Estudiando fósiles marinos, un equipo multidisciplinario integrado por Adrian Melott, físico de la Universidad de Kansas, el paleontólogo Richard Bambach y los geólogos Kenni D. Petersen y John M. McArthur, encontró que en dichos restos el isótopo estroncio-87 muestra un incremento significativo en un período de 60 millones de años, mismo que, a su vez, surge naturalmente del decaimiento radioactivo del rubidio.
Teniendo en cuenta que el rubidio es común en las rocas ígneas de la superficie continental, es posible que una erosión intensa e inusual hubiera liberado el isótopo en el océano. Y según Melott, dicha erosión podría ser un proceso propio de los continentes conocido como “levantamiento tectónico” y el cual, como su nombre lo indica, consiste en términos generales en la elevación de cierta región, dejando las rocas ricas en rubidio al descubierto y expuestas a los distintos factores de erosión.
En cuanto a la idea de un “pulso”, los científicos proponen que este podía encontrarse en las olas periódicas de los líquidos que se agitan en los mantos subterráneos del planeta, como la lava y otros, que, algunos sugieren, podrían tener movimientos coordinados.
PSG
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