Archivo de la categoría: Cabala

La Meditación en la Tradición (Cábala) Judía (2)

Por Javier Alvarado
Cábala

Etapas y formas de la meditación

A pesar de la discreción y reserva con que los cabalistas han guardado celosamente su tradición espiritual hasta el punto de comprometer su misma continuidad, las investigaciones de Moshe Idel y, sobre todo de Aryeh Kaplan [7], sobre los métodos contemplativos tradicionales de la mística judía, han contribuido notablemente a su mejor conocimiento. Los trabajos de este último autor sobre las antiguas técnicas de meditación judía han servido para reavivar el sentido originario de la Cábala como tradición espiritual. El estudio intensivo de técnicas orientales tradicionales, particularmente del Vedanta no dual y del sufismo, le han servido a Kaplan para entroncar la Cábala actual con la antigua mística judía. De esta manera, numerosos textos de maestros cabalistas han podido ser reinterpretados adquiriendo un sentido y una riqueza mística en sintonía con la intención con la que fueron escritos. Conviene recordar que ya cabalistas del siglo XIII como Abulafia o Maimónides mencionaron la estrecha similitud de sus métodos meditativos con los practicados por los sufís: por ejemplo, la recitación del nombre de Dios (dikra). Así, las etapas y métodos de la cábala como la meditación HagahSiyach o la contemplación Shasha han adquirido perfiles nítidos a partir de sus estudios. Seguir leyendo La Meditación en la Tradición (Cábala) Judía (2)

La Meditación en la Tradición (Cábala) Judía (Parte 1)

Por Javier Alvarado
Cábala

“¿Quién hay para mí en el cielo sino Tú? Estando contigo, no hallo gusto ya en la tierra.” (Salmos 73:25).
“Yo soy Yahweh y no hay nada más” (Isaias 45, 5).

Etimológicamente, la palabra Kabbala viene del verbo Kabbal que significa “recibir”. Por tanto, se refiere a la “tradición”, a aquello que se “recibe” (kibbel), es decir, a una «enseñanza que pasa de la boca al oído» y que se remonta a los profetas del Antiguo Testamento. Pero como en toda transmisión o tradición espiritual, el núcleo interno de la Cábala no puede enseñarse intelectualmente porque sólo cabe interiorizarla, experimentarla y hacer de ello una forma de vida. De hecho, muchos cabalistas explican que la Cábala no se aprende sino que se recuerda dado que, en esencia, se trata de recuperar el estado de intimidad con Dios que poseía la Humanidad o el Hombre arquetípico (Adán) en el Paraíso antes de la Caída. El núcleo más interno de la enseñanza se simboliza en la transmisión del Nombre secreto de Dios como la más alta y comprensible manifestación de la divinidad. Más allá de ello, la experiencia es inefable, no verbal, y no puede ser comunicada o enseñada sino vivida y experimentada. De ahí que los maestros de Cábala digan a sus discípulos que “no puedo decir más”, “ya lo he explicado por la palabra de la boca”, “esto es un secreto…” [1]. Seguir leyendo La Meditación en la Tradición (Cábala) Judía (Parte 1)

Festividad Judía Sucot

Festividad Judía de Sucot

Desde la tarde del lunes 20 de septiembre hasta la tarde del lunes 27 de septiembre nos reunimos para conectarnos con la festividad de Sucot, la ventana cósmica cabalística para la energía de la columna derecha, que es bondad, amor, dar y apreciación. Ahora, más que nunca antes, necesitamos positivismo.

