nuestras conclusiones se pueden demostrar. La primera prueba de la veracidad de los acontecimientos y las cronologías recopiladas por Montesinos ya se ha dado. Un elemento clave en la presentación de Montesinos es la existencia de un antiguo imperio, de un linaje de reyes en Cuzco que finalmente se vieron obligados a dejar la capital y a buscar refugio en Un apartado lugar de las montañas llamado Tampu-Tocco. Este interregno duró un millar de años; por fin, se eligió a un joven de noble estirpe para que llevara al pueblo de vuelta a Cuzco y fundara la dinastía inca.

Hasta Aquí esta primera parte de la Historia del Perú.

En la segunda parte asistiremos a un hecho singular, La Biblia y las crónicas de La Historia del Perú  corroboraran el mismo hecho, increíble, sorprendente e indescifrable

Los cristales de la Atlántida

Helena Petrovna Blavatsky, una de las psíquicas más importantes de todos los tiempos.

Madame Blavatsky,  fue cofundadora en 1875 junto con el Coronel H S Olcott, de la Sociedad Teosófica, con sede en Adyar, en el estado hindú de Madras. A través de la aplicación de una ley inmutable, el espíritu descendería dentro de la materia, y esta a su vez ascendería a través del espíritu en un proceso evolutivo de retorno. Supuso la introducción y conceptualización occidentalizada de la sabiduría intuitiva de la India, desafiando las convenciones sociales tanto como las ortodoxias intelectuales, llegando a influir en los artistas y científicos de la época. De hecho, se sabe que Einstein tenía una copia de La Doctrina Secreta -su monumental obra- en su escritorio.

Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891) y su obra atrajeron la atención y la controversia porque atribuía la fuente de su información a los Mahatmas o Maestros. Ella decía haber estudiado con Mahatma Morya, a quien denominaba el Hindú, así como también con Mahatma Koot Hoomi, en el Tíbet, y después describió la experiencia de un cambio psicofisiológico de enalmamiento, mediante el cual empezó a recordar la vida, la ciencia y la lengua del Hindú, incluso cuando él ya no estaba presente.

Además, sus propios capacidades mentales llamaban la atención. Sabía cómo manifestar fenómenos a través del poder de su voluntad, lo que le condujo a desacreditar el espiritismo que había cobrado popularidad durante la década de 1870, especialmente en América. Otros a la vez rechazaron sus escritos llamándola plagiadora e impostora y tachándola de charlatana

Cuando paseaba con su padre por Londres en 1851, en su 20 aniversario, vio por primera vez a M, su Maestro Espiritual, un rajput alto y noble al que reconoció como el protector de sus visiones y sueños de infancia. Él le habló de un trabajo futuro que realizaría bajo su dirección después de prepararse en oriente. Hay evidencias más tarde de sus estancias en India, Tíbet y Cachemira hacia 1867, donde estaría con Mahatma Koot Hoomi y Morya -este último, aunque no vivía allí iba continuamente. Estos dos Maestros, como explicó después, raramente aparecían en el mundo abiertamente, pero podían proyectar su forma en cualquier lugar.

Cuenta Mario Rosso de Luna en su libro Helena Petrovna Blavatsky: a propósito de la vivísima curiosidad que le acometió de ver el retrato de un antepasado de la familia, que estaba en el castillo de Saratov, donde vivía su abuelo, tapado con una cortinilla. Pendía de la pared a mucha altura del suelo en un aposento de elevado techo, y la señorita Hahn era entonces un renacuajo, aunque muy resuelta cuando se le asentaba un propósito entre ceja y ceja. Le habían negado permiso para ver el cuadro, por lo que esperó la ocasión de quedarse sola para realizar su deseo. Arrimó una mesa a la pared; puso encima otra mesa más pequeña, y por remate una silla. encaramándose después poco a poco a tan inestable edificio. Desde aquella ventajosa posición pudo alcanzar el cuadro, y apoyándose con una mano contra la polvorienta pared, descorrió con la otra la cortina. Sobresaltándose al ver el cuadro, y con el movimiento que hizo se derrumbó la deleznable tarima. Ni la mismísima señorita Hahn se dio cuenta de lo ocurrido.

