El cuñado. The brother in law. Le beau-frère. A veces simpático en los eventos familiares, otras odiado. Para Miguel Arias Cañete, su cuñado fue probablemente un asidero que ahora le quema las manos. Y, por si acaso, se ha negado a referirse a él durante las tres horas de preguntas como candidato a comisario de Acción y Energía.
“¡Brother in law! ¡Brother in law!”, gritaban este miércoles en Bruselas muchos eurodiputados de izquierda, con los socialdemócratas europeos y españoles a la cabeza.
He aquí la explicación:
Cañete ha tenido vínculos con el sector del petróleo desde hace años. Con intereses en Petrolífera Dúcar, de la que llegó a ser presidente entre 2005 y 2011, y Petrologis Canarias, se vio obligado a vender sus acciones en cuanto fue designado comisario, algo que no consideró necesario hacer cuando era ministro de Medio Ambiente. Sin embargo, partidos como Equo han denunciado que es su familia y, en particular, su cuñado, Miguel Domecq Solís, el que controla ahora ambas empresas. Todo queda en casa. Preguntado por su cuñado, Cañete ha preferido dejar claro que ni él, ni su familia directa (hijos y mujer) tienen acciones de esas compañías. Pero nada más.
Por eso, por lo que de significativo tiene que el comisario que lucha contra el calentamiento global esté ligado a una de sus causas, y por sus comentarios machistas durante la campaña electoral, la izquierda fue a la yugular del ex ministro de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. Tenían más munición: Cañete cambió menos de 24 horas antes del examen su declaración de intereses para incluir un sueldo que percibió antes de convertirse en ministro de Mariano Rajoy y que era miembro del patronato de FAES, la reserva ideológica del PP.
LOS ARGUMENTOS DE CAÑETE
Cañete llegó preparado. En el minuto uno, como le había pedido públicamente el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, pidió perdón por sus comentarios en los que argumentó que no había querido demostrar su superioridad intelectual en el debate frente Elena Valenciano para que no pareciera que la acorralaba. Además, trató de dejar claro que no tiene ningún conflicto de interés legal y se presentó como un candidato verde y defensor a ultranza de las energías renovables.
En la primera hoja de su discurso inicial, al que seguirían medio centenar de preguntas de eurodiputados, Cañete desplegó sus ideas fuerza. Empezando por el perdón por sus comentarios:
«Durante la pasada campaña electoral, hice un comentario desafortunado que pudo poner en duda mi compromiso con el valor de la igualdad. Fue en efecto un comentario desafortunado. Pedí perdón en su momento y vuelvo a pedir perdón hoy ante ustedes. Lo siento», ha dicho.
Después llegaron las explicaciones sobre sus conflictos de interés. «Ni yo, ni mi familia directa tenemos vínculo alguno con estas empresas. En este sentido, he ido más allá de lo que exige la normativa vigente», dijo. «Ni mi mi mujer, mi hijo o yo mismo tenemos acciones». Pero, ¿y su cuñado? se preguntaron los eurodiputados, sin respuesta.
El tercer eje del discurso de Cañete era el puramente relacionado con su cartera. El exministro hizo un alegato de las energías verdes, comenzando por las renovables, pidió a Europa ser líder en la lucha contra el cambio climático y se desligó de decisiones del Gobierno, como la postura favorable al fracking (el muy cuestionado método de extracción de gas) y las prospecciones petrolíferas en Canarias. Según Cañete, él no ha autorizado nada. Si acaso ha sido el titular de Industria, José Manuel Soria (que no se presenta a comisario).
LA INESPERADA DUREZA DEL PSOE Y SU FAMILIA EUROPEA
Los socialdemócratas salieron a matar. Y eso es una sorpresa, ya que el grupo europeo, donde se integra el PSOE, tiene un acuerdo global con los conservadores y los liberales para apoyar al conjunto de la Comisión.
«Usted que ha sido ministro de un Gobierno que ha hecho una ley de Costas que es una vergüenza para media Europa y que puede acabar con gran parte de nuestro patrimonio natural», criticó Iratxe García, presidenta de los eurodiputados socialistas españoles.
«Reconozca que no nos pone las cosas fáciles. Primero nos insulta a todas las mujeres» para después «bordear un clarísimo conflicto de intereses» vendiendo «precipitadamente» sus acciones. Por si fuera poco, García le reprochó «haber cobrado sobresueldos del PP».
Con menos intensidad pero parecidos argumentos se pronunciaron los eurodiputados socialistas del resto de Europa. Era evidente que estaban coordinados en una estrategia que mereció el apoyo de grupos como Podemos o Izquierda Unida, que han lanzado la campaña #StopCañete para frenar al candidato y en la que no está el PSOE.
¿TERCER GRADO O FILIBUSTERISMO?
Paloma López (IU) preguntó a Cañete si se le ha olvidado «algo más» que declarar en su declaración de intereses. Teresa Rodríguez (Podemos) incidió en su familia y el petróleo, y Ernest Maragall (vinculado a ERC) le preguntó por sus negocios en los paraísos fiscales. Josu Juaristi (Bildu) rescató su gestión del Prestige. Y el Parlamento Europeo se animó mientras sus funcionarios se felicitaban porque, con más o menos polémica, el examen es duro y demuestra la vigencia de la institución. «En ningún país se ve un examen como este a alguien que quiera ser ministro», comentaba en los pasillos un veterano portavoz.
En el PP, visiblemente contrariados, se criticaba el «filibusterismo» de la izquierda al tiempo que se le brindaba a Cañete la posibilidad de responder a preguntas sobre interconexiones energéticas o mercado de emisiones de CO2.
En realidad, las cuestiones más técnicas y relacionadas con la cartera no llegaron a la mitad del total. Por una parte, porque había otras más candentes. Por otra, porque Cañete no ha ido más allá de lo expresado por Juncker hace semanas.
No por casualidad sus propuestas sorpresa tocaron temas de Igualdad y transparencia. Su jefa de gabinete será una mujer y su equipo de altos cargos, paritario. La relación de sus reuniones con lobbies y otras organizaciones estarán en su página web.
¿QUÉ PASA AHORA?
Si convenció o no es algo que se sabrá en los próximos días. Primero, los coordinadores de los distintos grupos políticos de la Eurocámara tienen que decidir cómo evalúan las explicaciones de Cañete y, muy probablemente, someter a votación de las comisiones que lo han examinado. Podrían pedir desde que se retire al candidato hasta que se le cambie de cartera, pasando por un aprobado que se antoja difícil.
El encaje de bolillos es complicado, ya que en virtud del acuerdo entre socialistas y conservadores, no puede descartarse ahora que el PP europeo vaya a por alguno de los candidatos a comisarios que vienen de partidos de izquierda, como el francés Pierre Moscovici, destinado a Economía.
Si Cañete se convierte finalmente o no en comisario podría depender de las negociaciones entre grupos políticos sobre el conjunto de 27 comisarios que acompañarán a Juncker los próximos cinco años.
http://www.huffingtonpost.es/2014/10/01/canete-cunado_n_5916340.html