Festividad de Sucot — Traer bendiciones a nosotros mismos y al mundo

No hay duda de que la oscuridad se está volviendo más oscura en el mundo, con enfermedad, violencia, y todas las otras clases de caos que emergen con una intensidad sin precedentes. Seguir leyendo Festividad Judía Sucot

El significado universal de la Cábala (Prefacio)

Prefacio por Leo Schaya

El significado universal de la Cábala

Para comprender las premisas intelectuales de la Cábala, o del esoterismo Judío ―que son las del esoterismo o la metafísica en general― es necesario estar imbuido de la idea de que sus doctrinas tienen como punto de partida la contemplación espiritual, la inspiración pura o la “intuición intelectual”, y no la actividad autocrática de la razón. Cuando una forma de pensar meramente lógica busca elevarse por sobre el plano de los fenómenos por medio de la abstracción, con el propósito de asir su principio trascendente, se ve llevada a reconocer sus propios límites ―determinados por las condiciones del conocimiento discriminatorio― y su impotencia para sobreponerse a ellos. No es que, en realidad, siempre los reconozca, pues de otro modo no habría sistemas filosóficos; sino que sus dificultades mismas prueban que elaborar teorías no basta para lograr el fin de asir la realidad en sí misma. Ahora bien: sólo las doctrinas que son tradicionales, y por lo tanto “inspiradas”, trascienden el círculo vicioso de la actividad mental, y señalan la vía de salida hacia el Intelecto puro, universal e “increado”. Seguir leyendo El significado universal de la Cábala (Prefacio)

Orígenes esotéricos de las catedrales

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Entre los siglos XI y XIV, en poco más de 250 años, Francia asistió a la construcción de 80 catedrales y más de 500 grandes iglesias. Algo muy similar ocurrió, aunque en menor medida, en otros países europeos, como Inglaterra, Alemania o España.

Semejante afán constructor ha estado siempre rodeado de un halo de misterio y, especialmente en las últimas décadas, multitud de trabajos han pretendido ver en estos prodigios del saber y la fe de la Edad Media, y en la aparición supuestamente repentina del estilo gótico, una demostración física y palpable del conocimiento esotérico de templarios o alquimistas. Sin embargo, buena parte de esta bibliografía dedicada a analizar el supuesto hermetismo de los templos medievales –y más especialmente de las catedrales góticas– suele contener numerosos errores. Entre ellos, uno de los más repetidos asegura que buena parte de las catedrales góticas, así como la creación de este estilo arquitectónico, tienen su origen en los caballeros templarios.

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La Cábala según E. d’Hooghvorst

Reflexión de E. d’Hooghvorst en la que replantea qué es y que no es el sistema de conocimiento llamado Cábala, y también cómo se comunica. Es un fragmento del libro de este autor titulado «El Hilo de Penélope I» (Tarragona. 2000).

Hablar de la cábala es difícil. Es un tema que parece misterioso, caótico, secreto. Por lo general, se cree que es el privilegio de algunos viejos judíos que han conservado celosamente secretos reservados sólo para ellos.

Intentemos ver, para empezar, lo que no es la cábala.En primer lugar, conviene desterrar una opi­nión errónea, si bien admitida casi universal­mente, según la cual se trataría de una doctrina particular que se habría desarrollado principal­mente durante la Edad Media; una doctrina de naturaleza mística que avanzaba paralelamente con la tradición bíblica.

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QLIPHÓTHIKA O EL ARTE DE POTENCIAR LA LUZ

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pasmo

En los antiguos misterios del Árbol de la Vida Kabalístico se dice que el Origen se desdobló en 11 Manantiales y 11 Abonos.

Al parecer ninguno de los 11 Sephiroths o Manantiales era capaz de Sostener la Plenitud de su Origen por lo que uno por uno decidieron ralentizar progresivamente la Luz para hacer más soportable su Deslumbre. En nuestra vida cotidiana, que es donde se encuentran todos los tesoros, sucede lo mismo pues no hay un miedo más grande para el ser humano que Sentir que ya es Aquello que busca.

Cuando la Luz no pudo encontrar más Luz donde disfrazarse decidió esconderse en su propia Sombra, los 11 Qliphoths o Abonos. La función de estos 11 Escondites de la Luz es la de Potenciar en el fin de los tiempos el Impulso de Retorno al Origen a través del Rescate de su Luz ralentizada. Si Sintiéramos por un instante que la Plenitud que buscamos ya la fuimos hace mucho tiempo y que decidimos apagarla para que llegado el Momento Pactado se Potenciase a través de su Recuerdo, nos subiríamos ahora mismo a la primera mesa que encontrásemos y nos pondríamos a cantar y bailar sobre ella expandiendo la Alegría y el Gozo contenidos.