Perdió el conocimiento al tambalear y caer, y al recobrarlo se halló tendida en el suelo sin daño alguno, las mesas y la silla en el mismo sitio de donde ella las había sacado, y corrida de nuevo la cortinilla del cuadro. Hubiera creído que todo era un sueño, a no ser porque en la pared, junto al cuadro, quedaba impresa en el polvo la huella de su manita. También parece que en otra ocasión, cuando tenía catorce años salvó la vida en singulares circunstancias. El caballo que montaba la lanzó de la silla y al caer se le enredó el pie en el estribo.Según dijo, debió haber muerto antes de que pudieran detener al caballo, a no ser por una extraña forma que distintamente notó en su rededor y parecía sostenerla en el aire a despecho de la gravedad.

A partir de ese momento se convirtió en fiel discípula de su Maestro. Bajo Su guía aprendió a controlar las fuerzas a las cuales se encontraba sometida en razón de su excepcional naturaleza. Esta conducción la llevó a través de experiencias de extraordinaria variedad dentro de los dominios de la magia y del ocultismo. Aprendió a recibir mensajes de sus Maestros y a transmitirlos a sus destinatarios, eludiendo todo peligro y la incomprensión con que se encontró en su camino.

Seguir el rastro de sus peregrinajes durante el período de su aprendizaje, es verla a trabajando a través de todo el mundo. Parte de este tiempo lo pasó en las regiones del Himalaya, estudiando en monasterios en los cuales se habían preservado las enseñanzas de algunos de los más eruditos y espirituales Maestros de los tiempos pasados. Estudió la Vida y las Leyes de los mundos internos y las reglas que deben cumplirse para ganar el acceso a los mismos. Como testimonio de esta etapa de su entrenamiento esotérico, nos ha dejado una exquisita versión de axiomas espirituales en su libro La Voz del Silencio.

La casa de Koot Hoomi -retomando los primeros pasos de su formación- era un gran edificio de madera al estilo chino, en forma de pagoda, entre un lago y una bella montaña, según describía en una de sus cartas posteriores. Mucho de su tiempo allí lo invirtió aprendiendo inglés y Senzar, una lengua sacerdotal secreta, la lengua misteriosa de los adeptos iniciados de todo el mundo, pues Helena, que hablaba un francés fluido, sólo había aprendido un inglés conversacional muy limitado. Sin embargo, esto sería parte del gran trabajo de su vida, reproducir las sutilezas orientales de la filosofía esotérica y metafísica en inglés.

Sus viajes se sucedieron entre los 20 y los 40 años, incluyendo visitas a América, Canadá, Sudamérica, Ladakh, Tíbet, Birmania y, vía Java, Europa, estando en Francia y Alemania, para luego regresar a Rusia. Mientras tanto entró en contacto con el espiritismo y aprendió a controlar su maravilloso poder para producir fenómenos a voluntad,diversas empresas comerciales -llevando un negocio de maderas finas, e igualmente de directora de una fábrica de flores artificiales…. En el Tíbet aprendió, según nos dicen, a manipular las fuerzas ocultas. En el Cairo, en 1871 hizo un intento frustrado para fundar una sociedad espiritual en base a la fenomenología paranormal. En 1873 vivió con su hermano en París, pintando y escribiendo, dado que además de sus otras habilidades, era una artista consumada y una maravillosa caricaturista.


Helena Petrovna Blavatsky estableció que siete serían las razas que habitarían el planeta Tierra

La Primera raza sólo se movia a nivel astral.

La segunda raza o Hiperbórea.- Habitó en el Norte de Asía y Artíco, estuvo muy vinculada a lo etéreo.

La tercera raza o Lemuria.- La civilización MU se desarrolló en un continente en el Pacífico Sur

La cuarta raza Los Atlantes.- Fueron los primeros que tuvieron división por sexos, se les conocia por los altos.

La quinta raza somos nosotros el hombre.

Las otras dos razas estan por venir.


El psiquico Edgar Cayce, famoso por sus predicciones,  completa la descripción de esta raza:

Se dividian en varias subrazas, la dominante eran Los Toltecas que trás la destrucción del continente en el 10.000 se asentaron en America dando lucar a las culturas Pre colombinas. Tambien en Egipto donde construyeron las pirámides  hace 11.000 años.

