Recurrir a los enemigos naturales de una especie para librarse de ella es una buena táctica cuando no es viable o recomendable valerse de procedimientos químicos, como por ejemplo insecticidas si la amenaza es una plaga de insectos herbívoros.
Un ejemplo reciente del éxito de esta táctica de combatir con insectos plagas de insectos lo tenemos en lo que está sucediendo con el escarabajo de la especie Agrilus Planipennis, un insecto que como responsable de plagas es relativamente nuevo en bastantes de las zonas en las que está causando estragos últimamente. Solo en Estados Unidos, ha matado decenas de millones de fresnos desde que fue detectado por primera vez en 2002 en Michigan y Canadá. Se estima que la población de este insecto tiene el potencial para matar a unos 7.000 millones de árboles de ese tipo en bosques urbanos y rurales de su actual zona de proyección. En términos de daños económicos, eso equivale a decenas de miles de millones de dólares.
Para mantener a raya al escarabajo, poco después de su descubrimiento se comenzó a investigar acerca de sus enemigos naturales, dando como resultado un programa de control biológico clásico por medio de tres avispas parasitoides originarias del norte de China, donde parecen haberse originado las poblaciones del escarabajo ahora aposentadas en Estados Unidos. Después de que la investigación biológica, la crianza en laboratorio, y otros trabajos preliminares se completaran en 2007, las autoridades estatales y federales aprobaron la liberación en el medio ambiente de estas avispas en más de una docena de estados.
Una vez soltadas las avispas y transcurrido un tiempo suficiente como para poder ver resultados, se ha hecho una investigación sobre la propagación de una de las especies, Tetrastichus planipennisi Yang. Los autores del estudio han encontrado que las poblaciones de estas avispas parasitoides se han incrementado y expandido en Michigan, lo que sugiere que estarían cumpliendo una función crítica en la supresión del escarabajo en dicho estado.
Estas pequeñas avispas, que no pican a los humanos, ponen sus huevos encima o dentro de las larvas de escarabajo. El equipo de Jian J. Duan, del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento estadounidense de Agricultura (USDA-ARS), tomó muestras de árboles para comprobar la presencia de nidadas de avispas en seis sitios boscosos cerca de Lansing, Michigan. En el otoño de 2012, la proporción de los árboles examinados que resultaron tener una o más nidadas de T. planipennisi se habían incrementado de un 33 por ciento a un 92 por ciento en las parcelas donde las avispas fueron soltadas. En concordancia con esto, el parasitismo ejercido por las avispas contra los escarabajos creció de un 1,2 por ciento en el primer año tras la liberación de los insectos parasitoides, a un 21,2 por ciento en la nueva medición.
Los resultados de este estudio se han dado a conocer a través de la revista académica Journal of Economic Entomology, publicada por la Sociedad Entomológica de América, la mayor organización al servicio de las necesidades profesionales y científicas de entomólogos y profesionales afines en el mundo. Fundada en 1889, esta organización hoy en día cuenta con más de 6.000 miembros afiliados.
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