¿Hablas solo? Existen 3 buenas razones para seguir haciéndolo

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Es probable que alguna vez te hayas sorprendido hablando solo. Quizá te estabas haciendo una pregunta, buscando una solución para un problema que te preocupaba o simplemente estabas «anotando» una nota mental para no olvidar una tarea pendiente. Y si te has sorprendido hablando solo en más de una ocasión, quizá hasta te has preguntado si te estás volviendo loco.
Desgraciadamente, en el imaginario popular aún subsiste la idea de que hablar solo es un signo de locura inminente, pero lo cierto es que no es así. Albert Einstein, por ejemplo, solía hablar solo. Se dice que repetía sus frases en voz baja.

De hecho, esa conversación con nosotros mismos no solo nos ayuda a combatir la soledad sino que también nos hace más inteligentes ya que nos permite clarificar nuestros pensamientos, nos ayuda a darle un sentido a nuestras ideas y nos permite reafirmar nuestras decisiones. Solo hay una pequeña advertencia: ese monólogo debe ser respetuoso contigo mismo.
1. Hablar solo hace que el cerebro trabaje de forma más eficiente

Psicólogos de la Universidad de Wisconsin-Madison les mostraron a un grupo de voluntarios 20 imágenes de diferentes objetos y luego les pidieron que buscaran uno de ellos. La mitad de las personas debía hacer esta tarea en silencio, la otra mitad debía repetir el nombre del objeto que estaban buscando.

Curiosamente, quienes hablaron en voz alta durante la prueba encontraron los objetos más rápido, apenas en 0,1 segundos, mientras que los demás tardaron de 1,2 a 2 segundos, una diferencia significativa.

Estos investigadores están convencidos de que el lenguaje no es simplemente un medio de comunicación, cuando lo dirigimos hacia nosotros mismos no solo nos ayuda a pensar con mayor claridad sino que también amplifica nuestra percepción y potencia la memoria.

2. Hablar solo te ayuda a enfrentar los desafíos

Hablar en voz alta no solo nos ayuda a organizar las ideas sino que también nos permite motivarnos. Psicólogos de la Universidad de Illinois les pidieron a un grupo de personas que intentaran motivarse mientras resolvían unos anagramas, algunas debían motivarse en su mente y otras en voz alta.

Estos investigadores comprobaron que hablar en voz alta era más motivador, también descubrieron que era aún mejor si se usaba en el discurso la segunda persona. Los participantes que se motivaron en voz alta usando el «tú» en vez del «yo» resolvieron más anagramas y reportaron sentirse más satisfechos con su desempeño. En práctica, estas personas no se decían «voy a hacerlo bien» sino «vas a hacerlo bien«.

Según estos psicólogos, usar la segunda persona activa los recuerdos vinculados con el apoyo que hemos recibido en otras situaciones en las que nos sentíamos desmotivados. De esta forma logramos sentirnos mejor y adquirimos una mayor seguridad y confianza.

3. Hablar contigo mismo en segunda persona alivia el estrés
Por supuesto, hablar por hablar no siempre es beneficioso, es importante hacerlo de la manera «correcta». En este sentido, psicólogos de la Universidad de Michigan descubrieron que hablarnos en segunda persona también nos ayuda a aliviar el estrés.
Estos investigadores generaron una dosis de estrés y ansiedad en los participantes diciéndoles que tenían que preparar un discurso, que darían frente a unos especialistas que valorarían cuán calificados estaban para el trabajo de sus sueños. Les dieron cinco minutos para que se prepararan y les explicaron que no podrían usar sus notas.
Sin embargo, la mitad de los participantes debía hablar consigo en primera persona mientras se preparaba para el discurso, preguntándose cosas como “¿por qué estoy tan nervioso?”. La otra mitad podía hablar consigo pero usando la segunda persona, haciéndose preguntas como “¿por qué estás tan nervioso?”.
Luego cada participante debía indicar cuán nervioso se sentía después del discurso y cómo creía que lo había hecho. Los resultados no dejaron lugar a dudas: las personas que se habían hablado en segunda persona reportaron sentirse menos nerviosas y con menos vergüenza, además de sufrir menos pensamientos rumiativos. Por si fuera poco, los especialistas confirmaron que sus discursos eran mejores y más persuasivos.

El secreto radica en que cuando pensamos en nosotros como si fuéramos otra persona, asumimos una distancia psicológica del problema, lo cual nos ayuda a controlar nuestras emociones, abrir la mente y valorar otras perspectivas desde una postura más objetiva.

Por tanto, ahora ya lo sabes, hablar contigo mismo puede ser beneficioso 🙂

Fuentes:
Kross, E. et. Al. (2014) Self-talk as a regulatory mechanism: How you do it matters. Journal of Personality and Social Psychology; 106(2): 304-324.
Dolcos & Albarracín (2014) The inner speech of behavioral regulation: Intentions and task performance strengthen when you talk to yourself as a You. European Journal of Social Psychology; 44(6): 636-642.
Lupyan, G. & Swingley, D. (2011) Self-directed speech affects visual search performance. The Quarterly Journal of Experimental Psychology; 65(6): 1068-1085.

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