En la antesala de las elecciones de Bolivia del próximo domingo 12 de octubre, el presidente Evo Morales refleja una calma seguramente envidiada por muchos de sus pares. Es que las encuestas pronostican un rotundo triunfodel mandatario indígena con cerca del 60 por ciento de los votos, mientras que su más próximo seguidor, el empresario Samuel Doria, apenas alcanza un 13 por ciento. Tan tranquilo se siente el jefe de Estado que hasta en una entrevista brindada a El País aseguró que «ganar elecciones es muy sencillo».
«Para mí ganar elecciones es muy sencillo. Hemos ganado seis entre referéndums, departamentales, presidenciales…», apuntó el presidente de Bolivia, que está a un paso de conseguir su tercer mandato después de que el año pasado el gobierno promulgase una ley para habilitar una segunda reelección.
Ante la consulta del periodista sobre si éste será su último mandato, el jefe de Estado, apelando al misterio, se limitó a responder en dos oportunidades: «Siempre vamos a respetar la Constitución».
Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, manifestó en más de una oportunidad durante la campaña que elMovimiento al Socialismo (MAS) no analiza cambiar la Constitución para dar luz verde a un cuarto mandato.
Una de las principales causas del alto nivel de apoyo para Evo se debe al buen andar de la economía y la estabilidad social. «La estabilidad social permitió la estabilidad política y esta, la económica», resumió el mandatario sobre su gestión.
A su vez, sostuvo que, en gran parte, el país llegó a esta buena situación producto de «una larga lucha contra el colonialismo interno y externo, como el modelo neoliberal».
El jefe de Estado resaltó la reducción de la pobreza (del 38 por ciento al 18) desde su llegada al poder, así como también la disminución del desempleo que hoy se ubica en un tres por ciento frente a un ocho o nueve previo a su gestión.
Durante la campaña el presidente boliviano fue muy criticado por oponerse a debatir con sus principales opositores. «A mí nunca me ha gustado debatir. No se trata de debatir entre candidatos, sino con el pueblo. Yo debato con el pueblo», aseguró.
Evo Morales se diferenció de sus principales perseguidores a quienes acusó de hacer negocios con la política. «Yo no tengo por qué debatir con los neoliberales. Ellos están debatiendo para ver quién es segundo», arremetió.
Acérrimo opositor al gobierno de Estados Unidos y las principales potencias occidentales, el mandatario celebró su compromiso «anti-capitalista» junto a líderes como Rafael Correa y Nicolás Maduro, y apuntó contra organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial.
«Las apreciaciones que hacen estos organismos me generan desconfianza. Los países donde el FMI decide políticas económicas están mal», aseveró.
Por último, el líder indígena también hizo referencia a cómo será su vida una vez que deje la presidencia de Bolivia. «Montaré un restaurante con algunos alcaldes, que son excelentes parrilleros, y yo serviré comida. Me haré cervecero», concluyó.
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