Magos blancos y Magos negros han tratado durante siglos de controlar a través de rituales o rezos las emisiones de Luz de los Sephiroths o de Poder de los Qliphoths, sin darse cuenta de que es la Conciencia la que atrae su Equivalente ralentizado en la inconsciencia y ya grabado celularmente.

La Energía Revertida es la Clave del Árbol de la Vida, el hijo Prodigo de la Kábala, y la Piedra Angular rechazada por todos los constructores. Si tiras la Piedra te quedas sin el Tesoro que no es otra cosa que sentir la manifestación de la vida pre-vivivida celularmente, ya quees la Luz quien nos busca, no nosotros a la Luz, y esto lo revierte Todo.

La Plataforma Ascensional Sintiendo mi Origen  (P.A.S.M.O.) sostiene las Claves para Actualizar el Recuerdo a través de una serie de prácticas llamadas “El Momento Paraíso” en las que nuestro cuerpo es Sentido como el Templo Real del Árbol de la Vida. Nadie nos lo ha dicho,  el secreto no lo hemos encontrado rastreando en un manuscrito antiguo, y ningún ángel o demonio ha bajado a revelárnoslo. Mariphi lo Sintió cuando la Luz la buscó y en Misión de vida lo transmitió como un Regalo a través de su Voz y su Presencia física, traspasando con su vibración todas nuestras capas hasta llegar a los últimos confines de la Biología o Células de Reversión. A esto se le llama Ver y Oír celularmente, por eso se dice entre los Iniciados que “El Secreto se guardó a sí mismo…”, mientras que en P.A.S.M.O. sentimos que esta Energía Revertida revela que el Eslabón Perdido es que el Equivalente Reclama ese Secreto cuando llega el tiempo acordado por todos.

El árbol de la ciencia del Bien y del Mal era… ¡La cábala!/ Caín también fue manipulado por Yahvé: 1º asesino MK Ultra de la Historia

Tras una lectura consciente del relato del Génesis de cuando Adán y Eva cometen el pecado original, a través de la mítica manzana, creo que no hay ninguna duda.
¿A qué otro “Arbol de la ciencia del Bien y del Mal” se puede referir el relato hebreo?
¿Qué otro conocimiento judío existe que otorga la sabiduría sobre cómo se genera la realidad que la Cábala, y que además tiene forma de árbol?
Ninguno, obviamente. El relato bíblico se refiere (cabalísticamente, es decir, encriptado) a la Cábala. Lucifer (la serpiente) ofrece a Adán el conocimiento de la Cábala para manipular la Realidad (Ciencia del Bien y del Mal).

Adán y Eva pierden la inocencia cuando caen en la trampa tendida por Yahvé, porque os tengo que contar que fue el mismo impostor quien les prohibió acercarse al árbol de la Ciencia del Bien y del Mal y quien les incitó a tomar la mítica manzana (disfrazado de serpiente).

¿Que por qué lo sé?

Muy sencillo: porque eso mismo fue lo que hicieron con la droga en los años sesenta. Al tiempo que la prohibieron e iniciaron una campaña contra ella, los mismos que decían perseguirla, la manejaban y se lucraban con ella. Si quieres hacer que alguien haga algo, prohíbelo: llena la vida de prohibiciones y así dirigirás a los inocentes libertarios en el camino de su perdición. Dado que quien ideó tamaña manipulación fueron los cabalistas seguidores de Yahvé, no hay duda: Adán y Eva conocieron el arte de la mentira y de la manipulación de boca de su “dios”, el que les proporcionó el conocimiento de la cábala. Con su perverso juego, Yahvé les enseñó a manipular a los demás. Y ahí se jodió el invento (Nuestro Paraíso). Perdieron (Perdimos) la inocencia al comenzar los amaños para conseguir los objetivos utilizando a los demás. Y los dos, Adán y Eva, rápidamente conocieron las consecuencias en su propia familia.

