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El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, regresó a Estambul tras iniciarse en la noche de este viernes un intento de golpe de Estado en su contra por parte de un grupo de militares.
Según las autoridades, el levantamiento fue controlado, dejando como consecuencia 90 muertos, la mayoría de ellos civiles, más de 1.000 heridos y1.563 militares vinculados al golpe arrestados.
«Este levantamiento, este movimiento es un gran regalo de Dios para nosotros. Porque el ejército será limpiado«, aseguró el mandatario en una rueda de prensa realizada tras su llegada a Estambul desde el sur del país, donde se encontraba de vacaciones.
Horas después el gobierno turco informaría que 29 coroneles y 5 generales fueron apartados de sus cargos.
Los golpistas «pagarán caro este acto de traición», agregó Erdogan en su desafiante discurso en el que señaló como culpables del intento de derrocamiento a los seguidores del clérigo musulmán turco Fethullah Gulen.
En la mañana del sábado, frente a una multitud que lo aclamaba en el aeropuerto de Estambul, Erdogan dijo: «El gobierno está en control».
Poco después, la televisión turca mostró a decenas de soldados presuntamente involucrados en el intento de golpe de Estado rindiéndose en Estambul, abandonando los tanques con las manos en alto.
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En cambio, en la capital, Ankara, todavía había reportes de escaramuzas.
Disparos y explosiones
En la noche de este viernes, un grupo de militares de los cuales no se sabe aún quién los dirigía, aseguró tener el control de Turquía tras posicionar escuadrones de soldados en puntos estratégicos de Estambul y Ankara, las dos principales ciudades del país.
Decretaron el toque de queda y la ley marcial, y en un comunicado leído en la televisión estatal aseguraron haber instalado en el gobierno a un «consejo para la paz de la patria».
Miles de personas ignoraron el toque de queda y salieron a protestar en apoyo a Erdogan, algunos incluso saltando sobre los tanques en actitud desafiante.
Durante toda la noche, las imágenes y reportes de medios locales mostraron enfrentamientos entre militares y civiles, y explosiones en edificios gubernamentales.
En la plaza Taksim, en Estambul, por ejemplo, se escucharon dos explosiones grandes. Las mismas fueron acompañadas por el sonido de aviones de combate.
Los medios estatales informaron que una bomba impactó el edificio delParlamento en Ankara.
Por otra parte, un avión de combate del gobierno derribó un helicóptero militar que era tripulado por fuerzas golpistas.
El primer ministro de Turquía, Binali Yildirim, había dado la orden de derribar cualquier aeronave secuestrada por los golpistas. Según informó, jets militares habían despegado de la base militar ubicada en Eskisehir, al este de Ankara.
También se reportaron tiroteos y una explosión cerca del complejo presidencial en Ankara, y que sólo en el cuartel de las fuerzas especiales de la capital 17 policías habían muerto, aunque no se tiene claro si estas víctimas están incluidas en la cifra de fallecidos general.
«Orden democrático»
Horas antes, los uniformados emitieron en la televisión estatal un comunicado en el que aseguran haber tomado el poder para «preservar el orden democrático».
El comunicado del grupo militar, leído por un presentador del canal nacional de televisión TRT— según él, obligado a punta de pistola—, aseguraba que el imperio de la ley democrática y secular se había visto erosionado por el actual gobierno, y que entraría en vigencia una nueva Constitución.
Sin embargo, Erdogan habló por medio de una videollamada desde un celular al canal de televisión CNN Turk para asegurar que seguía en ejercicio de su cargoe instó a sus partidarios a salir a las plazas y calles del país en favor de la democracia.
El mandatario se refirió al intento de golpe como «el levantamiento de una minoría».
El inicio
Los primeros reportes de una situación irregular en Turquía habían llegado cuando medios locales empezaron a hablar de sobrevuelo de aviones caza-bombarderos y helicópteros militares, así como disparos en Ankara.
Además, tanques bloqueaban dos puentes sobre el río Bósforo, en la ciudad de Estambul, la más grande del país. También impedían el acceso a los aeropuertos de esta ciudad y de la capital, Ankara.
Grupos de monitoreo de internet dijeron que el acceso a redes sociales como Facebook y Twitter estaba siendo restringido en Turquía, aunque no estaba claro quién bloqueaba el acceso.
La televisión turca anunció que altos mandos militares fueron tomados rehenes en Ankara. Según informes, uno de ellos era el jefe del estado mayor de las fuerzas militares, general Hulusi Akar, cuyo paradero sigue siendo desconocido.
Entre tanto el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, dio una declaración desde Moscú diciendo que esperaba que hubiera paz y continuidad en Turquía.
Junto a Kerry, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, dijo que «es necesario evitar cualquier enfrentamiento cruento y resolver los problemas por conductos constitucionales».
Y un portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, pidió que se volviera al «camino de la estabilidad y el orden» en Turquía.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó a la calma.
«El secretario general está siguiendo de cerca los acontecimientos de Turquía», informó un portavoz de la ONU, Farhan Haq.
«Naciones Unidas busca aclarar la situación en el terreno y llama a la calma», añadió.
Además de hacer unas declaraciones similares y pedir «un respeto total para las instituciones democráticas de Turquía», el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, recordó que Ankara es «un valioso aliado».
Lo es sobre todo contra el gobierno del presidente Bashar al Asad en Siria y en el combate al grupo autodenominado Estado Islámico, ya que permite a la coalición internacional liderada por Estados Unidos su base de Incirlik para sus incursiones contra los yihadistas en Irak y Siria.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo que las tensiones en Turquía no se pueden resolver con armas.
Y agregó que la Unión Europea apoya totalmente al gobierno democráticamente electo del país, algo en lo que también insistió la canciller alemana Angela Merkel.
En unas palabras similares a las utilizadas por Erdogan, Qatar, la monarquía absoluta bañada por las aguas del Golfo Pérsico y aliado de Turquía, también denunció el «intento de golpe de Estado».
«Pagarán el precio más alto»
El primer ministro turco dijo que las fuerzas de seguridad habían sido llamadas para manejar la situación y que «nada podrá perjudicar la democracia turca».
«Estamos analizando la posibilidad de una intentona. No permitiremos esto», dijo Yildirim, sin ofrecer más detalles.
«Aquellos que participen de este acto ilegal pagarán el precio más alto«, añadió.