Enormes volcanes submarinos en las regiones australes del planeta sorprenden a la comunidad científica. El descubrimiento podría venir acompañado de nuevas formas de vida.
Al parecer los secretos de nuestro planeta todavía no se han agotado. En esta ocasión la sorpresa vino de las regiones más australes del orbe, una zona ubicada entre la Antártida y los territorios ingleses de Georgia del Sur y las Islas Sandwich del Sur, en donde un grupo de especialistas adscritos a la British Antarctic Survey descubrieron una serie de volcanes submarinos de los que nadie tenía conocimiento.
A bordo del RRS James Clark Ross, un buque rompehielos dedicado exclusivamente a labores científicas, la expedición surcó el Mar del Sur en 2007 y 2010 llevando consigo sonares y tecnología de mapeo que les permitió cubrir un área que permanecía ignota en las cartas de navegación. Sin embargo, aunque sabían de la intensa actividad volcánica de la zona, nunca esperaron encontrarse con esos gigantescos guardianes de los límites últimos del planeta.
Geólogos, vulcanólogos y otros especialistas cayeron en la fascinación y el pasmo al reconocer que no eran uno o dos los volcanes ahí sumergidos, sino doce, y que de estos una buena parte alcanzaba los 3000 metros de altura con cráteres de 5 kilómetros de diámetro. Asimismo, de los doce, al menos siete son volcanes en activo.
“Entendemos muy poco de la actividad volcánica debajo del mar, es como si los volcanes estuvieran haciendo erupción y colapsando todo el tiempo”, dijo Phil Leat, uno de los miembros del equipo, en el International Symposium on Antarctic Earth Sciences, un acto académico sobre el tema celebrado hace pocos días en Edimburgo, donde se dio a conocer el descubrimiento.
Más allá de las implicaciones ordinarias de la actividad volcánica – especialmente la posibilidad de que una erupción dé comienzo a un tsunami – los científicos pretenden aprovechar esta oportunidad para estudiar las condiciones de vida sumamente peculiares que permiten las ventilas hidrotermales de los volcanes submarinos (las ventilas o respiraderos hidrotermales son fisuras de la superficie terrestre por donde se cuela agua que viene de las calderas del planeta). Por las altas temperaturas de dichos resquicios, solo comparables a las de Europa, la sexta luna de Júpiter, el hábitat ahí desarrollado merece una enorme atención por parte de los especialistas, quienes esperan encontrar especies que, como hasta hace poco los volcanes, no son todavía desconocidas.