Creo que ya os imaginaréis a qué suceso me refiero.

Con esa clave de la Biblia (el verdadero código secreto de la Biblia: Yahvé es un manipulador) me permito detenerme en el asesinato de Abel por parte de su hermano, Caín, el primero de la historia. Como sabéis, la causa son los celos que Caín tiene de su hermano porque la ofrenda de Abel ha sido más del agrado del Señor, Yahvé; es decir, que el falso dios genera la rabia en el asesino al hacerle de menos. Fijaos en el mensaje tan contradictorio y manipulador del falso dios. Puro MK Ultra: mensajes contradictorios.
Por una parte le dice:
“¿No es cierto que si obrares bien serás recompensado, pero si mal, el castigo del pecado estará siempre presente en tu puerta?”
Y acto seguido, dice (esta parte está censurada en muchas biblias) y de cualquier manera no se sabe muy bien a quién está hablando, señal de que ha habido una manipulación del texto original:
Mas de cualquier modo su apetito o la concupiscencia* estará a tu mandar, y tú le dominarás si quieres“.
¡Subrepticiamente le da vía libre para el asesinato! (“tú le dominarás… si quieres”). ¡Se lo pone en bandeja! ¡Otra vez!  ¡Primero le dice que está mal hacer el mal pero, acto seguido… le abre la puerta para hacer lo que desee!
Y después le protege, diciendo que quien matare a Caín recibirá un castigo siete veces mayor!
¡Le recompensa!!

Sin duda, este es el primer asesinato MK Ultra de la Historia.

Yahvé ha sido el maestro de la manipulación y de la programación para el asesinato.
*Concupiscencia: apetito desordenado de los bienes materiales.

PD: Para algunos masones (cabalistas), Adán o Caín fueron los primeros de su linaje.

PD 2: Aunque resulte una obviedad, pero sabiendo que hay gente que interpreta la realidad en blanco y negro: la Cábala es un conocimiento muy elevado, el problema está cuando cae en las manos de personas aviesas y sin escrúpulos. Se convierten en magos negros. Creo que se entiende, ¿no?

PD 3: Varias acepciones de la palabra “ciencia”: 1-Conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas. 2-Habilidad, maestría, conjunto de conocimientos de cualquier cosa.

http://www.rafapal.com/?p=25313

Tzimtzum, la creación del universo según la Cábala

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La cosmología científica moderna concibe la creación del universo como una explosión y una expansión; la cábala luriana, por el contrario, imagina el origen de nuestro mundo como una contracción, como la ausencia generativa que deja el ocultamiento de la divinidad, cuyo pléroma se retrajo para que podamos existir, ya que de otra manera la plenitud absoluta de la luz ahogaría toda diferenciación. Bajo el filtro de la modernidad, esta cosmogonía cabalista puede verse como una especie de negativo del Big Bang. Más que una creación de la nada, ex nihilo, para los cabalistas el mundo es un género de la nada que resulta de la remoción de la realidad total verdadera, el Ein-Sof, la luz pura y homogénea. El espacio en el que existimos es el hueco dejado por la divinidad –es su sombra, y sin embargo, paradójicamente, en ella no hay otra cosa que la divinidad. O, como dice Andrés Claro en su libro La Inquisición y la Cábala:“una vacilación constante entre el nihilismo y el panteísmo” que se solucionará en que “Dios se hallaría omnipresente en la medida en que se ha hecho nada”.

