Cientos de miles de hombres de todo el mundo caen víctimas cada año de un crimen en internet llamado «sextorsión».
Primero los hombres son atraídos y tentados a participar en chats sexualmente explícitos con cámara web, y después son chantajeados: o pagan o hacen públicos los videos.
Los extorsionistas son grupos organizados que operan desde diferentes países, como Filipinas.
El año pasado un adolescente de Escocia se suicidó después de caer víctima de una red de criminales que funcionaba desde Manila, la capital filipina.
El joven, de 17 años, creyó que estaba hablando con una chica de su edad cuando participó en una conversación por Skype.
El periodista Angus Crawford, de la BBC, investigó cómo operan las redes de «sextorsión» en Filipinas.
Crimen en auge
Interpol dice que este tipo de cibercrimen está creciendo y que hay «cientos de miles de víctimas».
Las bandas criminales se acercan a los hombres a través de las redes sociales haciéndose pasar por mujeres jóvenes.
El cebo inicial suele ser una solicitud de amistad.
Después animan a las víctimas a participar en encuentros sexuales con una cámara web.
Luego llega el chantaje, con el que se amenaza con hacer pública la grabación del encuentro sexual a menos que la víctima les envíe dinero.
Según Crawford, las autoridades en Filipinas están teniendo dificultades para lidiar con la cantidad de actividad de «sextorsión» detectada en el país.
No me quedé mucho tiempo, era duro para mi. No estoy acostrumbrada a hacer cosas malas. Me afectó a la conciencia porque algunas de las víctimas suplicaban, algunas no tenían dinero
El acceso a internet es barato y fácil, hasta en las áreas más pobres de Filipinas y la policía sabe que hay miles de víctimas.
Este problema «está desenfrenado en Filipinas», le dijo a Crawford el policía Jocar Samenian.
Según el oficial, las víctimas inicialmente pueden llegar a desembolsar hasta US$4.700.
En un caso reciente el líder de una red criminal hizo US$2,3 millones en diez meses.
Samenian también advierte de que el chantaje no acaba después del pago. «Siempre y cuando puedan seguir sacándote plata, no se acaba», dice.
En la sede policial Crawford vio cientos de sobres que contienen recibos de dinero enviado a los criminales a través de la compañía Western Union.
«Oficina» en un barrio marginal de Manila
Crawford acompañó a una unidad especial de cibercrimen de la policía filipina durante varias redadas a centros de llamadas desde los que se realizan «sextorsiones».
Tras una puerta verde con un cartel que decía «Horario de oficina de 8 am a 5 pm», encontraron a varios jóvenes trabajando a turnos en una sala llena de computadoras.
En una pizarra blanca había detalles de la actividad de la «oficina»: cifras y tarjetas de crédito aceptadas.
Tenían incluso un sistema de bonificaciones para los trabajadores que conseguían más dinero.
Como parte de su investigación, Crawford también habló con Rosa, una mujer que dice haber trabajado en «sextorsión» en el pasado.
Así resumió Rosa su trabajo: «Tratar de encontrar clientes en el extranjero y después tratar de seducirlos. Después los grabamos».
«Sólo lo hice durante un mes», le dijo a la BBC.
«Antes la vida era dura para mi, veíamos cómo otros ganaban plata así que nos animamos a unirnos, nos daba curiosidad saber cómo lo hacían y cuánto dinero ganaban con eso», dijo.
«Como soy madre soltera quise hacerlo».
«No me quedé mucho tiempo, era duro para mí. No estoy acostumbrada a hacer cosas malas. Me afectó a la conciencia porque algunas de las víctimas suplicaban, algunas no tenían dinero».
«Me daba miedo estar involucrada en esto. Me daba vergüenza», agregó.
Vergüenza de las víctimas
Del otro lado, a miles de kilómetros de Filipinas, hay hombres como John, que fue víctima de la «sextorsión» en agosto de 2014.
«Me metí en Facebook y ella me dijo ‘agrégame en Skype’, así que la agregué y después me dijo ‘prendamos la cámara y me desnudo para ti'», le dijo a Crawford.
«Ella dijo que se lo contaría a mi familia y amigos, que se lo diría a mi hija, a mi esposa… ¿sabes? que arruinaría mi vida, mi familia».
«Yo tenía mucho miedo, sólo la idea de que ellos pudieran ver eso era realmente aterradora. Siento que quiero avisar a todo el mundo sobre esto… le pasa a mucha gente».
«Es un gran timo… en cuanto borran una cuenta abren otra. Se acercan a hombres jóvenes, que pueden ser fácilmente impresionables, que lo que ven es una mujer joven y hermosa y la agregan a su cuenta. Claro que muchos hombres lo harán».
Y en referencia al joven escocés que se suicidó en 2013 tras ser chantajeado John dijo que entendió por lo que estaba pasando. «Puedo ver por qué hizo lo que hizo».
Ayuda en internet
Lo que las víctimas desconocen es que la mayoría de las mujeres no son reales.
Se trata con frecuencia de videos pregrabados y programados para seguir órdenes, como saludar o sonreír.
Así se lo demostró en la práctica Wayne May a la BBC.
May gestiona Scam Survivors, un grupo de autoayuda en internet para víctimas de la «sextorsión».
Dice que en total ha recibido miles de correos de gente que pide ayuda.
«Hoy, hasta ahora recibí diez «, le dijo a Crawford.
May dice que los chantajistas no tienen piedad. «Yo creo que no les importa en absoluto lo que te pasa, siempre y cuando consigan su dinero».
«Dicen cosas como ‘te voy a arruinar la vida’ o ‘te voy a hacer famoso’… les dicen cualquier cosa sin importar las consecuencias».
Según Crawford, la mayoría de las víctimas de la «sextorsión» sienten demasiada vergüenza como para denunciar lo que les pasa.
Eso permite que los criminales se puedan seguir escondiendo en el anonimato de internet.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/12/141222_tecnologia_sextorsion_chantaje_internet_sexo_extorsion_ig