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A lo largo de la campaña electoral estadounidense, Donald Trump ha levantado más de una ceja luego de hacer una declaración escandalosa.
Y nunca ha visto conveniente ni pedir disculpas ni retractarse. Aunque sí que en varias de esas ocasiones, cuando lo que dice despierta la indignación general, ha tenido que salir al paso de sus propias palabras para explicarse de nuevo.
Como el martes, cuando dijo: «Hillary quiere abolir, esencialmente abolir la Segunda Enmienda (derecho a portar armas). Por cierto, si le toca elegir sus jueces (en referencia a los de la Corte Suprema), no hay nada que puedan hacer, amigos. Aunque la gente de la Segunda Enmienda, quizá sí… no sé».
El escándalo no tardó en llegar entre quienes entendieron que Trump estabasugiriendo a los defensores del derecho a portar armas que frenaran a su rival, la demócrata Hillary Clinton.
Su comentario inclusive llamó la atención del Servicio Secreto de ese país, la agencia federal a cargo de proteger la seguridad del presidente y de los candidatos presidenciales.
Pero Trump y su equipo criticaron a los medios de comunicación por considerar que se habían tergiversado sus palabras.
En realidad, el aspirante a la Casa Blanca asegura que se refería al poder que tienen los defensores del derecho a la posesión de armas con su voto, señaló un portavoz de su campaña.
No es la primera vez que el empresario ha tenido que clarificar lo dicho en sus efusivos e improvisados discursos.
Estas son algunas de las ocasiones en las que Trump ha acusado a los medios de malinterpretarlo y ha vuelto a explicar lo que «realmente» quiso decir.
«Sangre por todas partes»
Cuando iniciaba la campaña para las elecciones primarias en agosto, Trump participó en el primer debate de precandidatos republicanos organizado por la cadena Fox, cuya moderadora fue la periodista Megyn Kelly.
Durante ese evento, Kelly le formuló una pregunta a Trump que no gustó nada al multimillonario.
Kelly lo interrogó sobre su historial de insultos variados a diversas mujeres, citando algunos como «puercas gordas, zorras y animales repugnantes».
El polémico candidato dijo al finalizar la transmisión que se «podía ver que (a Kelly) la sangre le salía por los ojos, que le salía por todas partes».
Muchos lo consideraron un comentario sexista relacionado con la menstruación, algo que el magnate negó.
La mímica del reportero Kovaleski
Tres meses después del episodio con Megyn Kelly, el republicano volvió al ojo del huracán por sus comentarios y aparente burla al reportero del diario The New York Times, Serge Kovaleski, quien es discapacitado.
En un mitin de campaña en Carolina del Sur, Trump dijo: «Tienen que ver a este tipo». Luego comenzó a hacer gestos imitando la voz del reportero y doblando sus muñecas mientras movía los brazos de manera desordenada.
Kovaleski padece de una condición crónica que afecta sus articulaciones llamada artrogriposis.
En ese entonces, el diario estadounidense calificó la conducta del empresario como «indignante».
El candidato negó haber conocido en persona a Kovaleski o saber de su discapacidad, a pesar de que este llevaba un buen tiempo cubriendo información sobre el magnate.
Trump se defendió diciendo que «simplemente estaba imitando a un periodista nervioso».
Discoteca con gente armada
En junio, el entonces precandidato republicano hizo otra polémica sugerencia tras el ataque perpetrado por Omar Mateen en el club nocturno Pulse, que dejó 49 muertos en la ciudad de Orlando (Florida).
Trump insinuó que la masacre hubiera sido menos mortífera si los clientes de la discoteca hubiesen estado armados.
«Si algunas de esas bellas personas hubieran tenido un arma sujetada a su cintura o a su tobillo (…) y alguna de ellas hubiese confrontado a ese hijo de p*** y le hubiera disparado, saben que eso hubiese sido hermoso, muy hermoso», dijo en un mitin en el estado de Texas.
Su comentario causó el rechazo del jefe ejecutivo de la Asociación Nacional del Rifle de EE.UU. (NRA, por sus siglas en inglés), Wayne LaPierre, quien declaró que «no creía que debiese haber armas de fuego donde la gente está tomando alcohol».
Lo que vino después fue un tuit del magnate que decía: «Cuando dije que en el club de Orlando debió haber gente con armas, obviamente hablaba de vigilantesy empleados adicionales».
Héroe de guerra musulmán
Una de las críticas más severas que ha recibido hasta ahora el candidato republicano surgió cuando cuestionó el silencio que guardó la madre de un soldado musulmán muerto en combate mientras su esposo daba un apasionado discurso en la Convención Nacional Demócrata celebrada a finales de julio.
Khizr Khan condenó las condiciones propuestas por el republicano para que los musulmanes puedan vivir en EE.UU. y señaló que este no había «sacrificado nada».
Trump lanzó tuits incendiarios argumentando que había sido «atacado vilmente» por Khan. Y en una entrevista, insinuó que a su esposa quizá «no le permitieron hablar».
Para responder a la avalancha de quejas que lo acusaban de ofender a la familia de un héroe de guerra, el empresario publicó un comunicado describiendo al hijo de los Khan como un «héroe».
El juez «mexicano»
En junio, el empresario neoyorquino acusó a un juez «de origen mexicano» que examina el supuesto fraude de la Universidad de Trump de tener un conflicto de intereses en el caso.
El candidato argumentó esto debido a la intención que ha manifestado de construir un muro en la frontera sur con México para combatir la inmigración ilegal.
El jefe de la Cámara de Representantes republicano, Paul Ryan, calificó como«racista» su comentario. Y otros políticos hicieron lo propio.
Trump alegó en un boletín de prensa que era «desafortunado» que sus dichos sobre el juez Gonzalo Curiel, que nació en EE.UU. y tiene padres mexicanos, hubieran sido «malinterpretados».