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¿Qué tal sería si los humanos aprendieran a respirar bajo el agua? Científicos rusos han retomado un viejo proyecto que permitirá a los seres vivos terrestres respirar bajo el agua y resistir la presión. Se trata de un proyecto iniciado en los tiempos de la antigua Unión Soviética pero abandonado después de su disolución.
El periodista de Rossiyskaya Gazeta, Igor Chernyak, dice haber sido testigo de una experiencia bastante inusual. En uno de los laboratorios del Fondo de Investigaciones Avanzadas —FPI, por sus siglas en ruso—, presenció cómo unos perros podían sumergirse y permanecer bajo el agua durante unos 15 o 30 minutos sin tomar una bocanada de aire.
«Todo sucedió como en la película fantástica ‘The Abyss’, en donde uno de los protagonistas respiraba gracias a un traje lleno de líquido. Ahora bien, ya no se trata de una fantasía», dice el periodista.
Las perspectivas que abriría la oportunidad de respirar bajo el agua son bastante amplias. Por ahora se espera que este programa permita entrenar personal capacitado para operaciones de investigación y rescate a bajas profundidades.
De qué se trata
A pesar de que ya existen numerosos aparatos de respiración submarina, estos no son funcionales a profundidades mayores de 25 o 30 metros. Para tales tareas se necesitan trajes de buceo pesados, muy parecidos a los de los cosmonautas, que limitan considerablemente la posible actividad bajo el agua.
Un obstáculo inmediato para los movimientos de seres terrestres en las profundidades es el hecho de que sus pulmones no pueden funcionar naturalmente bajo las altas presiones. Sus cuerpos consisten mayoritariamente de agua y contiene la densidad necesaria para contrarrestar la alta presión, algo que no sucede con los vacíos del cuerpo, especialmente los pulmones.
El poder llenar las vías respiratorias con líquido ayudaría a contrarrestar este inconveniente, explican los especialistas. La técnica de respiración acuática consiste en llenar los pulmones con una mezcla de líquidos especialmente oxigenada que permite alimentar el torrente sanguíneo por un largo período de tiempo sin causar daños al cuerpo. La Fundación de Estudios Avanzados aprobó el desarrollo de este proyecto, que será elaborado por el Instituto de Medicina Laboral.
Los antecedentes del proyecto
En los años 80, la Unión Soviética desarrolló y comenzó a implementar un programa de rescate a bajas profundidades. Se estudió así la capacidad de adaptación del hombre a cientos de metros de profundidad sin usar trajes de buceo pesados.
En el marco del programa, en el mar Negro se estableció una estación marina en la cual vivían y trabajaban los así llamados ‘acuanautas’. Ellos accedían a profundidades de entre 300 y 500 metros bajo el mar, gracias a una mezcla especial de gases suministrados a los pulmones a presión.
Los estudios continuaron ya en San Petersburgo, en el Instituto de Investigación de la Armada rusa. Ahí por primera vez en la historia se estudió la posibilidad de una respiración acuática que se da normalmente en los seres marinos. Por su peculiaridad, esa iniciativa era mucho más complicada que, por ejemplo, la formación de astronautas para viajar a la luna, dado que los ‘acuanautas’ eran sometidos a un mayor estrés físico y psicológico.
Lo más difícil era afrontar con calma el hecho de que los pulmones se llenasen de líquido oxigenante. No se trata de cobardía, sino que el peligro de asfixia provoca una reacción natural del cuerpo humano. Podría causar espasmos de los pulmones o los vasos cerebrales, incluso un ataque al corazón.
Una vez que el organismo entiende que el líquido oxigenante en los pulmones no trae la muerte, sino que da vida en las profundidades, uno experimenta una sensación realmente fantástica, dicen los testigos que participaron en el programa soviético.