Los atlantes tuvieron una tecnología basada en los cristales como elemnto productor de energia y almacenamiento de información. Esto les permitió tener barcos, aviones y submarinos y pistolars laser.


Estos guerreros llamados: Atlantes, pertenecieron a la raza de los Toltecas, ubicados en México, estas esculturas de casi 5 metros, portan una extraña arma, que indica ser una pistola laser, aunque algunos arqueologos han mencionado que es un arma comun, pero las civizaciones anteriores y posteriores utilizaron flechas y macanas como armas de guerra, nada similar a lo que portan los Atlantes de Tula

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La Atlántida es una isla leyendaria engullida en la pre-antigüedad. Estuvo mencionada por primera vez por Platón, en 370 antes de J-C, en el Timeo y el Critias. Hoy en dia, ciertas personas encuentran vínculos entre esta ciudad perdida y las desapariciones en el Triangulo de las Bermudas.

Historia de la Atlántida

Una civilización que dispone de conocimientos muy avanzados vivía en esta isla. Según Platón, la Atlántida tenia muchos recursos naturales, entre cuales se encontraba un metal misterioso, el oricalco. Pero los ocupantes se hicieron cada vez más corruptos. Establecieron por la fuerza colonias en los dos lados de su isla, conquistando una parte de África hasta Egipto, y de Europa hasta Italia. Atenas fue el único estado capaz de oponerse a su expansión. La Atlántida, así como el ejército de Atenas, fueron engullidos en un inmenso maremoto asociado con terremotos, en un día y una noche. Platón no le da explicación geológica a esta catástrofe.

Durante los tiempos modernos, numerosas investigaciones fueron llevadas para intentar localizar esta isla. Pero los científicos e historiadores no lograron ponerse de acuerdo. Varios lugares fueron evocados: por Chipre, en América latina, en el Océano Indio, en Antártica, más allá de Irlanda, en el Mar del Norte, en el Atlántico.

El psiquiatra Edgar Cayce (1877-1945), defensor convencido de esta leyenda, localizaba la Atlántida cerca de la isla de Bikini, en las Bermudas. Pensaba que la civilización que vivía en esta isla disponía de tecnologías muy avanzadas. Hubieran desarrollado potentes “cristales de fuego” a partir de los que obtenían energía. Una perdida de control de estos cristales hubiera generado un desastre entrenando la desaparición de la isla y de su civilización. Cayce profetizaba que elementos de la Atlántida debían aparecer de nuevo entre 1968 y 1969.

La famosa ruta de Bimini fue descubierta por buceadores en 1968. En las aguas poco profundas por Bikini, grandes rocas talladas y posicionadas precisamente para representar formas extrañas. Lo que se parece a una antigua carretera fue puesto al día. Ciertos investigadores asociaron estos elementos con la Atlántida..

 

Carretera de Bimini
La carretera de Bimini, varios metros abajo del agua


Queda la curiosa historia del oricalco, metal desconocido que hizo la riqueza de los leyendarios habitantes de la Atlántida, así como el estaño hizo la de los fenicios. Tal vez se trataba de cobre o de una aleación parecida con la del bronce necesitando estaño. Ciertos hablaron del aluminio que fue descubierto de nuevo en el siglo XIX de la era cristiana. Una curiosa leyenda existe tratando de un metal desconocido cuyo último propietario del secreto de fabricación fue asesinado por orden de Nerón, que temía que el oro y los metales corrientes fueran devaluados y su poder puesto en competitividad..

 

Piedras de Bimini
Buceador delante de las piedras de Bimini


¿La Atlántida, causa de desapariciones de aviones y buques?

Se dice que hay un vínculo entre las desapariciones repetidas de buques y aviones en el área del Triangulo de las Bermudas y la misteriosa ciudad de la Atlántida posiblemente engullida en aquella misma área.

Ya no se cuentan las hipótesis y leyendas. Pero la mas conocida, es la que concierne este famoso “cristal de fuego”, revelado por Edgar Cayce, que estaría siguiendo activo en las profundidades del océano. Un campo de energía todavía estaría irradiando a partir de estos cristales lo que podría entrenar la desaparición de buques y aviones.