Amanece
Levantarse al amanecer no es una frase que entre en mi disciplina , cuando amanece yo ya estoy esperando la salida de esa fuente de luz, de vida.
Y así los pinceles del alba una vez más toman como lienzo mis asombradas retinas dibujando colores inexistentes que mi cerebro consigue procesar a duras penas.
Habitantes del aire se desperezan con agudas voces que ¿Quién podría negar son oración de bienvenida al nuevo día?.
De la pradera surgen siluetas doradas que se acercan felices de empezar otra corta etapa y buscando algo tan simple como esencial……una caricia.
Cuerpos abrigados por hojas se inclinan ante la aparición de tan generoso benefactor de vida y este además de alimento les proporciona esa belleza que les hace respirar al tiempo que corta nuestra propia respiración por tanta magnitud, por tanta bondad.
Me interno entre el verde follaje, entre la verde determinación de encontrarle, de abrazarle, de sentarme a su regazo y contarle cuanto me gustaría quedarme a escuchar las historias que sus cientos de años atesoran. Decirle que yo también nací bosque y me torcí en el polucionado camino de la vida, que quiero quedarme allí volviendo a ser parte de lo que nunca debí perder.
Que quiero ser agua para dar de beber a sus raíces, para otorgar plenitud a su poderosa presencia si, y para formar parte del paisaje, ser agua, ser tejo, ser bosque.
Y después componer la sinfonía de la tarde con cientos de gorjeos emplumados y bramidos de olas, ver como se retira al descanso aquel que nos reconforta ofreciendo en la parte del día que significa muerte, los mejores colores que guardó en vida.
¡¡¡¡Ay si “un día” yo amaneciese bosque!!!!
Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente,
Enfrentarme únicamente a los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que esta tuviera que enseñarme, y para no descubrir a la hora de morir………. Que no había vivido.
(Henry David Thoreau).
http://delamanodelbosque.blogspot.com.es/