Entender la teosofía de la cábala no es fácil, ya que de hecho constituye un conocimiento esotérico que tradicionalmente requiere de iniciación y constituye una serie de sistemas dispares (en este caso tomaremos en cuenta una cábala, aquella que nace de las revelaciones del místico Isaac Luria). En nuestra época, sin embargo, existe una tendencia global a propalar información esotérica, en muchos casos haciendo accesibles conocimientos que antes estaban reservados a minorías calificadas; la mayoría de las veces en el proceso de hacer exotérica la información se pierde su sustancia y su cualidad transformadora. Además de que enseñan todas las tradiciones místicas, la verdadera sabiduría debe experimentarse y ganarse por méritos propios, no puede aprenderse en un curso o leyendo un libro solamente. Dicho eso, existen algunos autores contemporáneos que han logrado por méritos propios penetrar los antiguos misterios y de manera creativa actualizar los inmortales preceptos de ciertas tradiciones esotéricas. Uno de estos autores es David Chaim Smith, un artista visionario que se ha dedicado a estudiar y reimaginar las enseñanzas de la cábala, componiendo una obra que es una especie de artefacto par activar la memoria espiritual.

A manera de introducción a la cosmogonía de la cábala, sin que esto pueda reemplazar el estudio minucioso, traduzco aquí un extracto de un texto publicado por David Chaim Smith en su página de Facebook, el cual es aparentemente un adelanto de un próximo libro titulado The Nine Chambered Bath. A partir del texto de Chaim Smith nos acercaremos a los conceptos fundamentales de la cábala, especialmente el tzimtzum, utilizando también comentarios de otros autores para dar un panorama general, que deberá entenderse solo como un ápice de entrada a esta compleja y fascinante tradición (“cábala” significa literalmente tradición, aunque se entiende también como revelación o ciencia oculta).

La descripción de Chaim Smith es especialmente rica ya que su trabajo como ilustrador le permite transmitir una imagen de la geometría sagrada que traza sobre el espacio la energía del cosmos en la implosión creativa. En esta explicación que hace David Chaim Smith, uno puede, si lee con cuidado, entender gran parte de la dinámica y el drama de la existencia y del hombre como reflejo del cosmos y depositario del sacudimiento divino: tzimtzum. Desde el problema del origen del mal, la dualidad, la caída, hasta lo que es el conocimiento, la percepción y la conciencia. El misterio de la creación se vuelve translúcido como uno de esos vasos originales que contienen en sus vidrios la luz cósmica.

La metáfora del tzimtzum inicia con un único punto de absoluta claridad. Un desdoblamiento creativo es descrito dentro del símbolo de una progresión de círculos concéntricos, pero también puede ser articulado como elaboraciones de un gesto primario. Inicia con un resplandor de perfecta luminosidad en el corazón del espacio, ni grande ni pequeño, paradójicamente incluyendo a todo el espacio en su interior. Aunque el resplandor es indivisible, parece dividir entre un arriba y un abajo. Este hilo vertical es la base semiótica para el diagrama del árbol de la vida y su sefirot.

Toda la dimensión del tiempo está enraizada en el sacudimiento del gesto que fractura arriba de abajo. El fulgor asciende y la oscuridad desciende, formando el eje del cielo y la tierra y el canal central del cuerpo sutil. La semilla ascendente es yud (10), que es la sapiencia dinámica de la conciencia del alma. El vientre descendiente es aleph (1); que es la totalidad que responde con toda la posibilidad que puede ser conocida. Forman la relación de un sujeto percipiente y su gama de objetos percibidos. El sujeto en sí mismo se convierte en uno de estos objetos mientras la mente capta su propia identidad. En un ser humano el ascendente es el agua de la mente ubicada en la cabeza, y el descendente se convierte en el fuego biológico ubicado debajo del ombligo. La sapiencia es reificada antes de la reificación de cualquier otro objeto. De esta presencia raíz que atribuye el error primario de “Yo soy” a sí mismo, todo el ser emerge. Luego atribuye identidad a una trompicada cascada de designaciones duales establecidas entre el sujeto y sus objetos, y los mundos contextualizantes emergen.

No importa si uno se sujeta al símbolo de los círculos concéntricos o a una línea recta. Las mitologías construidas alrededor de estos gestos semióticos son todas umbrales provisionales hacia las dinámicas de la belleza y la verdad, y todas retornan a la realización de la totalidad indestructible. El despertar gnóstico está basado en deshacer los hábitos de la reificación y su división. La claridad del espacio básico que está libre de estas constricciones equipara la manifestación con la conciencia. Esta libertad es yud como aleph, desplegada como infinito está sellada entre los números simbólicos de 1 y 10.

