http://www.migueljara.com/
El médico Peter Gøtzsche ha publicado un nuevo libro en el que no deja muy bien a lapsiquiatría y su principal herramienta, los medicamentos “para la mente”: Psicofármacos que matan y denegación organizada (Los libros del lince). Para debatir sobre ello, la Asociación Madrileña de Salud Mental ha organizado un encuentro con él en septiembre que no pienso perderme.
Los psiquiatras de prestigio han creado un pseudouniverso lleno de ideas erróneas. Cuentan con el apoyo y los cantos de sirena de una industria farmacéutica delictiva que ha ganado miles de millones gracias a las mentiras y la muerte de millones de pacientes”, escribe el autor.
Tela, telita tela. Las cosas claras, como a mí me gustan.
Aún no he leído, quizá el 19 de septiembre que Peter da su conferencia en la sede de la Fundación ONCE en Madrid sea un buen momento para empezarlo.
Para los que no le conozcáis, sabed que el danés es Catedrático de Diseño y Análisis de Investigaciones Clínicas y fundador de la Cochrane Collaboration, una de las isntituciones médicas más destacas de la llamada Medicina Basada en la Evidencia (MBE) hegemónica hoy.
Yo tuve la ocasión de conocerle hace dos años cuando vino a presentar su primer libro,Medicamentos que matan y crimen organizado.
En él, Gotzsche compara a Big Pharma con la mafia. El autor es sobre todo una persona honesta. En el encuentro, privado, con un grupo de médicos y profesionales sanitarios críticos en el que yo era el único periodista presente, le comenté que la MBE me parece valiosa pero, añadí ¿no está siendo utilizado, manipulado el concepto por Big Pharma para hacer marketing de sus productos ineficaces y peligrosos?
Sonrió y contestó:
Es la pregunta del millón de dólares. La industria farmacéutica ha secuestrado los ensayos clínicos y da lustre con ellos a medicamentos que no podían tenerlo de otra manera. La MBE es muy buena pero a ella también se deben las guías clínicas manipuladas, hechas en base a estudios clínicos manipulados y redactadas por médicos con conflictos de interés con los laboratorios.
Big Pharma te fuerza acreer en ella porque tiene un enorme poder de interpretación de los resultados de sus ensayos y lo hace sobre todo con las guías clínicas. En un principio la MBE era buena y ahora es correa de transmisión de la industria“.
El danés tiene un profundo conocimiento de lo que escribe y habla y de la industria, no obstante trabajó durante años en la compañía AstraZeneca, en su área de ensayos clínicos (compañía que yo también conozco bien cómo hace sus ensayos).
Así, con ese bagaje cuestiona toda la “evidencia” que se ha construido alrededor de los psicofármacos mediante los ensayos clínicos aleatorizados y metaanálisis producidos por la industria farmacéutica y que la psiquiatría oficial se ha encargado de ratificar y divulgar como “Verdad”.
Esta perspectiva rigurosa y crítica de Gøtzsche forma parte de su trayectoria personal y ha sido puesta de manifiesto en sus numerosos artículos publicados en las revistas médicas más prestigiosas: BMJ, JAMA, Lancet, NEJM, Annals of Internal Medicine…
Y ¿qué motivos podría tener un médico para escribir así sobre la “psicoindustria”? Bueno, hemos publicado mucho sobre ello. Por ejemplo, sobre los antidepresivos como la paroxetina y su incitación al suicidio. Un post por cierto hiperleído y difundido. ¿Cuántas personas condepresión han podido morir suicidándose siendo la causa el medicamento?
También hemos publicado sobre las consecuencias de “medicalizar” con peligrosísimos antipsicóticos. Por cierto, un post hipercomentado. 500 comentarios en los que podéis leer la angustia que sienten personas que ponen de manifiesto el sobrediagnóstico que hay hoy de enfermedades mentales y la sobremedicación de la población con medicamentos de baja eficacia y que ofrecen graves daños.
Como publicanos hace unas semanas, España es campeona mundial en consumo de Trankimazin, Orfidal, Noctamid (fármacos ansiolíticos y somníferos). Hay una epidemia fantasma de iatrogenia por ello, por consumir a discreción fármacos que sólo deberían tomarse para indicaciones muy concretas y durante el menor tiempo posible.
Y es que con una industria psiquiátrica desatada, como está en la actualidad, al final