Tras el 20-D: la hora de la reforma política

Han pasado ya casi diez días de las elecciones generales del 20 de diciembre y sigue sin estar claro quien puede formar Gobierno en España. Pero quizá lo peor no sea eso (pues el Gobierno en funciones evita el vacío), sino el hecho de que el debate se centre en nombres o siglas y no en proyectos concretos. Y sin embargo, nunca como hasta ahora se ha abierto la posibilidad de operar la gran reforma política que España necesita: la de su reforma electoral para establecer una fórmula mayoritaria.@Desdelatlantico.

I. LOS POSIBLES ESCENARIOS TRAS EL 20-D
En un artículo anterior, he planteado las que, a mi juicio, son las posibles salidas a esta situación:

1). Improbable mayoría del candidato del PP.
2) Posible mayoría a favor de un candidato del Psoe, con imposibilidad de aplicar el programa de Gobierno prometido por los aliados a sus votantes.
3). Posible mayoría (PP+PSOE ¿+Cs?) con posibilidad de aplicar un programa de Gobierno.
4) Nuevas elecciones tras dos meses.

En estos escenarios, excepto parcialmente en el primero, la cuestión se plantea en torno al programa político del Gobierno.
En el primer escenario no se trata sólo de cuál sea el nombre del candidato, sino de que ese candidato de un gobierno en solitario del PP tiene difícil conseguir suficiente apoyo parlamentario para aplicar el programa presentado en las elecciones.

II: LOS POSIBLES PROGRAMAS DE GOBIERNO
Si excluimos la propuesta primera (en la que resulta muy difícil que se aplique el programa de gobierno presentado por el PP) y la cuarta (en la que por definición no hay programa de gobierno, sino convocatoria de nuevas elecciones) son dos las opciones de Gobierno.

1. Un Gobierno de reforma social en torno a la «izquierda».
Una primera posibilidad es que se cree un Gobierno cuyo programa se centre en las reformas sociales. Una de las más importantes, si quiera fuera simbólicamente, sería la reforma de la legislación sobre las hipotecas para que la legislación española coincida con la de los países civilizados (como EE.UU.) y la responsabilidad de la deuda hipotecaria deje de ser PERSONAL para ser REAL (o sea, que consista en el bien hipotecado).
La iniciativa podría provenir del Psoe o de Podemos.
El PSOE o Podemos podrían tomar la iniciativa en este sentido, pero para ello requerirían algo que no está claro que posean: sinceridad en sus propósitos.
En el caso del PSOE esa sinceridad está cuestionada por su implicación notoria en la práctica de las «puertas giratorias» que, a día de hoy, no se han atrevido a prohibir a sus militantes.
En el caso de Podemos esa sinceridad está cuestionada por su insistencia en dar prioridad a la ruptura de España con la celebración de referéndums de autodeterminación para ¡asombro! defender que debe unirse lo que quieren romper.

2. Un Gobierno de reforma política en torno al «centro» y la «izquierda» y, eventualmente, la «derecha».
La segunda posibilidad es que se cree un Gobierno que, por fin, se tome en serio la reforma política.

Esa reforma no puede consistir en la supresión de las Diputaciones Provinciales que son, quiero que quede claro, las administraciones que llevan a cabo más políticas de solidaridad en España. La supresión de las Diputaciones Provinciales sería la medida MÁS ANTISOCIAL posible. Sólo la ignorancia o un brutal egoísmo podría argumentar la defensa de la supresión de estos órganos que son los ÚNICOS que atienden a la población de los pequeños municipios que precisamente por estar poco poblados y aportar pocos votantes ESTÁN MARGINADOS POR EL ESTADO CENTRAL Y LAS REGIONES AUTÓNOMAS.

La verdadera transformación política de España pasa por la supresión de la fórmula proporcional para elegir a los Diputados y su sustitución por una fórmula mayoritaria en distritos uninominales. Evidentemente, esto requeriría una reforma constitucional por el procedimiento ordinario del artículo 68 de la Constitución (y eventualmente, del artículo 162 de la misma).
Esta reforma es la ÚNICA que puede acabar con esa degeneración que es la partitocracia y que permite que la cúpula del partido tenga más poder que los militantes. Con esa reforma se conseguiría que:
a) El Diputado se deba MÁS A SUS VOTANTES que a su partido
b) Para para poder ganar el favor de la ciudadanía el partido seleccione a personas competentes y no a «acémilas» y aduladores.
c) Se incrementarían espectacularmente la GOBERNABILIDAD pues tal sistema haría más fácil la consecución de mayorías.

El hecho de que la fórmula mayoritaria haga más fácil la gobernabilidad tiene el contrapeso de que el diputado que defienda políticas contrarias a las de su electorado tendrá que responder no ante su partido, sino DIRECTAMENTE ante los electores.

Esta reforma daría AUTÉNTICA igualdad de oportunidades a todos los partidos. Un candidato del PP o del Psoe tendría así EXACTAMENTE las mismas posibilidades de obtener escaño que un candidato de Podemos, Ciudadanos o Izquierda Unida.

Se podría decir que una fórmula proporcional pura también daría igualdad de oportunidades a todos los partidos, pero esta opción presenta dos graves inconvenientes que no padece la fórmula mayoritaria. El primero es que la fórmula proporcional pura no acaba con el poder de las cúpulas de los partidos. Y el segundo es que hace aún más difícil la consecución de mayorías para gobernar.

El PP y el PSOE hasta ahora se beneficiaban del sistema de listas con la fórmula proporcional corregida «D’Hondt». Pero ahora pueden llegar a ser víctimas de ese sistema y por eso mismo podrían estar dispuestos al cambio.
Podemos, Ciudadanos y no digamos IU son ahora las víctimas de ese sistema, por lo que deberían estar dispuestos a esta reforma.

III. EL COLAPSO DEL SISTEMA POLÍTICO
Una reforma como la del establecimiento de la fórmula mayoritaria sería, en mi opinión, la ÚNICA que haría posible sanar el deteriorado sistema político español.
Sólo esta fórmula permitiría reducir el poder de las cúpulas de los partidos con la consecuencia que estamos viendo: la promoción de los más incompetentes y serviles a la cúpula.
Sólo esta fórmula permitiría reducir el poder de los grandes grupos empresariales sobre los partidos. No digo que ese peligro quede definitivamente conjurado, pero sería más difícil que se diera. Los grandes grupos empresariales no sólo tendrían que «captar» a la cúpula de un partido (que, a su vez, impartiría instrucciones a todos los diputados), sino que tendría ir captando a un diputado tras otro, lo que resultaría mucho más complicado para los grandes grupos de intereses.
Sólo con un gobierno POLÍTICO sano será posible emprender las reformas SOCIALES y ECONÓMICAS necesarias.
Eso que se llama con una horrible palabra «empoderamiento» del pueblo, o sea, la atribución de poder al pueblo sólo será demagogia mientras no se proceda a una reforma de este tipo.
Nunca desde 1977 ha habido una oportunidad como ésta. Nos la proporciona el 20-D. Aprovechémoslo.

http://blogs.periodistadigital.com/desdeelatlantico.php/2015/12/29/elecciones-20-d

Un comentario en “Tras el 20-D: la hora de la reforma política

  1. Una reforma como la del establecimiento de la fórmula mayoritaria no me parece solución a nada. Nos acercaría al modelo anglosajón simplemente. El cambio ha de ser más profundo y serio o sólo será maquillaje.

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