El fuego ha acompañado a la humanidad desde sus comienzos. El fuego, Hijo del Sol, ha sido un elemento decisivo para el desarrollo humano y ha estado presente en la mayoría de cultos y ritos.
Prometeo lo hurta a Zeus, y lo trae a la Tierra. El amo del Olimpo, lo castiga. Pero el héroe se salva por la intervención de Heracles, alcanzando la inmortalidad y el rango de dios. Este mito sintetiza el camino que el ser humano ha seguido para obtener el fuego. Se distinguen tres etapas.
El sol antes de la dominación del fuego
En la primera el hombre ignora su existencia. Pasaban frío y los alimentos se ingerían crudos. La única forma que conocían para calentarlos era el calor del sol.
El fuego sagrado
La segunda etapa es la de la utilización del fuego. El hombre lo usa para calentar o cocinar los alimentos, pero ignora la forma de generarlo. Mantener el fuego encendido es una tarea sagrada. Surgen los cultos y ritosrelacionados con el fuego. Nace su simbolismo, algo que siempre estuvo y que debe perdurar. El fuego eterno o sagrado.
La conquista del fuego
La leyenda del incendio de un árbol por unrelámpago es una de las más extendidas. En otros casos es también un rayo, pero del sol. El sol queda relegado a un dios menor cuando su hijo, el fuego, es capturado por la humanidad. Se descubren maneras de crear o generar fuego. Fue una revolución para aquellos pueblos, y el poder para el descubridor del invento, también tuvo que se enorme.
El fuego del hogar
La última etapa es el alumbramiento del fuego. Las técnicas para generar fuego se extienden, y pierde su carácter sagrado. La carne cocida era más fácil de digerir, los individuos pudieron alimentarse mejor y vivir más años. La cocción de los alimentos permitió masticar menos y provocó la disminución del tamaño de dientes y mandíbulas, dejando espacio libre para el desarrollo del cerebro. El fuego contribuyó a reforzar los lazos sociales. El hogar se convierte en el lugar de encuentro y reunión. Se distribuyen las tareas del grupo y se transmiten las técnicas. Mejoran las condiciones de vida, desarrollándose la inteligencia y las relaciones sociales y culturales. Las trazas más antiguas de hogares encendidos intencionadamente datan de hace más de ochocientos mil años.
El fuego alquímico
Los alquimistas conservan el sentido dado por Heráclito, como «agente de transformación», pues todo nace del fuego y a él vuelve. Es el germen de la vida. De ahí su relación con la libidoy la fecundidad. La misma idea se encuentra en los Puranas hindúes y en el Apocalipsis.
El cuarto elemento
Según la teoría de los cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego) la materia en sí no existe. Lo único real son ciertos estados básicos de la misma en relación con el mayor o menor grado de intervención del elemento que lo conforma: sólido, líquido y gaseoso (tierra, agua y aire). El cuarto elemento, el fuego, es el intermediario entre estos estados. La mayor o menor presencia de calor o fuego los transforma o transmuta. Derrite los sólidos, evapora los líquidos o por su ausencia condensa estos últimos.
En el calendario festivo
Las fiestas y tradiciones ígnicas (hogueras de San Juan, fuegos artificiales o el árbol iluminado de Navidad) se integran en la magia imitativa, asegurando la provisión de la luz y el calor solar, y también purifican y destruyen las fuerzas del mal. Estos dos aspectos se complementan como sacrificio de purificación, ya que el triunfo del sol (espíritu del principio luminoso) es la victoria sobre el poder del mal (las tinieblas).
El símbololismo del fuego y de la rueda
Como símbolo corresponde al sur, al color rojo, al verano y alcorazón. La asociación entre el simbolismo del fuego y el de larueda es frecuente. Citemos algunos ejemplos bíblicos: «Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente». (Daniel,VII, 9); «Prende fuego a la rueda de la vida». (Epístola de Santiago. 111, 6). En los círculos mágicos, se sitúa al fuego en el centro de la rueda. También es el eje o centro del templo: Altar del sacrificio, residencia oculta del dios védicoAgni, el fuego ardiente y primigenio.
El fuego purificador e iniciación
En ciertos ritos iniciáticos de muerte y renacimiento se asocia a su principal antagonista, el agua. La purificación por fuego es complementaria de la purificación por el agua. Tanto en el plano del microcosmos (ritos iniciáticos) como en el del macrocosmos (diluvio universal, grandes sequías o incendios devastadores). Los gemelos del Popol-Vuh, tras su incineración, renacen de sus cenizas echadas al río, transformándose en el nuevo sol y en la nueva luna (maya y quiché). En los jeroglíficos egipcios el fuego está asociado a la vida y salud, ya que da calor al cuerpo; también a la energía espiritual y por tanto a la de superioridad y mando.
En el hinduísmo los dioses Agni, Indra y Surya (ver religión protoindoeuropea) son los fuegos de los mundos terreno, intermedio y celeste. El mundo ordinario, el rayo y el sol, respectivamente.
El mito del fuego como elemento purificador y regenerador es prácticamente universal. En la liturgia católica del fuego nuevo en la víspera de pascua, la de renovación del año en el sintoísmo, o la entrada en el fuego de los taoístas para liberarse de la condición humana, evoca el carro de fuego que elevó a Elías hacia los cielos.
El fuego es la imagen arquetipo de los fenómenos. Según Eliade atravesar el fuego es símbolo de trascender la condición humana. Para la mayoría de los pueblos primitivos el fuego es el demiurgo y procede del sol. También tienen la creencia de que es el representante del sol en la Tierra. Como pasión animal es el eje fuego-tierra (erotismo calor solar, energía física), y como fuerza espiritual, eje fuego-aire místico, purificador, de energía espiritual.
El fuego es un elemento imprescindible. Si la vida explica la evolución, lo que cambia lentamente, el fuego explica lo que cambia velozmente, la rápida transformación de las cosas, es el símbolo de lo ultra vivo.
La llama
La llama es el símbolo de la trascendencia en sí. Tiene relación con el significado de la luz, ya que si la llamada es la trascendencia, la luz es su efecto sobre el entorno (recuérdese de la zarza ardiente con la que se manifiesta yahvé a Moisés. Éxodo 3: 2-6). Los griegos representaban al espíritu como un soplo de aire incandescente.
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