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La forma más sencilla de sentirnos serenos, de sentirnos en paz es hacer que lo que reflejamos a nuestro mundo exterior sea congruente a cómo nos sentimos interiormente.
La paz comienza con una sonrisa.
Cuántas veces en nuestro rostro no esbozamos una sonrisa bien sea por aparentar o por tratar de cambiar nuestro estado emocional cuando por dentro sentimos que nos duele el alma?
El sentirnos bien en esencia es muy difícil de ocultar, es muy difícil encontrarnos satisfechos con nuestros pensamientos, emociones y sentires sin que esto se proyecte en nuestro exterior, sin que esto nos produzca una sonrisa o esa luz que solo podemos observar en la gente que se encuentra verdaderamente feliz, esa felicidad que es indiferente a los malos momentos, a las circunstancias, a las relaciones que establecemos con los demás.
La paz viene de dentro, no la busques fuera. ― Buda Gautama
Esa felicidad que corresponde a una buena conexión con nosotros mismos, esa consciencia que nos aclara que lo tenemos todo, que nada es necesario, que esta vida es un regalo más y debemos aprovecharla para precisamente conectarnos con ese bienestar infinito disponible para todos, ese bienestar que no le queda más que pintarnos una sincera sonrisa en el rostro, que es capaz de contagiar a todos los que se encuentren alrededor.
Cuando te conectas contigo mismo, se te hace más fácil encontrar y entender tu propósito de vida, se te hace sencillo encontrar los dones que posees para dedicarte a hacer las cosas que te gustan, para lo cual tienes un talento innato. Se te hace más sencillo atraer a ti las personas indicadas que te permitirán sacar de ti lo mejor, pudiendo así ser la mejor versión de ti mismo.
La paz no es algo que deseas, es algo que creas, algo que haces, algo que eres, y algo que regalas. ― John Lennon
Si no te sientes bien con lo que haces, con las personas que te rodean, si sientes que donde estás no es tu sitio, debes escuchar tu corazón, debes abrir los canales y prestarle atención a las señales que te dicta tu interior para tomar medidas, para generar cambios, para llegar a donde quieres llegar y replantear un rumbo.
No postergues esa sonrisa interior, ése es tu estado natural, aprovecha al máximo esta vida que pierde el sentido si no entendemos que estamos acá con el propósito general de ser felices. Abre tus brazos a la vida, a lo importante, a lo que trasciende… De acá solo te llevarás tu evolución y la misma podemos medirla a través del amor que damos y recibimos… No te llevarás nada material, ni los diplomas, ni siquiera a tus seres queridos.Por eso dedícate a encontrar eso que te haga sonreír por dentro y que esa sonrisa inevitablemente coincida con la de tu rostro.
Ricón del Tibet