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El concepto del tzimtzum fue desarrollado por Isaac Luria, un místico del siglo XVI a quien, se dice, se le reveló el profeta Elías. Luria respondió al problema fundamental de la metafísica de cómo Dios o un ser infinito y una unidad absoluta pudo haber creado un universo finito y múltiple como el nuestro. Para dar lugar a este universo, Dios debió de contraerse, remover su ser infinito, creando, como si fuere, “un agujero en sí mismo dentro del cual el vacío podría existir. Podemos, entonces, pensar en todo nuestro universo como una especie de agujero en Dios”, según entiende Gary Lachman la visión luriana. Esto, además, nos lleva a la teología negativa o apofática, en la cual la divinidad es indefinible e incognosible, toda definición es una profanación, lo cual tiene cierta lógica, ya que si habitamos en esta especie de abismo divino no es, por lo tanto, muy fácil formar conclusiones apropiadas sobre la naturaleza y el esplendor positivo de Dios. Es por eso que se dice que comprender el infinito, el Ein-Sof, va más allá de nuestros poderes. Sólo es posible, estrictamente, una”docta ignorancia”.

Siguiendo con la historia de la creación, la cábala sostiene que una vez que se produjo la divina contracción que estremeció el universo en pleno creando el vacío, apareció Adam Kadmon, el Hombre Primordial, la forma arquetípica que permea el universo, equivalente al Purusha de losVedas y a la noción de los alquimistas que describe al hombre como un Pequeño Universo y al universo como un Gran Hombre. Actualmente esto podría encontrar una relación interesante con la teoría física del principio antrópico, que sostiene que las condiciones iniciales del universo están ajustadas para el surgimiento de la vida inteligente como la conocemos. Del cuerpo arquetípico de este primer hombre que es a la vez la estructura misma del universo brotaron los sefirots, emanaciones de la energía creativa que visualizamos como el árbol de la vida al igual que las letras del alfabeto hebreo, los ladrillos espirituales del cosmos. Aquí podemos ver la noción de que el universo está hecho de lenguaje, ya sea número, geometría o letras (algo que comparte, por ejemplo, la filosofía pitagórica). David Chaim Smith nos dice que de esta emanación queda marcado “el hilo vertical” que es de alguna manera la columna vertebral del hombre primordial y el tronco del árbol de la vida y la escalera que permite el retorno del fruto a la raíz, del efecto hacia su causa. Andrés Claro lo describe así:

Dentro del tehirú, el espacio dejado por la retirada del Ein-sof, la primera aparición es el Adam Kadmon u hombre primordial; lo divino se nihiliza para dar paso a lo humano. En la cabeza de ese hombre, se da una especie de guerra perpetua de luces creadoras que emanan patrones de escritura (letras, puntuaciones, nombres, etc.), los cuales se convierten luego en los recipientes de la creación, incluidas las sefirot.

Ahora bien, para explicar el mal y la separación, los cabalistas recurren al concepto de la “rotura de los recipientes” (shevirat-ha-kelim). Se dice que en la creación los sefirots no aguantaron la tremenda corriente energética del Ein-Sof y se quebraron (“por la fuerza de una luz-escritura demasiado poderosa”, dice Andrés Claro). La energía divina entonces se desborda como un torrente de agua fluyendo del cielo, derramándose en una catástrofe de la cual el diluvio sería un insignificante microcosmos. Los pedazos rotos de esta fractura cósmica atrapan la luz divina, como versiones negativas y corruptas de los sefirots –estos son los klipots, que Chaim Smith describe como “ecos condensados del primordial tzimtzum que vuelven opaca y mantienen la estructura de los mundos”. De esta ruptura original brotó la confusión existencial que predomina en nuestra existencia, un babélico extravío, donde nos identificamos con los objetos del plano material y reificamos nuestras percepciones fragmentarias, granuladas, creyendo que en realidad somos individuos aislados de la fuente y adorando lo que es apenas una ruina del esplendor.

