La justicia aplicada por el hombre siempre es injusta, ya que al dictar las leyes, estas contienen un sesgo humano imperfecto.
Existe una evolución en las mentes de los seres. Se llama karma. Y no la hace nadie ni se aplica en función de un sentimiento. Es un principio automático de acción-reacción.
La mente aprende con el paso del tiempo, las consecuencias de las tendencias marcadas por su conducta. Esto hace que se autocorrija para evitar el sufrimiento.
Finalmente a base de autocorrecciones se llega con más o menos tiempo al camino correcto.
El miedo como garante de la acción correcta, ha demostrado ser un fracaso.
Hacemos lo que deseamos y deseamos lo que tenemos en el corazón.
La meditación es el camino para cambiarnos a nosotros mismos, depurar lo que a veces nos pasa inadvertido y que es la causa de nuestros sufrimiento.
La justicia de los hombres, sólo se basa en compensación, miedo o venganza.
Esto de cara a la rehabilitación de la mente.
Para proteger a la sociedad de conductas no deseadas, no existe una respuesta adecuada, ya que la sociedad es imperfecta y los que la componen también. El aislamiento social es la mejor opción. Se priva a la mente delictiva de su capacidad de acción y se refuerza el efecto del karma.