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Este domingo se cumplieron en Chile 43 años del golpe militar que llevó al general Augusto Pinochet al poder entre 1973 y 1990, y las posiciones hacia su gobierno y el del socialista Salvador Allende que le precedió, todavía son complejas y objeto de un intenso debate.
«Gracias por salvarnos la vida. La economía de Chile obra del general Pinochet», decía una pancarta durante una marcha en apoyo al gobierno militar en la ciudad de Linares, en el centro del país.
Mientras tanto, en Santiago, se rindió homenaje al presidente Allende, quien se suicidó el mismo día del alzamiento militar.
En las calles hubo ofrendas florales a la estatua de Allende en la Plaza de la Constitución y se dio la tradicional caminata desde el centro de la capital al Cementerio General, donde reposan sus restos.
Quienes marchaban exigieron justicia para los detenidos desaparecidos y sus familiares durante el gobierno militar de Pinochet.
Según cifras oficiales, 40.018 personas fueron víctimas de abusos contra los derechos humanos durante el régimen de facto y 3.065 fueron asesinadas o resultaron desaparecidas.
Al final de la actividad, grupos de jóvenes y encapuchados se enfrentaron con la policía, que los dispersó con gases lacrimógenos y agua a presión.
Medios locales reportaron algunos incidentes como quema de neumáticos y barricadas en diferentes zonas de la capital.
La presidenta del país, Michelle Bachelet, lideró un acto conmemorativo en el Palacio de La Moneda, sede del gobierno, al que acudió también la hija de Allende y actual dirigente del Partido Socialista, Isabel Allende.
«Cuarenta y tres años han pasado desde que en este mismo palacio se apagara momentáneamente la llama de la democracia, instalando la dictadura, el terrorismo de Estado y la arbitrariedad en el corazón de nuestra patria», dijo la mandataria.
Bachelet anunció a continuación que a finales de este año entrará en funciones la Subsecretaría de Derechos Humanos con el objetivo de crear una política en esta materia desde el gobierno.
Algunos seguidores y familiares de Pinochet, como su hijo Marco Antonio, asistieron a una misa en honor al expresidente, que murió en 2006 y es todavía una figura admirada por muchos chilenos.
En contraposición, esta semana la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) se manifestó para pedir el cierre del penal de Punta Peuco, donde permanece recluido un centenar de exmilitares acusados de delitos de lesa humanidad durante el gobierno militar.
Los familiares de las víctimas afirman que los prisioneros reciben privilegios y mejores condiciones que el resto de la población del centro penitenciario.
Y este domingo, la senadora Isabel Allende volvió a hacer la misma petición.
«Espero que este gobierno, mi gobierno, cierre Punta Peuco. Espero que cumplamos con eso», expresó.