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Según el rabino Najman de Breslav “solo en el futuro podremos entender el tzimtzum que trajó el ‘Espacio Vació’ al ser”, un tzimtzum que es en apariencia contradictorio, ya que limita “la divinidad y la contrae” como si en ese lugar no hubiera divinidad”. Sanford L. Drob explica esto de la siguiente manera:

Desde la perspectiva de Dios, la totalidad del mundo es subsumible bajo el concepto más simple de lo Uno; es solo desde nuestra perspectiva limitada que aparenta haber una pluralidad de virtudes, conceptos e instancias. La creación no involucra una limitación en el ser divino, que permanece completamente intacto, sino una limitación en el conocimiento de lo divino: un alejamiento de ciertos puntos dentro del “mundo” del conocimiento de que todo es Uno. Dios no cambia en Su ser, sino que Su presencia es oscurecida. No es completamente conocido dentro de una región del Ser, y esa región del Ser se convierte en nuestro mundo.

Aquí se nos presenta una nueva forma de entender este exilio cósmico en el que nos encontramos. No tanto como un abandono de la divinidad sino como un opacamiento de nuestra propia divinidad, o más precisamente, de nuestra propia facultad perceptiva de la divinidad. Este es el “error primario” que David Chaim Smith nos dice es atribuir nuestro ser al ego solamente y no al yo del universo como totalidad; el error de la dualidad y la separación, el verdadero significado de la caída y la expulsión del paraíso y el cual padeceremos hasta “que cese la ficción entre el sujeto y el objeto”. La limitación de la percepción que no alcanza a percibir la esencia (lutz) espiritual, y ver que el fruto debe ser de la misma naturaleza que la semilla, puesto que “¿cómo puede ser el fruto del Sol otra cosa más que el Sol?”.

Este oscurecimiento, a su vez, presenta una razón de ser para el hombre. De la cábala luriana podemos extrapolar el sentido de la existencia humana como el cumplimiento del más alto: reparar la fractura ontológica del cosmos, ejecutar una especie de movimiento negentrópico. Esto es lo que Luria llama el tikkun, la reparación de los recipientes rotos o la liberación de la luz atrapada (netzotzim), “la elevación de las centellas”, una nueva conjunción alquímica de los opuestos que anula la dualidad y la ilusión mundana de la separación entre la semilla y su fruto: que es el tiempo mismo. Este tikkun es esencialmente un proceso que inicia en el alma humana, que a su vez yace fragmentada, hecha añicos como un cáliz de luz roto dentro de un cuerpo material que es como una tumba. Jung, a partir de sus lectura de la cábala, señala: “Aquel que comprende la oscuridad en sí mismo, tiene cerca la luz” y “No se puede rechazar el mal, porque el mal es el portador de la luz”. Esto es el primer paso del tikkun, la comprensión del estado de exilio del alma y la percepción integradora, no dual, de la luz-oscuridad, del bien-mal, no como opuestos sino como grados de conciencia y aspectos de un mismo proceso. “Para el cabalista, cada realidad percibida es una función del nivel de conciencia con el que es percibida, y cuánta realidad puedes absorber depende de qué tan rica es tu conciencia”, dice Robert Anton Wilson.

La cábala luriana comparte la idea gnóstica de que la materia es luz atrapada, alejada de su origen divino, y que el papel del ser humano es liberar la luz, el potencial de la semilla que es un retorno a la raíz. El filósofo hermético Schwaller de Lubicz dice que la materia “es espíritu encerrado por el poder de la contracción que preside la densidad”. El tikkun es en cierta forma una redención del universo a través de la percepción de la unidad en todas las cosas y una ciencia de la revelación del espíritu. Así, la rotura en el origen sería parte del plan divino, o como señala Andrés Claro: “una lección de enseñanza que no es otra cosa que la de su retirada”. Dios nos estaría impulsando a completar el universo en su ausencia, llenando nuestra existencia de la sed de henchirnos en su ser y así encendiendo un Eros por regresar a casa o lo que la ciencia moderna llama “evolución”. De emprender lo que Plotino llama “el vuelo del solo al Solo”. O, en la filosofía pitágorica y en la visión de Chaim Smith, completar el paso de la mónada (el 1) a la década o tetractys (10). Pitágoras consideraba que el 10 era el número de la perfección y simbolizaba el regreso a la mónada, en esta cifra los números y por lo tanto toda la creación resultante del proceso generativo retornaban a la unidad, habiendo completado el ciclo del orden más alto, en la conciencia pura de su origen.

