Normalmente se tiene la creencia de que el ser humano evolucionó de manera lenta y continuada desde el primitivo ser humano de las cavernas hasta el tecnológico ser humano del siglo XXI. Pero, tal vez, la historia de nuestro planeta no sea como nos la han contado. Muy probablemente en los orígenes de todo mito, leyenda o tradición se esconde un hecho real, tal vez modificado en su transmisión a través de sucesivas generaciones. Pero tengo la sensación que nos aportan un conocimiento oculto que solo está reservado para aquellos que lo investigan sin prejuicios. Se define un mito como una narración situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por dioses o héroes. Por desgracia los mitos de las antiguas civilizaciones, en general son despreciados en los entornos científicos. Por ejemplo, se rechaza la existencia real de un mítico Diluvio Universal, ignorando las múltiples tradiciones que existen por todo el mundo y que señalan la existencia de un cataclismo que casi destruyó a la humanidad en tiempos prehistóricos. En lugar de ignorarlo, nos deberíamos preguntar si ocurrió, en realidad, el Diluvio Universal, así como si existió una civilización avanzada anterior a las que están reconocidas históricamente. Otro ejemplo lo podríamos encontrar en la supuesta presencia extraterrestre en la Tierra desde tiempos inmemorables. Michael Cremo y Richard Thomson, en su libro La arqueología prohibida, cuentan que esto es exactamente lo que ha sucedido con algunos de los hechos y hallazgos arqueológicos de los últimos 150 años, que contradicen las teorías oficialmente aceptadas por la comunidad científica. Cremo afirma que el libro tiene “más de 900 páginas de evidencia bien documentada que sugiere que el hombre moderno no evolucionó del hombre mono, sino que ha coexistido con simios durante millones de años”. Cremo cree que sus hallazgos respaldan la historia de la humanidad descrita en los Vedas de la India. Por esta razón el trabajo de Cremo ha despertado el interés de creacionistas hindúes, parapsicólogos y teósofos. Los primeros paleo-antropólogos, a fines del siglo XIX y principios del XX, interpretaron mucha información empírica como evidencia que favorecía la existencia de seres humanos en el período Terciario (Paleógeno y Neógeno), entre hace unos 65,5 millones a 2,6 millones, cuando empieza el Cuaternario. Pero a partir de la década de 1930, los paleo-antropólogos recurrieron a la opinión de que los seres humanos evolucionaron por primera vez en el Pleistoceno, primer período del Cuaternario, desde hace 2.6 millones a 11.700 años, cuando empieza el actual período Holoceno, continuando en la actualidad.
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