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Es ya un hecho, innegable, que la candidata presidencial del partido demócrata, Hillary Rodham Clinton, tiene problemas de salud graves. Estos problemas no son nuevos y creo que he sido, si no el primero, uno de los primeros (y de los pocos) que han tratado ese asunto ya en 2013. ¿Qué implicaciones jurídico-políticas pueden tener estos problemas de salud?@Desdelatlantico.
I. LA SALUD DE CLINTON: UNA LARGA HISTORIA DE OCULTAMIENTOS Y VERSIONES CONTRADICTORIAS
No sé si muchos antes de enero de 2013 trataron en España sobre los problemas de salud de la entonces Secretaria de Estado Clinton.
En aquel entonces escribí en este blog:
(El) día 6 de diciembre, se anunció (por el Departamento de Estado) que la Clinton sufría una gripe. A pesar de ello, el día 8 de diciembre, se anunció por un miembro del Comité de la Cámara de Representantes que Clinton iba a comparecer.
Pero no ha sido así. Las complicaciones de salud de Clinton se agravaron y lo que empezó siendo una gripe derivó en una enfermedad gastrointestinal (un «virus gástrico»). Dicho virus gástrico le impidió comparecer ante el Comité de asuntos exteriores de la cámara de representantes.
(…)
Sin embargo, la «salud» de Clinton no ha dado tregua a los intentos de la Cámara de Representantes de conseguir su comparecencia.
El día 15 de diciembre, se anunció que el virus gástrico, surgido después de la gripe, había producido una deshidratación que hizo desfallecer a Hillary provocándole un traumatismo craneal.
(…)
La salud de Hillary Clinton ha conocido demasiadas enfermedades en un período muy breve de tiempo: gripe, virus gástrico, deshidratación, traumatismo craneal…. y ahora se anuncia que «un coágulo».
Sin embargo, son varios los interrogantes que se plantean:
– ¿cómo alguien de su posición social y económica puede, por ejemplo, no ser tratada de un supuesto virus gástrico sin que sufra deshidratación?
– ¿cómo es que se anunció, y no se desmintió, que a pesar del citado traumatismo craneal iba a viajar a convalecer en Marruecos?
Interrogantes que, naturalmente, se formulan los miembros del Comité de la Cámara de Representantes que le han ordenado comparecer.
En el blog me hice eco de la información de un diario argelino que decía:
Hillary Clinton está hoy oficialmente tratada, desde el 30 de diciembre (de 2012), en el hospital Presbiteriano de Nueva York por un coágulo de sangre en la cavidad craneal. Este hospital que también ha tratado al rey Abdalá de Arabia Saudita hace dos años, según el comunicado oficial le administra anti-coagulantes El hospital anuncia que podrá hacer una evaluación sobre la eficacia del tratamiento en 48 horas.
Esta explicación resulta extraña para los especialistas médicos, como el de la cadena de televisión americana NBC Robert Bazell. Éste estima que si este coágulo fue consecuencia de una conmoción cerebral, no debería ser tratado con anti-coagulantes. «Por tanto, o bien el coágulo no está relacionado con una conmoción cerebral y ella tiene el coágulo en una pierna o en otra parte, o está pasando otra cosa que se nos oculta», explica el Dr. Bazell.
(…)
Uno de los rumores insistentes es el de un accidente de avión a comienzos del mes de diciembre con ocasión de un encuentro secreto con el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, para negociar sobre el programa nuclear de Teherán.
El avión de la Secretaria de Estado que despegaba de Bahrein viajó oficialmente a Bagdad en Iraq, pero habría de hecho cambiado de dirección hacia la ciudad iraní de Ahvaz, capital de la provincia de Juzestán en el sur del país. El avión de Hillary Clinton habría tenido problemas técnicos y habría efectuado un aterrizaje de emergencia. Varias personas del avión habrían resultado heridas e incluso fallecidas en el accidente.
En aquel momento (2 de enero de 2013), dije en este blog:
La situación está empezando a adquirir los perfiles de un escándalo.
Hillary Clinton no comparece ante la Cámara de Representantes, como es el deber de todo responsable norteamericano, cuando se realiza una investigación parlamentaria. Y aduce una enfermedad.
Luego resulta que la enfermedad se convierte en otra, y ésta en otra… y luego resulta que el tratamiento de la, por ahora, última enfermedad anunciada según algunos médicos es incoherente con el diagnóstico oficial.
II. LAS (OCULTADAS) PERSISTENTES INFORMACIONES SOBRE LA SALUD DE LA CANDIDATA PRESIDENCIAL HILLARY CLINTON
Una página norteamericana, ya el 7 de agosto de 2016, antes del colapso sufrido el 11-S, remontaba hasta 2009 los problemas de salud de Hillary Clinton.
A este respecto reproduce varios videos con episodios, cuando menos extraños, desde su persistente tos hasta algún momento en que su mente pareció quedarse «en blanco» pasando por sus dificultades para subir escaleras o extraños gestos y movimientos de cabeza.
Nada, absolutamente nada de esto ha merecido la atención de los medios españoles hasta ahora. Y sin embargo, la salud de Clinton se ha convertido en una de las bazas fundamentales de los partidarios de su oponenteDonald Trump o, si se quiere, de quienes no desean que Clinton resulte elegida. Sólo por esas razones la prensa española que «informa» (es un decir) sobre la competición presidencial en EE.UU. debiera haberse echo eco de estas circunstancias.
III. EL COLAPSO DEL 11-S Y LA POCO CREÍBLE TESIS DE LA «NEUMONÍA» DE CLINTON
Los videos que han recogido el colapso de Clinton el 11-S de 2016 son verdaderamente turbadores. Clinton sufre lo que parecen convulsiones tras las cuales cae a plomo debiendo ser recogida por sus guardaespaldas e introducida en una furgoneta.
En un primer momento se avanzó la tesis, absolutamente increíble pero que recogió masivamente la prensa española, de que había sufrido un «golpe de calor».