Twitter del autor: @alepholo

http://pijamasurf.com/2015/07/tzimtzum-la-creacion-del-universo-segun-la-cabala/

«La Clave 13 del Tarot» José Luis Caritg.

Viejos Conceptos – Nueva Perspectiva

muerte_marsella_webEl Arcano XIII del Tarot de Marsella es, quizá, la mejor representación que tenemos para describir el concepto de la Muerte tal como se presenta en el imaginario social occidental.

¿Qué observamos en la imagen? En primera instancia, la carta carece de nombre. La Muerte, se nos aparece como algo que es imposible de nombrar o significar a través del lenguaje. Algo de esto ya sabían los psicoanalistas cuando señalaban la ausencia de representación de la propia muerte en el inconsciente o los poetas que, ante la imposibilidad de entender a la Muerte, intentaban recubrirla de poesía para hacerla más asequible y emparentarla con la belleza. El arcano de Marsella sólo la identifica con el número 13, un valor que el vulgo atribuye a desgracias y sufrimiento, un signo que genera miedo y se multiplica en variadas e infantiles supersticiones. En el centro de la carta tenemos un cadáver a medio consumir, se ven algunos huesos, pero aún tiene carne que podemos intuir en estado de putrefacción, un cadáver andante, una especie de zombi. Su rostro tiene los rasgos poco definidos, pero se adivinan siniestros. No nos mira, su boca está curvada hacia abajo, mostrando amargura, malevolencia o sufrimiento. El uso de la guadaña, con el color rojo de la sangre y de Marte, parece indicar destrucción. Las cabezas, manos y pies desperdigados por el suelo, podrían indicar la mutilación de los seres provocada por una fuerza ciega y caótica. No sabemos si es de día o de noche, la escena parece oscura, tenebrosa.  Le falta un pie, indicando que no puede caminar bien.

Este Arcano representa los viejos conceptos que la humanidad Occidental ha creado acerca de La Muerte, un suceso que sobreviene a todos por igual. Nuestra enemiga, infalible, inexorable, inevitable, dolorosa, la que nos aparta de los seres amados, el final de un camino.

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La Clave 13 del Tarot de B.O.T.A, en cambio, representa todo lo contrario. El origen de la enseñanza encerrada en ambas imágenes está en la propia Qabalah, sin embargo, el diseño de B.O.T.A., creado por Paul Foster Case (siguiendo la línea de tradición que se originó hace más de un siglo en La Orden Hermética de la Aurora Dorada) enfoca el concepto de la Muerte tal como la perciben los Grandes Maestros de la Humanidad.

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El rostro nos mira y sonríe, señala alegría. El movimiento de la guadaña, con cierta similitud a la luna en su forma, indica la Ley del Cambio, la muerte y el renacimiento, un proceso natural y necesario para la evolución de la Vida. Hay una semilla en la esquina superior izquierda que ilustra este concepto. Para que el árbol de sus frutos, la semilla debe morir primero. El río simboliza nuestra Vida y el Sol en el horizonte representa un amanecer, porque todo aquello que acaba torna a comenzar. Las manos indican nuestras obras, los pies, el servicio que ofrecemos a otros a lo largo de nuestro camino, las dos cabezas muestran la interacción entre lo masculino y lo femenino en todas las experiencias de la Vida; y las plantas verdes, representan el poder creativo, manifestado sobre una tierra húmeda, que es negra, porque es fértil. Y la rosa blanca, por último, es el Deseo purificado que debería guiar nuestra meta a través de los Ciclos de la Vida.


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