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Las metas que la sociedad y la cultura en la que vivimos tienden a poner en nuestros círculos acaban siendo, en muchos casos, las que acabamos aceptando. Y, entonces, es posible que nos demos cuenta de que no son las que queremos: viniste al mundo a ser tú, no te distraigas.
Ya sea por miedo, timidez o incluso pereza, hay ocasiones en las que nos acomodamos a lo que personas ajenas establecen por nosotros y nos olvidamos de lo más importante: nadie puede hacerse, ni formarse, ni moldearse más honestamente que uno mismo.
No temas por lo que el mundo piense de ti
Nuestra personalidad se crea a partir de las vivencias que experimentemos y, por lo tanto, algunas veces la perspectiva que se tenga de nosotros acaba afectándonos hasta un punto del que no somos conscientes. Por eso, es bueno tener claro quién eres y defender tus gustos, tus opiniones y tus pensamientos. Ser tú es fundamental para descubrirte y desarrollarte como persona.
Es normal estar asustado cuando vemos que somos diferentes en algo, pero ¿no es cierto que cada uno de nosotros tiene algún rasgo que el resto puede considerar “raro”?, ¿y no es cierto que es precisamente eso lo que nos hace únicos?
Tener miedo es una señal de consciencia y combatirlo una señal de rigor y templanza que nos ayudará a conseguir el bienestar espiritual. Es conveniente, en este sentido, seguir aquel camino que consideremos oportuno para nosotros.
Además, también es bueno escuchar los consejos de aquellos que nos quieren bien, pues son ellos quienes buscan lo mejor para nosotros; y, sobre todo, aquellos que aceptan la personalidad de cada uno aunque a veces no la entiendan. Abrir tu corazón es ser tú mismo y mostrar tus sentimientos puede hacerlo todo más fácil.
Ser tú es la razón por la cual te quieren
Hay momentos en los que aceptar quiénes somos nos lleva un tiempo. Especialmente porque pensamos que van a rechazarnos, bien por nuestra raza, condición sexual o incluso por el tamaño de nuestras metas. No hay ningún problema en tomarse el tiempo necesario para ser uno mismo, pues primero hemos de estar seguros de quiénes somos: si hay algo cierto es que aquellos que nos quieren van aceptarnos sin condiciones, aunque quizá también necesiten tiempo para ello.
Al final, lo que importa es la felicidad que obtengamos y, casualmente, esta es mayor cuantas menos máscaras nos pongamos. Por eso, es bueno descubrirse de forma relajada, alejarse de ser algo que no somos y aprender de la reflexión del proceso.
Ser tú es descubrir la magia que hay en ti y quienes te guardan cariño adorarán verte disfrutando de ella. Regala tu esencia sincera, déjate brillar y tu alrededor desprenderá luz contigo. Quiérete y encontrarás el lugar que te pertenece.
Déjate de distracciones: quiérete por ser quién eres
Ser tú es la principal razón por la que estás aquí, vivo: disfrutar, amar y aprovechar cada minuto deberían ser algunos de nuestros objetivos obligatorios. Intentar exprimir cada uno de estos sentimientos para descubrirnos es el regalo más preciado que puedes hacerte, no solo a ti, sino a los que también necesitan de ti.
Es admirable aquel que acepta sus defectos y contradicciones para quererse con ellos. Es valiente quien mira a través de todas sus dimensiones y crece como consecuencia de las diferencias que encuentra en ellas. Por ello, no te distraigas, no escuches a quien con maldad no cree en ti, no tires la toalla ni te busques dónde no estás.
Descúbrete a ti mismo y, cuando te sientas preparado, descúbrete ante los demás: los frutos honestos son los únicos que no se olvidan nunca. Con tu belleza particular y tus imperfecciones distintivas, te lo agradecerán y te lo agradecerás.