Tengo un amigo, alto cargo del Gobierno, para quien la crisis es la culpable de los movimientos independentistas y de la aparición de partidos de izquierda en los países europeos acreedores o del ascenso de la ultraderecha en el norte de Europa. Son los casos de Podemos en España, Syriza en Grecia o el Movimiento Cinco Estrella de Beppe Grillo en Italia.
Eso también explica el incremento del voto del Frente Nacional de Marine Le Pen en las últimas elecciones francesas o el ascenso de los ultraconservadores en Finlandia. Los líderes de estas formaciones, sean de ultraizquierda, de ultraderecha o independentistas promueven la instauración de un orden nuevo, que redistribuya la riqueza entre sus votantes.
Con la expresión «España nos roba», los independentistas catalanes intentan convencer a sus seguidores de que con la recaudación de impuestos en Cataluña bastaría para solventar los problemas económicos de millones de ciudadanos, que sufren las secuelas del desempleo. Algo similar ocurre con la renta básica de 2.000 euros mensuales que promete Pablo Iglesias. El ser humano necesita agarrarse a algún tipo de esperanza cuando se encuentra en situación límite.
El inconveniente de estos vendedores de ilusión es que sus promesas se dan de bruces con la realidad. Ni Cataluña se autofinanciaría si mañana fuera independiente ni el Estado español aguantaría más allá de seis meses si garantizara una renta mínima de 2.000 euros mensuales a los españoles.
Afortunadamente, frente a estos movimientos hay una mayoría silenciosa y más racional en la mayoría de los casos, que acaba echando por tierra sus proyectos. Esto es lo que ocurrió esta semana en Escocia.
El líder escocés, Alex Salmond, prometió un mundo maravilloso en el que las reservas del Mar del Norte servirían para crear un fondo de pensiones extra y el Gobierno garantizaría la riqueza de sus súbditos. Pero los escoceses se asustaron cuando las grandes empresas anunciaron el inmediato traslado de sus sedes, conocieron que las reservas de petróleo, en realidad, se están agotando, y ni siquiera se podía garantizar su pertenencia a la UE, lo que obligaría a renegociar los acuerdos con todos los organismos internacionales.
Salmond escondió que la verdadera causa de las calamidades de los escoceses no es el resto de los británicos, sino la pérdida de competitividad, que acabó con su antigua fortaleza industrial, comenzando por la desaparición de los grandes astilleros.
Artur Mas puso este viernes en marcha el mecanismo para la consulta siguiendo los pasos de Salmond. Cataluña sufre los graves problemas de Escocia, con una tasa de paro mucho más alta.
También padece un proceso de decadencia industrial y de pérdida de competitividad. Sólo el turismo es una fuente creciente de ingresos, exactamente igual que en el resto de España. ¡Y ni siquiera tiene un pozo de petróleo para sufragar las pensiones!
Una Cataluña independiente no tiene garantizada su pertenencia a la UE y, por supuesto, al euro. Sin moneda única, una crisis bancaria como la ocurrida estos años barrería por completo sus entidades financieras y colapsaría su economía. ¿Cuál es la ventaja de ser independiente?
Paradójicamente, Salmond dimitió, pero el primer ministro británico, David Cameron, tampoco es el vencedor. Sus errores al autorizar el referéndum con una mayoría simple o descartar la concesión de más autonomía para evitar la consulta ponen en duda su continuidad. Además, la concesión de mayores competencias obligará a una reforma de la Constitución británica. El acceso a algunas de las peticiones del líder escocés hubiera evitado el enorme desgaste al que se encaminan Cameron y el partido conservador.
Aunque Mas no lo quiera reconocer, el batacazo escocés es toda una lección para él. Los catalanes, como los escoceses, aplicarán el sentido común a su voto antes de independizarse. Parece que Rajoy maneja un plan B, tras rechazar la consulta, consistente en la aceptación de una parte de las 27 peticiones que le entregó Mas. Pero el líder nacionalista pone el listón muy alto, al señalar que un pacto fiscal ahora sería insuficiente. Rajoy haría bien en intentar dar una salida a Mas a cambio de acceder a algunas de sus demandas, aunque haya que modificar la Constitución. Al fin y al cabo, es justo reconocer el descontento de buena parte de los catalanes, como se vio en la Diada.
La bolsa roza máximos del año, pero el panorama económico a medio plazo no está aún despejado. La pobre cifra de dinero solicitada por los bancos al BCE (una quinta parte de lo ofrecido), demuestra la poca confianza que éstos tienen en la recuperación. El crédito seguirá siendo un bien escaso al alcance de medianas y grandes empresas. Los éxitos económicos de Rajoy no van a ser suficientes para ganar elecciones y un choque total con Cataluña acarrearía graves daños para ambas partes.
https://selenitaconsciente.com
Disturbios en Escocia tras la desilusión de los separatistas
Los agentes se interpusieron entre ambos grupos para mantenerlos separados cuando los manifestantes comenzaron a lanzar objetos, explicó a la BBC una vocera policial, al término de una jornada en la que se conoció la victoria del «no» en el referéndum sobre la independencia de Escocia, celebrado el jueves.
Tras la intervención de los policías, que no efectuaron detenciones, el ambiente se mantuvo tenso pero sin mayores incidentes.
Los partidarios del «sí» reunidos en la céntrica plaza de Glasgow cantaban «Flower of Scotland», el himno oficioso escocés, mientras que los unionistas entonaban «Rule Britannia», una antigua canción patriótica británica.
La líder de los laboristas escoceses, Johann Lamont, afirmó que el orden se estableció «tan pronto como fue posible», mientras que la dirigente conservadora Ruth Davidson afirmó que no quiere «ver escenas como esas en las calles» de Escocia.
El liberal demócrata Menzies Campbell, por su parte, consideró «extremadamente desalentadores» los desórdenes. «Para alguien como yo, comprometido con el proceso democrático, que valora el modo en que las cosas se han llevado a cabo hasta ahora, esto es extremadamente desalentador», dijo Campbell.
El problema de Cataluña no es el desempleo, sino la depredación de que ha sido objeto.